miércoles, diciembre 20, 2017

Cuando un voto se convierte en un hacha o un mosquete en Catalunya

Parece que mañana es el día. La primera vez que se llevan a cabo en España  unas elecciones autonómicas por imperativo del Gobierno central.
Y yo suelo ser de los que dicen que se vote porque si no se hace, después no se puede protestar, se pierde el derecho a exigir y te quedas sin argumentos cuando el Gobierno -cualquier gobierno- se monta a lomos de un poder que no le pertenece, ignorando que es algo prestado por el pueblo -ahora llamado más finamente, la ciudadanía-.
No voy a retirar mi recomendación, pero en las elecciones catalanas de mañana todo sufragio depositado en la urna será depositado en uno u otro montón. Da igual al partido que se vote, da igual a la formación que se prefiera, solamente habrá un análisis: España y Catalunya. Juntos o separados.
Así que ninguno de los sufragios emitidos mañana servirá absolutamente para nada.
No lo hará por un simple motivo: Si gana el independentismo, el Gobierno del PP no se planteará bajo ningún concepto la independencia de Catalunya. Dará igual lo que diga el electorado, dará igual el recuento. 
Han impuesto unas elecciones, intervenido una comunidad autónoma forzando y manipulando un artículo constitucional y puesto la imparcialidad de la justicia de rodillas bajo el manto de su política unionista solamente para que no haya independencia en Catalunya. Así que, aunque gane el indepentismo, dará igual.
Y si gana el españolismo unionista también dará lo mismo. La parte de Catalunya que quiere ser independiente no dejará de quererlo y podrá argumentar sine die, por más que les restrieguen los resultados de esots comicios por la cara, que, en pleno siglo XXI, al contrario que los países medianamente civilizados y democráticos como Gran Bretaña o Francia, se les ha negado un referendum legal y se ha transformado en ilegal el que hicieron. Podrán decir -con toda la razón, le pese a quien le pese- que el Estado español ha reaccionado como el Rey Jorge con sus colonías americanas hace ya dos siglos y medio.
Y también será inutil porque, gane quien gane en las urnas, triunfará por un par de escaños, unos cientos de votos, un puñado de municipios o de secciones electorales.
Y Catalunya seguirá dividida. Seguirá rota por la mitad por las acciones de unos y de otros. Por el empeño de los independentistas en no darle visión y desarrollo en el tiempo histórico a sus deseos de independencia, por la obcecación de los españolistas de negarse a dejar a los catalanes opinar legalmente al respecto; por las diadas multitudinarias como demostración de fuerza; por los autobuses traídos desde toda España para orquestar manifestaciones multitudinarias de banderas de España y cruces de San Andrés para contrarrestarlas; por los mossos de unos y los guardias civiles de otros. Por las mentiras de unos y de otros para apoyar su posición, retorciendo la interpretación de la historia de Catalunya y de España en su favor.
Pero sobre todo será inútil por el hecho de que nadie se ha preocupado de Catalunya en estas elecciones. 
Las candidatas de uno y otro signo nacionalista -españolista o catalanista- desconocen el nivel del paro en su territorio y, claro, poco o nada han propuesto para solucionarlo; los candidatos catalanistas no hablan de desindustrialización o de crisis de los servicios , los españolistas no hablan de comercio internacional o de problemas agrícolas.
Porque los unos y los otros, como caudillos de distintas tribus bárbaras ante las murallas de la ciudad que pretenden saquear, se han preocupado más de repartirse el botín, de dirimir las cuotas de poder, de pugnar por la investidura a President de la Generalitat, que de ninguna otra cosa
Porque todo lo bueno parte de España y todo lo malo del procés para unos y exactamente lo contrario para los otros.
Porque no se han preocupado de alentar a sus votantes, de ilusionar a la sociedad con sus proyectos políticos, de presentar un programa. Se han limitado a intentar hacer levas, más o menos forzosas basadas en el miedo al futuro enemigo, para aumentar sus huestes y armarlas con una papeleta para lanzarlas luego al campo de batalla.
Y puede que, como en el asedio de l'Alguer en 1354, ganén unos o, como en la Batalla de Montjuit en 1640, se impongan los otros. Pero, a estas alturas del partido de la historia, de todos es sabido que una victoria bélica nunca trae la paz y por tanto es inútil.

Empoderamiento buenista o el falso arquetipo de Star Wars

No es que sea yo un fan acérrimo de Star Wars, lo cual no significa que no haya visto todas y cada una de las películas de esta saga que amenaza con hacerse interminable, pero acercándome a la nueva entrega me he encontrado con este artículo de The Guardian.
Según se ve, uno de los grandes méritos de este nuevo episodio es que es el más feminista de todos, según los estándares que, al parecer, ha impuesto la nueva ola del feminismo y que se basan en eso que se ha dado en llamar empoderamiento.
Y esto me genera una reflexión ¿el empoderamiento de la mujer -en la ficción- supone presentar mujeres en cargos de poder? Yo pensaba que sí, pero me he dado cuenta de que no es así.
Lo que busca ese falso feminismo de ahora que se refugia en la igualdad para exigir poder es presentar mujeres en el poder, que lo hacen todo bien y que siempre están del lado de lo que cinematográficamente se conoce como “los buenos” -uy perdón, las buenas-. Laura Dern y Carrie Fisher responden en el episodio VIII a ese nuevo arquetipo ficticio y por eso están contentas. Otro gallo nos cantaría si resultara que Darth Vader fuera una mujer tras su máscara y su voz sibilante y acabara arrastrado por el barro, derrota tras derrota, por los rebeldes, estuvieran estos liderados por una mujer o por un hombre.
Vamos, resumiendo en acordes de la autóctona jota zarzuelera, pretenden vender el falso arquetipo de “si las mujeres mandaran / en vez de mandar los hombres / serían balsas de aceite / los pueblos y las naciones”.
¿Por qué digo que es un falso arquetipo?
Por una sencilla razón. Los arquetipos se generan por repetición y este no se ha repetido jamás. Tienen toda la razón al decir que a lo largo de la historia ha habido pocas mujeres en el poder, pero la inmensa mayoría de las que lo han ejercido no responden a ese supuesto buenísmo de jota mañica de Gigantes y Cabezudos.
Si vamos a la historia más o menos antigua tenemos ejemplos de sobra: Isabel de Castilla (Inquisición, expulsión de los judíos y moriscos, persecuciones religiosas); Isabel de Inglaterra (Ejecución de su prima la reina Estuardo, persecución de católicos); Juana de Borgoña (asesinato de sus hermanos mientras dormían para asegurar su corona); Catalina la Grande de Rusia (invención de los ghettos para judíos, exterminio sistemático de población polaca, aplastamiento sangriento de revueltas campesinas)…
Y si vamos a la historia contemporánea la cosa no mejora: Indira Ghandi (gasto de seis veces el presupuesto del país más pobre de la Tierra en la construcción de una bomba atómica), Margaret Thatcher (torturas sistemáticas a presos, Guerra de las Malvinas); Golda Mehir (establecimiento la política de secuestros y tortura de activistas por parte del Mossad, Guerra del Yon Kippur, ordenó las operaciones de represalia masiva Cólera de Dios y Primavera de Juventud)
Y si vamos al momento presente tampoco mejora mucho la cosa: Michelle Bachelet (hijo y nuera procesados por corrupción, ella utiliza el cargo para evitar la imputación); Dilma Roussell (dimite por corrupción), Cristina Kitchner (procesada por corrupción), Christine Lagarde (procesada por corrupción, exige descenso de salarios y pensiones, propone un sistema económico con un 30% de paro para mantener los beneficios empresariales); Laura Chinchilla (dimite por corrupción); Ellen Johnson-Sirleaf (pretendió prohibir la homosexualidad en Liberia);…
Podría seguir ad eternum y no hace falta que nadie me recuerde a Angela Merkel, Helle Thorning-Schmidt, Erna Solberg o Nicola Sturgeon y otro buen puñado de buenas políticas y líderes integras y eficaces.
Porque, aunque lo parezca, esto no es un alegato sobre lo malas que son las mujeres en el poder.
Todo esto es un argumento que creo que demuestra que el poder y los poderosos tienden, sean hombres o mujeres, a actuar de la misma manera. A ser despóticos, beligerantes, intentar mantener su poder a cualquier precio y dejar que sus allegados se beneficien de la corrupción del gobierno que ellos mismos permiten.
¿Es justo que la mujer acceda al poder? Sí, ¿Es ético que intenten vendernos que las cosas mejorarán por ello? No, es un argumento falaz y manipulador porque la realidad de la historia demuestra que es falso.
Y por eso ese empoderamiento buenista tan celebrado de Star Wars es solo una forma más de presentar arquetipos falsos que se quieren vender como reales y admisibles simplemente porque se oponen a otros arquetipos falsos sobre la mujer.
Pero una mentira no se transforma en verdad porque sea la mentira opuesta a la anterior. Sigue siendo una forma de ocultar la realidad.

sábado, diciembre 02, 2017

Romper la hucha o no ser conservador, liberal ni mucho menos competente

Mucho se habla en estos días del partido del Gobierno. De sus ramalazos totalitaristas, de sus deribas autocráticas y de sus juicios por corrupción.
Y pareciera que esos son lo únicos motivos por los cuales resulta absurdo seguir manteniéndole en el poder con los sufragios. Pero no. Otro motivo, quizás el principal motivo que haya para no mantener a un gobierno en el poder, es su total y completa incompetencia.
Más allá de la incompetencia política en la gestión de la crisis catalana, más allá de su absoluta inoperancia a la hora de aportar soluciones a la crisis social que sufre España y que no cubre bandera alguna por grande que la bordes y alto que la izes, está su absoluta incompetencia económica.
Alguien dijo que "los gobiernos progresistas son votados cuando se quiere mejorar y los conservadores cuando se quiere no perder lo logrado" Y esa era la función que se encomendó el PP a sí mismo, que gritó a los cuatro vientos en sus dos campañas electorales consecutivas. Pero no lo hace, no solo es que no quiera hacerlo. Es que no sabe hacerlo.
Y como muestra el botón de las pensiones.
Los genoveses que habitan en Moncloa, con Montoro, Bañez y De Guindos a la cabeza, cogieron un Fondo de Reserva de la Seguridad Social con más de 60.000 millones de euros y ahora lo tienen apenas con 8.000, lo que casi ni es suficiente para un pago.
¿Por qué? ¿porque su incomptente gestión de la Seguridad Social lo ha propiciado? No, ni siquiera se reduce a eso. 
Es simplemente porque su absolutamente negligente gestión de las politícas de empleo y el mercado laboral lo ha posibilitado.
Han tenido que tirar del fondo porque, embarcados en su política de imagen de los brotes verdes y la recuperación del empleo y el crecimiento, han hecho que sus propias políticas dinamitaran el fondo.
Su reforma laboral, que ha convertido a dos millones de españoles en suempleados de corta duración con contratos sucesivos de semanas, días o incluso horas, ha tirado por tierra las cotizaciones a la Seguridad Social. 
Hay muchos más contratos, millones de contratos más cada mes que les permiten maquillar las cifras del paro y vender que este desciende -y lo hace estadísticamente-, pero esos empleos, esos subempleos cotizan menos y por tanto el dinero no llega para pagar las pensiones o llega con lo justo. Y cada vez que hay una paga extra hay que tirar del fondo -y me refiero a paga extra de pensionistas y de funcionarios-.
Su política de empleo ha hecho que los jóvenes -los que más años van a cotizar- accedan al mercado laboral en condiciones precarias, con sueldos de 600 euros -580 de media, para ser exactos- y con contratos de corta duración que hacen que lo que cotizan se lo coman dos meses después con la prestación por desempleo y no pueda sumarse al Fondo de la Seguridad Social porque no hay continuidad en el empleo.
Y no lo digo yo, ni mi radicalismo izquierdista, ni nada de lo que se suele achacar desde el votante medio del PP a este tipo de críticas. Lo dicen los numeros de la UE que colocan la perdida de ingresos medios de los españoles en casi 5.000 euros desde 2010 hasta el año pasado.
¿Ingresando 5.000 euros menos se puede cotizar lo mismo? Matemáticamente es imposible. 
¿Cotizando menos se puede mantener el mismo nivel de la Seguridad Social? La ciencia de los números nos arroja idéntica respuesta a la anterior.
Así que, ese mercado laboral que intentan vender como recuperado es el que está matando las pensiones, el que está vaciando el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, el que está tremolando a los cuatro vientos, como una bandera rojigualda a bandas anchas enarbolada contra el independentismo, la absoluta y total incompetencia económica del Partido Popular en el gobierno.
Y encima les lleva a otra inutilidad, a otra incapacidad. La de controlar la deuda y el déficit. Cada vez que meten la mano en la caja de las pensiones generan más gasto y por tanto aumentan el déficit; cada vez que piden un crédito -que no son de 100 o 200 millones, sino de 4.000 millones- aumentan la deuda pública. Dos incompetencias más en su ya abultada lista de inutilidades manifiestas.
Se pueden decir muchas cosas de los gobiernos anteriores al PP -y yo las digo-, pero en eso cumplieron. Se suponía que su trabajo era mejorar la situacion y dejaron un Fondo de la Seguridad Social de 66.000 millones de  euros en constante incemento, con superavits anuales uno detrás de otro. 
¿Por qué? Por el simple motivo de que el modelo de mercado laboral que mantuvieron -aún después de su reforma laboral- potenciaba esas cotizaciones continuadas con la "rigidez" en los contratos y por tanto evitaba el endeudamiento y el déficit en ese aspecto. Así que, lamentandolo mucho por la defensa de enroque siciliano del votante medio del PP, aquí no se puede tirar del famoso "los otros también".
Lo intentan tapar con recortes sanitarios por doquier, con tratamientos caros que ya no sufraga la Seguridad Social, con todo tipo de privatizaciones, pero ni aún así les salen las cuentas. No pueden salirles porque simplemente han permitido que quienes trabajan ingresen menos y por tanto coticen menos en una sociedad que se hace vieja por días, casi por horas.
Si los conservadores no pueden conservar lo más básico ¿por qué seguir votando a un gobierno conservador?, si los liberal capitalistas -que siempre se jactan de tener la economía como base de su política- no son económicamente competentes ¿por qué votar a un partido que se llama liberal capitalista?
Los votantes del PP no tienen respuesta a eso porque los datos y las cifras les dicen que no la hay. Así que se envuelven en la bandera, gritan por la unidad de España y vuelven a tirar de moral y enseñanza de la religión católica en las escuelas, que nunca viene mal.
Los típicos capotes que el PP coloca ante sus militantes, simpatizantes y votantes para que embistan, cegados y sordos a la realidad que les rodea, como el toro de osborne que tan símbolico a ellos les parece.

martes, noviembre 28, 2017

La falacia de la libertad y el respeto disfrazada de hoguera.

Sé que esto va a sonar raro viniendo de mi pero, con todos los duelos y quebrantos que se quiera, tengo que decir que la Conferencia Epicospal Española tiene razón.
La propuesta de Ley LGTBI que debatirá el Congreso es "inquisitorial".
La propuesta son cincuenta y ocho folios. Y cincuenta y siete y medio no tienen para mi ningún problema, más allá de que, como toda ley de este tipo, me parece redundante porque todos los derechos y prohibiciones ya están reflejados en un solo artículo de la Constitución Española. Pero toda la ley de desarrollo es parcialmente redundante.
Pero medio folio, un sólo párrafo, la convierte, en su actual redacción, en el producto legal más perverso desde la Ley de Convivencia Ciudadana de un tal Goobles en los años treinta del pasado siglo.
El artículo que posibilita "la destrucción, el decomiso o borrado de documentos, libros o artículos por medio de los cuales se haya cometido una infracción" es la defensa de la restitución de la Inquisición Española en su máxima expresión.
Y no voy a caer en el consabido "Y tú más" de recordar que la Iglesia Romana es precisamente la inventora de la Inquisición, ni tirar del fácil recurso de que ellos han hecho lo mismo, quemando libros, requisando obras de arte, imponiendo silencios a quienes han pensado de forma diferente a lo que estipulaba la ortodoxia de su doctrina en cada momento.
Puede que la Iglesia católica no tenga fuerza moral para denunciar procesos inquisitoriales, pero yo sí. Los que hemos trabajado junto al colectivo homosexual en aras del respeto, sí. Los que siempre hemos defendido su derecho a expresar su amor y su tendencia sexual como quisieran, sí.
Permitir que alguien requise y destruya libros o cualquier otra forma de expresión porque nos molesta que piensen así no es otra cosa que una dictadura ideológica y esta sociedad no debería ver un símbolo de progreso en sustituir un Tribunal del Santo Oficio y una Oficina Nacional de Censura por otras.
Y me da igual que los que dirijan esa inquisición censora piensen, exactamente igual que yo, que todo lo que la iglesia católica defiende sobre la homosexualidad son sinsentidos sin base científica ni sociológica ninguna.
Se puede prohibir que esos pensamientos o teorías aparezcan en libros de texto o se enseñen como verdad por un simple motivo. No lo son, no están demostradas ni probadas y es obligación de quienes las defienden argumentarlas y probarlas para que se consideren asumnibles y enseñables. 
No lo van a conseguir porque simplemente no es cierto. Los homosexuales no son "enfermos", ni "un cáncer social", ni el "origen de la depravación en el mundo", ni ninguna de las lindezas que los purpurados españoles dicen de ellos desde los púlpitos a quien quiera escucharles.
Y me parece adecuado multar e incluso encarcelar a quien llene las redes o los sermones de mensajes de odio, llamando a la "caza" de homosexuales o cualquier otro tipo de mensaje de odio.
Pero no es avanzado, ni de izquierdas, ni progresisita, ni democrático, ni nada que se le parezca prohibir tener ideas y expresarlas. 
Si alguien quiere escribir un libro con esas teorías y alguien se lo publica y alguien lo lee, será nuestra responsabilidad rebatir cada uno de esos argumentos con los nuestros, con hechos y con datos, para que quién lo lea se decuenta de que es una falacia o, como mínimo, una creencia personal del autor que nada tiene que ver con la realidad.
Pero decomisar, prohibir y destruir públicaciones es lo más parecido a la Congregación para la Pureza de la Doctrina o de la Fe preconciliar o a la Nationalsozialistischer Deutscher Studentenbund de la alemania de 1935.
Esa ley, por ese sólo párrafo, nos coloca en una tesitura insostenible de cambiar una Inquisicíón por otra, de sustituir el Santo Oficio por la Confederación Española de Gais Lesbianas, Transexuales -y todas las demás siglas que se van añadiendo con los años-.
No tienes derecho a destruir el pensamiento de otros simplemente porque no tengan razón, te moleste, te incomode o no sea como el tuyo.
No tienes derecho a adoctrinar. La Iglesia Católica no lo tiene, la FELGTB no lo tiene, el Gobierno no lo tiene y no lo tiene nadie.
Si los Gais y Lesbianas de este país no lo saben ver es que simplemente se han convertido en aquello que tanto desprecian, en el monstruo intransigente e inquisitorial contra el que han luchado muchos siglos con la ayuda de muchos que no deberíamos permitirles ahora poner de nuevo en práctica aquello que denostan.
Y la respuesta de Echenique a esta crítica me parece tan absurda y ridícula como las que podrían dar Torquemada o Goebbels. Mostrar músculo político y decir básicamente que haces lo que quieres,sin pararte a reflexionar en sus repercusiones éticas, "porque puedes" es simplemente decir que quien tenga más músculo político que tú puede hacer también lo que quiera "porque puede".
Si te expresas así, luego no te quejes si alguien declara que lo que tú piensas es malo, pernicioso o ilegal y te persigue por decirlo y defenderlo.
Sinceramente, le creía mucho más listo.
Así que es posible que Echenique debiera hacer no hacer tanto caso de Hoguera y su "Quizás algún hombre necesitó toda una vida para reunir varios de sus pensamientos, mientras contemplaba el mundo y su existencia y, entonces, me presenté yo y en dos minutos, ¡Zas! Todo liquidado" y sí más de Grupo, el otro personaje de la mítica novela de Ray Bradburi y su "no considero que sea sociable ni justo reunir a un grupo de gente y, después, no dejar que hablen".
Farenheit 451, una sociedad en la que, por cierto, también ha parecido la solución adecuada quemar libros. ¿Qué enseñan a esta gente en Ciencias Políticas?
Así que sí.Para mi la Conferencia Epicospal tendrá razón mientras persista ese artículo en la ley.
Al César lo que es del César. 

martes, noviembre 21, 2017

Ese simple y necesario ejercicio de verdadera democracia y auténtico feminismo

Hay pocas intervenciones, discursos, palabras, que permiten saber a ciencia cierta lo que se es y lo que no se es. Y esta intervención de Irene Montero en el Congreso de los Diputados es una de esas raras perlas.
Porque lo que se es o se deja de ser no se demuestra con lemas, con hastaghs, tremolando pancartas, carteles o banderas, no se demuestra repitiendo consignas como mantras ni dándele me gusta a un post en las redes sociales. Se demuestra con lo que das, con lo que haces.
No es de ahora, es de hace dos meses, pero quizas ahora esté mas vigente que nunca. Por de loque se habla y de lo que se deja de hablar.
Demostró lo que es el PP. No porque lo que dice o apoya, ni siquiera por lo que condena, deja de condenar o condena con la boca pequeña, como los deseos de muerte  e implantanción de un régimen nazi en Madrid de algunos policías municipales.
Mostró que el Partido Popular y su gobierno es totalitarista sencillamente por lo que hace y desctivo por fin ese recurso clásico del votante del PP que mantiene que se acusa a los populares de fascistas solamente porque son conservadores y capitalistas, o sea, lo que aquí se llama de derechas.
Pero no. Irene Montero realizó uno de los mejores exponentes parlamentarios de la ciencia de los porqués, ese arte, tan olvidado en nuestros entre lemas coreados y banderas, que consiste en explicar el motivo de nuestras afirmaciones.
Porque un gobierno que permite y alienta desde un ministerio que funcionarios públicos de la Seguridad del Estado investiguen, creen pruebas falsas e intoxiquen para conseguir sus objetivos politicos es totalitario, es fascista. Como lo fue la Oficina de Información de Goebbles con el Manifiesto de los Sabios de Sión y lo fue el KGB con la Agitpro en todas sus versiones.
Porque un Gobierno que se niega a negociar un asunto político -la situación de Catalunya en España- en aras de la ley se convierte en fascista cuando sí se sienta a negociar con otros, ignorando la ley porque sí les conviene: con los defraudadores porque son aliados suyos y les conviene -también es ilegal defraudar a Hacienda-; con las farmaceúticas para sacar de la cobertura de la Seguridad Social 1.000 medicamentos porque conviene a sus intereses.
Porque utilizar la ley, retorcerla o cambiarla en tu propio beneficio y en el de aquellos que apoyan tu permanencia en el poder es totalitario, es fascista. Como lo hiciera Hitler con la Ley que admidstiaba los delitos de arios cometidos contra judíos o lo hizo Stalín con la ley que declaró "actos revolucionarios" exentos de investigación las tropelías de los bolcheviques contra los mencheviques en el Octubre Rojo.
Porque un gobierno que se aviene a pagar con el dinero de todos las deudas de quienes les sostienen y prestan dinero, pero luego se niega a megociar con esos mismos bancos la aceptación de la dación en pago de las deudas hipotecarias solo para que mantengan sus ganancias y puedan seguir dándole dinero en perjuicio de muchos, es totalitario porque solo piensa en como sus tentar su poder, no en como ejercer un buen gobierno.
E intervenir un ayutamiento y no otro en idénticas o peores condiciones por estar gobernado por alguien de tu partido es totalitarista; y forzar la investigación financiera de unos patidos políticos y no del tuyo es totalirista, y, y, y...
Eso no es ser conservador, eso no es ser liberal capitalista. Eso no es ser de derechas. es simplemente ser totatalitario.
Y en esa intervención Montero demostró también lo que es ella.
Demostró más feminismo, más lucha por la mujer, que cualquier cartel, cualquier hashtag, cualquier campaña o manifestación. Demostró que ese empoderamiento, ese acceso al poder y a la representación de las mujeres ha de hacerse trabajando por todos, luchando por la mejorar global de la sociedad, no solo hablando y anteponiendo a todo los temas que el mismo feminismo llama "de la mujer".
Demostró que está dispuesta a defender a toda la sociedad, de enfrentarse al gobierno no solo por su machismo -que también lo hace cuando corresponde- sino por todo lo que perjudica desde su punto de vista a toda la sociedad, sean mujeres u hombres.
Envió, un mensaje casi sin querer, de que si solo te preocupas de lo tuyo, si aparcas el resto de la realidad y solo te centras en lo que te interesa, en lo que te beneficia, estás tan solo a un paso de transformarte en aquello de lo que acusas a tu rival. En totalitarista.
Porque lo tuyo importa y es prioritario y lo del resto no.
Así que recupero hoy esta intervención como bello ejercido de feminismo -aunque no nombre a la mujer ni una vez- y de sentido democrático antitotalirista.
Los y las de siempre a mi me lo criticarán por lo de siempre. Por rojo o por machista
Y los de siempre se lo criticarán a ella por lo de siempre
Los que se empeñan en defender a un gobierno totalitario y en el borde interior del fascismo por roja, podemita y la ya mítica financiación venezolana de Podemos con pruebas creadas ad hoc y rechazadas. Y los machistas porque dirán que está ahí porque esta buena y es pareja del líder del partido.
Y dará igual ignorar la verdad de sus palabras, una beca en Harvard rechazada o que sea mil veces más inteligente, mejor oradora y más demócrata que cualquiera de ellos.
Defender el totalitarismo es lo que tiene. Te obliga a pensar en término fascistas. 

sábado, octubre 28, 2017

No aprender a salir de la Caverna

Catalunya se ha declarado independiente y de nada servirá.
Y es eso y no ninguna otra cosa, ningún otro matiz, lo que hoy hace que las linea que escribo destilen un solo sentimiento:decepción.
Y no lo siento por los gobiernos, políticos y líderes de uno y otro lado, de gobiernos y oposiciones. Nada de ellos esperaba. No te pueden decepcionar quienes ya lo han hecho tanto que no generan la expectativa más pequeña.
No lo siento porque Catalunya sea o no independiente. Eso siempre dio igual. Al menos para mi, que me perdonen los unos y los otros.
Siento decepción por miles, por millones de personas que habitan junto en mí en la tierra en la que vivo y de la que no me siento ni quiero sentirme propietario.
Porque, una vez más, como otras tantas, siento que aún no hemos aprendido a ser demócratas. Que no sabemos pensar en contra nuestra.
Que preferimos refugiarnos en la ley cuando nos favorece que darnos cuenta que esa ley, aunque nos venga bien, puede ser injusta y restrictiva para otros; que millones de nosotros hemos anclado la razón a una sola palabra, escrita en un prefacio de un Corpus legal, que para otras cosas se ha cambiado a capricho, y la hemos arrojado al mar a que se hunda en lugar de pararnos a pensar si para otros era justo que esa palabra les impidiera decidir su futuro.
Decepción porque, pese a la historia, la educación y las frases dichas y repetidas con la boca pequeña de unos y de otros, seguimos aquejados del mismo mal de siempre que nos impregna todo y no nos deja liberarnos a nosotros por dentro ni dejar a los otros ser libres desde fuera.
El mismo mal que hace que un hombre mate a la mujer que le abandona porque ya no le quiere o a la mujer que es abandonada buscar destruir a aquel que ha dejado de amarla;  el mismo vicio aciago y repetido que nos hace exigir a nuestros hijos que sigan la senda que nuestra expectativa trazó para ellos sin su consentimiento, odiar al extranjero, despreciar lo que no conocemos, ignorar el dolor de aquellos que mueren y sufren lejos por culpa de cómo vivimos y elegimos vivir. La misma lacra dolorosa que nos llevó a la Inquisición, la purga afrancesada, las checas o los campos de reeducación en aciagos pasados.
No sabemos mantener el amor por la libertad si esta no es la nuestra o se opone a aquello que pensamos y sentimos, no sabemos amar y defender la democracia si actúa en contra nuestra. 
No sabemos amar, lo que sea y a quien sea, si no nos sentimos dueños y propietarios de ello por completo.
Decepción porque millones de nosotros desperdiciaron una oportunidad para la grandeza, la auténtica grandeza, que hubiera sido defender el derecho de otros a elegir aunque fuera algo que a nosotros nunca nos hubiera gustado que eligieran.
Porque seguimos poniendo ese vago concepto de ser grandes no en lo que hacemos, no en la actitud de respeto y apoyo a la libertad de los otros, sino en pasados rancios llenos de sangre, muerte, barbaríe y crueldad que hoy queremos mostrar como gloriosos.
Porque en lugar de ser gandes y decir "es arcaico, ilógico y hasta perjudicial para ti, pero es tu decisión, tomalá en libertad con mi apoyo y consejo", hemos preferido repetir como un mantra salvador una unidad tan falsa como inútil, el nombre de un país y tremolar dos colores en una configuración concreta de bandas horizontales. ¡Cómo si eso sirviera de explicación a algo, de sustitutivo de la libertad o de referente de la democracia!
Decepción sí. Y no hace falta que nadie me juegue al "ellos más", al "ellos empezaron" o a cualquier otro argumento. No pretendo convencer a nadie de que esto sea cierto o lo que deba sentir a este respecto, pero es eso y solo eso lo que siento.
Decepción porque siento que todo lo que se ha hecho y apoyado por esos miles o millones de españoles no se ha hecho ni apoyado en defensa de la Constitución, la democracia o la libertad, sino por el único motivo de que no se quería una Catalunya independiente, de que no se quería perder la votación, de que no se había madurado lo suficiente como estado moderno para poder respetar la democracia.
Decepción porque hoy, que Catalunya se declara independiente, no estoy más cerca de saber si los catalanes quieren ser independientes que cuando se declaraba parte de España.
Y eso solo ocurre porque quien tenía que hacerlo, quien tenía que garantizar la libertad de los catalanes a elegir democraticamente su destino, no lo ha hecho por miedo a que ese destino no fuera el que ellos querían. 
Y, sobre todo, porque muchos de los que teniamos la obligación de exigirselo prefierieron colocar una bandera en su balcón que luchar por el derecho de otros a decidir libremente su futuro.
Puede que eso sea legal, pero no debería serlo.
Puede que no sea inconsticuional, pero sí debería serlo.
Pese a todo, pese a todos, o quizás por todo y por culpa de todos,seguimos mirando a través de la realidad virtual que crean nuestros deseos y preferencias sin pensar en los demás. Seguimos como siempre. 
Hemos desperdiciado otra oportunidad para salir de la caverna.

domingo, agosto 20, 2017

La cortina de odio que pretende ocultar nuestras vergüenzas tras Las Ramblas

Una de las cosas que tiene ese trágico momento en que la guerra te estalla ante los ojos es que saca de todos las vergüenzas y con ellas los intentos automáticos de ocultarlas.
Quizás, tras los atentados de Barcelona y Cambrils, hay tantas y tan evidentes que resulta difícil verlas todas, vuelven sus obsesiones eternas con ETA, las de los separatistas con la “opresión” del gobierno español, las de los españolistas con la Generalitat, las de ese conservadurismo populista y manipulador con Podemos... 
Todos intentan usar el yihadismo para arrimar el ascua a su sardina o cuando menos alejarla de las de sus rivales o enemigos.
Porque para Mayor Oreja reclamar unidad ante el terrorismo es exigir que todos y cada uno, ya no de los españoles sino de todos los europeos, que acepten con un leve asentimiento sumiso su forma de ver las cosas, su visión de cómo acabar con el terrorismo pese a que ya ha se ha demostrado mil veces que no sirvió de nada para acabar con ETA.
Porque para los españolistas cargar por negligencia (o incluso cobardía, que hay que leer de todo) contra la Generalitat y los Mossos de esquadra es en realidad abogar por la mano dura contra el independentismo catalán.
Porque para los independentistas catalanes separar las víctimas catalanas de las españolas en el macabro recuento no es otra cosa que intentar mandar el mensaje de no nos importa lo que piensen o digan el resto de los españoles.
Porque para los que descontextualizan una frase de Pablo Iglesias acusándole contra viento y marea de apoyar el yihadismo y haciéndole cuando menos colaborador necesario de los atentados es solamente un intento de proseguir en la ardua tarea que se han impuesto de intentar influir en la voluntad política de los españoles a través del más profundo terror atávico irracional a lo desconocido…
Y así hasta el infinito, en una suerte inacabable de interpretaciones parciales, sesgadas y oportunistas que provocan la náusea.
Pero, sin duda, la vergüenza colectiva que más aflora y la que más ridícula en su intento de disimulo es la de los islamófobos que han puesto de moda como condición sine qua non para que la comunidad musulmana en España “se gane nuestra confianza” que se manifiesten masívamente contra el terrorismo yihadista.
Si no fuera funesto hasta provocaría risa. Si no fuera patológico hasta sería ridículo.
Porque esa exigencia, aunque pueda parecer razonable y lógica, parte del más profundo y enfermizo complejo de superioridad.
Parte de ese complejo porque necesitan sentirse superiores, necesitan sentirse héroes de esa España suya que tan solo imaginan, que nunca existió ni existirá y en la que ellos son héroes salvadores de la patria contra los crueles enemigos que la acechan.
“Que hagan para acabar con el yihadismo los musulmanes hagan lo que hicimos nosotros para acabar con ETA y salgan a la calle. Entonces les creeremos”, repiten en sus tuits, comentarios e invectivas físicas y virtuales contra los musulmanes y el Islam. 
Y en ese momento, cuando lo lees o lo escuchas, si no fueran tan peligrosos hasta darían lastima.
Porque se han dejado alejar tanto de la realidad por los medios que han machacado con ello en cada aniversario, en cada conmemoración, en cada acto de eterno recordatorio de las víctimas y solo de esas víctimas, que ya se creen que ellos acabaron con ETA.
Han llegado a olvidar que a un fanático furioso, como son los yihadistas, o a un mafioso sanguinario, como fueron los falsos abertzales de ETA en su final, lo que opine la sociedad le da igual, lo que griten miles de personas en su contra le da igual. 
No responden al clamor social ni a la voluntad política de la ciudadanía: Si lo hicieran dejarían de ser fanáticos o mafiosos y del fanatismo y la mafia no se abandonan con tanta facilidad.
Vean lo vean seguirán; se manifieste quien se manifieste, seguirán. Incluso se reforzarán en su causa. Igual que hizo ETA, considerando traidor a todo vasco nacionalista o independentista que hablaba en su contra; igual que hizo el IRA con todo irlandés que hablaba de paz y no de victoria en el Ulster.
Pero los que señalan con el dedo a las comunidades musulmanas por no "llenar la Plaza de Catalunya" insisten porque, cargando contra el Islam usando la falsa yihad de parapeto, como antes cargaron contra el independentismo vasco poniendo de excusa el terrorismo de ETA, lo único que pretenden ocultar es que lo que acabó con ETA no fueron nuestras manifestaciones, ni nuestros gestos ciudadanos. 
Lo que acabó con ETA fue -además de la acción policial- una sola acción que dejó a los mafiosos sangrientos del tiro en la nuca sin argumentos para reclutar, una tras otra generación, a los jóvenes vascos para la kale borroka y los comandos: que se permitió que los vascos buscarán el independentismo de forma democrática votando a partidos abertzales que hasta entonces se negaban a legalizar.
Si puedo buscar la independencia con un voto para qué buscarla con un arma.
Pero aquellos que buscan excusas para su complejo de superioridad y para su odio, antaño a los vascos y hoy a los musulmanes, no pueden aceptar eso porque significaría que ellos no son los héroes, que no fue ninguna de sus acciones lo que acabó con ETA. Que fue, pura y simplemente, hacer por fin lo que era justo, precisamente lo que ellos criticaban que se hiciera y segaban a hacer.
Así que cargan sobre las manifestaciones multitudinarias exigidas a las comunidades musulmanas la responsabilidad del fin del terrorismo yihadista porque aflora una vez más su complejo de superioridad social que les hace creer que lo suyo es siempre lo acertado y no les permite asimilar que lo que acabará con la capacidad de los líderes de la falsa yihad de reclutar y fanatizar más huestes es que se haga lo que es justo que, en el caso del yihadismo, no es tan directo y sencillo como lo era en el caso de ETA, aunque ellos se empeñen en negarlo.
Lo dicho, si eae necesidad de odiar apenas soterrada, ese complejo de superioridad y esa incapacidad para afrontar la realidad de las cosas no fueran tan aterradoramente peligrosos, hasta darían lástima.

viernes, agosto 18, 2017

Barcelona o descubrir entre lágrimas que hay más de un enemigo

Ayer nos llegó un nuevo capítulo de esa guerra interminable que desde hacía mucho tiempo tan solo veíamos y leíamos de lejos, con los ojos pequeños entrecerrados por el miedo, la ira y la sorpresa.
Y hoy se habla aquí y allá del fin de la frivolidad, de la inocencia perdida, y de una serie de lugares comunes que todo el mundo busca cuando la sangre derramada se vuelve cercana, conocida, casi propia.
Podemos fingir que es así o podemos repetirnos la verdad. Esa frivolidad, ese no tomarnos en serio a quienes alientan el odio xenófobo cada día en las redes, en los chats, en los foros de medios de comunicación, y que hacen que los que odian crean que tienen excusa para odiarnos, no ha acabado. No ha hecho salvo empezar.
Se recrudecerá, se instalará de nuevo en la mente de muchos que necesitan en todo momento disponer de un enemigo a quien odiar, alguien sobre quien poder sentirse superiores.
Y volverá a alimentar al monstruo, seguirá haciéndole crecer, seguirá aportando carne de cañón asesina a las filas de aquellos que aprovechan la miseria para construir fanáticos, que utilizan la rabia para convencer a otros de que han de sembrar las calles de sangre y de cadáveres como otros sembraron y siembran las calles de sus pueblos y aldeas de la misma destrucción sin sentido.
Y el ciclo continuará, se expandirá y se repetirá si no abandonamos la frívola creencia de que no importa que un puñado, unos cientos, unos miles, de locos furiosos y acomplejados, pueblen día y noche el éter con mensajes contra el Islam, contra los extranjeros, contra los refugiados, si no empezamos a ver que son la quinta columna perversa e inconsciente de aquellos que nos ponen las bombas, que nos matan, que nos hacen sangrar.
Que todos esos que hablan de la España de los Reyes Católicos, que buscan y descontextualizan suras de El Corán para mostrar al mundo que el Islam es un hecho religioso perverso, que alientan y aplauden las ideas de Trump y claman porque se implanten en nuestro territorio, no son unos dementes, no son unos bocazas... 
Son nuestros enemigos.
Tanto como los que radicalizan a muchachos, ocultos en los pliegues del éter de Internet, tanto como quienes les enseñan a fabricar las bombas o les instan a arrollar a viandantes en mitad de Las Ramblas.
Enemigos de todos porque ellos son los que cada día, cada hora, en cada red social y cada tuit, le dan a quienes manejan los hilos de la falsa yihad la leña para encender la hoguera del fanatismo, del odio impenitente, de la falsa venganza y de la muerte.
Enemigos porque dan la oportunidad a los locos furiosos de mostrar a aquellos que comenten el error de acercarse a al falso califato la prueba de que aquí se les odia, de que todos sentimos desprecio hacia ellos y lo suyo, de que está justificado que viertan nuestra sangre, que sieguen nuestras vidas.
Así que, sí, perdamos la inocencia. Esa inocencia que debimos perder muchos años atrás, con la primera muerte en las lejanas tierras de ese oriente al que llamamos próximo y sentimos lejano. Perdámosla y dejemos de fingir que ignoramos que nuestros enemigos no son solo aquellos que nos matan o aquellos que, ocultos y distantes, les convencen de que está bien hacerlo.
Entre la sangre y las lágrimas que inundan Barcelona y nuestros corazones, aceptemos por fin que tenemos que luchar en esta guerra aciaga y que hemos de hacerlo en dos frentes distintos: contra los que nos matan y contra los que envían los mensajes de odio que les facilitan la excusa para seguir matándonos.
Con la misma rabia, con la misma fuerza, con la misma determinación.

viernes, julio 28, 2017

Cuando los problemas del gobierno israelí parten de no cumplir la ley.

Hoy seré breve, que la conexión no acompaña.
Preámbulo del artículo 242 de la Segunda Carta Fundacional de las Naciones Unidas (documento generador de derecho Internacional): "Es inadmisible la adquisición de territorios a través de la guerra”.
Cisjordania y Gaza fueron conquistadas militarmente en la guerra de 1967. Israel no tiene derecho a ellos. Y lo mismo se aplica a Jerusalén Este, adquirida de idéntica forma en idéntica guerra.
Artículo 49 de la 4ª Convención de Ginebra (también generador de derecho Internacional): “Es inadmisible para una potencia invasora transferir a su población a territorio ocupado”.
Los asentamientos israelíes en territorio palestino son ilegales y los 460.000 colonos israelíes no tiene derecho a estar allí.
Esto refleja el Derecho Internacional y esto sentenció la Corte Mundial por una mayoría casi unánime de 14 a 1.
Nada de disputas, nada de complejidades, nada de controversias, nada de matizaciones.
Israel no acepta ni la 4ª Convención de Ginebra, ni la resolución de la Corte Mundial ni la Segunda Carta Fundacional de las Naciones Unidas. Así que el régimen ilegal, según el Derecho Internacional, es el gobierno de Israel, no el Estado Palestino. Cualquiera que piense en hablar de Israel como un estado “democrático y moderno” que tenga esto muy claro.
Y sí el Gobierno israelí quiere que se hable de seguridad y de ataques terroristas que primero se convierta en un régimen legal según el derecho internacional.
Que uno tiende a simplificar las cosas cuando ve a su alrededor a miles de personas viviendo y sufriendo esas falsas “complejidades” de la ocupación israelí de Palestina.
Que primero cumplan la ley y luego pidan protección. Y no creo que entonces ya la necesiten.

martes, julio 25, 2017

Esa dantesca inconstitucional de mejorar las condiciones de trabajo

Vaya por delante que no es que yo tuviera demasiada confianza en esa supuesta última linea de defensa de nuestros derechos que es el Tribunal Constitucional.
Sus continuos vaivenes, sus formas partidistas de entender la justicia y demás compañeros mártires no le favorecían demasiado. Cierto es que algo de crédito había recuperado con lo de la anulación de la amnistía fiscal, pero lo perdió de inmediato al reprocharla pero no anularla.
Y ahora remata la faena con su admisión del recurso del gobierno contra un decreto de la Junta de Andalucía por vulneración de derechos y discriminación.
Y ¿cual es el decreto de marras del gobierno andaluz?, ¿ha firmado la independencia de Al Andalus?, ¿ha decidido negar la entrada de los no andaluces en la comunidad?
El Gobierno central recurre. No se entiende muy bien el motivo, pero en su derecho está. Y el Tribunal Constitucional lo acepta. Y eso sí que carece de explicación ninguna.
¿Cómo una medida que reduce la jornada laboral manteniendo el suelo, que fomenta la conciliación laboral y aumenta la oferta de empleo público para que más personas que no tienen trabajo puedan acceder a uno puede vulnerar los derechos?
Desde luego los de los andaluces no. Y los del resto de los funcionarios tampoco. Porque la Junta de Andalucía no tiene la posibilidad de aplicar esa jornada a la función pública que no trabaja para ellos. Si los funcionarios que dependen en Andalucía del Gobierno central siguen trabajando 37 horas, quien en todo caso vulnera sus derechos es su contratador, o sea las administraciones dependientes del Gobierno Central, o sea el mismo que ha presentado el recurso.
Ya de por sí no tiene lógica ninguna. Pero encima el Tribunal Constitucional obliga al gobierno andaluz a que los funcionarios vuelvan a la jornada de 37 horas hasta que decida si su reducción es constitucional o no. Estupendo.
De modo que no anula la Amnistía  Fiscal para que no los delincuentes confesos de fraude fiscal no caigan en indefensión, pero sí anula el decreto de la Junta da Andalucía sin importarte esa indefensión de los funcionarios públicos que no han cometido delito alguno.
No soy yo de los que dicen que los delincuentes no tienen derechos o que estos no deben ser respetados. Pero desde luego no parece muy constitucional ni de una estado de derecho que se tengan en cuenta para estos y no para los que no comenten delito alguno.
Lo de la discriminación es aún más grave.
¿No se supone que la discriminación positiva es un concepto que tiene cabida en nuestra Constitución?, ¿no se utilizó ese concepto para declarar constitucional una ley que convierte a la mitad de la población española en inocente y a la otra mitad en sospechosa y culpable por su mera condición sexual?, ¿por qué no se puede aplicar ese concepto a los funcionarios andaluces?, si se les discrimina positivamente sobre otros funcionarios mejorando sus condiciones de trabajo ¿por qué no se puede aplicar en este caso?
Porque no conviene. Simplemente por eso.
Y eso hace que el Tribunal Constitucional sea una vez más la voz de su amo. Si se acepta para los andaluces, el gobierno tendrá que igualar las condiciones en Andalucía y luego posiblemente en todo el territorio nacional. Y eso supondrá más gasto.
Y no olvidemos que la última linea de defensa de nuestros derechos constitucionales dejó que se alterara la Carta Magna con nocturnidad y alevosía para incluir el techo de gasto sin decir una sola palabra. Por no hablar que, mientras todos los recursos del Gobierno se aceptan, el 99 por ciento de los recursos de amparo de los ciudadanos son desechados sin ni siquiera entrar a juzgarlos.
Al final, ya no sorprende que la justicia no sea ciega pero que sí continúe siendo sorda.

miércoles, julio 12, 2017

Mayor Oreja y el sueño persistente del PP de ver los tanques en la calle

Lo bueno de tener irredimibles en tus filas es que no se bajan del burro. Ocurra lo ocurra, ellos siguen en sus trece y se convierten en un faro que siempre apunta al mismo sitio, a la esencia de aquello que ellos consideran lo esencial de la ideología. Lo malo es que te destrozan con una frase las más complejas y pensadas estrategias de manipulación social.
Dos semanas intentando vender esto del homenaje a Miguel Ángel Blanco como algo que refuerza la idea de juntos podemos conseguir cualquier cosa, enviando voceros a todas las tertulías para hablar de "puntos de inflexión social", de "decir basta al miedo" y de todo lo que se podía ocurrir para buscar una unidad social inexistente en torno a la figura de esta víctima de ETA y de pronto se le enciende la luz al irreductible, el obseso del control y la fuerza y te la echa por tierra con una sola frase.
"ETA sigue viva en Catalunya a través del procés soberanista de ruptura de España"
Y el gabinete de Comunicación del PP tirándose de los pelos en Génova 13, y los sueldos de todos los estrategas tirados a la basura. No porque no estén de acuerdo, no porque vaya en contra del mensaje que quieren difundir, sino porque toda una vagamente sutil y arteramente pergeñada estrategia de manipulación política y social ha sido puesta al descubierto.
Mayor Oreja, ¡cómo no! Allá donde se invoca la sombra de ETA siempre está Mayor Oreja.
Desde su retiro dorado o su celda acolchada en Bruselas -que nunca se tiene muy claro que papel cumplen en según que partido los destierros europeos- el adalid de la respuesta acorazada en las calles de Donosti a la Kale Borroka, desvela lo que algunos habían inferido, muchos sospechábamos y la inmensa mayoría probablemente no tenía ni idea.
Que todo esto de Miguel Angel Blanco y su homenaje es solo uno de los elementos de algo que nada tiene que ver ETA, ni con el terrorismo en Euskadi, ni con la memoria del asesinado Miguel Ángel Blanco.
Que todo va, como siempre en el último lustro de la política española, de la independencia de Catalunya.
Y ya no hay pancarta, ni memoria, ni ovación en el Congreso que pueda ocultar que el desmedido interés por la conmemoración de Miguel Ángel Blanco va también de eso.
Porque si el procés es ETA hay que reaccionar contra el Procés como contra ETA. Y si la forma de actuar contra ETA es la que se reivindica falsamente a través del homenaje a Miguel Ángel Blanco, eso supone que habrá que enviar a los cachorros a atacar las sedes de todo partido soberanista, independentista o nacionalista en Catalunya, que habrá que internar forzar que las fuerzas del orden, ya sean autonómicas o nacionales, les traten como criminales, que hay que intentar ilegalizar esa forma de pensamiento y decretar un delito ser independentista como se hizo con la infausta Ley de Partidos en Euskadi.
Vamos que hay que equiparar independentista con terrorista. Lo que siempre quiso y buscó el Partido Popular antes y después de Miguel Ángel Blanco.
Da igual que no haya violencia, es indiferente que el único conato terrorista del independentismo catalán, Terra Lliure, lleve décadas muerto y autoenterrado. El independentismo en sí mismo es ETA, es terrorismo.
Si a esto le sumamos a todo el carro de bueyes del sistema bipartidista, desde Aznar a Guerra, pasando por González, clamando por utilizar el artículo 155 de la Constitución para colocar Catalunya en un equivalente a un Estado de Excepción y a Dolores de Cospedal descolgándose también casualmente, como quien no quiere la cosa, con un ""por tierra, mar y aire, las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil se encuentran donde haya que proteger los valores de la democracia y de la Constitución, pero también la integridad y soberanía"de España", parece que no hay duda.
No sé si al final se atreverán pero resulta más que evidente lo que están pensando. 
A lo mejor el irreductible Mayor Oreja ve por fin cumplido su sueño de ver tanques y las tropas en la calle, aunque no sea de Donosti y sí de Barcelona. 
Como ya ocurriera el 23F, en la Semana Trágica o en otros grandes momentos de "defensa de la democracia".
Y a lo peor los verdaderos patriotas nos vemos forzados a ir a una guerra antes de lo que pensábamos y no contra ese enemigo enfundado en negro y falso islam sino contra aquellos que nos fuerzan, como diría el liberal, nada comunista y padre de la patria estadounidense, Edward Abbey, a defender nuestro país en contra del Gobierno.
Aunque sea para defender el derecho de nuestros compatriotas a querer dejar de serlo.
Y entonces Mayor Oreja por fin será feliz.

Mosul o la elección entre Xerjes y la paz para evitar el relato del tuerto

Hoy en día existe una legión -aunque sería más correcto decir una falange- de seguidores de 300, la película de Legendary que nos trasladó el relató mítico de la eterna batalla de las Thermópilas contada por Heródoto y vista a través de  los siglos por los ojos de Frank Miller.
Y hoy me parece apropiado recordar el final de esa película. ese instante en zoo out en el que descubres que todo es un relato engrandecido por un tuerto superviviente ante las huestes griegas apiñadas en las llanuras de Salamina preparadas para la batalla final.
¿Por qué hoy? Porque hoy ha caído o terminará de caer Mosul.
Y muchos dirán que se ha derrotado al falso califato que esconde su deseo de poder tras la sangre y el fanatismo de los desesperados. Que se ha acabado con su poder en Irak y que se le ha vencido.
Pero no. 
Depende de lo que hagamos con esa victoria militar que hoy no sea el comienzo de nuestra derrota ante ese mismo falso califato que ante lo inevitable no pone pies en polvorosa sino que ha decidido caer luchando estúpidamente en apariencia en una batalla que no puede ganar.
Y muchos verán solamente el fanatismo de los que combaten inútilmente y se dejarán engañar sin contemplar o sin querer hacerlo que esa derrota significa una sola palabra: Mitificación.
Es tan simple como con los archifamosos y musculados 300 de Legendary.
El Falso Califato ya ha enviado a miles de sus supervivientes tuertos a relatar esta derrota, a embellecerla, a contarla de tal manera que se obtenga una victoria de la misma; a llamar a la venganza, a la unidad contra los infieles, a restaurar el orgullo islámico...
Desde el principio, aquellos que mueven los hilos del fanatismo de los incultos y desesperados que componen las filas de sus huestes, que son su carne de cañón, sabían que esta fase territorial estaba destinada al fracaso, que ejércitos más poderosos terminarían por quitarles los territorios conquistados en Siria y en Irak.
Sabían que ellos no verían la victoria, que era cosa de generaciones. Son crueles, están sedientos de sangre y de poder, son psicópatas. Pero no son imbéciles.
Así que sencillamente han escenificado su derrota para convertirla en mito ante las miriadas de hombres y mujeres a los que llegarán sus mensajes póstumos, sus elegías, a través de Internet, de los susurros en las mezquitas radicales, de los sermones de los falsos clérigos que predican su mismo falso islam.
Y como con Leonidas y sus 300 conseguirán despertar a muchos que ahora están plácidamente en sus polis lejanas creyendo que nada tienen que ver con esto, a muchos que hayan perdido familiares o amigos en los bombardeos indiscriminados, en los excesos y las purgas del ejército iraquí ya denunciadas por Amnistía Internacional, en las limpiezas étnicas llevadas a cabo por los kurdos mientras reconquistan Iraq.
Que la derrota de Mosul sea de verdad una derrota depende de nosotros. De lo que hagamos con nuestra victoria.
Porque si Xerjes -o para ser más exactos, su general Hidartes- no hubiera arrasado Tespia, Lacedemonia y Lacreoncia después de su victoria y hubiera enviado mensajeros de paz con una oferta razonable es posible que los griegos no hubieran cogido sus lanzas y sus hoplos porque el mensaje de Dilios no hubiera calado tanto en sus corazones.
Pero el mensaje calará si nosotros nos comportamos en la victoria como los anusiyas, los inmortales de Xerjes, y arrasamos la tierra conquistada poniendo gobiernos títeres que permitan a nuestras multinacionales seguir drenando petroleo y gas de esas tierras sin que la riqueza revierta en sus habitantes; si volvemos a apoyar gobiernos falsamente democráticos para que tengan a su población controlada y miserable para que la nuestra pueda disfrutar de la prosperidad que reclama como un derecho inalienable que no tiene.
Porque nosotros no somos en esta historia, por mas que nos gustara, los heroicos griegos. Somos los persas. 
Y si seguimos sus pasos, la próxima generación, tendremos todo un ejército pertrechado y dispuesto a morir y a matarnos para vengar esta derrota que ya será un mito, después de décadas de escaramuzas sangrientas que nosotros percibiremos como atentados terroristas.
De nosotros depende que la caída de Mosul no transforme en un puñado de años o de generaciones todo el Occidente Atlántico en una batalla de Salamina que sí podemos perder.
Caída Mosul y derrotado bélicamente el Falso Califato, nos toca decidir entre victoria y paz. Y la paz pasa por la justicia que hasta ahora el Occidente Atlántico, sus gobernantes, sus intereses económicos y sus transnacionales les llevan negando durante generaciones a las gentes de esas tierras hasta el punto de lograr que un puñado de arribistas sedientos de poder les fanatizaran.
Pero me temo que elegiremos ser Xerjes. No hemos aprendido a ser otra cosa.

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