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sábado, noviembre 03, 2018

Cuando Torrá se olvida de que la democracia se basa en Montesquieu

No sé en cuantas ocasiones el españolismo radical -que es practicamente todo- ha tirado de lo de antidemocrátas para atacar a los independentistas catalanes. Que si eran antidemocrátas por convocar un referendum solo porque tenían posibilidades de ganarlo, que si eran antidemocrátas porque si lo ganaban proclarian la independencia sin pensar en el 49% que no la quería (como si eso no fuera la esencia de la democracia); que si eran antidocrátas por ir contra la Constittución Española (como si toda independencia de todo país no hubiera estado en contra de las normas del país del que se independizaba)... 
En ninguno de los casos una mínima reflexión sobre política e historia permitía mantener el argumento. Pero todo lo que no ha conseguido el furibundo españolismo de bandera hasta en la sopa está a punto de conseguirlo el President Torrá con sus exabruptos extemporáneos y su nueva reclamación sobre los Presupuestos Generales del Estado, vinculando el apoyo a los mismos a las acusaciones contra Junqueras por parte de la Fiscalía del Estado.
¿En serio está poniendo en la balanza los Presupuestos y la acusación de Rebeldía contra Junqueras y demás?, ¿en qué estado democrático una decisión judicial está al mismo nivel que una acción de gobierno?
Mezclar ambos términos es decir que el Gobierno debe influir en la judicatura del Tribunal Supremo para que cambie su instrucción del caso y en el Fiscal General del Estado para que modifique sus acusaciones. Es pasarse la división de poderes, que es el meollo central del gobierno democrático, por el arco de Bará.
Es pura y sencillamente una solicitud antidemocrática.
Si la acusación de rebeldía es falsa que lo demuestren en los tribunales, si los presupuestos no les gustan pporque no le dan suficiente dinero a Catalunya o por cualquier otro motivo que no los aprueben. Pero meter las dos situaciones en el mismo saco no es otra cosa que hacer una declaración de intenciones sobre como Torrá y quienes le jalean entienden el Estado. Ya sea el catalán o el español.
Un Estado en el que el poder político manipula el judicial, un Estado en el que las acusaciones se ponen y se quitan en virtud de acuerdos porlíticos que nada tienen que ver con la culpabilidad o inocencia de los reos. Un Estado en el que el ejercicio del poder es un totum revolutum en el que todo vale y todo está en manos de los mismos.
El Gobierno de Moncloa puede cambiar las acusaciones de la Abogacía del Estado porque esa institución está legalmente bajo su mando y es Moncloa quién decide lo que hace y deja de hacer. Pero ni la Fiscalía General del Estado ni el Tribunal Supremo lo están, así que pedirle que las presione o las modifique para dar el apoyo a los Presupuestos es una petición marcadamente antidemocrática.
Y no vale decir que el anterior gobierno del PP sí lo ha hecho. No vale decir que ellos sí manejaban a jueces y fiscales y que por tanto el actual gobierno puede hacer lo mismo para deshacer el desaguisado que los antiguos inquilinos genoveses de Moncloa han liado.
¡Pues claro que puede hacerlo, pero no debe!
Esa es la diferencia entre ser democráta y no serlo. Que no renuncias a la democracia por muy bien que te venga hacerlo en algunas ocasiones.
En España o en Catalunya. Da igual.

viernes, junio 01, 2018

De la elusión al oxímoron para defender una mentira por el bien de Ciudadanos

"No está tan claro que un gobierno débil sometido a los vaivenes de unos socios peligrosos (Podemos, ERC, PdCat, PNV, Bildu...), vaya a contribuir a estabilizar o regenerar nada. ¿No hubiera sido mejor negociar una fecha para convocar elecciones generales, más pronto que tarde, para que sean los españoles los que decidan quién quiere que lidere el proceso de estabilización y regeneración institucional?"
Es maravilloso como se puede colar como un argumento algo que a la vez es una elusión, un sofisma, una manipulación y un oxímoron.Vayamos por partes.
La elusión del cuarto partido
El PSOE estará supuestamente "sometido a los vaivenes" de esos socios por un único motivo. Ciudadanos se ha negado a apoyarle y solo seguirá sometido a ellos si Ciudadanos se mantiene en la negativa de no apoyarle haga lo que haga. Ni una palabra sobre la responsabilidad que tendría el partido de Rivera en esa inestabilidad.
El sofisma del peligro
¿"Peligrosos"?, ¿peligrosos para quién?, ¿por qué Podemos o PNV son peligrosos?, ¿por qué no lo es Ciudadanos? No hay ni una sola iniciativa parlamentaria de Podemos o el PNV -o incluso Bildu- a lo largo de la legislatura que sea "peligrosa".
A menos que la abolición de la Ley Mordaza, el levantamiento del impuesto al sol, la eliminación de los elementos de precarización de la Reforma Laboral, la fijación de un criterio general de cálculo de las pensiones, la fijación de un calendario de cierre de las nucleares, la supresión por ley de la posibilidad de amnistías al fraude fiscal o la reducción de impuestos a las compañías sociales se consideren "peligrosas" para España y para la democracia.
¿Por qué el PNV es un socio peligroso ahora y era un socio responsable hace diez días con la aprobación de los presupuestos?
No puede considerarse peligroso a un partido que lleva desde el comienzo de la última fase democrática de nuestro país haciendo lo mismo, lo que tiene que hacer. Preocuparse de lo que ellos consideran que son los intereses de Euskadi. Que para eso les votan.
¿Por qué no se considera "peligroso" a Ciudadanos?
Resulta curioso que no se haga hincapié en que es el único partido -no independentista- que defiende posiciones anticonstitucionales y antidemocráticas.
¿No es anticonstitucional defender la eliminación del cupo vasco cuando figura expresamente reflejado en la Carta Magna española?, ¿no es anticonstitucional y antidemocrático defender la extensión del artículo 155 solamente para controlar TV3 y los mossos, ninguna de las cuales es constitucionalmente competencia del gobierno central?
De nuevo silencio al respecto
La manipulación de la estabilidad y la regeneración.
Se afirma que es dudoso que el nuevo gobierno "vaya a contribuir a estabilizar ni regenerar nada", pero se omite que la sola presentación de la moción de censura ya ha contribuido más a la estabilidad que todo el gobierno de Mariano Rajoy. En el asunto de Catalunya ha propiciado que llamaran al orden a Torrá, que desbloquear la formación del Govern y que obligara al PP a levantar el 155. Puede que no nos guste ese gobierno, pero la situación política en Catalunya ya es estable, ya no depende de los juicios.
En el resto de España, si hace diez días el presupuesto garantizaba la estabilidad en la legislatura, ¿por qué ahora no lo hace si todos los partidos se han comprometido a respetarlo?
De nuevo, los únicos que podrían desestabilizar esos presupuestos son aquellos que votaron a favor de él si ahora le ponen trabas o votan en contra de leyes que emanen de él. O sea el PP o Ciudadanos.De nuevo se omite tal posibilidad.
Y con la regeneración tres cuartas de lo mismo.
¿Qué impide al nuevo gobierno poner en marcha la Ley de Transparencia?, ¿o la modificación propuesta para los delitos de corrupción en el Código Penal? Los únicos que han bloqueado esas propuestas han sido el Partido Popular y Ciudadanos. Sí Ciudadanos deja de hacerlo la regeneración podrá comenzar. La responsabilidad está en ellos y no se incide en ese aspecto.
Por no hablar del hecho de que esa regeneración en la política pasa por recuperar el diálogo y la negociación -según el mismo periódico ha defendido en múltiples ocasiones cuando quienes se negaban a dialogar eran otros-. Así que la necesidad y la disposición al dialogo entre fuerzas políticas ya es en sí mismo un comienzo de regeneración. Y quienes se nieguen a participar -que ya sabemos quienes son- son quienes la impiden.
El oxímoron del proceso electoral.
Abordar la pregunta retórica final del razonamiento de El País es lo que transforma el razonamiento completo en un oxímoron porque la respuesta, que se pretende retóricamente que es sí, es en realidad no.
El panorama político real -incluso el inventado por Demoscopia- deparará ahora o dentro de un año un panorama político con cuatro partidos constreñidos en un arco porcentual de voto que va entre el 20% (Podemos) y el 24% (según el CIS). Eso supone la imposibilidad de formar gobierno unitario para cualquiera. Si con un 33% de los votos el PP necesitó dos elecciones y un golpe de mano de la Ejecutiva del PSOE para poder formar gobierno, solo hay que volver a la historia más reciente para saberlo.
Así que, en realidad, la convocatoria de elecciones supone seis meses de un gobierno en funciones sin posibilidad de legislar y otros tantos -no se sabe cuantos- después de los comicios -que probablemente tendrían más de una edición- hasta que alguien consiga formar un ejecutivo que no sería probablemente más estable que el de Sánchez.
¿Por qué esa situación garantiza la estabilidad?
No hay respuesta posible porque la única es que no la garantiza.
Así que todo ese argumento, que parece racional y responsable, no es otra cosa que un intento de elevar a categoría universal las necesidades de un solo partido: Ciudadanos.
Un partido que, sabiendo que esas elecciones inmediatas no generarían estabilidad ninguna, pretende forzarlas para estar en mejor posición para pescar en ese río revuelto.
Es equiparar el bien de Ciudadanos con el bien de España. Exactamente lo mismo que lleva haciendo demagógicamente el PP durante las dos últimas legislaturas y en todas las que ha ostentado el gobierno.
Poca regeneración parece

sábado, abril 07, 2018

Esa rebelión que disfraza en uno todos nuestros fracasos.

Lo que está ocurriendo con la "rebelión" judicializada que el Gobierno y la Justicia española mantenían y pretenden mantener para castigar el Procés parece un fracaso del Gobierno y es muy posible que lo sea. Pero en realidad ese fracaso evidente esconde otros muchos menos notorios, que afectan a alguien más que a La Moncloa.
-El fracaso de la política de la arenga.- Para mantener sus posiciones, cada partido, no tira de mensajes mesurados, argumentados ni estables, tira de la arenga visceral y exagerada. Lo hizo en sus tiempos el PSOE con los famosos perros rabiosos de sus campañas electorales, lo hacen el PP y Ciudadanos con la equiparación de Podemos con Venezuela, lo hace Podemos con la equiparación con el Franquismo de cualquier acto conservador del gobierno. 
Y este caso no iba a ser una excepción. Se tiró de hipérboles comparándolo con el 23F, incluso con el alzamiento franquista. Se les ha llamado supremacistas, nazis, golpistas. Algo que puede servir de metáfora arengaria pero que no es verdad.
Por eso cuando juristas externos -de ahí la estrategia de internacionalización- toman una decisión contraria, todas las personas convencidas por las arengas se sienten defraudadas y acusan de incoherencia a los jueces alemanes, belgas, suizos o escoceses que sacan el asunto de la arenga y lo devuelven al mundo real.
-El fracaso de la judicialización de la política.- Los políticos españoles están acostumbrados a buscar el refuerzo de los tribunales para dar fuerza a sus argumentos. Cada vez que una ley no les gusta tiran del Constitucional, cada vez que quieren tomar una decisión de Gobierno buscan que sean los jueces quienes lo hagan. Y en este caso, eso ha llevado a que órganos judiciales que nunca deberían haber procesado ese delito lo hicieran, a que fiscales, que tenían que haber buscado el delito más ajustado a derecho, acusaran del delito que la arenga política les decía que se había cometido, antes siquiera de haberlo investigado.
-El fracaso de la politización de la Justicia.- Es el reverso -quizás más tenebroso- del anterior. Fiscales politizados, tribunales politizados, que se ven obligados a seguir la línea del Gobierno que les colocó en sus puestos y claro, de nuevo, cuando el asunto trasciende las fronteras y caen en manos de jueces que no tienen esa presión política, porque sus sociedades ni están gobernadas por esos partidos ni han sido arengadas sin tregua y sin descanso por una y otra parte, la realidad de los hechos choca con las hipérboles generadas por los políticos españoles y aceptadas por la sociedad.
-El fracaso de los medios de comunicación. Los medios de comunicación -ya muy tocados en nuestro país por el vicio de la propaganda política- han de ser mediadores sociales antes que generadores de opinión. Pero siempre que hay un conflicto ideológico optan por su papel de generadores de una u otra opinión. El aborto, la Ley de partidos, La Ley de Violencia de Género, el laicismo... la lista de asuntos es prácticamente infinita. En lugar de presentar las posiciones de unos y de otros solamente y dejar que cada uno saque conclusiones, presentan las de unos para desacreditarlas y las de otros para ensalzarlas; presentan los vicios de unas y esconden los de otras. Si hicieran su trabajo todos los medios por igual, el lector no tendría la posibilidad de hacer lo que hace ahora. Leer solamente el periódico que le gusta y refuerza las arengas recibidas y asumidas. Tendría que pensar por su cuenta.
Y estos son solo los fracasos del sistema, del elemento institucional. Como sociedad también nos han salido unos cuantos.
-El fracaso del complejo nacional. Desde el comienzo de todo esto nos negamos a escuchar al extranjero, al que nos ve desde fuera. Nos lo dijo el Times, nos lo dijo el Washington Post, nos lo dijo Le Monde Diplomatique y nosotros lo rechazamos. A unos y a otros les dijeron que sus caminos eran erróneos, pero todos los desecharon con un "¡qué sabrán ellos!" porque nuestros complejos nos impiden aceptar nada crítico que venga del exterior.
-El fracaso del refuerzo frontal.- O sea, eso de que el hecho de que alguien le quite la razón en algo a nuestros antagonistas supone que nos la da a nosotros en todo. Si alguien decía que el camino del Procés era erróneo eso ya significaba que estaba dando la razón a quienes decían que el camino del Gobierno, de la detención y el procesamiento por rebelión, era justo; si alguien decía que ese no era el camino para la solución ya estaba diciendo que Catalunya tenía que ser independiente.
-El fracaso de la acusación como condena.- Otro de nuestros grandes defectos sociales. Como se les ha acusado ya son culpables. Lo hacemos con todo. Con las acusaciones de corrupción, con las de malos tratos, con las de malas actuaciones policiales, prácticamente con las de cualquier delito. Así que, que se acuse a alguien de rebelión le transforma en rebelde y claro, cuando un juez dice que no, que no lo es, sentimos que le están dando la razón, que dejan a un "rebelde" marcharse de rositas.
Y todos esos fracasos nos llevan al peor y más doloroso de todos.
De nuevo hemos fracasado en el noble arte de pensar por nuestra cuenta. De darnos cuenta de que, por más que quisiéramos la independencia, tendríamos que haber mirado más allá de las arengas y ver que esa vía era absurda y hacérselo saber a nuestros líderes; que, por más que seamos unionistas, tendríamos que haberles dicho a nuestros líderes ¡Por favor!, ¡cómo va a ser igual convocar un referéndum que invadir el Congreso a punta de pistola y sacar los tanques a la calle! en lugar de comprar la hipérbole y repetirla hasta llegar a creérnosla.
Y lo más grave es que, cuando una decisión externa intenta devolvernos a la realidad, la desechamos y seguimos a lo nuestro. Exigiendo tomar a los 200.000 alemanes que residen en España como rehenes o destrozar cervecerías en Baviera. Otra nueva arenga para poder seguir en la burbuja de todos nuestros fracasos.

viernes, marzo 02, 2018

De empeñarse en morir a Danzad, danzad, Malditos (crítica cinéfila del Procés)

Hay una frase muy típica de las pelis estadounidenses.
Ese momento en el que quien ejerce la función de heroe en la historia duda entre hacer o no hacer algo y su colega -generalmente el negro que termina muriendo un puñado de fotogramas después- le dice aquello de "en la vida, en realidad, solo hay una elección: empeñarse en vivir o empeñarse en morir".
Pues esa es la elección que afrontan la justa reclamación de un proceso que decida sobre la independencia de Catalunya . Y esa es la decisión que, aunque no lo crean los nacionalistas españoles, afronta la democracia y el Estado de Derecho española a través de su legítimo gobierno.
Los independentistas, que han logrado de nuevo el refrendo de la mitad de la población catalana en las urnas -aunque repartidos de otro modo- tienen que mantener viva esa reclamación, esa necesidad de clarificar de una vez por todas si Catalunya quiere ser independiente o no.
El paso a un lado de Puigdemont es, para mi, el primer paso que se da en ese sentido. Un paso casi de sardana, de esos que retiran el pie un poco hacia atrás antes de completarlo totalmente.
¿Por qué? Porque la propuesta de Jordi Sánchez como su sustituto, encarcelado y pendiente del proceso judicial absurdo iniciado por orden del Gobierno español contra el antiguo Govern y el independtismo en general, no es el heroe de la peli cargando sus armas, afilando sus cuchillos y haciendo flexiones para ponerse en forma y derrotar a sus enemigos. No es ese "empeñarse en morir". Es más bien un paso de danza que deja la posibilidad de "empeñarse en vivir" a su antagonista, al coprotagonista de esta peli, que se ha querido vender como de buenos y de malos, y que en realidad es una historia de bandas rivales: el Gobierno español.
Porque ahora es el Gobierno español el que debe demostrar que él también está "empeñado en vivir". No en vivir eternamente en el poder, no en vivir en su ideología nacional españolista por siempre y para siempre. Empeñado en que la democracia española persista, en que todos, catalanes o no, nos podamos creer que vivimos en un país en el que tenemos derecho -aunque sea poco- a decidir nuestro destino.
Le toca de deshacerse de todas las memeces -sí, memeces- de que la democracia se defiende a golpe de decreto, de proceso por rebelión, de intervención a través del manido y manipulado artículo 155 de la Constitución. 

Le toca adelantar el pie en esa sardana hacia Jordi Sánchez, si sale elegido, y demostrar que sabe que la democracia se basa en lo que siempre se basó: el derecho de los que deben decidir algo a decidirlo.
Le toca decidir entre empeñarse en la muerte de seguir escuchando los cantos de sirena de los nacionalistas españoles de bandera en el balcón y argumentos absurdos, que van desde el falso imperio histórico hasta la pretensión de que toda España participe en ese referendum, o empeñarse en la vida que a esta nación -y a la que eventualmente podría surgir de una independencia catalana- la daría saber que aquí las cosas se solucionan hablando, dialogando, acordando, escuchando y dejando que la gente decida lo que quiere hacer con su futuro.
Y eso solo puede hacerse con un referendum al que no se niegue el gobierno español por mucho que tema perderlo, por mucho que le abuchee el nacionalismo español que no tiene arte ni parte en este asunto, salvo aquellos que vivan en Catalunya y quieran expresarlo con su voto en esa consulta sobre la indepependencia catalana.
Hace un puñado de meses ambos, enfrentados al paso diez del camino del heroe -así lo llama el profesor de guión cinematográfico de mi hija-, se empeñaron en morir. 
Morir en la vía unilateral, morir en una declaración virtual de independencia imposible, morir en el penoso, vacuo y esperpéntico intento, digno de Valle Inclan, de impedir una votación requisando papeletas y urnas, morir en la puesta escena mas absuda de una represión policial encerrada con raciones de emergencia en un barco bajo bandera de Piolín, morir en procesar por rebeldía a alguien que quería marcharse y no acceder al poder en España.
Ahora, la magia de las urnas ha obrado el milagro, y les devuelve a la vida, les lleva unos cuantos miles de fotogramas atrás en esta película, digna del teatro del absurdo de Ionesco o Pirandello, dándoles la oportunidad de transformarla en una historia que no sea una película de bandas de gansters enfrentadas y pueda convertirse en otra cosa.
"En la vida, en realidad, solo hay una elección: empeñarse en vivir o empeñarse en morir". A ver si esta vez se empeñan en vivir y comprenden que vivir es danzar con quien se tiene enfrente.
Así que eso nos arrastra a esa otra orden cinematográfica famosa: "Danzad, danzad, Malditos". A ver si vuestra danza le devuelve la vida a España y Catalunya. Juntas o separdas, que da igual. 
Que lo único que importa es que sigan vivas las dos tras vuestra danza.

domingo, enero 07, 2018

Ese noble arte de la prensa de hacer autocrítica mientras sigue en sus trece.

Hace unos días ocurrió un hecho inusitado. Bueno, en realidad ocurrieron dos hechos inusitados.
La plana mayor de la UCO, la unidad operativa de la Guardia Civil, dio una macro rueda de prensa cargada de estrellas y galones, al más puro estilo del FBI o la policiá neoyorquina de película de crímenes, para hablar de la detención del asesino confeso de Diana Quer.
El segundo hecho inusitado fue que dieron un rapapolvo a los medios y les exigieron autocrítica.
Y lo que escribiré ahora va de eso. Aunque puede que lo parezca, esto no va del contenido de las noticias, ni de las ideologías de las que se va a hablar. Esto va de lo que la prensa, la que se ha dado en llamar prensa seria, entiende por autocrítica.
El País se descuelga, así como quien en la cosa nada tiene que perder, con una especie de mea culpa sobre por qué los medios alimentan el morbo. Es de suponer que se incluyen en ello, es de suponer que se trata de la autocrítica reclamada por la UCO, de un ejercicio de revisión de lo que hacen bien y lo que hacen mal con respecto a la información. Pero no lo es.
"En el terrible caso de Diana Quer, sin duda la estrella mediática del momento tras la cuestión catalana, conviene señalar un par de datos: en los 16 meses que transcurrieron desde su desaparición hasta el descubrimiento del cadáver, en España se produjeron, aproximadamente, unas 1.500 violaciones documentadas, es decir, denunciadas, y alrededor de 70 mujeres asesinadas por violencia machista. ¿Por qué Diana Quer fue la protagonista de las televisiones y no el resto de las víctimas? Probablemente por razones de status familiar. Lo que afecte a la clase adinerada tiene, al parecer, un valor añadido."
Vale que lo de la familia adinerada es cierto, lo del status familiar también, pero lo de la autocrítica no.
Porque, para empezar, hablan así, en impersonal, como si ellos no lo hubieran hecho, como si ellos no hubieran llenado durante meses sus portadas y sus páginas de contenidos al respecto. Como si fuera un problema de otros.
Lo cual queda un tanto desmentido solo con una búsqueda básica del nombre de la víctima en la hemeroteca de El País en la que aparecen 4449 referencias. Aproximadamente nueve referencias al día.
Y para continuar, porque la primera autocrítica que deberían hacerse los medios es por qué tiran de postverdad, manipulación o directamente mentiras, para soportar sus presupuestos ideológicos. Y en este artículo, que supuestamente no debería hacerlo por pura coherencia, meten unas cuantas.
Cada una de las mujeres asesinadas por "violencia machista" fue titular, fue portada, fue objeto de artículos de opinión y de reportajes de fondo en El País. Y no es una exageración. Está comprobado por ellos mismos en los resumenes de los dos años comprendidos en ese lapso de tiempo.
Por no hablar de que todas ellas -o por lo menos una inmensa mayoría- ocuparon los programas de mañana de víscera y sangre de distintas cadenas, las cabeceras de los informativos de La Sexta y Cuatro y un sinfin de medios más.
O sea que parten de una mentira -un ejemplo de postverdad, como ahora les gusta llamarlo- para hacer autocrítica. Y lo hacen porque no quieren reconocer que la información sobre esos asesinatos es idéntica y sigue los mismos parámetros de morbo que las de Diana Quer.
¿Por qué informar y regodearse en esos crímenes no es morbo?, ¿por qué informar continuamente sobre un terrible problema que afecta a un 0,9 por ciento de las parejas de este país no se incluye dentro de la autocrítica e incluso se uitiliza -mintiendo descaradamente- como ejemplo de información olvidada en aras del mordo?
Por un sencillo motivo. El País no quiere renunciar a su ideología -que tiene perfecto derecho a tener- en la que la violencia por ellos llamada machista es el principal problema social de este país.
Y ese es el primer acto de contricción que deberían hacer, el primer mea culpa que habrían de entonar. Pero no están dispuestos a ello, ni en esto ni en nada. Ni en lo social, ni en lo político. Y la prueba es otro párrafo que también se supone que intenta desmostrar el olvido de lo importante en aras de lo morboso:
"Cierto es que se aprecia una cierta evolución en los valores morales de la sociedad no así en los que rigen en las cadenas generalistas, siempre ávidas de sensacionalismos. Pese a ello resulta descorazonador que, como recogía una encuesta del CIS de enero de 2015, para conocer como perciben la violencia de género los adolescentes y jóvenes, “el 33% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años, es decir, uno de cada tres, considera inevitable o aceptable en algunas circunstancias controlar los horarios de sus parejas, impedir que vean a sus familias o amistades, no permitirles que trabajen o estudien o decirles lo que pueden o no pueden hacer”.
Critican a las cadenas generalistas por su morbo -lo cual es completamente suscribible-, pero no se critican ellos mismos por vender en este mismo párrafo como "violencia de género" un informe en el que participan adolescentes femeninos y masculinos y en el que tanto ellos como ellas consideran justo y normal controlar a su pareja (no que la parte masculina de la pareja controle a la femenina).
¿Por qué se vende así?
De nuevo por ideología y por morbo. Porque no van a dejar que la realidad les estropee una vision previa (ideología) y porque escribir de crueldad machista vende más que de agresividad afectiva y no van a dejar que la verdad les estropee un buen titular (morbo).
Y así con todo. En El País y en todos los demás medios "serios".
No hacen autocrítica de por qué se pasaron semanas hablando de los falsos mitos secesionistas (Catalunya como reyno, la Guerra de Sucesión como guerra de independencia), pero no de los falsos mitos unionistas (la inexistencia de Catalunya como entidad política independiente de España en siglos pasados, la existencia de un imperio español, la unidad de España desde los Reyes Católicos); o por qué se han pasado meses hablando de las relaciones de Podemos con Venezuela y no de las del Gobierno español o de las empresas de las que son consejeros delegados ex ministros del PP y del PSOE, entre otros muchos casos en una y otra dirección.
Porque, en realidad, no afrontan la principal autocrítica, que es reconocer que manipulan y sesgan la información para sus fines políticos y que una vez hecho, alimentan el morbo de lo cruel y lo terrorífico en esa dirección, para obtener los réditos políticos que aquellos para los que verdaderamente trabajan desean.
No están dispuestos a reconocer que utilizan el morbo como arma de manipulación masiva, obligándonos a mirar a través de los campos de visión que ellos acotan e imponen en servicio de determinadas ideologías -cada uno de las suyas- para que no podamos fijarnos en todo lo demás, en la realidad en su conjunto, que es de lo que verdaramente tendrían que informar.
Y la autocritica a su actuación en el caso de Diana Quer, que debería ser el punto de partida de un inmenso ejercicio de reflexión sobre en lo que han convertido el periodismo, se transforma en otra excusa morbosa para evitarlo.

lunes, enero 01, 2018

¡Ave, Pedroche! o comenzar el año a pie cambiado

Creo que nunca hasta ahora había dedicado una de estas endemoniadas líneas a Cristina Pedroche.
Pero, bueno, empecemos el año de forma diferente, que para algo es un año nuevo.
Y solo puedo decir una cosa ¡Ave, Pedroche!
En un solo momento, en una sola presencia, en una sola aparición, ha conseguido resumir el espíritu de lo que es y debería ser nuestra sociedad.
Perfectamente tapadita, en correcto rojo Igartiburu, se marca un discurso con todos los hitos del feminismo patrio. Hitos que dejan al margen muchas cosas, que simplifican peligrosamente otras. Pero ese no es el asunto, al menos hoy no.
Pedroche dice lo que quiere decir, porque le da la gana decirlo y cabrea con ello a todos aquellos que estaban conectados solamente para verla semidesnuda luciendo su cada vez más esbelta anatomía ante la concurrencia televisiva.
Deja fuera de juego a los que se ven reflejados en su discurso porque solamente están ante el televisor para empezar el año con un calentón y una fantasía erótica; castiga a los que la encuentran tapada y ya no es lo mismo, ya no mola.
Porque, si la vista no está obnubilada y reteniendo imágenes en la mente a mil por hora, entonces el oído se activa -es inevitable por pura compensación sensorial- y lo que escuchan no les gusta, no les viene bien.
Y luego, cuando el brazo político del feminismo español cree que por fin ha vencido, que el recato rojo igartiburiense de Pedroche significa que por fin “se valora como mujer” como ellas consideran que se tiene que valorar una mujer, que ha entrado por el aro de sus exigencias ideológicas, que, tras su intervención, es por fin parte de sus huestes, tira de velcro -o de lo que sea- y las deja también más fuera de juego que un portero metiéndose un gol en propia puerta.
Luce su poderosa anatomía porque puede hacerlo, porque quiere hacerlo, porque nadie tiene porqué decirle que lo haga o no; porque estar orgullosa de su físico también es valorarse como mujer, porque no querer que se mate a mujeres o que se las viole o estar en contra del machismo no tiene nada que ver con mostrarse sensual o bella como ella lo interpreta.
Porque le importan un carajo las fantasías que pueda provocar en los hombres -y seguro que alguna que otra mujer-, porque su cuerpo es suyo y hace con él lo que le da la gana, del mismo modo que su voz y su pensamiento son suyos y hace con ellos lo que le apetece.
Y si lo primero molesta a las feministas y lo segundo a los machistas, el problema lo tienen ellos y ellas, no Cristina Pedroche, que no tiene que casarse con unos o con otras, que no tiene que pedir perdón a unas o a otros por ser como es y por hacer lo que hace.
Y me diréis que si lo hace en una cadena de derechas, que si le hace el juego a los que buscan audiencia mostrando curvas femeninas, que si ignora a los hombres maltratados… me diréis lo que queráis. Pero nada de eso será relevante.
Porque esa intervención demuestra que esto de la igualdad no va de machismo, no va de feminismo, no va de unos contra otras ni de otras contra unos. No va quien no está conmigo está contra mí.
Esto va de libertad, no de guerra.
Así que ¡Ave, Pedroche!
¡Ah, por cierto! No vi las uvas en Antena 3

miércoles, diciembre 20, 2017

Cuando un voto se convierte en un hacha o un mosquete en Catalunya

Parece que mañana es el día. La primera vez que se llevan a cabo en España  unas elecciones autonómicas por imperativo del Gobierno central.
Y yo suelo ser de los que dicen que se vote porque si no se hace, después no se puede protestar, se pierde el derecho a exigir y te quedas sin argumentos cuando el Gobierno -cualquier gobierno- se monta a lomos de un poder que no le pertenece, ignorando que es algo prestado por el pueblo -ahora llamado más finamente, la ciudadanía-.
No voy a retirar mi recomendación, pero en las elecciones catalanas de mañana todo sufragio depositado en la urna será depositado en uno u otro montón. Da igual al partido que se vote, da igual a la formación que se prefiera, solamente habrá un análisis: España y Catalunya. Juntos o separados.
Así que ninguno de los sufragios emitidos mañana servirá absolutamente para nada.
No lo hará por un simple motivo: Si gana el independentismo, el Gobierno del PP no se planteará bajo ningún concepto la independencia de Catalunya. Dará igual lo que diga el electorado, dará igual el recuento. 
Han impuesto unas elecciones, intervenido una comunidad autónoma forzando y manipulando un artículo constitucional y puesto la imparcialidad de la justicia de rodillas bajo el manto de su política unionista solamente para que no haya independencia en Catalunya. Así que, aunque gane el indepentismo, dará igual.
Y si gana el españolismo unionista también dará lo mismo. La parte de Catalunya que quiere ser independiente no dejará de quererlo y podrá argumentar sine die, por más que les restrieguen los resultados de esots comicios por la cara, que, en pleno siglo XXI, al contrario que los países medianamente civilizados y democráticos como Gran Bretaña o Francia, se les ha negado un referendum legal y se ha transformado en ilegal el que hicieron. Podrán decir -con toda la razón, le pese a quien le pese- que el Estado español ha reaccionado como el Rey Jorge con sus colonías americanas hace ya dos siglos y medio.
Y también será inutil porque, gane quien gane en las urnas, triunfará por un par de escaños, unos cientos de votos, un puñado de municipios o de secciones electorales.
Y Catalunya seguirá dividida. Seguirá rota por la mitad por las acciones de unos y de otros. Por el empeño de los independentistas en no darle visión y desarrollo en el tiempo histórico a sus deseos de independencia, por la obcecación de los españolistas de negarse a dejar a los catalanes opinar legalmente al respecto; por las diadas multitudinarias como demostración de fuerza; por los autobuses traídos desde toda España para orquestar manifestaciones multitudinarias de banderas de España y cruces de San Andrés para contrarrestarlas; por los mossos de unos y los guardias civiles de otros. Por las mentiras de unos y de otros para apoyar su posición, retorciendo la interpretación de la historia de Catalunya y de España en su favor.
Pero sobre todo será inútil por el hecho de que nadie se ha preocupado de Catalunya en estas elecciones. 
Las candidatas de uno y otro signo nacionalista -españolista o catalanista- desconocen el nivel del paro en su territorio y, claro, poco o nada han propuesto para solucionarlo; los candidatos catalanistas no hablan de desindustrialización o de crisis de los servicios , los españolistas no hablan de comercio internacional o de problemas agrícolas.
Porque los unos y los otros, como caudillos de distintas tribus bárbaras ante las murallas de la ciudad que pretenden saquear, se han preocupado más de repartirse el botín, de dirimir las cuotas de poder, de pugnar por la investidura a President de la Generalitat, que de ninguna otra cosa
Porque todo lo bueno parte de España y todo lo malo del procés para unos y exactamente lo contrario para los otros.
Porque no se han preocupado de alentar a sus votantes, de ilusionar a la sociedad con sus proyectos políticos, de presentar un programa. Se han limitado a intentar hacer levas, más o menos forzosas basadas en el miedo al futuro enemigo, para aumentar sus huestes y armarlas con una papeleta para lanzarlas luego al campo de batalla.
Y puede que, como en el asedio de l'Alguer en 1354, ganén unos o, como en la Batalla de Montjuit en 1640, se impongan los otros. Pero, a estas alturas del partido de la historia, de todos es sabido que una victoria bélica nunca trae la paz y por tanto es inútil.

sábado, diciembre 02, 2017

Romper la hucha o no ser conservador, liberal ni mucho menos competente

Mucho se habla en estos días del partido del Gobierno. De sus ramalazos totalitaristas, de sus deribas autocráticas y de sus juicios por corrupción.
Y pareciera que esos son lo únicos motivos por los cuales resulta absurdo seguir manteniéndole en el poder con los sufragios. Pero no. Otro motivo, quizás el principal motivo que haya para no mantener a un gobierno en el poder, es su total y completa incompetencia.
Más allá de la incompetencia política en la gestión de la crisis catalana, más allá de su absoluta inoperancia a la hora de aportar soluciones a la crisis social que sufre España y que no cubre bandera alguna por grande que la bordes y alto que la izes, está su absoluta incompetencia económica.
Alguien dijo que "los gobiernos progresistas son votados cuando se quiere mejorar y los conservadores cuando se quiere no perder lo logrado" Y esa era la función que se encomendó el PP a sí mismo, que gritó a los cuatro vientos en sus dos campañas electorales consecutivas. Pero no lo hace, no solo es que no quiera hacerlo. Es que no sabe hacerlo.
Y como muestra el botón de las pensiones.
Los genoveses que habitan en Moncloa, con Montoro, Bañez y De Guindos a la cabeza, cogieron un Fondo de Reserva de la Seguridad Social con más de 60.000 millones de euros y ahora lo tienen apenas con 8.000, lo que casi ni es suficiente para un pago.
¿Por qué? ¿porque su incomptente gestión de la Seguridad Social lo ha propiciado? No, ni siquiera se reduce a eso. 
Es simplemente porque su absolutamente negligente gestión de las politícas de empleo y el mercado laboral lo ha posibilitado.
Han tenido que tirar del fondo porque, embarcados en su política de imagen de los brotes verdes y la recuperación del empleo y el crecimiento, han hecho que sus propias políticas dinamitaran el fondo.
Su reforma laboral, que ha convertido a dos millones de españoles en suempleados de corta duración con contratos sucesivos de semanas, días o incluso horas, ha tirado por tierra las cotizaciones a la Seguridad Social. 
Hay muchos más contratos, millones de contratos más cada mes que les permiten maquillar las cifras del paro y vender que este desciende -y lo hace estadísticamente-, pero esos empleos, esos subempleos cotizan menos y por tanto el dinero no llega para pagar las pensiones o llega con lo justo. Y cada vez que hay una paga extra hay que tirar del fondo -y me refiero a paga extra de pensionistas y de funcionarios-.
Su política de empleo ha hecho que los jóvenes -los que más años van a cotizar- accedan al mercado laboral en condiciones precarias, con sueldos de 600 euros -580 de media, para ser exactos- y con contratos de corta duración que hacen que lo que cotizan se lo coman dos meses después con la prestación por desempleo y no pueda sumarse al Fondo de la Seguridad Social porque no hay continuidad en el empleo.
Y no lo digo yo, ni mi radicalismo izquierdista, ni nada de lo que se suele achacar desde el votante medio del PP a este tipo de críticas. Lo dicen los numeros de la UE que colocan la perdida de ingresos medios de los españoles en casi 5.000 euros desde 2010 hasta el año pasado.
¿Ingresando 5.000 euros menos se puede cotizar lo mismo? Matemáticamente es imposible. 
¿Cotizando menos se puede mantener el mismo nivel de la Seguridad Social? La ciencia de los números nos arroja idéntica respuesta a la anterior.
Así que, ese mercado laboral que intentan vender como recuperado es el que está matando las pensiones, el que está vaciando el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, el que está tremolando a los cuatro vientos, como una bandera rojigualda a bandas anchas enarbolada contra el independentismo, la absoluta y total incompetencia económica del Partido Popular en el gobierno.
Y encima les lleva a otra inutilidad, a otra incapacidad. La de controlar la deuda y el déficit. Cada vez que meten la mano en la caja de las pensiones generan más gasto y por tanto aumentan el déficit; cada vez que piden un crédito -que no son de 100 o 200 millones, sino de 4.000 millones- aumentan la deuda pública. Dos incompetencias más en su ya abultada lista de inutilidades manifiestas.
Se pueden decir muchas cosas de los gobiernos anteriores al PP -y yo las digo-, pero en eso cumplieron. Se suponía que su trabajo era mejorar la situacion y dejaron un Fondo de la Seguridad Social de 66.000 millones de  euros en constante incemento, con superavits anuales uno detrás de otro. 
¿Por qué? Por el simple motivo de que el modelo de mercado laboral que mantuvieron -aún después de su reforma laboral- potenciaba esas cotizaciones continuadas con la "rigidez" en los contratos y por tanto evitaba el endeudamiento y el déficit en ese aspecto. Así que, lamentandolo mucho por la defensa de enroque siciliano del votante medio del PP, aquí no se puede tirar del famoso "los otros también".
Lo intentan tapar con recortes sanitarios por doquier, con tratamientos caros que ya no sufraga la Seguridad Social, con todo tipo de privatizaciones, pero ni aún así les salen las cuentas. No pueden salirles porque simplemente han permitido que quienes trabajan ingresen menos y por tanto coticen menos en una sociedad que se hace vieja por días, casi por horas.
Si los conservadores no pueden conservar lo más básico ¿por qué seguir votando a un gobierno conservador?, si los liberal capitalistas -que siempre se jactan de tener la economía como base de su política- no son económicamente competentes ¿por qué votar a un partido que se llama liberal capitalista?
Los votantes del PP no tienen respuesta a eso porque los datos y las cifras les dicen que no la hay. Así que se envuelven en la bandera, gritan por la unidad de España y vuelven a tirar de moral y enseñanza de la religión católica en las escuelas, que nunca viene mal.
Los típicos capotes que el PP coloca ante sus militantes, simpatizantes y votantes para que embistan, cegados y sordos a la realidad que les rodea, como el toro de osborne que tan símbolico a ellos les parece.

martes, noviembre 28, 2017

La falacia de la libertad y el respeto disfrazada de hoguera.

Sé que esto va a sonar raro viniendo de mi pero, con todos los duelos y quebrantos que se quiera, tengo que decir que la Conferencia Epicospal Española tiene razón.
La propuesta de Ley LGTBI que debatirá el Congreso es "inquisitorial".
La propuesta son cincuenta y ocho folios. Y cincuenta y siete y medio no tienen para mi ningún problema, más allá de que, como toda ley de este tipo, me parece redundante porque todos los derechos y prohibiciones ya están reflejados en un solo artículo de la Constitución Española. Pero toda la ley de desarrollo es parcialmente redundante.
Pero medio folio, un sólo párrafo, la convierte, en su actual redacción, en el producto legal más perverso desde la Ley de Convivencia Ciudadana de un tal Goobles en los años treinta del pasado siglo.
El artículo que posibilita "la destrucción, el decomiso o borrado de documentos, libros o artículos por medio de los cuales se haya cometido una infracción" es la defensa de la restitución de la Inquisición Española en su máxima expresión.
Y no voy a caer en el consabido "Y tú más" de recordar que la Iglesia Romana es precisamente la inventora de la Inquisición, ni tirar del fácil recurso de que ellos han hecho lo mismo, quemando libros, requisando obras de arte, imponiendo silencios a quienes han pensado de forma diferente a lo que estipulaba la ortodoxia de su doctrina en cada momento.
Puede que la Iglesia católica no tenga fuerza moral para denunciar procesos inquisitoriales, pero yo sí. Los que hemos trabajado junto al colectivo homosexual en aras del respeto, sí. Los que siempre hemos defendido su derecho a expresar su amor y su tendencia sexual como quisieran, sí.
Permitir que alguien requise y destruya libros o cualquier otra forma de expresión porque nos molesta que piensen así no es otra cosa que una dictadura ideológica y esta sociedad no debería ver un símbolo de progreso en sustituir un Tribunal del Santo Oficio y una Oficina Nacional de Censura por otras.
Y me da igual que los que dirijan esa inquisición censora piensen, exactamente igual que yo, que todo lo que la iglesia católica defiende sobre la homosexualidad son sinsentidos sin base científica ni sociológica ninguna.
Se puede prohibir que esos pensamientos o teorías aparezcan en libros de texto o se enseñen como verdad por un simple motivo. No lo son, no están demostradas ni probadas y es obligación de quienes las defienden argumentarlas y probarlas para que se consideren asumnibles y enseñables. 
No lo van a conseguir porque simplemente no es cierto. Los homosexuales no son "enfermos", ni "un cáncer social", ni el "origen de la depravación en el mundo", ni ninguna de las lindezas que los purpurados españoles dicen de ellos desde los púlpitos a quien quiera escucharles.
Y me parece adecuado multar e incluso encarcelar a quien llene las redes o los sermones de mensajes de odio, llamando a la "caza" de homosexuales o cualquier otro tipo de mensaje de odio.
Pero no es avanzado, ni de izquierdas, ni progresisita, ni democrático, ni nada que se le parezca prohibir tener ideas y expresarlas. 
Si alguien quiere escribir un libro con esas teorías y alguien se lo publica y alguien lo lee, será nuestra responsabilidad rebatir cada uno de esos argumentos con los nuestros, con hechos y con datos, para que quién lo lea se decuenta de que es una falacia o, como mínimo, una creencia personal del autor que nada tiene que ver con la realidad.
Pero decomisar, prohibir y destruir públicaciones es lo más parecido a la Congregación para la Pureza de la Doctrina o de la Fe preconciliar o a la Nationalsozialistischer Deutscher Studentenbund de la alemania de 1935.
Esa ley, por ese sólo párrafo, nos coloca en una tesitura insostenible de cambiar una Inquisicíón por otra, de sustituir el Santo Oficio por la Confederación Española de Gais Lesbianas, Transexuales -y todas las demás siglas que se van añadiendo con los años-.
No tienes derecho a destruir el pensamiento de otros simplemente porque no tengan razón, te moleste, te incomode o no sea como el tuyo.
No tienes derecho a adoctrinar. La Iglesia Católica no lo tiene, la FELGTB no lo tiene, el Gobierno no lo tiene y no lo tiene nadie.
Si los Gais y Lesbianas de este país no lo saben ver es que simplemente se han convertido en aquello que tanto desprecian, en el monstruo intransigente e inquisitorial contra el que han luchado muchos siglos con la ayuda de muchos que no deberíamos permitirles ahora poner de nuevo en práctica aquello que denostan.
Y la respuesta de Echenique a esta crítica me parece tan absurda y ridícula como las que podrían dar Torquemada o Goebbels. Mostrar músculo político y decir básicamente que haces lo que quieres,sin pararte a reflexionar en sus repercusiones éticas, "porque puedes" es simplemente decir que quien tenga más músculo político que tú puede hacer también lo que quiera "porque puede".
Si te expresas así, luego no te quejes si alguien declara que lo que tú piensas es malo, pernicioso o ilegal y te persigue por decirlo y defenderlo.
Sinceramente, le creía mucho más listo.
Así que es posible que Echenique debiera hacer no hacer tanto caso de Hoguera y su "Quizás algún hombre necesitó toda una vida para reunir varios de sus pensamientos, mientras contemplaba el mundo y su existencia y, entonces, me presenté yo y en dos minutos, ¡Zas! Todo liquidado" y sí más de Grupo, el otro personaje de la mítica novela de Ray Bradburi y su "no considero que sea sociable ni justo reunir a un grupo de gente y, después, no dejar que hablen".
Farenheit 451, una sociedad en la que, por cierto, también ha parecido la solución adecuada quemar libros. ¿Qué enseñan a esta gente en Ciencias Políticas?
Así que sí.Para mi la Conferencia Epicospal tendrá razón mientras persista ese artículo en la ley.
Al César lo que es del César. 

martes, noviembre 21, 2017

Ese simple y necesario ejercicio de verdadera democracia y auténtico feminismo

Hay pocas intervenciones, discursos, palabras, que permiten saber a ciencia cierta lo que se es y lo que no se es. Y esta intervención de Irene Montero en el Congreso de los Diputados es una de esas raras perlas.
Porque lo que se es o se deja de ser no se demuestra con lemas, con hastaghs, tremolando pancartas, carteles o banderas, no se demuestra repitiendo consignas como mantras ni dándele me gusta a un post en las redes sociales. Se demuestra con lo que das, con lo que haces.
No es de ahora, es de hace dos meses, pero quizas ahora esté mas vigente que nunca. Por de loque se habla y de lo que se deja de hablar.
Demostró lo que es el PP. No porque lo que dice o apoya, ni siquiera por lo que condena, deja de condenar o condena con la boca pequeña, como los deseos de muerte  e implantanción de un régimen nazi en Madrid de algunos policías municipales.
Mostró que el Partido Popular y su gobierno es totalitarista sencillamente por lo que hace y desctivo por fin ese recurso clásico del votante del PP que mantiene que se acusa a los populares de fascistas solamente porque son conservadores y capitalistas, o sea, lo que aquí se llama de derechas.
Pero no. Irene Montero realizó uno de los mejores exponentes parlamentarios de la ciencia de los porqués, ese arte, tan olvidado en nuestros entre lemas coreados y banderas, que consiste en explicar el motivo de nuestras afirmaciones.
Porque un gobierno que permite y alienta desde un ministerio que funcionarios públicos de la Seguridad del Estado investiguen, creen pruebas falsas e intoxiquen para conseguir sus objetivos politicos es totalitario, es fascista. Como lo fue la Oficina de Información de Goebbles con el Manifiesto de los Sabios de Sión y lo fue el KGB con la Agitpro en todas sus versiones.
Porque un Gobierno que se niega a negociar un asunto político -la situación de Catalunya en España- en aras de la ley se convierte en fascista cuando sí se sienta a negociar con otros, ignorando la ley porque sí les conviene: con los defraudadores porque son aliados suyos y les conviene -también es ilegal defraudar a Hacienda-; con las farmaceúticas para sacar de la cobertura de la Seguridad Social 1.000 medicamentos porque conviene a sus intereses.
Porque utilizar la ley, retorcerla o cambiarla en tu propio beneficio y en el de aquellos que apoyan tu permanencia en el poder es totalitario, es fascista. Como lo hiciera Hitler con la Ley que admidstiaba los delitos de arios cometidos contra judíos o lo hizo Stalín con la ley que declaró "actos revolucionarios" exentos de investigación las tropelías de los bolcheviques contra los mencheviques en el Octubre Rojo.
Porque un gobierno que se aviene a pagar con el dinero de todos las deudas de quienes les sostienen y prestan dinero, pero luego se niega a megociar con esos mismos bancos la aceptación de la dación en pago de las deudas hipotecarias solo para que mantengan sus ganancias y puedan seguir dándole dinero en perjuicio de muchos, es totalitario porque solo piensa en como sus tentar su poder, no en como ejercer un buen gobierno.
E intervenir un ayutamiento y no otro en idénticas o peores condiciones por estar gobernado por alguien de tu partido es totalitarista; y forzar la investigación financiera de unos patidos políticos y no del tuyo es totalirista, y, y, y...
Eso no es ser conservador, eso no es ser liberal capitalista. Eso no es ser de derechas. es simplemente ser totatalitario.
Y en esa intervención Montero demostró también lo que es ella.
Demostró más feminismo, más lucha por la mujer, que cualquier cartel, cualquier hashtag, cualquier campaña o manifestación. Demostró que ese empoderamiento, ese acceso al poder y a la representación de las mujeres ha de hacerse trabajando por todos, luchando por la mejorar global de la sociedad, no solo hablando y anteponiendo a todo los temas que el mismo feminismo llama "de la mujer".
Demostró que está dispuesta a defender a toda la sociedad, de enfrentarse al gobierno no solo por su machismo -que también lo hace cuando corresponde- sino por todo lo que perjudica desde su punto de vista a toda la sociedad, sean mujeres u hombres.
Envió, un mensaje casi sin querer, de que si solo te preocupas de lo tuyo, si aparcas el resto de la realidad y solo te centras en lo que te interesa, en lo que te beneficia, estás tan solo a un paso de transformarte en aquello de lo que acusas a tu rival. En totalitarista.
Porque lo tuyo importa y es prioritario y lo del resto no.
Así que recupero hoy esta intervención como bello ejercido de feminismo -aunque no nombre a la mujer ni una vez- y de sentido democrático antitotalirista.
Los y las de siempre a mi me lo criticarán por lo de siempre. Por rojo o por machista
Y los de siempre se lo criticarán a ella por lo de siempre
Los que se empeñan en defender a un gobierno totalitario y en el borde interior del fascismo por roja, podemita y la ya mítica financiación venezolana de Podemos con pruebas creadas ad hoc y rechazadas. Y los machistas porque dirán que está ahí porque esta buena y es pareja del líder del partido.
Y dará igual ignorar la verdad de sus palabras, una beca en Harvard rechazada o que sea mil veces más inteligente, mejor oradora y más demócrata que cualquiera de ellos.
Defender el totalitarismo es lo que tiene. Te obliga a pensar en término fascistas. 

sábado, octubre 28, 2017

No aprender a salir de la Caverna

Catalunya se ha declarado independiente y de nada servirá.
Y es eso y no ninguna otra cosa, ningún otro matiz, lo que hoy hace que las linea que escribo destilen un solo sentimiento:decepción.
Y no lo siento por los gobiernos, políticos y líderes de uno y otro lado, de gobiernos y oposiciones. Nada de ellos esperaba. No te pueden decepcionar quienes ya lo han hecho tanto que no generan la expectativa más pequeña.
No lo siento porque Catalunya sea o no independiente. Eso siempre dio igual. Al menos para mi, que me perdonen los unos y los otros.
Siento decepción por miles, por millones de personas que habitan junto en mí en la tierra en la que vivo y de la que no me siento ni quiero sentirme propietario.
Porque, una vez más, como otras tantas, siento que aún no hemos aprendido a ser demócratas. Que no sabemos pensar en contra nuestra.
Que preferimos refugiarnos en la ley cuando nos favorece que darnos cuenta que esa ley, aunque nos venga bien, puede ser injusta y restrictiva para otros; que millones de nosotros hemos anclado la razón a una sola palabra, escrita en un prefacio de un Corpus legal, que para otras cosas se ha cambiado a capricho, y la hemos arrojado al mar a que se hunda en lugar de pararnos a pensar si para otros era justo que esa palabra les impidiera decidir su futuro.
Decepción porque, pese a la historia, la educación y las frases dichas y repetidas con la boca pequeña de unos y de otros, seguimos aquejados del mismo mal de siempre que nos impregna todo y no nos deja liberarnos a nosotros por dentro ni dejar a los otros ser libres desde fuera.
El mismo mal que hace que un hombre mate a la mujer que le abandona porque ya no le quiere o a la mujer que es abandonada buscar destruir a aquel que ha dejado de amarla;  el mismo vicio aciago y repetido que nos hace exigir a nuestros hijos que sigan la senda que nuestra expectativa trazó para ellos sin su consentimiento, odiar al extranjero, despreciar lo que no conocemos, ignorar el dolor de aquellos que mueren y sufren lejos por culpa de cómo vivimos y elegimos vivir. La misma lacra dolorosa que nos llevó a la Inquisición, la purga afrancesada, las checas o los campos de reeducación en aciagos pasados.
No sabemos mantener el amor por la libertad si esta no es la nuestra o se opone a aquello que pensamos y sentimos, no sabemos amar y defender la democracia si actúa en contra nuestra. 
No sabemos amar, lo que sea y a quien sea, si no nos sentimos dueños y propietarios de ello por completo.
Decepción porque millones de nosotros desperdiciaron una oportunidad para la grandeza, la auténtica grandeza, que hubiera sido defender el derecho de otros a elegir aunque fuera algo que a nosotros nunca nos hubiera gustado que eligieran.
Porque seguimos poniendo ese vago concepto de ser grandes no en lo que hacemos, no en la actitud de respeto y apoyo a la libertad de los otros, sino en pasados rancios llenos de sangre, muerte, barbaríe y crueldad que hoy queremos mostrar como gloriosos.
Porque en lugar de ser gandes y decir "es arcaico, ilógico y hasta perjudicial para ti, pero es tu decisión, tomalá en libertad con mi apoyo y consejo", hemos preferido repetir como un mantra salvador una unidad tan falsa como inútil, el nombre de un país y tremolar dos colores en una configuración concreta de bandas horizontales. ¡Cómo si eso sirviera de explicación a algo, de sustitutivo de la libertad o de referente de la democracia!
Decepción sí. Y no hace falta que nadie me juegue al "ellos más", al "ellos empezaron" o a cualquier otro argumento. No pretendo convencer a nadie de que esto sea cierto o lo que deba sentir a este respecto, pero es eso y solo eso lo que siento.
Decepción porque siento que todo lo que se ha hecho y apoyado por esos miles o millones de españoles no se ha hecho ni apoyado en defensa de la Constitución, la democracia o la libertad, sino por el único motivo de que no se quería una Catalunya independiente, de que no se quería perder la votación, de que no se había madurado lo suficiente como estado moderno para poder respetar la democracia.
Decepción porque hoy, que Catalunya se declara independiente, no estoy más cerca de saber si los catalanes quieren ser independientes que cuando se declaraba parte de España.
Y eso solo ocurre porque quien tenía que hacerlo, quien tenía que garantizar la libertad de los catalanes a elegir democraticamente su destino, no lo ha hecho por miedo a que ese destino no fuera el que ellos querían. 
Y, sobre todo, porque muchos de los que teniamos la obligación de exigirselo prefierieron colocar una bandera en su balcón que luchar por el derecho de otros a decidir libremente su futuro.
Puede que eso sea legal, pero no debería serlo.
Puede que no sea inconsticuional, pero sí debería serlo.
Pese a todo, pese a todos, o quizás por todo y por culpa de todos,seguimos mirando a través de la realidad virtual que crean nuestros deseos y preferencias sin pensar en los demás. Seguimos como siempre. 
Hemos desperdiciado otra oportunidad para salir de la caverna.

Lo pensado y lo escrito

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