Hace apenas un suspiro -en lo que se refiere al tiempo histórico que todos ignoramos- banderas y bocinas inundaban las calles y los aires de Prístina, capital del minúsculo nuevo estado europeo de Kosovo, para celebrar su independencia.
Europa en su conjunto -salvo Serbia, claro está- se congratulaban de la nueva situación de libertad de esta nación. Rusia se congratulaba pero poco y en voz baja.
Hoy, cuando apenas se ha apagado el último extertor de ese festejo, la capital kosovar se vuelve a lanzar a la calle para dar la bienvenida a Ramush, su héroe de la independencia, su principal luchador por la libertad.
Y ¿de donde llega el tal Ramush, desconocido para la mayoría de nosotros e ignorado para los que le conocen? Pues llega de Holanda
¿Y viene del país de los tulipanes de un exilio impuesto o autoimpuesto por la represión serbia en Kosovo? Pues va a ser que no. Llega de enfrentarse a un proceso en el Ttribunal de La Haya por crímenes de guerra.
Y Ramush ha sido absuelto de esos delitos por lo cual ya nunca se dirá que es un criminal de guerra -y yo, por supuesto, tampoco lo diré-.
Y no lo diré no porque el tribunal haya recibido pruebas irrefutables de que Rasmush no mató a 60 personas con sus propias manos y sin emplear armas-y esto es algo literal, no figurado- o de que no dirigiera Las Aguilas Negras, el comando de élite destinado a la "limpieza" de serbios en Kosovo.
No diré que es un criminal de guerra porque ha sido absuelto por falta de pruebas. Bueno más bien por falta de testigos. Y no es que la KFOR no encontrará a nadie que pudiera o quisiera atestiguar. Los encontró y estaban dispuestos a contar los secuestros, torturas y asesinatos de serbios y supuestos colaboradores albaneses que se achacaban a Ramush. De hecho, encontró a diez testigos de cargo pero -casualidades de la vida- a todos les dio por morirse.
Nueve de los diez testigos que iban a declarar contra Ramush están muertos. A Kujtim Berisha lo atropelló un jeep en Montenegro. Ilir Selmaj recibió una cuchillada mortal en una pelea de bar. Bekim Mustafa y Avni Elejaz fueron tiroteados. Los agentes de la policía kosovar Sabaheta Tava e Isuk Haklaj murieron carbonizados en su coche patrulla. Xhejdin Musta y Sadrik y Vesel Muriçi, testigos protegidos, también fueron víctimas de atentados. El único que vive retiró su declaración tras un intento de asesinato.
Y Ramush no vuelve a Pristina en loor de multitudes para encargarse del gobierno, para formar un partido político o para presentarse a unas elecciones. Vuelve para retirarse a su villa desde donde seguirá dirigiendo una de las familias mafiosas más importantes no sólo de Kosovo, sino de toda Albania. Y eso lo digo porque el Tribunal de La Haya no le ha declarado inocente de eso, pero la Interpol le ha reclamado e intantado detener cuatro veces por esas acusaciones. Aunque, claro, no pudo hacerlo porque la KFOR no renunció a su jurisdicción militar en la zona.
Y ¿Por qué hablo de este personaje?, ¿a nosotros que nos importa?
En realidad nada.
Pero, con Ramush acusado de crimenes de Guerra, con Las Aguilas Negras limpiando étnicamente Kosovo de serbios -y eso si está demostrado, porque los jueces de La Haya han condenado a otros kosovares por su pertenencia a esa organización-, el ELK armado y renunciando a desarmarse, la KFOR imponiendo restricciones militares en toda la zona y Serbia oponiéndose interna y diplomáticamente a la independencia de Kosovo, la ONU, La OTAN y todos los observadores internacionales consideraron que se daban las condiciones adecuadas para que se hiciera un referendum sobre la independecia de Kosovo.
Lo que no me queda claro es si las condiciones eran adecuadas para el referendúm "pese" a todo eso o "gracias" a todas esas circunstancias.
Es probable que si hubieran dejado hablar antes a Prístina y a Kosovo en general, Ramush no hubiera pasado de mafioso temido a heroe adorado; es problable que, si hubieran votado mucho antes, los matones de las familias mafiosas no se hubieran convertido en asesinos uniformados con pretensiones nacionales.
Y además, durante todo ese proceso, las tropas españolas integraban la KFOR con el mandato de nuestro gobierno de garantizar las condiciones para la celebración de un referendum. Supongo que el mandato incluía implicitamente el hecho de que ese referendum tenía que ser favorable a la independencia y por eso se dejaba matar impunemente a los que estaban en contra que, por cierto, no eran pocos, dentro del propio Kosovo.
Es posible -y sólo estoy improvisando- que si se dejara hablar a los pueblos se consiguiera que no hablaran las armas. Pero a lo mejor me estoy equivocando y hay que esperar a que los que buscan imponer todo con las armas sean más fuertes y maten a más gente para que se den las condiciones para un referendum.
¿Por qué en Kosovo y no en otros lugares? ¿Por qué en Serbia y no en España?
Y el que tenga oídos para oir que oiga.
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