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viernes, julio 28, 2017

Cuando los problemas del gobierno israelí parten de no cumplir la ley.

Hoy seré breve, que la conexión no acompaña.
Preámbulo del artículo 242 de la Segunda Carta Fundacional de las Naciones Unidas (documento generador de derecho Internacional): "Es inadmisible la adquisición de territorios a través de la guerra”.
Cisjordania y Gaza fueron conquistadas militarmente en la guerra de 1967. Israel no tiene derecho a ellos. Y lo mismo se aplica a Jerusalén Este, adquirida de idéntica forma en idéntica guerra.
Artículo 49 de la 4ª Convención de Ginebra (también generador de derecho Internacional): “Es inadmisible para una potencia invasora transferir a su población a territorio ocupado”.
Los asentamientos israelíes en territorio palestino son ilegales y los 460.000 colonos israelíes no tiene derecho a estar allí.
Esto refleja el Derecho Internacional y esto sentenció la Corte Mundial por una mayoría casi unánime de 14 a 1.
Nada de disputas, nada de complejidades, nada de controversias, nada de matizaciones.
Israel no acepta ni la 4ª Convención de Ginebra, ni la resolución de la Corte Mundial ni la Segunda Carta Fundacional de las Naciones Unidas. Así que el régimen ilegal, según el Derecho Internacional, es el gobierno de Israel, no el Estado Palestino. Cualquiera que piense en hablar de Israel como un estado “democrático y moderno” que tenga esto muy claro.
Y sí el Gobierno israelí quiere que se hable de seguridad y de ataques terroristas que primero se convierta en un régimen legal según el derecho internacional.
Que uno tiende a simplificar las cosas cuando ve a su alrededor a miles de personas viviendo y sufriendo esas falsas “complejidades” de la ocupación israelí de Palestina.
Que primero cumplan la ley y luego pidan protección. Y no creo que entonces ya la necesiten.

miércoles, julio 12, 2017

Mosul o la elección entre Xerjes y la paz para evitar el relato del tuerto

Hoy en día existe una legión -aunque sería más correcto decir una falange- de seguidores de 300, la película de Legendary que nos trasladó el relató mítico de la eterna batalla de las Thermópilas contada por Heródoto y vista a través de  los siglos por los ojos de Frank Miller.
Y hoy me parece apropiado recordar el final de esa película. ese instante en zoo out en el que descubres que todo es un relato engrandecido por un tuerto superviviente ante las huestes griegas apiñadas en las llanuras de Salamina preparadas para la batalla final.
¿Por qué hoy? Porque hoy ha caído o terminará de caer Mosul.
Y muchos dirán que se ha derrotado al falso califato que esconde su deseo de poder tras la sangre y el fanatismo de los desesperados. Que se ha acabado con su poder en Irak y que se le ha vencido.
Pero no. 
Depende de lo que hagamos con esa victoria militar que hoy no sea el comienzo de nuestra derrota ante ese mismo falso califato que ante lo inevitable no pone pies en polvorosa sino que ha decidido caer luchando estúpidamente en apariencia en una batalla que no puede ganar.
Y muchos verán solamente el fanatismo de los que combaten inútilmente y se dejarán engañar sin contemplar o sin querer hacerlo que esa derrota significa una sola palabra: Mitificación.
Es tan simple como con los archifamosos y musculados 300 de Legendary.
El Falso Califato ya ha enviado a miles de sus supervivientes tuertos a relatar esta derrota, a embellecerla, a contarla de tal manera que se obtenga una victoria de la misma; a llamar a la venganza, a la unidad contra los infieles, a restaurar el orgullo islámico...
Desde el principio, aquellos que mueven los hilos del fanatismo de los incultos y desesperados que componen las filas de sus huestes, que son su carne de cañón, sabían que esta fase territorial estaba destinada al fracaso, que ejércitos más poderosos terminarían por quitarles los territorios conquistados en Siria y en Irak.
Sabían que ellos no verían la victoria, que era cosa de generaciones. Son crueles, están sedientos de sangre y de poder, son psicópatas. Pero no son imbéciles.
Así que sencillamente han escenificado su derrota para convertirla en mito ante las miriadas de hombres y mujeres a los que llegarán sus mensajes póstumos, sus elegías, a través de Internet, de los susurros en las mezquitas radicales, de los sermones de los falsos clérigos que predican su mismo falso islam.
Y como con Leonidas y sus 300 conseguirán despertar a muchos que ahora están plácidamente en sus polis lejanas creyendo que nada tienen que ver con esto, a muchos que hayan perdido familiares o amigos en los bombardeos indiscriminados, en los excesos y las purgas del ejército iraquí ya denunciadas por Amnistía Internacional, en las limpiezas étnicas llevadas a cabo por los kurdos mientras reconquistan Iraq.
Que la derrota de Mosul sea de verdad una derrota depende de nosotros. De lo que hagamos con nuestra victoria.
Porque si Xerjes -o para ser más exactos, su general Hidartes- no hubiera arrasado Tespia, Lacedemonia y Lacreoncia después de su victoria y hubiera enviado mensajeros de paz con una oferta razonable es posible que los griegos no hubieran cogido sus lanzas y sus hoplos porque el mensaje de Dilios no hubiera calado tanto en sus corazones.
Pero el mensaje calará si nosotros nos comportamos en la victoria como los anusiyas, los inmortales de Xerjes, y arrasamos la tierra conquistada poniendo gobiernos títeres que permitan a nuestras multinacionales seguir drenando petroleo y gas de esas tierras sin que la riqueza revierta en sus habitantes; si volvemos a apoyar gobiernos falsamente democráticos para que tengan a su población controlada y miserable para que la nuestra pueda disfrutar de la prosperidad que reclama como un derecho inalienable que no tiene.
Porque nosotros no somos en esta historia, por mas que nos gustara, los heroicos griegos. Somos los persas. 
Y si seguimos sus pasos, la próxima generación, tendremos todo un ejército pertrechado y dispuesto a morir y a matarnos para vengar esta derrota que ya será un mito, después de décadas de escaramuzas sangrientas que nosotros percibiremos como atentados terroristas.
De nosotros depende que la caída de Mosul no transforme en un puñado de años o de generaciones todo el Occidente Atlántico en una batalla de Salamina que sí podemos perder.
Caída Mosul y derrotado bélicamente el Falso Califato, nos toca decidir entre victoria y paz. Y la paz pasa por la justicia que hasta ahora el Occidente Atlántico, sus gobernantes, sus intereses económicos y sus transnacionales les llevan negando durante generaciones a las gentes de esas tierras hasta el punto de lograr que un puñado de arribistas sedientos de poder les fanatizaran.
Pero me temo que elegiremos ser Xerjes. No hemos aprendido a ser otra cosa.

sábado, julio 08, 2017

Cuando la tumba de los Patriarcas convierte la Yihad en Milkhemet Mitzvah

Mientras el mundo está pendiente de las decisiones -o no decisiones- de los grandes en la reunión del G20 y en España muchos lo están más de un puñado de toros y cabestros corriendo por las calles de Pamplona, hay decisiones más pequeñas que explican muchas cosas.
Y una de ellas es la decisión del Comité de Patrimonio de la UNESCO de incluir La ciudad vieja de Hebrón y la mezquita de Ibrahimi -la Cueva de los Patriarcas para los judíos en la Lista de Patrimonio en Peligro. 
Eso no le resulta a nadie sorprendente ni desata su furia. Entre los bombardeos selectivos que no lo son de Israel en palestina y los atentados arbitrios de Hamas y todos los grupos yihadistas que pululan por la zona, seguramente serán algunos de los entornos monumentales más en peligro de la humanidad.
Pero lo que si ha desatado la ira furibunda del gobierno israelí es que se incluya dentro de Palestina.
No es por una cuestión territorial o de fronteras. Ambos lugares están en los territorios palestinos. No es por una cuestión política. Esos territorios están bajo la Autoridad Palestina. Es por otra cosa.
"Esta vez decidieron que la Tumba de los Patriarcas en Hebrón es un sitio palestino, lo que quiere decir no judío, y que es un sitio en peligro". "¿Que no es un sitio judío? ¿Quién está enterrado ahí? Abraham, Isaac y Jacob. Sarah, Rebecca y Léa. Nuestros padres y madres (bíblicos)", ha afirmado Bejamin Netanyahu, el agresivo hasta la extenuación internacional Primer Ministro de Israel.
Es esta afirmación la que explica muchas cosas. Es esta amarga queja la que deja al gobierno israelí expuesto. Lo que demuestra que su concepción de Estado, de nación y de política no difiere en nada de la de los yihadistas que luchan contra ellos con idéntico fanatismo religioso.
Porque que un monumento esté en la tradición religiosa de un culto en concreto no implica que tenga que considerarse parte geográfica o responsabilidad política de un país en concreto.
Es tan absurdo como decir que la Catedral de Bogotá o La Habana tendrían que incluirse dentro del Patrimonio de La Humanidad dentro de la lista española porque fueron los españoles los que acudieron a esas tierras, "cristianizaron a los indígenas" y está más cerca de su tradición que del ateísmo oficial actualmente en el Estado Cubano.
Ningún país de la tierra, ningún gobierno de la ONU defendería un principio tan rocambolesco. Ninguno salvo uno que fuera una teocracia.
Porque para el sionismo político que gobierna en Israel, la condición de judío lo es todo, la condición religiosa lo es todo. Porque ser judío es una religión, no una etnia, ni una entidad política, ni una definición ideológica. Es una religión.
Y, como sus más acérrimos enemigos -también religiosos, también arcaicos y fanáticos-, quiere imponer la idea que tienen derecho sobre todo aquello que tenga que ver con su religión y su dios. Exactamente igual que el falso califato quiere imponer la idea de que tienen derecho a gobernar a sangre, fuego y locura sobre cualquier musulmán por el hecho de serlo. Y de ahí que se proclamen califas.
Porque Abraham, Isaac y Jacob no son los creadores del Estado de Israel, son los fundadores de la religión judía -suponiendo que estén enterrados de verdad allí- y el gobierno israelí cree que simplemente por eso ya tiene derecho político sobre ese  territorio.
Teocracia pura y dura. Como lo es el hecho de que aunque seas ciudadano israelí no tienes derecho a comprar tierras si no eres judío, o que solamente se pueda contraer matrimonio por el rito judío, o que siendo judío puedas lograr -de hecho, tengas por nacimiento, derecho a la nacionalidad israelí-.
Teocracia que da la excusa perfecta. Porque si la Tumba de los Patriarcas de Hebrón es Israelí por ser judía, lo es toda la tierra en la que que se supone que ocurrieron los hechos mitológicos que relata su cosmogonía. Y así podrán ocupar casas, tierras y tiendas que ya serán judías y por tanto israelíes. Vamos, lo que están haciendo hasta ahora los más fanáticos de sus colonos, enloquecidos por la furia medieval religiosa y apoyados por su gobierno.
Teocracia, Teocracia, Teocracia.
Así que, por más que se disfrace de otra cosa, por más que intente vender modernidad, democracia, por más que intente disfrazar su guerra, que amenaza con volverse secular, de otra cosa, la realidad demuestra que solo es una cosa.
El enfrentamiento sangriento y fanático entre dos concepciones arcaicas y teocráticas del mundo y del gobierno. Irán, ISIS, Los Mártires de Al Aqsa y los halcones del sionismo teocrático que rige los destinos de Israel.
Puede que unos la llamen Yihad y otros Milkhemet Mitzvah, la guerra sagrada que todo judío debe combatir por orden de su dios -que también existe el concepto aunque no se publicite tanto-, puede que unos griten ¡Allah, Al-Qahhâr! y otros ¡Yahve Adonai Sebaot!. Pero los dos significan lo mismo. 
Y todos deberíamos saber lo que es. Lo mismo que significó hace siglos para otros que buscaban la sangre en nombre del poder y amparados en la creencia fanática en su dios: ¡Deus Vult!, ¡Dios lo quiere!. Lo mismo que fueron Las Cruzadas.

lunes, junio 12, 2017

Provincianos o ver el mundo como Juego de Tronos

Por más que nos empeñemos, la realidad insiste en sacarnos del reduccionismo provinciano en que estamos embarcados desde hace casi una década con esto de los cambios que se están produciendo en el mundo a golpe de economía, sangre y fuego.
El atentado del falso califato en Irán y la crisis, mitad diplomática, mitad bélica, que se ha producido en la península arábiga con Qatar como epicentro, son otros dos bofetones con la mano abierta de la realidad geopolítica en ese reduccionismo provinciano.
¿Por qué reduccionismo? Eso es sencillo. Pretendemos, como los falsos gurús de la comunicación, resumirlo todo en una frase, en una idea que, no solamente nos resulte sencilla de comprender, sino que además nos deje a salvo de responsabilidad.
Así compramos lemas como "es culpa de una religión perversa como el islam", "son unos locos medievales", "se trata de estar a favor o en contra del terrorismo", "es una guerra contra el terror". Ideas simples, básicas que, sin dejar de ser ciertas, no son ni siquiera la escarcha que genera el iceberg en el aire un amanecer de invierno.
¿Por qué provinciano? Porque nosotros, los occidentales atlánticos, nos consideramos el centro del mundo -como todo buen provinciano- y eso hace que incluyamos mantras secundarios -también muy propios de falsos comunicadores, por cierto- en nuestras letanías para alejarnos del miedo: "es un problema suyo", "que se maten entre ellos y nos dejen en paz", "todos son iguales", "que ataquen a sus gobiernos y no a nosotros", etc., etc., etc.
Y todos ellos se resumen en el argumento provinciano por excelencia: "su objetivo es acabar con nuestra civilización, que es la única avanzada". Los árboles del Yo, Me, Mi, Conmigo occidental, que no nos dejan ver el bosque de la realidad hasta que esa realidad geopolítica nos explota en la cara.
Si son lo mismo ¿por qué ISIS ataca a Irán?, si es una cuestión de sectas, o sea del Islam ¿Por qué Irán apoya a los rebeldes sunís de Siria pero no a ISIS, a los guerrilleros chiís de Hezbolah pero no a los Hermanos Musulmanes de Egipto o a los rebeldes hutis de Yemen pero no a las milicias chiís de Libia?, ¿por qué el gobierno sirio de Al Asad apoya a los guerrilleros chiís de Hezbolah, pero no a los rebeldes de Yemen, tan chiís como ellos?
Si todo es el perverso islam ¿por qué Arabia Saudí apoya al gobierno de Beida en Libia y no al de Trípoli, por qué apoya a los rebeldes sirios y no al gobierno sirio, por qué apoya al gobierno yemení o el egipcio y a no a los Hermanos musulmanes, tan wahabitas como ellos e ISIS?
Si todo parte del perverso Islam ¿por qué de pronto cinco estados sunís bloquean y rompen relaciones diplomáticas con Qatar? ¿por qué acusan de propiciar el terrorismo a un país que hace exactamente lo que ellos y tiene la misma corriente oficial de pensamiento religioso que ellos?
Y sobre todo. Si esto es "provincianamente" algo entre ellos ¿por qué Estados Unidos apoya a Arabia Saudí que es tan furiosamente fanática y teocrática como el ISIS, por qué apoya a los rebeldes sirios pero no a los Hermanos musulmanes que ganaron unas elecciones democráticas?, ¿por qué apoyo a los rebeldes libios pero no a los yemenís?
¿Por que Rusia apoya a la vez al gobierno rebelde de Trípoli y al de Siria o Francia al gobierno autonombrado kurdo y al iraquí, enemigos acérrimos?, ¿por qué Europa apoya a Arabia Saudí y no a Qatar? ¿Por qué China intercede por Qatar y no por Egipto, Bahrein o Yemen?
Y, para rematar la faena, ¿por qué ISIS no atenta en Palestina o Israel pero sí en Turquía, Filipinas, Australia o Indonesia?, ¿por qué se hace fuerte en Irak y no en el Afganistán talibán como hiciera Al Qaeda?, ¿Qué pasa con Pakistán?
Las preguntas pueden seguir desgranándose ad eternum. Todas tienen respuesta, pero lamentablemente para los consumidores de la ideología del titular, no caben en 140 caracteres. Aunque sí se pueden resumir en una sola frase para empezar
No es el islam, no es la barbarie medieval, no es algo lejano y suyo. Es geopolítica en la que participa en el planeta entero.
Nos toca empezar a asumir que tenemos que esforzarnos en comprenderlo para poder valorar las soluciones que nos ofrecen y saber, antes de apoyarlas ciegamente, si solucionarán algo. Porque la geopolítica se afronta desde las sociedades y las relaciones complejas, no desde los individuos y los mantras reduccionistas de fácil digestión.
El equilibrio del poder está cambiando en el mundo y empieza por esa zona. No son las cruzadas. Es Juego de Tronos.
Y si no empezamos a verlo así de una vez, despreciando todas nuestras muletas intelectuales para mantener contenidos nuestros más provincianos miedos, terminaremos poniendo la misma cara que debieron poner los habitantes de Roma cuando vieron a un Genserico ya convertido al cristianismo -bueno a la versión arriana del mismo-, entrar en la metrópoli eterna y asolarla hasta los cimientos.
"¿Pero estos no eran bárbaros paganos que estaban en las fronteras peleándose entre ellos?", debieron preguntarse sorprendidos. 
Nosotros quizás ni siquiera tengamos tiempo para eso.

martes, junio 06, 2017

Yemen y nuestro inconsciente recurso a la inocencia

En esta parte del mundo nuestra hay toda una corriente de pensamiento, de reflexión o de falta de ella, que defiende que somos inocentes. Está formada desde por cínicos hasta por personas bienintencionadas que no saben, no quieren o no pueden enfrentarse a sus propias conciencias por temor a encontrar una culpabilidad que les fuerce a eso que nos cuesta tanto asumir y ejecutar: el cambio. Para todos ellos escribo este breve post.
Seiscientos setenta y seis casos mortales de cólera en Yemen y 86.000 casos sospechosos que amenazan ser la plaga más mortal de los últimos dos siglos.
Para esos millones de españoles, estadounidenses, europeos y occidentales en general inconscientes bienintencionados o cínicos perversos, esto no tiene demasiado que ver con nosotros.
Hay guerra en Yemen. Se han destruido doce hospitales, cortado las lineas de suministro médico, imposibilitado el acceso al agua potable y a los alimentos. Pero no tiene nada que ver con nosotros.
Arabia Saudí bombardea Yemen para acabar -en teoría- con los locos furiosos de ISIS que comandan la rebelión contra un régimen militar brutal y tiránico tan medieval como aquellos que se le oponen.
Un conflicto regional, que diría el pentágono.
Pero Arabia Saudí bombardea hospitales con las bombas que les vende Alemania, los aviones que les vende Francia; con el apoyo táctico de la Sexta Flota estadounidense destacada en el Golfo Pérsico, con los sistemas de radar y las baterías terrestres, las armas automáticas y las granadas vendidas por España.
Así que cada víctima del cólera que esa guerra desata y propaga es una víctima nuestra. Cada tumba, cada epitafio, es una hoja de reclutamiento cumplimentada para el falso califato porque para los habitantes de Yemen los yihadistas luchan contra un régimen dictatorial y perverso mientras que nosotros somos esas gentes que están lejos y ponen al frente de sus países a los que deciden vender el armamento que les mata y les conduce a morir de una plaga salvaje.
Así que ningún yemení nos considerará nunca inocentes. No porque estén fanatizados o ciegos, no porque les engañen los manipuladores del falso Estado Islámico, no porque sean perversos musulmanes cuya religión les llama ala yihad.
Sino, simple y llanamente, porque no somos inocentes.

jueves, junio 01, 2017

Medio siglo cambiando y ocultando Seis Días

Hoy se cumplen 50 años de la Guerra de los 6 días y resulta curioso que El País publique un artículo de Opinión titulado ¿Por qué es importante la historia? sobre el asunto.
Y lo que es más curioso es que no acepte comentarios precisamente en este artículo, ¿por qué será?
El autor desglosa una serie de supuestas innegables verdades históricas
"Para empezar, en junio de 1967, no existía ni había existido jamás ningún Estado palestino. Su creación, propuesta por la ONU en 1947, topó con el rechazo del mundo árabe porque significaba el establecimiento simultáneo de un Estado judío".
Cierto. Pero quizás la historia es importante porque no conviene olvidar que la historia no empieza en junio de 1967. La historia es importante porque La Sociedad de Naciones realizó una partición de Palestina y, antes de que se secara la tinta de la firma que Israel había estampado aceptando esa partición, Tiberias fue ocupada el 19 de abril de 1948, los israelíes invadieron Haifa el 22 de abril, Jaffa el 28 de abril, los barrios árabes en la Ciudad Nueva de Jerusalén el 30 de abril, Beisan el 8 de mayo, Safad el 10 de mayo y Acre el 14 de mayo. Quizás habría que recordar eso para que se explique el porqué de la oposición de los países árabes a la partición.

"En segundo lugar, Cisjordania y Jerusalén Este estaban en poder de Jordania. Este país, en clara violación de los acuerdos, impedía a los judíos el acceso a sus lugares sagrados en la parte oriental de la ciudad y había profanado y destruido muchos de ellos. La Franja de Gaza estaba en manos de Egipto, que empleaba la fuerza militar para controlar a sus habitantes".

En todas las ciudades antes mencionadas se mantenía el dominio israelí por la fuerza armada de organizaciones paramilitares que luego se integraron en el ejército israelí y de todas ellas se deportó a todos los habitantes árabes para colocar a habitantes judíos. Es importante no olvidar la historia, es cierto
Y otro dato, Cuando se estableció es Estado de Israel el 54 por ciento de la población era árabe. Las deportaciones y las matanzas habían reducido esa población a un 35 por ciento (algo más de un tercio) cuando empezó la Guerra de los Seis Días. Va a ser que comenzamos a responder a la pregunta de ¿Por qué es importante la historia? 

"Al hablar del conflicto entre árabes e israelíes no podemos tratar el pasado como si fuera irrelevante"
También estoy de acuerdo. No es irrelevante el pasado a 1967. Como el hecho de que el Estado Israelí se construyera sobre la ideología de individuos como Joseph Weitz, que fue el director del Fondo Nacional Agrario Judío y que el 19 de diciembre de 1940, escribió: "Debe estar claro que no hay sitio para ambos pueblos en este país. A la empresa sionista le ha ido bien hasta ahora.. y le ha bastado con 'comprar tierras' pero esto no creará el Estado de Israel; eso debe ocurrir de inmediato, como una Salvación y no hay otra forma de hacerlo que trasladar a los árabes de aquí a los países vecinos, trasladarlos a todos; con la excepción tal vez de Belén, Nazaret y Jerusalén Antiguo, no debemos dejar una sola aldea, ni una sola tribu". ¿Por qué la historia no es importante hasta llegar a lo que se dijo, se hizo y se pensó desde 1940 y solo lo es para retrotraerse a 1967?

"Tercero: los países árabes podrían haber creado un Estado palestino en Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza en cualquier momento. Pero no lo hicieron, porque despreciaban a los palestinos".
E Israel podría no haber expulsado a árabes y palestinos de las ciudades que no les habían asignado y entonces no se hubieran agolpado en la franja de Gaza. Pero claro, los condicionales -que por otra parte no conforman la historia- solo se aplican a los países árabes.

"Cuarto: Las fronteras de 1967, cuando estalló la guerra, no eran unas fronteras oficiales, sino nada más que una línea de armisticio fijada en 1949, la llamada Línea Verde, delineada después de que cinco ejércitos árabes atacaran Israel en 1948 para destruir el Estado judío recién nacido y no lograran su propósito. Los países árabes, incluso derrotados, siguieron negándose a reconocer el derecho de Israel a existir".
E Israel siguió negándose a devolver las ciudades y territorios conquistados ilegalmente. Por no decir que además, si no eran unas fronteras oficiales, ¿por qué se supone que existía el estado de Israel?, ¿Puede existir un Estado sin fronteras oficiales?. Y por supuesto de nuevo empezamos la historia cuando nos conviene, en junio de 1948, no en abril. No vaya a ser que alguien se acuerde de lo que hizo el Irgún, entre otros, en abril de 1848 en todas las ciudades asignadas a los árabes. 

"Quinto: la Organización para la Liberación de Palestina, que participó en la guerra, nació tres años antes, en 1964, con el objetivo de destruir Israel. En 1964, recordemos, no había más “asentamientos” que el propio Israel".
“No le echemos la culpa a los asesinos hoy”, dijo en 1965 Moseh Dayan, nada sospechoso de antisemita ni antisionista, en un discurso, refiriéndose a los palestinos que habían perpetrado un ataque a un kibbutz. “¿Por qué deplorar su odio rabioso contra nosotros? Durante ocho años han estado esperando en campos de refugiados en Gaza, y frente a sus propios ojos han visto como sus tierras y aldeas, aquellas que ellos y sus padres habitaron, se transformaron en nuestro estado”. 
Así que de nuevo la historia se hace importante para recordar que sí, si había asentamientos. En realidad toda Israel era un inmenso asentamiento ilegal, o al menos la parte tomada ilegalmente por la fuerza entre 1945 y abril de 1948.

"Sexto: durante las semanas previas a la Guerra de los Seis Días, los dirigentes egipcios y sirios declararon repetidamente que se avecinaba un enfrentamiento armado y que su propósito era borrar a Israel del mapa. Sin ambigüedades".
"Debemos estar preparados para pasar a la ofensiva. Nuestro objetivo es hacer añicos Líbano, Tansjordania y Siria. El punto débil es Líbano, pues el régimen Musulmán es artificial y fácil para nosotros de minar. Estableceremos un gobierno Cristiano allí, y después machacaremos a la Liga Árabe eliminando Transjordania; Siria caerá ante nosotros. Luego bombardearemos y tomaremos Port Said, Alejandría y el Sinaí."
David Ben-Gurion, Mayo de 1948. Eso tampoco es muy ambiguo, también es historia y se llevaba dos décadas repitiendo sin descanso por el Gobierno israelí.


"Hoy hay muchos que quieren reescribir la historia. Quieren hacer creer al mundo que existió un Estado palestino. No es verdad. Quieren hacer creer al mundo que había unas fronteras oficiales entre ese Estado e Israel. No es verdad. Quieren hacer creer al mundo que la guerra de 1967 fue un acto beligerante provocado por Israel. No. Fue un acto en defensa propia ante las amenazas de destruir el Estado judío, el bloqueo marítimo del Estrecho de Tirán, la brusca retirada de las fuerzas de paz de la ONU y el despliegue de las tropas egipcias y sirias. Todas las guerras tienen consecuencias. Pero aquellos agresores no han asumido nunca la responsabilidad de la que iniciaron".
Y se le podría dar la razón en todo lo que sigue si el autor no se empeñara en aislar la Guerra de los Seis Días de todo lo ocurrido antes de 1967 desde que el sionismo ideológico llevó el terrorismo y la sangre a las tierras palestinas .
Y a lo mejor un analista militar o un historiador lo haría pero David Harris, presidente del American Jewish Committee, no está dispuesto a hacerlo.
Y por lo que se ve El País tampoco, porque he buscado un artículo de opinión parecido desde el punto de vista árabe o palestino y, lamentablemente, no lo he encontrado.
¿Por qué la historia es importante?
Porque no se puede cambiar. Pero tampoco se puede ocultar. Es el mismo vicio.


lunes, agosto 15, 2016

Niza, EL Burkini, El Génesis y Ṣalāḥ ad-Dīn

Parece que en esto de la guerra contra el Falso Califato no nos cansamos de perder una batalla tras de otra. 
Y sobre todo pareciera que no aprendemos de todas y cada una de esas derrotas y seguimos saliendo escaldados porque no acertamos con las armas que usar en cada refriega, en cada escaramuza, en cada frente, bélico o no, en el que nos enfrentamos a los locos furiosos de la falsa yihad.
Ahora le toca el turno al burkini, nombre ya despectivo de por sí -otra pequeña derrota- que se da al bañador integral que utilizan algunas mujeres musulmanas por ser fieles a los preceptos de su religión. El Alcalde de Niza lo prohíbe y un tribunal de la misma ciudad le da la razón cuando algunos ciudadanos franceses protestan por la norma. Ahí comienza y acaba la escaramuza. 
Ahí empieza y se hace eterna la derrota.
Se dan argumentos que nada tienen que ver en apariencia con la verdadera causa y motivo de la prohibición. También es lo habitual. La intransigencia siempre se disfraza de otra cosa, como la estupidez se disfraza de arrogancia o la mezquindad de cobardía.
Como los fanáticos ayatolas iraníes o los locos sangrientos del falso califato, pretendemos presentar nuestras decisiones más intolerantes como si fueran producto de algo lógico, de algo indiscutible e innegable. 
Y ahí es donde empezamos a perder esta batalla. Justo en ese momento es cuando empezamos a ser lo que ellos quieren que seamos: exactamente igual que ellos.
Porque hablamos de higiene y el reglamento de cualquier piscina municipal cubierta nos desmiente una milésima de segundo después. ¿Cómo puede exigirse por higiene cubrirse totalmente el cabello cuando se nada en una piscina cubierta y exigirse por idéntico motivo no hacerlo cuando la cobertura nos recuerda a un velo islámico? No cuela. 
¿Los bañistas que lo hacen en bañador, bikini, trikini - que también los hay de neopreno, por cierto- o cualquier otra prenda de baño, presentan a la entrada de la zona de baños un certificado de que han lavado su ropa, de que no tiene restos orgánicos, virus o bacterias que pueden contaminar el agua? va a ser que no. Así que sigue sin colar. 
Si nadie prohíbe a los sufistas, submarinistas, nadadores de aguas frías y de largas distancias sus bañadores integrales en las competiciones y las playas por cuestiones de higiene ¿por qué no es higiénico el bañador integral sobre el cuerpo de una mujer musulmana?
Cómo nos quedamos sin higiene tiramos de laicismo. Francia es un estado laico y por eso no acepta símbolos religiosos. Y alguien, sin ninguna lógica ni argumentación, ha decidido que el bañador integral de las mujeres musulmanas lo es.
Aún comiéndonos el argumento de la simbología religiosa sabiendo que es un falso silogismo, el Génesis viene a darnos en los morros tan fuerte que nos hace sangrar por la nariz como un niño que recibiera un sopapo de dios padre.
«Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores.
Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahveh que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahveh por entre los árboles del jardín.
Yahveh llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás?
Este contestó: Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo y eso me avergüenza; por eso me escondí.»

De modo que, solo para que les conste a los defensores del enroque laicista contra el bañador integral, todo bikini por minúsculo que sea, todo trikini por sugerente que se antoje, todo turbo ajustado o bañador de flores de media pierna es producto de la evolución del tabú de la desnudez surgido de la moral judeocristiana desde el Génesis 3: 7-10 hasta nuestros días.
Si prohibieran el baño vestido con cualquier prenda sería creíble el momento de la defensa del laicismo, si multarán a cualquiera que llevara ropa como símbolo heredado de una creencia religiosa sería creíble idéntico argumento. Pero como no hacen ni van a hacer ninguna de las dos cosas. De nuevo han tardado un minuto en ver su castillo de naipes argumental desmoronarse.
Y así, cuando ya hemos perdido la primera batalla, cuando ya nos hemos comportado como ayatolas intransigentes o líderes furiosos de Hamas, que intentan sin conseguir ocultar su intolerancia bajo otros argumentos, nos lanzamos a perder la segunda y hacemos de nuevo lo mismo que nuestros enemigos. 
Exhibimos orgullosos nuestra intransigencia.
El alcalde de Niza asegura que es un “símbolo de extremismo religioso” y se queda tan ancho pero lo que es peor, mucho más del Falso Califato, un argumento digno de esos enemigos a los que queremos combatir afirma que "en el contexto de Estado de Excepción y de los recientes atentados islamistas en Francia puede crear o exacerbar las tensiones”.
Resumiendo: te prohíbo llevarlo porque me molesta que lo lleves.
Vamos, el mismo rollo de no te pongas minifalda para no provocar a los violadores de los obispos patrios o el de cúbrete el rostro por completo para no despertar la lascivia de los varones talibanes. El problema no está en lo que tú haces sino en la interpretación que nosotros le damos. Como nosotros no somos capaces de controlar nuestra visceralidad -ya sea nuestra lívido o nuestro miedo- tú no puedes hacer aquello que tienes derecho a hacer.
Como yo no puedo dejar de comportarme como un animal atávico y primitivo -el miedo irracionales tan paleolítico como el impulso sexual incontrolado, no lo olvidemos- tú estas obligada a perder tus derechos.
Y así el Excelentisimo Alcalde de Niza pasa a formar parte del selecto club del que ya son miembros Hasán Rouhaní, Khaled Mashaal, Abu Bakr al-Baghdadi, Benzi Gopstein, Joseph Kony y otros muchos que han decidido hacer ley en sus ámbitos de autoridad o de poder de lo que su moral, sus gustos, sus tendencias y su incapacidad de controlarse marcan para aquellos que no son como ellos.

De modo que, aunque creamos ganar porque no veremos ese molesto símbolo de islamismo radical y yihadismo que es en nuestras mentes el bañador integral, habremos perdido porque habremos convertido Niza en una sucursal de ese Falso Califato de sangre y muerte.
Una vez más habrán logrado que hagamos lo que quieren que hagamos: ser como ellos.
Porque el bikini o la falda corta o los pantalones cortos en los hombres están prohibidos en Teherán porque son "símbolos de la depravación moral que desvía a los creyentes" y el bañador integral está prohibido en Niza porque "es un símbolo de extremismo religioso".
Ninguno de los dos argumentos es cierto pero, si compramos el nuestro automáticamente compramos el suyo.
Porque a la falsa yihad sangrienta le importa bien poco el número de inocentes que mueran en sus ataques a mercados, a plazas públicas a iglesias o a mezquitas y nosotros demostramos lo mismo cuando bombardeamos hospitales, ciudades enteras hasta borrarlas de la faz del planeta o enviamos a las tropas de los kurdos a hacer limpieza étnica con tal de recuperar las posiciones estratégicas de la estructura militar del Falso Califato.
Y no podemos denunciar su crueldad, ni ningún otro rasgo inhumano mientras nosotros hacemos lo mismo.
Nuestra única herramienta para luchar en esta guerra es no ser ellos y ellos lo saben. Por eso nos retan una y otra vez a comportarnos a su imagen y semejanza: Y nosotros caemos cada jodida vez.
Si no nos damos cuenta que nuestra principal arma es no comportarnos como ellos, es no caer en la intransigencia, en la defensa moral de lo nuestro como lo único válido, no podremos siquiera luchar en esta guerra. 
Porque las masas de las que se alimentan como carne de cañón seguirán percibiéndolos como ellos quieren que nos perciban. Seguiremos siendo aquellos que no les dejamos ser como quieren, aquellos que matan inocentes con tal de matar un culpable. 
Y mientras seamos igual que ellos, esas masas, que son su verdadera arma, seguirán sumándose a sus filas porque de entre los dos monstruos, ese parece que está más de su lado.
Nuestra única arma es seguir siendo nosotros y ser coherentes con todo eso que decimos defender de boquilla. Y defenderlo para todos y en todo lugar, no solamente para nosotros y donde nos viene bien
Porque solo así podremos decirles de verdad a todos esos ojos que nos miran desde el oriente árabe lo que su único verdadero califa les dijo a los supervivientes cristianos del sitio de Jerusalem cuando se sorprendieron de que les dejara irse en paz, pese a los desmanes que los cruzados habían cometido contra musulmanes y judíos al tomar la ciudad: " Mi nombre es Ṣalāḥ ad-Dīn y yo no tengo nada que ver con esa gente".
A ver si de verdad empezamos a no tener nada que ver con esa gente.

martes, agosto 02, 2016

Hay silencios que matan como las armas

Según para qué cosas me encantan los silencios.
Hay silencios intensos de esos que mantendrías todo el tiempo del mundo y silencios tranquilos de esos que persisten en la memoria más allá de los ruidos que acaban por matarlos.
Y luego hay otros silencios.
Silencios sorprendentes como el de aquellos que pese a estar siempre con Venezuela en la boca y la pluma, pese a hablar y escribir hasta la extenuación de un informe escrito para el gobierno bolivariano y criticarlo hasta la extenuación, ahora callan cuando nuestro Gobierno aprueba ventas de patrulleras y cañones por valor 10 millones de euros a ese régimen como callaron el año pasado cuando hizo lo mismo con armas y material antidisturbios por valor de otros 15 millones.
¿No contribuye ese material y esas armas más al sostenimiento del régimen de Maduro de lo que lo hiciera un informe de estrategia política al de Chávez en su momento?
Los autores de ese sorprendente silencio no contestan, solo callan.
Como callan aquellos que, después de hablar y perorar hasta que se les inflamaron las cuerdas vocales porque unos políticos salían hablando en una cadena financiada con dinero iraní o porque hacían visitas a la cuba castrista, ahora no dicen una palabra sobre los 14 millones de euros autorizados en armamento para su venta en Irán o en los 208.000 en material de visión nocturna para la policía cubana.
¿No sirven más las armas para mantener controlada la disidencia anti islámica que un programa de televisión en España?, ¿no apoya más el islamismo vender armas a un país que financia y arma a Hezbollah en Líbano y a otros grupos y grupúsculos violentos en todo el mundo árabe que hacer un debate político ante las cámaras en España?, ¿no es más útil un equipo de visión nocturna para controlar a los balseros y reprimir la disidencia que una visita organizada por el malecón de La Habana?
Sigue sorprendiendo que no haya respuesta. Sigue sorprendiendo el silencio.
Hay silencios sospechosos. Como el de esos que, tras escribir, vomitar y escupir todo tipo de diatribas contra el Islam y contra la perfidia de esa religión y de los que la aplican a sangre y fuego, permanecen en un silencio trapense cuando este gobierno, nuestro gobierno, el gobierno al que ellos votan una y otra vez, autoriza la venta de material militar este año a Arabia Saudí por valor de 533 millones de euros, después de que el año pasado lo hiciera por 557 millones, incluyendo también material policial.
¿No contribuye ese material a una intervención militar en Yemen tan ilegal como la proclamación del Falso Califato, puesto que también ha sido rechazada por Naciones Unidas?
¿No sirve ese material policial para detener a personas que luego son lapidadas por adúlteras, flageladas por infieles, amputadas por ladrones o colgadas por el cuello hasta morir por ser homosexuales?
Pero no contestan, siguen sospechosamente callados.
Y el mapa de los silencios aumenta y se extiende como puede verse aquí

Hay silencios reiterados que se mantienen a despecho de la más elemental coherencia ideológica cuando se contemplan los 162 millones en ventas de armamento autorizados a Omán en 2015 o los 158 de este año, los 289 a Qatar, los 12 a Emiratos Árabes Unidos o el millón a Kuwait y Bahrein, países todos ellos en los que, al menos parcialmente, rige la Sharia y en los que se obliga a las mujeres a ir veladas, se persigue o dificulta otros cultos que no sean el islam y todas esas barbaries contra las que sí se grita cuando son practicadas por los locos furiosos del poder y la sangre escudados en su falsa interpretación de la religión.
¿No son esos regímenes tan totalitarios, medievales y bárbaros como el ISIS?, ¿No hay que clamar y señalar a quienes les ayudan?
Los que deberían responder continúan en su silencio persistente y mantenido.
Hay silencios preocupantes. Como el de aquellos que van a pasearse y hacer discursos por calles y avenidas extranjeras, denunciando la falta de democracia y afirmando que las dictaduras no tienen cabida en un mundo democrático, y ahora callan cuando el gobierno español con el que ellos o aquellos a los que entregan su sufragio quieren gobernar, autoriza ventas de armas por valor 106 millones a Egipto o de 170 a Turquía, regímenes que o son dictatoriales o son falsas democracias en las que la represión civil es un hecho consumado, denunciado y constatado por organismos internacionales públicos y privados.
¿No debería negarse el apoyo militar a esos regímenes por el hecho de no ser democráticos como se pide con otros?
El silencio seguirá siendo la respuesta.
Y lo mismo con los 12 millones autorizados en armas para Rusia, con Chechenia, Osetia y Crimea incluidas; los 18 millones a China, con el Tibet y su secular represión incluidas, los 4 a Tailandia con la oposición entrando y saliendo de la cárcel un día sí y otro también, los 85 a Irak, con una guerra civil entre las distintas facciones religiosas y los continuos y misteriosos ataques y robos de los arsenales militares...
Si se es civilizado, demócrata, garantista, respetuoso de los derechos humanos y defensor de los principios occidentales ¿no se debe estar en contra de todos aquellos que van en contra de ellos?, ¿no se debe gritar y escribir contra aquellos que autorizan que se venda armamento un año tras otro a los que se pasan esos principios por el arco del triunfo?
Claro que también, por incoherente desgracia, hay silencios culpables.

domingo, julio 24, 2016

Nous devrions être les hazares,lo digo para que conste

Ochenta personas muertas y doscientas treinta y una heridas mientras se manifestaban pacíficamente por las calles de Kabul, la eternamente golpeada por la guerra y la locura capital de Afganistán, lo digo para que conste.
La inmensa mayoría de ellos eran hazares. Pero no estaban en la calle por su rama, su culto, su tendencia o su interpretación religiosa del Islam. No gritaban Allahu Akbar, Allah Yafashla ni nada por el estilo, lo digo para que conste.
Se manifestaban para pedir algo tan básico y que nosotros no solemos pedir porque ya lo tenemos como es un suministro continuado de electricidad para sus casas y sus tiendas, lo digo para que conste.
Más de trescientas personas que han visto sus vidas quebradas o directamente eliminadas de la ecuación de la historia que eran y son padres de alguien, hermanos de alguien, hijos de alguien, sobrinos o nietos de alguien, lo digo para conste.
Tres centenares de seres humanos que ocupan un módulo en portada y una noticia de media página, no titulares a cinco columnas, no editoriales en páginas interiores, no sesudos debates de análisis en las ondas occidentales, no eternas conexiones en directo, mantenidas en nuestras pantallas de forma artificial con las mismas imágenes corriendo en bucle una y otra vez, sin datos, alimentando solamente el miedo y el morbo. Lo digo para que conste.
Ochenta muertos que ayer estaban vivos que no tienen a todas las agencias de seguridad mundiales buscando a sus asesinos, esculcando las redes buscando comunicaciones, revisando casas, promulgando leyes internacionales para detener a los autores, instigadores e ideológos de esta matanza; que no son prioridad de la Interpol, de la NSA, de la Sedece, del MI-6, del CNI ni de ninguna de las agencias de investigación o de inteligencia que hemos convertido en nuestras armas favoritas contra el yihadismo. Lo digo para que conste.
Centenares de viudas, huérfanos y deudos que no recibirán la solidaridad internacional con campañas mediáticas, concentraciones espontáneas o millonarias viralizaciones en las redes sociales con un #JeSuiHazar, #PrayForKabul o el sempiterno lazo negro en una bandera que muchos ni siquiera conocen. Lo digo para que conste.
Ocho decenas de familias que no recibirán en sus funerales la visita de políticos venidos de otros países, de legaciones diplomáticas de naciones amigas, que no verán las condolencias de candidatos a presidente del gobierno, monarcas y ministros subidas a toda prisa a las redes sociales, ni serán mencionados en discursos que hablan de la lucha contra el terrorismo, de valentía y de fortaleza. Lo digo para que conste.
Trescientas personas que no vivían ni han muerto en París, Niza, Munich o Bruselas pero que son la explicación más sangrienta de porqué estamos perdiendo esta guerra, de porqué ya la hemos perdido. Lo digo aunque no constará en ninguna parte.
Porque ellos no nos importan, porque creemos que los únicos importantes somos nosotros, que solo es relevante nuestro miedo, nuestra sangre y nuestra muerte. Porque hemos reaccionado tarde, mal y por los motivos equivocados.
Porque no estamos en guerra contra el terrorismo, contra el yihadismo, contra la locura o contra la injusticia y la barbarie. Solo estamos en guerra contra los que nos matan y si no nos matan no nos importa lo que hagan, donde lo hagan ni a quien se lo hagan.
Porque ya no somos lo que queríamos ser. Ya no somos los ingleses en Dunkerque, muriendo de espaldas al mar para que los franceses tuvieran una remota posibilidad de evacuación; ya no somos los estadounidenses cayendo como moscas del cielo un día de calor al poner el pie en las playas de Omaha o Gold para dar a Europa una posibilidad; ya no somos los 40 millones de rusos que inmolaron su grano y sus casas para atraer al ejercito de Von Paulus a una trampa blanca y helada y dar una oportunidad a un desembarco que sin su muerte no tenía la más mínima opción de éxito.
El Occidente Atlántico, atrapado en su egoísmo, su miedo y su incapacidad para asumir sus propias injusticias contra el mundo, ya no solo no pelea por otros, sino que simplemente ni siquiera se preocupa por ellos.
Hemos hecho real algo que se escribió para otro tiempo y otra situación: "ahora vienen a por nosotros y ya es demasiado tarde", como dijera el reverendo Martin Niemüller, que no Bertolt Brecht. Lo digo para que conste.
El falso califato mata a ochenta personas y hiere a doscientas treinta y una en Kabul con dos guerreros suicidas y esa es la principal batalla que hemos perdido, no la de Munich y un tirador de origen iraní inspirado en su locura por Internet y un libro que nunca debió llegar a caer en sus manos.
Y es nuestra peor derrota porque no nos importa haberla sufrido y ni siquiera la percibimos como una derrota.
Lo digo para que conste.

sábado, julio 16, 2016

Niza, Turquía mensajes y malas respuestas

Y de pronto Turquía. Otra vez Turquía.
Mientras nosotros continuamos, consternados, asolados, aterrados o cualquier otro calificativo trágico que queramos poner a nuestra reacción seguimos mirando a Niza, de pronto un golpe militar lo intenta y casi lo consigue en Turquía.
Y nosotros no vemos más allá. Seguimos con los ojos puestos en la matanza de Niza y no vemos más allá de la posibilidad de que nos estropeen las vacaciones o nos retrasen los vuelos.
No vemos más allá del modo y de la forma en el que la población turca reacciona y contribuye a evitar el golpe militar -algo sin duda impensable en la sociedad occidental atlántica inasequible al riesgo personal por cualquier motivo-. 
No vemos más allá de las similitudes de la situación con otro golpe que aplaudimos con las orejas cuando se produjo en Egipto hace unos años y que nos dejó con la incoherencia de ser "demócratas modernos" defendiendo un levantamiento militar contra un gobierno salido de unas urnas.
No vemos más allá de nada porque no analizamos los mensajes. Contamos los muertos, lloramos las lágrimas, sacamos la rabia y el orgullo pero nadie se sienta a analizar los mensajes.
Ni de Niza, ni de Turquía, ni de nada que nuestros enemigos hagan en esta guerra aciaga que estamos condenados a perder.
Atacan una y otra vez a la raíz más profunda de la educación occidental atlántica y siempre dan en el blanco. Atacan al miedo y el miedo nos paraliza, nos impide pensar más allá de los mensajes que los medios envían, que los gobernantes lanzan: son locos, son fanáticos.
Como si los locos y los fanáticos no pudieran ganar una guerra. Como si por ser locos y fanáticos no tuviéramos que entender que es lo que nos están diciendo a gritos con sus bombas y con nuestra sangre.
Con el 11S en Nueva York, el 11M en España y el 7J en Londres nos dijeron a gritos y sangre que la guerra había empezado y que se combatiría en nuestras calles y nosotros entendimos que los terroristas iban a atacar elementos emblemáticos de nuestra sociedad. Y los protegimos, los reforzamos, hicimos de los aeropuertos fortalezas. Respuesta equivocada.
Con las invasiones fallidas de Irak y Afganistán nos dijeron que no íbamos a lograr lo de siempre, mantener la guerra en el patio trasero del planeta sin que nos afectara. Que aunque fuéramos a sus bases, las bombardeáramos, pusiéramos gobiernos favorables en esos países no íbamos a encontrarles ni a poder mantenerles en sus reductos.
Llevan quince años enviándonos mensajes y nosotros seguimos hablando de religión, de Islam, de fanatismo, sin entrar en el verdadero contenido de esos mensajes.
Con Charlie Hebdo o la escuela judía de París nos dijeron que, al igual que la Convención de Ginebra había muerto también para nosotros como llevaba años enterrada para los civiles libaneses, palestinos, israelíes iraquíes y afganos. Que igualarían la lista muerte a muerte a muerte, que nuestros civiles eran tan prescindibles como los suyos, que los daños colaterales ya no estaban solamente en las películas estadounidenses.
 Y nosotros quisimos entender que iban a atacar nuestros símbolos culturales del laicismo y el cristianismo. Y también los blindamos, los defendimos, hicimos leyes para evitar la "islamización" de Europa. Respuesta equivocada.
Con la toma militar de zonas inmensas de Irak, Siria y hasta Turquía nos anunciaron que su objetivo era el gobierno, no la venganza, no el terrorismo, no loa conversión al islam, era puramente establecer un poder global hegémonico. Y nosotros quisimos interpretar que querían bases seguras en las que armarse y acumular sus bombas y explosivos.
Y los bombardeamos de nuevo, armamos a grupos tan peligrosos o más que ellos para enviarlos a combatir contra ellos, apoyamos a dictadores crueles para evitar su ascenso, les dimos aviones de combate, armamento pesado, entrenamiento militar y poder destructivo a todos los que están cerca o alrededor de ellos.
No nos dimos cuenta de que, con el paso del tiempo, terminarán combatiendo a su lado porque están más cerca en todo del falso califato que de ese Occidente Atlántico que siempre ha sido su enemigo. Respuesta equivocada.
Con las masacres de París y de Bruselas nos enviaron otro mensaje que nuestro miedo y nuestra estupefacción nos impidió comprender. Que no les hacían falta explosivos, que no les hacían falta suicidas venidos de allende de las fronteras de nuestra civilización, que no les hacían falta infiltrar nada ni nadie. 
Creímos entender que significaba que habíamos dejado de ser daños colaterales asumibles para convertirnos en objetivos prioritarios y que buscaban acumulaciones de gente para generar el máximo daño posible. Y era verdad. 
Pero ese mensaje ya había sido lanzado el fatídico 11S y habíamos tardado tres lustros en comprenderlo.
El mensaje que ignoramos es que no les hacían falta explosivos, que no les hacían falta suicidas venidos de allende de las fronteras de nuestra civilización, que no les hacían falta infiltrar nada ni nadie.
Pero nosotros sacamos las tropas policiales a la calle armadas hasta los dientes y las colocamos por doquier, protegimos las aglomeraciones, los actos en los que las multitudes se agolpaban buscando hombres armados, individuos sospechosos, tipos con aspecto árabe, vestidos de blanco y con el pecho demasiado abultado o la mano metida sospechosamente en el bolsillo. Respuesta equivocada.
Y ahora con Niza nos envían otro mensaje. Da igual que controléis las fronteras, que limitéis el tráfico de armas -o que lo intentéis-, que cacheéis a todo el mundo, que coloquéis arcos detectores en los estadios de la Eurocopa, que pongáis a la gendarmería en alerta y el Estado Francés en estado de emergencia. Podemos mataros con un camión, con un coche, con un burro o con nuestras propias manos  vamos a seguir haciéndolo sin que podáis evitarlo.
Y con Turquía nos envían otro. Los militares han intentado derrocar una democracia islámica moderada aliada de Occidente, de hecho obsesionada con entrar en la OTAN, y eso nos dice que los ejércitos de esos países empiezan a querer otra cosa, empiezan a valorar que están mejor alejados de nosotros, enfrente de nosotros. Que ven la posibilidad de establecer otro eje de hegemonía geopolítica en el mundo.
Pero nosotros ni siquiera nos preocupamos de Turquía, ni siquiera creemos que tenga algo que ver con nosotros.
Si Turquía cae no tendremos lugar donde escondernos. Y Ya apenas nos quedan. No podemos controlar todas las furgonetas de Occidente, todos los camiones de Occidente, todas las herramientas posibles para perpetrar matanzas. Es decir prácticamente todo lo que hay a nuestro alcance.
Y no vemos ninguno de esos mensajes porque despreciamos una cosa que es la única herramienta para entender el mundo: la historia. 
Todo lo que hacen ya lo han hecho y lo han sufrido antes. El fósforo blanco ya ha ignorado a los civiles en Ramala y Gaza, los AK 47 ya han tableteado en las calles de Tel Aviv y Jerusalem, los katiuska ya han silbado por los cielos palestinos e israelíes, los camiones ya se han llevado por delante a centenares de personas en Beirut y los civiles ya han sido masacrados por uno y otro bando, ya se han armado hasta a los dientes a aliados que luego se han convertido en enemigos en ese guerra enquistada que nosotros llamamos conflicto de Oriente Medio.
Pero claro eso no tenía nada que ver con nosotros.
Quizás nos demos cuenta de los dos últimos mensajes que nos han mandado en Niza y Turquía cuando una mañana despertemos con la noticia de que un pueblo perdido de Bélgica, Alemania, España o Francia ha sido masacrado durante la noche sin importar que no hubiera una acontecimiento importante, que no fuera un lugar emblemático o que no hubiera personajes relevantes o símbolos culturales en él.
O cuando caigan uno por uno todos los regímenes islámicos que consideramos aliados, desde Arabia Saudí hasta Qatar, desde Jordania hasta Yemen a manos de sus propios ejércitos. 
O quizás no lleguemos a darnos cuenta porque ya habremos muerto de viejos y sean nuestros hijos o nietos los que se pregunten como pudimos ser tan ciegos de no darnos cuenta cuando un avión se estrelló contra el World Trade Center y nos trajo la guerra a casa.
Y no nos confundamos, esto no se llama complejo de Casandra. Se llama Persia, Imperio Egipcio; Se llama Roma. Se llama historia.

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