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sábado, diciembre 02, 2017

Romper la hucha o no ser conservador, liberal ni mucho menos competente

Mucho se habla en estos días del partido del Gobierno. De sus ramalazos totalitaristas, de sus deribas autocráticas y de sus juicios por corrupción.
Y pareciera que esos son lo únicos motivos por los cuales resulta absurdo seguir manteniéndole en el poder con los sufragios. Pero no. Otro motivo, quizás el principal motivo que haya para no mantener a un gobierno en el poder, es su total y completa incompetencia.
Más allá de la incompetencia política en la gestión de la crisis catalana, más allá de su absoluta inoperancia a la hora de aportar soluciones a la crisis social que sufre España y que no cubre bandera alguna por grande que la bordes y alto que la izes, está su absoluta incompetencia económica.
Alguien dijo que "los gobiernos progresistas son votados cuando se quiere mejorar y los conservadores cuando se quiere no perder lo logrado" Y esa era la función que se encomendó el PP a sí mismo, que gritó a los cuatro vientos en sus dos campañas electorales consecutivas. Pero no lo hace, no solo es que no quiera hacerlo. Es que no sabe hacerlo.
Y como muestra el botón de las pensiones.
Los genoveses que habitan en Moncloa, con Montoro, Bañez y De Guindos a la cabeza, cogieron un Fondo de Reserva de la Seguridad Social con más de 60.000 millones de euros y ahora lo tienen apenas con 8.000, lo que casi ni es suficiente para un pago.
¿Por qué? ¿porque su incomptente gestión de la Seguridad Social lo ha propiciado? No, ni siquiera se reduce a eso. 
Es simplemente porque su absolutamente negligente gestión de las politícas de empleo y el mercado laboral lo ha posibilitado.
Han tenido que tirar del fondo porque, embarcados en su política de imagen de los brotes verdes y la recuperación del empleo y el crecimiento, han hecho que sus propias políticas dinamitaran el fondo.
Su reforma laboral, que ha convertido a dos millones de españoles en suempleados de corta duración con contratos sucesivos de semanas, días o incluso horas, ha tirado por tierra las cotizaciones a la Seguridad Social. 
Hay muchos más contratos, millones de contratos más cada mes que les permiten maquillar las cifras del paro y vender que este desciende -y lo hace estadísticamente-, pero esos empleos, esos subempleos cotizan menos y por tanto el dinero no llega para pagar las pensiones o llega con lo justo. Y cada vez que hay una paga extra hay que tirar del fondo -y me refiero a paga extra de pensionistas y de funcionarios-.
Su política de empleo ha hecho que los jóvenes -los que más años van a cotizar- accedan al mercado laboral en condiciones precarias, con sueldos de 600 euros -580 de media, para ser exactos- y con contratos de corta duración que hacen que lo que cotizan se lo coman dos meses después con la prestación por desempleo y no pueda sumarse al Fondo de la Seguridad Social porque no hay continuidad en el empleo.
Y no lo digo yo, ni mi radicalismo izquierdista, ni nada de lo que se suele achacar desde el votante medio del PP a este tipo de críticas. Lo dicen los numeros de la UE que colocan la perdida de ingresos medios de los españoles en casi 5.000 euros desde 2010 hasta el año pasado.
¿Ingresando 5.000 euros menos se puede cotizar lo mismo? Matemáticamente es imposible. 
¿Cotizando menos se puede mantener el mismo nivel de la Seguridad Social? La ciencia de los números nos arroja idéntica respuesta a la anterior.
Así que, ese mercado laboral que intentan vender como recuperado es el que está matando las pensiones, el que está vaciando el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, el que está tremolando a los cuatro vientos, como una bandera rojigualda a bandas anchas enarbolada contra el independentismo, la absoluta y total incompetencia económica del Partido Popular en el gobierno.
Y encima les lleva a otra inutilidad, a otra incapacidad. La de controlar la deuda y el déficit. Cada vez que meten la mano en la caja de las pensiones generan más gasto y por tanto aumentan el déficit; cada vez que piden un crédito -que no son de 100 o 200 millones, sino de 4.000 millones- aumentan la deuda pública. Dos incompetencias más en su ya abultada lista de inutilidades manifiestas.
Se pueden decir muchas cosas de los gobiernos anteriores al PP -y yo las digo-, pero en eso cumplieron. Se suponía que su trabajo era mejorar la situacion y dejaron un Fondo de la Seguridad Social de 66.000 millones de  euros en constante incemento, con superavits anuales uno detrás de otro. 
¿Por qué? Por el simple motivo de que el modelo de mercado laboral que mantuvieron -aún después de su reforma laboral- potenciaba esas cotizaciones continuadas con la "rigidez" en los contratos y por tanto evitaba el endeudamiento y el déficit en ese aspecto. Así que, lamentandolo mucho por la defensa de enroque siciliano del votante medio del PP, aquí no se puede tirar del famoso "los otros también".
Lo intentan tapar con recortes sanitarios por doquier, con tratamientos caros que ya no sufraga la Seguridad Social, con todo tipo de privatizaciones, pero ni aún así les salen las cuentas. No pueden salirles porque simplemente han permitido que quienes trabajan ingresen menos y por tanto coticen menos en una sociedad que se hace vieja por días, casi por horas.
Si los conservadores no pueden conservar lo más básico ¿por qué seguir votando a un gobierno conservador?, si los liberal capitalistas -que siempre se jactan de tener la economía como base de su política- no son económicamente competentes ¿por qué votar a un partido que se llama liberal capitalista?
Los votantes del PP no tienen respuesta a eso porque los datos y las cifras les dicen que no la hay. Así que se envuelven en la bandera, gritan por la unidad de España y vuelven a tirar de moral y enseñanza de la religión católica en las escuelas, que nunca viene mal.
Los típicos capotes que el PP coloca ante sus militantes, simpatizantes y votantes para que embistan, cegados y sordos a la realidad que les rodea, como el toro de osborne que tan símbolico a ellos les parece.

sábado, junio 17, 2017

Amancio Ortega: preguntas y respuestas entre la caridad y la justicia

Justicia y Caridad. Es esta una dicotomía casi tan vieja como esta sociedad occidental atlántica nuestra que ahora languidece por egoísmo y se está desmoronando para la historia por pura y llana inconsciencia.
Puede que esa dualidad exista desde siempre, pero hoy tiene un nombre: Amancio Ortega.
Las donaciones del multimillonario han puesto nombre y apellido por unos días a ese eterno enfrentamiento que, como siempre en España, se polariza hasta límites irracionales.
Los que tiran de rechazar las donaciones -fundamentalmente adscritos a la izquierda- yerran el blanco en una paradoja entrópica en la que no les sirve el dinero porque se entrega voluntariamente, pero exigen que se aporte de forma obligada a través de los impuestos.
Los que se descuelgan en las redes Sociales con el #YoApoyoaAmancioOrtega tiran de toda suerte de argumentos absurdos -fundamentalmente contra Podemos como siempre- que pretenden desacreditar la crítica a las donaciones y sobre todo las actividades cuestionables del ínclito empresario comparándolas con nimiedades que convierten en fallas morales insalvables de sus detractores. Para mi todos se equivocan o manipulan -que ya no sé si no es lo mismo en esta sociedad-. Y creo que se equivocan porque no hacen ni se hacen las preguntas adecuadas.
¿Que es la caridad?
La caridad cristiana -que es con la que nos hemos desayunado durante generaciones, nos guste o no- no es ni fue nunca en su concepción eso de dar limosna al pobre sino otra cosa. El loco de Nazaret la interpretó como la ayuda al desfavorecido por lo inevitable- un desastre natural, la lepra, etc.-, no como una forma de paliar la injusticia. Para paliar la injusticia estaba la justicia -aunque en su caso mesiánico fuera la de Dios-.
Pero el falso cristianismo imperante y jerárquico la cambió con el correr de los siglos y ahora es otra cosa. Es soltar las migajas -aunque esas migajas sean millones de euros, es dar la calderilla de aquello que se ha ganado gracias al desequilibrio de un sistema injusto.
Y las preguntas siguen
¿Necesita la Sanidad Pública española la caridad de Ortega? Por supuesto que sí. La de Ortega y la de cualquiera. 
¿Por qué la necesita? Porque los recortes y la desafección por ella de los últimos gobiernos la han dejado en una situación precaria, lo cual era realmente su objetivo para poder privatizarla y quitar su lastre de las cuentas públicas.
¿Es Ortega culpable de esa situación? Como empresario no. Solamente lo sería en su condición de apoyo ideológico a esa política y al partido que la ejerce. Algo que solamente se supone.
¿Es justo que la empresa de Ortega pague tan pocos impuestos a través de la ingeniería fiscal? No, no lo es ¿Es el empresario culpable de esa situación? De nuevo no. Mientras sea legal y esté permitido el que es culpables es el gobierno que lo permite no modificando la tributación de las empresas amparándose en unos criterios que harían al mismísimo Adam Smith retorcerse en su tumba escocesa.
¿Se le puede exigir que Amancio Ortega que pague más impuestos? Por legalidad no, por ética sí. Aunque puede decir que en vez de eso tira de las donaciones. Si sus aportaciones voluntarias igualan los impuestos que elude pagar legalmente, podría argumentarse que sus actuaciones están éticamente equilibradas. Y sería casi cierto -si la ética pudiera equilibrarse, claro-.
¿Es la donación caritativa de Amancio Ortega un signo de su compromiso social? No. No puede serlo. Y aquí comienzan las verdaderas responsabilidades y críticas al multimillonario gallego.
Porque ni todos los millones del mundo pueden compensar que tenga a trabajadoras marroquíes trabajando 65 horas semanales por 178 euros al mes; porque si realmente tuviera conciencia social su empresa no recibiría una multa del gobierno Brasileño por un taller de trabajo esclavo en 2011; porque si realmente le importara la mejora social y la educación no permitiría que Zara contratara en ese país a empresas que mantienen irregularmente a 7.000 trabajadores; no pagaría a niñas de 13 años -cuyo trabajo está prohibido en media docena de convenios internacionales-1,3 euros al día por coser sus camisas y sus pantalones o a adolescentes trabajando sin contrato, privadas de libertad y en condiciones insalubres durante más de 72 horas a la semana por un salario de 0,88 euros al día.
Porque la mejor manera de evitar una injusticia no es compensarla por otro lado. Es dejar de participar o generar esa injusticia
¿Son las donaciones de Amancio Ortega reflejo de su compromiso con la mejora social al menos en España, ya que no parece preocuparse por ella en Marruecos Turquía, India, Bangladesh, Vietnam, Camboya, Argentina o Brasil? Ni siquiera eso y sorprende que los tiran de españolismo a capa y espada le pongan de ejemplo. 
Porque si se preocupara por eso no hubiera deslocalizado prácticamente toda su producción. La habría mantenido en España pese a que eso redujera sus beneficios -no los impidiera, tengámoslo claro- para contribuir a la mejora social de su país y que sus impuestos -que serían mucho menos susceptibles de ingeniería fiscal- contribuyeran al erario público y por tanto a sufragar la Sanidad Pública y cualquier otro servicio público. Y si luego quería donar de sus beneficios, bienvenido sea.
En definitiva ¿puede considerarse a Amancio Ortega como alguien que trabaja por la mejora social?
La respuesta es no. Y casi puede resumirse en 140 caracteres. No, porque aquel que acuchilla con una mano no puede intentar curar la herida sangrante con la otra mientras sigue clavando el cuchillo una y otra vez.
De modo que para mi, los que apoyan a Ortega se equivocan por considerar las donaciones del empresario lo que no son. Y los que las critican equivocan el foco y el objeto de sus críticas pasándolas del gobierno y la legislación española al magnate gallego.
Así que, en realidad, esto va de lo de siempre. El injusto -el que participa y se beneficia de esa injusticia- no es caritativo porque quiera remediar lo injusto de la situación sino por dos motivos. para lavar su imagen publica ya sea en la puerta del templo en los medios de comunicación y porque ha iniciado una negociación con su dios para que le salve pese a todo lo éticamente reprobable que hace y que sabe que va a seguir haciendo.
No es compromiso social, es intentar comprar mediante sobornos un pasaje a la eternidad.
Así que las donaciones de Amancio Ortega pueden ser útiles, pero no sirven de ejemplo ni de nada hasta que lleguen cuando su otra mano haya dejado de clavar el cuchillo en la herida de la injusticia social para multiplicar sus beneficios.

viernes, junio 09, 2017

Esos filósofos cristianos liberales que no son del PP

A partir del próximo mes de septiembre la filosofía dejará de ser una asignatura obligatoria según los planes de estudio de la malhadada Locme.
Ahora los hay que dicen que la lengua, española, por supuesto, y las matemáticas básicas son prácticamente lo único necesario para poder sobrevivir en este mundo que nos llega y nos están construyendo a golpe de una reforma laboral tras otra y de recortes superpuestos hasta el hartazgo. Pensar no es necesario.
Podría desgranar los motivos y razones por los que el Partido Popular y su gobierno se deshacen de esta asignatura pero es más sencillo dejar que hablen aquellos a los que ahora se va a imponer silencio.
"De aquella ley de naturaleza (...) se sigue una tercera, que es ésta: que los hombres cumplan los pactos que han celebrado, sin lo cual, los pactos son en vano, y nada sino palabras huecas" (Leviatán, XV).
Y, claro, estudiando a Hobbes podríamos llegar a la conclusión que que hay que cumplir las promesas electorales y los compromisos de gobierno entre otras cosas. Que si se jura ante lo que sea cumplir y hacer cumplir la Constitución hay que cumplirlo y no meter la mano en la caja pública, por ejemplo. Y eso no mola, ¿verdad?
O podría ocurrir que estudiando a Kant nos encontráramos con esto:
"Un Estado no es, como lo es, por ejemplo, la tierra que ocupa, un haber, un patrimonio. Es una sociedad de hombres sobre la cual nadie, sino ella misma, puede mandar y disponer. Es un tronco con raíces propias; por consiguiente, incorporarlo a otro Estado, insertándolo, por decirlo así, en él, vale tanto como anular su existencia de persona moral y hacer de esta persona una cosa" (Hacia la paz perpetua). 
Y entonces tendríamos que revisar nuestro concepto de unidad nacional a la fuerza o de identidad patria pese a que no se quiera mantener esa identidad conjunta. En fin, que eso tampoco es muy conveniente.
Claro que quizás el descubrimiento del pensamiento político kantiano no sería tan grave como que pudiéramos encontrarnos que, desde su más profundo cristianismo, Erasmo  de Rotterdam nos proponía esto en el Renacimiento 
"El que tome el timón del Estado, conviene que administre los públicos asuntos, no los suyos privados, y que no piense en nada que no sea para la utilidad general; que de las leyes, de las que él es autor y ejecutor, no se aparte ni el ancho de un dedo". (Elogio de la locura LV).
Malo, malo, malo Erasmo que nos critica los cohechos, los nepotismos y los negocios a escondidas.¡Será posible!
Y no quiera la mala fortuna que, por error o casualidad, los jóvenes en formación pudieran toparse con el bueno de David Hume: 
"Es evidente que si el gobierno fuera totalmente inútil nunca hubiera tenido lugar; y que el único fundamento del deber de obediencia a la autoridad pública es la ventaja que procura a la sociedad, manteniendo la justicia más allá de los intereses propios e individuales de los hombres que la ejercen". (Investigación sobre los principios de la moral, 4)
Vaya, va a ser que la autoridad hay que ganársela haciéndolo bien y la desobediencia y la protesta civil no es un anatema social si aquellos que la ejercen solo piensan en lo suyo y no en el bien común.
O encontrarse con Locke diciendo "La libertad de la religión, en otras palabras, radica en una explicación negativa: Ausencia de coacción. No soy libre si mi conducta está condicionada por la amenaza de un daño que una voluntad ajena a la mía interfiera en mi propio querer Solo soy libre si  puedo hacer todo lo que no está prohibido hacer o dejar de hacer todo lo que no está expresamente exigido" (Carta sobre la tolerancia), con lo que uno de los padres del liberalismo del que tanto hablan mandaría al limbo sus teorías sobre el velo islámico, sobre que el respeto a la libertad religiosa es que el Estado pague los colegios religiosos concertados y los profesores de religión, etc.
Y todo eso solo tirando de pensadores cristianos y liberales,como dicen y repiten en el PP que son ellos. 
Sin llegar a los agitadores Rousseau o Montesquieu, los rojos Marx o Engels, los idealistas Hegel o Schelling o los existencialistas Kierkegaard o Jaspers, sin mencionar al inefable Nietzche y su voluntad de poder. 
Es mejor que los nuevos estudiantes solo aprendan lengua para suplicar de forma correcta y adecuada por un empleo y matemáticas para poder hacer cuentas con sus exiguos 800 euros para llegar a fin de mes. Todo lo demás les llevará al final a ese fatídico para cualquier gobernante inepto, corrupto, despótico e incompetente Cogito ergo sum de Descartes.
Y si se ponen a pensar...

martes, octubre 06, 2015

Cuando un voto daña la Sanidad como una bomba

Hasta los más acérrimos de la lucha militar encarnizada contra el falso califato están estos días en pleno ataque de indignación por el bombardeo "accidental" de un hospital de Médicos sin Fronteras en Afganistán.
Pues bien que no miren hacia Kabul, que posen sus ojos en otra parte mucho más cercana, en Galicia.
Un hombre enfermo de cáncer no puede ser operado por falta de instrumental. Y no estoy leyendo los Pazos de Ulloa, contemplando la sociedad de hace dos siglos y no estoy repasando el informe de Médicos Sin Fronteras sobre la situación sanitaria en un país de que siempre sentimos lejana África. Estoy leyendo El Faro de Vigo.
Ese es el producto del bombardeo sistemático contra la Sanidad Pública que Núñez Feijoo y todos los que son y fueran presidentes de las comunidades autónomas del Partido Popular han realizado contra la Sanidad Pública de este país; ese el el "daño colateral" de las constantes acciones de castigo que han emprendido contra los servios públicos para lograr el dinero que su mala gestión en otros asuntos, dádivas y turbios negocios había hecho marcharse por el sumidero de las cuentas públicas.
Ya no hace falta ver a Gabriel Muli en Heaven golpeando a puñetazos desesperado el corazón parado de un paciente porque no tiene electricidad para hacer funcionar su desfibrilador, ya no hace falta ver gritar de desesperación a la inmarcesiblemente bella Mónica Bellucci lanzando sus lágrimas al sol por no poder salvar a un niño con una vacuna contra que cuesta 4 dólares y medio en Estados Unidos.
¿Quieren ver desesperación?, ¿quieren ver impotencia médica?, ¿quieren ver daños colaterales? Vayan al hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo
Y verán literalmente a profesionales médicos porque no han podido practicar una "gastrectomía total por adenocarcinoma gástrico" a un hombre 66 años que se muere de cáncer, porque intentar salvar vidas y en un hospital inaugurado como lo más nuevo de Galicia no hay esterilizadores. material quirúrgico para hacerlo.
Y puede que esto les parezca injusto y a lo mejor lo sea pero la próxima vez que llamen a su hospital privado a pedir una cita siéntense en la sala de espera cierren los ojos, e imaginen la desesperación de un médico o de una doctora -pónganles el rostro de Gabriel Muli o Mónica Bellucci si quieren- cuando comienzan a ver, oír y sentir las bombas estallando en su hospital.
Y luego piensen que su voto al Partido Popular genera en Vigo los mismos daños colaterales que esas bombas.

domingo, agosto 23, 2015

El mal tras el bien del fin de la exclusión sanitaria.

Ayer acababa un post sobre la atención sanitaria a inmigrantes con la frase: "Y los otros, los harán por oportunismo, por electoralismo, por reacción o por convicción. Pero por lo menos gobiernan, no se limitan a ejercer el poder". Hoy en principio me congratulo de que, a falta como quien dice de un suspiro para acabar la legislatura, nuestro gobierno también haya en apariencia decidido gobernar y anuncie que en septiembre sacará una norma en la que se regule la atención sanitaria a personasen situación irregular.
Para mi es obvio que la decisión es electoralista, para evitar esa sangría de sufragios que auguran las encuestas y que el Partido Popular pretende detener a cualquier precio.
Y a eso es a lo que voy, al precio.
Durante años los inquilinos de Moncloa nos han hablado del precio. Nos han dicho que no había dinero para hacer esa cobertura, que las cuentas dejaban de salir si se mantenía la asistencia sanitaria universal a los inmigrantes irregulares. Que si el déficit, que si el techo de gasto, que si tal y que si cual.
Y ahora, de repente, el dinero ha crecido en los árboles y ha volado desde ellos a las arcas públicas para que sea posible devolver esa atención sanitaria universal, ¿qué ha pasado?
¿Hay menos inmigrantes irregulares y costará menos?, no, de hecho hay más; ¿se ha aumentado el nivel de recaudación fiscal y eso permite sufragar la asistencia?, tampoco, de hecho ha decrecido, ¿ha habido un trabase de partidas presupuestarias desde otros ministerios a Sanidad en los nuevos Presupuestos Generales del Estado que le posibilitan hacer frente a este aumento del gasto?, va a ser que tampoco, en realidad el incremento de asignación presupuestaria es menor que en ejercicios anteriores.Entonces, ¿de donde sale el dinero? 
La respuesta es tan evidente que casi no merece siquiera ser tecleada. Siempre ha estado ahí. La atención a los inmigrantes irregulares era y es una parte ínfima del dinero que se gasta en Salud Pública y nunca fue preciso eliminarla. No era una necesidad, era una decisión ideológica.
Así que nos mintieron. No era producto de su liberalismo económico, era consecuencia de su españolismo fanático e irracional -o al menos de intentar contentar a la porción de su partido que mantiene en el odio y el desprecio a lo foráneo el fiel de la balanza de su nacionalismo español.
De modo que aunque la decisión sea materialmente positiva es intrínsecamente perversa por dos motivos.
Primero porque miente para ocultar sus verdaderas motivaciones. Jean Marie o Marine Le Pen lo hubieran dicho a las claras, Aurora Dorada lo hubiera gritado sin tapujos pero el gobierno del Partido Popular ha intentado ocultar su ideología bajo el paraguas de una necesidad económica, bajo el mítico "¿qué otra cosa puedo hacer?" Motivo más que suficiente para los que no le votaron sigan sin votarle y los que le votaron dejen de hacerlo por avergonzarse de su propia ideología.
Segundo porque sigue demostrando que el Partido Popular no se ha puesto a gobernar y sigue en su ejercicio puro del poder. Teniendo siempre posibilidad financiera de hacerlo no lo ha hecho cuando se lo exigía la presión social, cuando se lo reclamaba la lógica y la justicia.
Cuando los españoles le decían como querían gastar su dinero, él decidió que lo tenía que gastar en otra cosa y ahora hace lo mismo.
No hay dinero para responder a las exigencias sociales pero si lo hay para su campaña electoral para la reelección. Porque esa es la inversión que esta haciendo Mariano Rajoy. No en la Sanidad Universal, sino en su campaña electoral. Si creyera en ella nunca la hubiera eliminado
No hay mal que por bien no venga. Pero no conviene olvidar que sigue siendo un mal.

sábado, agosto 22, 2015

Hobbes, los sin papeles y el poder sanitario

Desde que el ser humano piensa en términos de organización social, o sea desde que es humano, se ha establecido una dicotomía difícil de digerir: la lucha entre poder y gobierno.
Pues Don Mariano Rajoy, excelso Presidente del Gobierno español, está estos días aportando su granito de arena para que entendamos esa dicotomía. Y además lo hace con uno de esos asuntos que deben ser tan poco importantes que se puede jugar con ellos a voluntad: la Sanidad Pública y universal.
Desde la debacle electoral del PP en las elecciones autonómicas, Aragón, Cantabria, Valencia y Baleares, que cambiaron de signo político revirtieron la decisión del Gobierno de dejar sin atención sanitaria a los inmigrantes sin papeles.
¿Cómo reacciona el Gobierno? La reacción basada en el concepto de gobierno hubiera sido la de convocar y sentar a la mesa a los representantes de esos gobiernos autonómicos y hablar. Hablar de costes, de competencias, de lo que se quisiera, como por ejemplo ha hecho con el tema de la reforma educativa -por lo menos en lo que a la reválida se refiere-. Pero el Ministerio de Sanidad y el Presidente del Gobierno tiran de reacción de poder: amenazan.
Esgrimen las competencias -o sea quien tiene poder para hacer según que cosa- y amenazan con sanciones y multas millonarias de la Unión Europea. No son falsas, esas multas pueden producirse pero lo que obvia el Gobierno es informar a los ciudadanos de que no son automáticas, de que tienen que partir de una denuncia de parte. Es decir, está amenazando con denunciar a los gobiernos autonómicos ante Bruselas.
Mariano Rajoy está dispuesto a afrontar multas multimillonarias -como el mismo reconoce- que probablemente superarán el gasto invertido en esa atención a los inmigrantes sin papeles con tal de enviar u mensaje único y sencillo: "Aquí mando yo".
Y contra Poder, Gobierno. La reacción de las autonomías que aún no habían expresado su intención al respecto es la contraria de la que se espera aquel que tira de amenaza de ejercicio de poder: Castilla-La Mancha, Extremadura -ambas gobernadas por el PSOE- y Madrid anuncian que también darán asistencia a los inmigrantes sin papeles acabando de esa forma con la política de la exclusión sanitaria.
¿Por qué? porque esos gobernantes si han entendido al parecer el concepto de gobierno -y una vez más mención especial merece Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid por el hecho de que se opone a su propio partido- Sí han entendido que una protesta social que lleva años en las calles tiene que ser escuchada. Que tener el poder para desoírla no implica necesariamente estar en la obligación de hacerlo.
Siete autonomías que se suman a otras tres, Andalucía, Euskadi y Catalunya que han toreado esa norma desde el principio, a las asociaciones médicas, a los colectivos de profesionales de la Sanidad Pública suman sin duda el sentir mayoritario de la población española, ¿por que entonces sigue empeñado en ese ejercicio de poder sin gobierno?, ¿en la amenaza y no en la negociación?
Las respuestas me parecen tristemente obvias
Primero porque gobierna para esa minoría de su partido y de su ideología que hace de la fuerza un valor en si mismo. Porque gobierna exclusivamente para ese españolismo de pacotilla que grita "los inmigrantes nos roban el trabajo", "España para los españoles". Porque es incapaz de aceptar que por mantener a ese elemento del Partido Popular que en realidad no es otra cosa que el radicalismo de derechas -sí señores, también hay una derecha radical-, está sufriendo una sangría hacia nuevas formaciones políticas que no conciben su nacionalismo español como un enfrentamiento contra lo extranjero.
Uno de esos tipos que antaño se paraban a pensar en esto del poder y el gobierno dijo: "El poder responde solamente ante la fuente de la que emana". Y esa frase de Hobbes es la respuesta más triste
Responde con poder en estado puro, sin ningún matiz de gobierno, porque no considera a los ciudadanos la fuente de su poder, porque es consciente de que en Sanidad -y en otros muchos asuntos- su poder emana de todo el entramado de intereses creados que le sufragan, a los que sirve y que necesitan que la Sanidad Pública no atienda a los sin papeles para que sea más rentable cuando metan las zarpas en ella.
Y los otros, los harán por oportunismo, por electoralismo, por reacción o por convicción. Pero por lo menos gobiernan, no se limitan a ejercer el poder.

viernes, agosto 21, 2015

Nociones básicas de maquillaje electoral universitario

Cuanto más se acercan las elecciones más tenemos que estar pendientes de las nuevas tendencias de maquillaje numérico que adopta la política española. Sobre todo el Gobierno.
Y parece ser que las primeras que se han puesto en marcha es en la Educación, concretamente en las becas universitarias. 
Tampoco es de extrañar, muchos de los becarios universitarios de primer año votarán por primera vez en estas elecciones.
Así que, tras la defenestración de Wert, cabeza visible de una reforma educativa aciaga y sin consenso que puso a la universidad en su contra -bueno, en realidad a toda la comunidad educativa-, el ministerio anuncia a bombo y platillo que este año los universitarios reciben 100 euros más que el año pasado en beca. No es mucho, pero es un esfuerzo como están las cosas. La sombra de ojos ha empezado a embadurnar los números.
Nadie duda del incremento pero en 2008 la media de cuantía de una beca universitaria era de 3.017 euros y este años de 2.166. Así que, en realidad, ese incremento sobre el año pasado tiene muy poca importancia porque anteriormente los becados universitarios habían perdido más de 700 euros en la cuantía de sus becas.
Como notan que con la sombra de ojos no basta, tiran de rimmel y carmín para continuar el maquillaje y el Ministerio defiende que las cifras no son equiparables porque no incluyen la matrícula universitaria y las que ofrecía al anterior gobierno sí. De nuevo parece plausible, pero de nuevo chirría algo, ¿por qué no suman los costes de matricula a sus cuentas y todos tan contentos?
Si lo hicieran de ese modo, la cuenta sería fácil hasta para alguien que hubiera estudiado bajo la Ley Wert. 
2.166 + 1.257 (coste medio de una matrícula universitaria) = 3.423 euros.
¡Un éxito total! ¡Más de cuatrocientos euros más que en 2008!, ¿o no?
Pues va a ser que no. Porque si incluyeran los costes de matrícula alguien podría darse cuenta de que los gastos de matriculación han crecido un 158% en la legislatura actual, es decir, son dos veces y media más caros que antes de que el PP entrara en el gobierno. Así que mejor no hablar de las matrículas.
Porque a un estudiante becado le puede dar igual que una matricula cueste 480 euros como en 2008 o 1.257 como en 2014 porque al fin y al cabo no la paga. Pero a los que no tienen beca sí les importa y esos también votan.
Y además como hay cosas que no se pueden maquillar es mejor ocultarlas directamente. Como el hecho de que la financiación autonómica sufrió una reducción de 1.082 millones de euros en el año 2013 respecto a 2010 -recordemos que los gobiernos autónomos estaban mayoritariamente en manos del PP-  o que la cuantía de los precios públicos que tienen que costear los propios estudiantes se incrementó en 422 millones, un 36%  más, en el mismo periodo.
O incluso que en dos años la universidad pública española ha perdido 45.000 alumnos que, a menos que de repente la sociedad española haya cambiado radicalmente en su forma de concebir la educación, está bastante relacionado con esos números y el coste económico que ahora supone para las familias enviar un vástago a la universidad.
Algo que no tiene maquillaje posible ni aunque seas accionista mayoritario de Max Factor.

martes, agosto 18, 2015

Voto ciego y los Presupuestos Generales 2016

El Gobierno presenta mucho antes de lo habitual en año electoral los presupuestos Generales del Estado para 2016. 
Mas allá de las superfluas críticas de electoralismo y de las no tan superfluas de intentar obligar al siguiente gobierno -sea propio o no- a gobernar a su modo. Esta presentación extemporánea nos da una oportunidad. Bueno, en realidad se la da a los votantes del PP antes de decidir si votan de nuevo a aquellos que pusieron en el Gobierno hace cuatro años.. 
Los actuales inquilinos de Moncloa están en el Gobierno porque les votaron tras creer unas promesas. Ahora ya no serán promesas. Serán hechos plasmados en unos Presupuestos Generales del Estado los que los votantes del PP tendrán para valorar.
Y su bandera electoral por excelencia, su herramienta propagandística mejor afilada y la que más caló en sus votantes fue la reducción del gasto y el déficit público
¿Reducción de déficit? Pues va a ser que no. 
Porque, al igual que en los anteriores ejercicios -y son cuatro-, el déficit continúa. Pese a todos los recortes en servicios, pese a todo el dinero que no se ha dejado de gastar en Educación, Sanidad, Dependencia, Servicios Sociales y todos esos ámbitos "improductivos" de la sociedad, el déficit continua en ascenso.
Y lo único que hace el Gobierno en sus presupuestos es maquillarlo. Tiene un desfase de 25.000 millones en el gasto de la Seguridad Social y lo cubre tirando de la caja de las pensiones, de un dinero que no es suyo puede que esté en cuentas a su nombre pero no es suyo.
Porque ese dinero fue extraído de los impuestos y las cotizaciones de los españoles con objetivos finalistas: para garantizar las pensiones no para que ellos cuadren las cuentas y puedan fingir que están reduciendo el déficit público.
No lo hacen, nunca lo han hecho y no lo van a hacer.
Accedieron al gobierno con 46.000 millones déficit y el ejercicio posterior estaban en 30.000. Parece un éxito sin precedentes hasta que se descubre que ese descenso se debe a la inyección de 10.000 millones del rescate bancario de las cajas y que se tendrá que devolver con intereses a partir de 2016.
Al año siguiente ya eran 39.000 millones de déficit y eso contando que fue la primera vez que se metió mano en la caja de las pensiones para coger 5.000 millones y compensar el Déficit de la Seguridad Social. O sea que en realidad el déficit era de 44.000 millones. En dos años se habían ahorrado 2.000 millones. Y las cosas han seguido igual hasta este año.
Parece que cada vez se reduce más el déficit pero es falso. Operaciones de cosmética presupuestaria sacando el gasto de 8.000 millones en armamento o de 3.000 en Administraciones Públicas como partidas excedentes del presupuesto anterior pero que se pagan con dinero del corriente.
De modo que ese superavit primario -sin tener en cuenta el pago de intereses- que presenta el Gobierno en sus presupuestos es tan falso como la promesa que hicieron de no tocar o bajar los impuestos o de hacer descender el paro en la anterior legislatura.
Así que si los votantes del PP quieren reelegir a este Gobierno bajo la promesa de "Vamos a seguir maquillando los Presupuestos Generales del Estado para que parezca que reducimos el gasto público, usando para ello dinero que deja sin cobertura social de forma ilegal a todos los que han estado cotizando para su jubilación hasta nuestros días" que lo hagan. Pero si les prometen de nuevo que van a "reducir el gasto y el déficit público" y le votan ya no serán electores engañados, serán cómplices.
El gasto público ha crecido en 5.000 millones solamente por la llegada de las elecciones tanto municipales, como catalanas y por supuesto las generales de noviembre ¿eso es controlar el gasto o ahorrar de lo esencial para gastarlo cuando y donde nos viene bien electoralmente?
Es la sutil diferencia entre votar por fe ciega e irracional y leerse los Presupuestos Generales del Estado para el año 2016 -o al menos un resumen-.

domingo, agosto 16, 2015

La obsesión del FMI con Sanidad y Educación

El Gobierno de Mariano Rajoy ya tiene lo que quería para lucir en la solapa durante los mítines de las próximas elecciones generales: la palmadita en el hombro del FMI para el cachorro que aprendido la lección de sentarse cuando su dueño se lo dice. Pero curiosamente las huestes de Lagarde le dicen que todavía tiene que mejorar su adiestramiento: 
"Existe margen a nivel regional para ahorros fiscales y eficiencias adicionales, como por ejemplo reduciendo los costes de prestar los servicios públicos de educación y sanidad", dicen los doctos expertos, gurús y analistas del FMI. Y como siempre estas recomendaciones, aparte de desatarme una apenas contenida repugnancia ideológica, me hacen hacerme una pregunta.
Se supone que el FMI piensa solamente en criterios económicos dentro del liberal capitalismo, ¿por qué incide una y otra vez en que el ahorro tiene que ser en esos sectores?, ¿por qué no se limitan a recomendar el gasto público y que el Gobierno Español decida en donde y cómo hace ese recorte?
Los defensores de los recortes dirán que es porque son la parte del león del gasto público y no les faltará razón pero entonces me surge otra pregunta.
¿Por qué si España, que gasta el 13% del total de su gasto público en Sanidad, tiene que recortar, Alemania que emplea el 19%, Estados Unidos que emplea el 20% o el Reino Unido que utiliza el 16% no reciben idéntica recomendación?
 Y lo mismo pasa con la educación. España es el país, salvo Italia, que menos porcentaje del gasto público destina a la Educación entre la antigua Europa de los quince pero se insiste una y otra vez en que sea ese sector en el que se ejecuten los recortes.
La respuesta llega cuando lees la otra recomendación. La absoluta necesidad, según el FMI claro está, de instaurar el copago sanitario e incluso el educativo.
Y es cuando queda claro que lo que está exigiendo el FMI es recortar el gasto público -cosa que podría hacerse en defensa, en cultura, en administraciones públicas o en cualquier otro ministerio o consejería autonómica- Lo que está exigiendo es que se privaticen esos servicios. que se de acceso a las empresas privadas al negocio que supone algo básico y necesario para todos.
Por eso no se lo exigen a países que gastan mucho más que recorten sus gastos. Porque ellos ya han hecho ese camino. Aunque algunos, como el Reino Unido o Francia, lo estén deshaciendo porque se han dado cuenta de las disfunciones que genera.
O sea, que en realidad están obligando a asumir un sistema en el que las empresas recojan beneficios económicos incluso de la vida, la muerte y el futuro de los ciudadanos y que sean ellas lasque decidan como se distribuyen esos beneficios.
No piensan en gasto ni en macro economía. Solamente piensan a dar acceso a aquellos de los que dependen y a los que defienden a nuevas fuentes de riqueza a costa de lo que sea. Incluso de las necesidades más básicas de los ciudadanos.
No quieren salvar la economía. Solamente quieren seguir exprimiéndola en su provecho.

sábado, agosto 15, 2015

Matar y morir para cuadrar las cuentas del Estado

Dicen que a un gobierno siempre se define por sus estrategias más que por sus objetivos. Pues la única estrategia que parece poner en práctica para todo el gobierno que hace casi una legislatura pusimos en Moncloa tiene un nombre. Un nombre cruel y terrible : diezmado.
Porque nuestro gobierno está diezmando con sus actos y sus inacciones a los ciudadanos de este país deforma sistemática y premeditada.
Diezman a un millón doscientas mil personas dependientes que dependen de la Ley De Dependencia negándose a utilizar dinero para financiarla y dejando a medio millón de personas que no pueden valerse por si mismas, la mayoría ancianos, sin posibilidad de acceder a esas ayudas y obligados a sufragarse los cuidados por su cuenta cuando no tienen recursos para ello. 
Resultado: mueren esperando, se los quitan de encima, dejan de engrosar las estadísticas y así les bajan los números.
Daño colateral: los cuidadores sacrifican su bienestar en algunos casos su propio futuro por cuidarlos.
Durante toda la legislatura han utilizado la Sanidad Pública, que debía ser una herramienta para evitar la muerte como un arma que dispara a la vida de colectivos que consideran, según parece, prescindibles o irrelevantes.
Han diezmado a los inmigrantes sin papeles al dejarles sin Sanidad -aunque ahora por motivos electoralistas la hayan vuelto a implantar-, negándoles la posibilidad de curarse de las enfermedades si no eran atendidos por urgencia; diezman a los enfermos crónicos al negarles la gratuidad de sus tratamientos, diezman a los reclusos al no sufragarles los medicamentos para la Hepatitis C, la enfermedad que más se sufre en las prisiones.
Resultado: Dejar también de ser problemas estadísticos, dejan de ser un factor que influya en sus provisiones económicas sencillamente porque están muertos.
Daño Colateral: las economías familiares de los implicados se desangran intentando compensar las ayudas que no reciben con lo que la miseria se multiplica.
Y también están diezmando nuestras posibilidades de futuro
Usan la Educación para diezmar a la población casi desde la cuna: expulsando del sistema a las primeras de cambio con la revalida -ahora también suspendida por la oposición masiva de otras fuerzas políticas- a un porcentaje inaceptable de estudiantes después de recortar o suspender directamente las ayudas a los que más los necesitan, quitando por falta de presupuestos los refuerzos, los desdobles, los profesores de apoyo, los psicólogos escolares y todos los elementos y herramientas que podrían permitirles seguir en la lucha por una vida digna; diezman a los que pasan ese tajo endureciendo las becas hasta límites que las hacen en ocasiones imposibles de alcanzar.
Resultado: Aunque todos los expulsados del sistema sobrevivan lo hacen en unas condiciones de vida indignas, condenados de por vida a sueldos miserables y a no tener expectativas de mejora en un futuro que les ha sido negado desde una herramienta que debía estar encaminada a lo contrario: la Educación.
Alguien me dijo ayer que pese a que se hable de números uno puede emocionarse. Es cierto.
Después de ver la estrategia de diezmado que ha puesto en marcha durante toda la legislatura llega un número que despierta múltiples emociones: la deuda pública española aumenta y alcanza el 98,6% del producto interior bruto.
Después de todo lo que se ha hecho de condenar a la muerte o a la supervivencia indigna a millones de personas, la deuda pública española aumenta y la pregunta es evidente: si se ha diezmado la población para no tener que gastar dinero en ella ¿en qué se gasta el dinero que se obtiene con esa deuda que no hace salvo aumentar?
Por conocidas no hace falta listar las múltiples respuestas a esa pregunta. Pero todas ellas nos llevan a la misma conclusión. Nos matan por dinero, solamente por eso. Nos dejan morir para ganar un dinero que luego gastan en lo que quieren, en lo que son sus prioridades, no las nuestras. Como haría cualquier mafioso de tres al  cuarto en un barrio marginal de una gran ciudad, como haría cualquier tiranos venezolano o cubano o chino o incluso de esos que dicen hacerlo todo por la patria y la bandera.
Han dejado de ser gobernantes y se han convertido por definición de quien mata o deja morir por dinero en una sola cosa: sicarios. Y el único sentimiento, la única emoción que eso puede despertar es la más absoluta y completa repugnancia.
Nos dejan morir para que les cuadren las cuentas y encima las cuentas no les cuadran. 
Las públicas, que las privadas en bancos helvéticos o de Caiman Brac seguro que tienen todas saldos muy positivos.

lunes, junio 22, 2015

Presos, Hepatitis C y el darwinismo electoral del PP

Si alguien se dedicara a listar los síntomas de las distintas enfermedades que aquejan a los inquilinos que nuestros votos pusieron en Moncloa podría necesitar toda una vida. Tantas son las dolencias, desde la parálisis hasta la mas profunda lepra institucional, desde la paraplegia administrativa casi completa hasta la afasia política y social, desde la paranoia hasta la egolatría.
Pero hay síntomas que al detectarse las resumen todas, concentran todos los males de forma y de fondo de nuestro actual gobierno.
Y ese síntoma es la dantesca gestión que ha desembocado en la pelea de gallos por el pago de los nuevos fármacos a los presos con hepatitis C entre el Gobierno Central, a través del presupuesto de Interior, y la comunidades autónomas. 
Nadie quiere pagar esos tratamientos y mientras no se medica a esos enfermos hasta que los tribunales decidan. Lo cual, estando el Tribunal Supremo de por medio puede llevar el tiempo de una vida. Sobre todo si es la vida de un enfermo carcelario de Hepatitis C.
Todo eso es síntoma de tantas enfermedades gubernativas que, como diría el bueno de House, amenaza con volverse "autoinmune".
Es síntoma del desprecio total por las vidas en favor de los números; del intento de todos y los cargos -ministeriales o autonómicos- de salvar su propias nalgas ante Moncloa y su política de austeridad; de la insolidaridad que busca presentar los números cuadrados  endiñando los gastos a cualquiera; de la incapacidad para él diálogo incluso con los propios, de la conversión de la administración del Estado en un reino de taifas en el que ahora, que todo empieza a desmoronarse, cada uno quiera salvar sus parcela de poder por su cuenta.
Solo con eso ya sería grave el cuadro clínico de un gobierno que cree que puede permitirse el lujo de discutir sine die quién paga o no paga un tratamiento mientras sus ciudadanos mueren. 
Pero es síntoma de algo mucho peor. Toda la maltusiana historia de los tratamientos de Hepatitis C a los presos de nuestras cárceles es síntoma de lo más bajo que puede hacer un gobierno y lo peor que puede consentir una sociedad.
De considerar que existen ciudadanos de segunda, tercera o cuarta categoría cuya vida es sacrificable para lograr otros objetivos de gobierno.
En 2012 Interior impuso cupos para administrar los nuevos medicamentos contra la Hepatitis C en las prisiones donde un 25% de los presos están infectados 
¿Habrían hecho lo mismo si esa enfermedad afectara a un 25% de, por ejemplo, los taxistas?, no ¿cual es la diferencia? Exacto, que son presos.
Se ha creado una lista de espera para tratarlos en función del presupuesto en un ministerio que se gastará  3,88 millones de euros en la creación del Centro para la Memoria de las Víctimas de Terrorismo y 335.000 más en la adscripción de la Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT) al Ministerio del Interior.
¿Se habría hecho una lista de espera para los tratamientos psicológicos de las victimas del terrorismo -suponiendo que tras más de cinco años sin atentados aún fueran necesarios- mientras se destinara dinero a un monumento a los funcionarios de prisiones o una Fundación de Presos Reinsertados? Por supuesto que no. Pero los presos no votan y las víctimas del terrorismo siempre han sido una herramienta electoral utilizada y manipulada por el Partido Popular
¿Por qué se prioriza de la forma contraria a la lógica que es destinar más dinero a los vivos que a los muertos? En la diana de nuevo, porque son presos.
Y ahora, las administraciones se pelean en público, negándose a una solución de compromiso mientras los tribunales deciden definitivamente sobre las competencias -que para eso están, no nos engañemos- dejando sin tratar de la mejor forma posible a cerca de 25.000 personas porque a nadie le salen unas cuentas que nunca debieron hacerse de la forma en la que se hicieron
¿Harían lo mismo y dejarían sin asistencia mientras discuten a 25.000 votantes del PP si un virus -elaborado en laboratorios secretos de Venezuela por científicos perversos de Podemos, claro está- corrieran riesgo de muerte? 
Más allá del sarcasmo del ejemplo, desde luego que no ¿Por qué si creen poder permitirse ese lujo en este caso? Tres de tres, porque son presos.
Y esa es la peor enfermedad que puede tener un gobierno. Servir a los ciudadanos que quiere y que le viene bien y dejar en la estacada a los demás. 
Creer que tiene derecho a decidir quién vive y quien aumenta sus posibilidades de morir usando como criterio de selección sus intereses políticos y sus estrategias de permanencia en el poder.
Crear el darwinismo electoral. Si me votas y me eres útil tienes más derecho a vivir que si no lo haces.
Puede que esa enfermedad degenerativa termine matando a este gobierno. Pero no podemos permitir que infecte a nuestra sociedad.

miércoles, enero 28, 2015

Cuanto menos Grecia somos, más cambio precisamos

La llegada Syriza al gobierno en Grecia por voluntad de los sufragios democráticos y no de los augurios, avisos y amenazas de todos los órganos, organismos y "organúsculos" que quisieron evitarlo para bien de los intereses de un sistema económico que nos está matando en su agonía, la estrategia de políticos y medios de comunicación política ha cambiado.
Ahora se trata de demostrar que España no es Grecia o que Grecia no es España para evitar que los ciudadanos que están hartos de lo que pasa en nuestro país hagan lo mismo que han hecho los griegos: borrar a los partidos tradicionales del mapa político y darle a otros la oportunidad de hacer una política diferente.
Y tienen razón. España no es Grecia.
Para empezar como decía un Tweet ayer: "en Grecia se detuvo a los militares golpistas en 1974, se les juzgo y encarceló, se hizo un referéndum y se echó al rey". Así que es verdad. España no es Grecia.
Pero hay más, muchas más cosas que nos separan de Grecia, que nos evitan la odiosa comparación con el país en el que ha triunfado el intento de cambiar la forma de hacer política.
En Grecia lo habitual es que formen parte de los gobiernos profesores y catedráticos universitarios, en España no pasamos de un par de inspectores de Hacienda -con todo el respeto a la dificultad de esas oposiciones- y encima los medios critican a las formaciones políticas que los integran porque parece que ser un cacique de pueblo, un lameculos de pasillo de sede de partido y un familiar de algún líder renombrado da mas "experiencia de Gobierno" que saber de política, economía o sociología.
En Grecia su primer ministro dimitió para crear un gobierno de unidad nacional cuando la crisis se hizo rampante y el rescate se consumó, aquí lo más cerca que hemos estado de eso ha sido cuando el Presidente del Gobierno y el líder por entonces de la Oposición se sientan en el mismo palco a animar a la selección española de fútbol.
En Grecia, con la plaza sintagma ardiendo día sí y día también de indignación, a nadie se le ha ocurrido criminalizar las protestas, crear una ley que impida o dificulte en extremo manifestarse, prohibir la convocatoria de reuniones por Internet o detener a manifestantes en sus casas, dos días después de la manifestación, desplegando un operativo policial digno de la lucha antiterrorista, en España, los inquilinos de Moncloa es lo primero que han hecho.
En Grecia los partidos tradicionales han cargado -como era de esperar y lógico- contra Syriza. Pero lo han hecho por motivos ideológicos. No han buscado conexiones con grupos violentos, no han intentado vincularlo con oscuros manejos de dictaduras de izquierdas alrededor del mundo ni se han llenado la boca de decir que son terroristas internacionales responsables de todo atentado desde la defenestración de Praga. Aquí tardaron un par de días en acusar a Podemos de estar vinculado a ETA -como no iba a salir el simbionte político favorito del Partido Popular-, de prácticamente aupar a Hugo Chávez al poder y les ha faltado un suspiro para encontrar el parecido entre Pablo Iglesias y el hijo del dictador coreano Kim Jong.
Así que tienen razón, sin que sirva de precedente tienen razón y se la doy. España no tiene nada que ver con Grecia. 
Allí sus gobernantes eran unos inútiles, corruptos, incompetentes e incapaces de hacer el trabajo para el que fueron elegidos y su población está harta de pagar el pato de los desmanes económicos de sus gobernantes y de mantener el nivel de vida de sus magnates enriquecidos con ese sistema.
Aquí también, pero ademas nos enfrentamos a un grupo de déspotas que pretenden mantenerse en el poder a cualquier precio, que no creen en la democracia, que actúan como si fueran los únicos que por derecho divino tienen al gobierno y que están dispuestos a acallar a la población, reprimirla y manipularla con tal de lograr su permanencia en lo más alto de la cadena alimenticia de la política española.
Allí han respetado la democracia, aquí intentan inventar la contra democracia. No nos parecemos. Por eso nos hace mucha más falta el cambio.

jueves, enero 22, 2015

Cáncer, el nuevo arma del pogromo sanitario

Parece que no, parece que es Ciencia Ficción post apocalíptica de esas de Orwell, pero hay veces que el vicio de relacionar informaciones termina poniéndome los pelos de punta.
La santa patrona del recorte, María Dolores de Cospedal, cierra por el artículo catorce toda la planta de pediatría oncológica del hospital de Toledo y el gobierno central mete el tajo a las prestaciones sanitarias de los funcionarios a través de Muface.
Por separado ambos recortes ya son perversos, pero si te da por leer la letra pequeña de la segunda noticia te enteras de que el recorte de prestaciones a los funcionarios también afecta a los tratamientos de cáncer. Y es entonces cuando te entran escalofríos.
El Gobierno, nuestro gobierno, ese que pusimos en Moncloa para otra cosa, ha decidido dejarnos morir a nuestra suerte. No está dispuesto a gastar dinero en los tratamientos de la enfermedad que más seres humanos mata -aparte de la guerra, que es una enfermedad social crónica- en todo el mundo conocido.
Podría haber eliminado de la cobertura de los funcionarios la reconstrucción maxilofacial tras un accidente, podría haber cerrado otro área del hospital infantil de Toledo, pero ha optado por dejarnos sin asistencia contra una enfermedad que es mortal de necesidad. Cualquier otro recorte en Sanidad sería irresponsable e intolerable, pero recortar en la asistencia del cáncer es simplemente criminal y escalofriante.
Para mi significa que prefieren que muramos, que no les importa con tal de poder sacar dinero para sus negocios y para sus necesidades políticas, que han iniciado un camino cruelmente maltusiano de librarse de todos aquellos que no son productivos y que necesitan de una inversión económica simplemente para mantenerse vivos.
Y les da igual que sean niños, ancianos, funcionarios, parados o cualquier otro ciudadano que padezca una enfermedad que le puede llevar a la muerte, que no se cura con ibuprofeno y una taza de leche caliente.
"Si al final van a morir no gastéis el dinero de nuestras campañas electorales y nuestras cuentas cifradas en Andorra, Suiza o Caiman Brac en ellos". Ese es el nuevo lema que rige la actuación de nuestras autoridades sanitarias.
Cercenar la asistencia oncológica no es otra cosa que la matanza de gente indefensa por un grupo enfurecido y violento
O sea, un exterminio sistemático, la definición casi literal de un pogromo.


viernes, enero 02, 2015

De Guindos, el miedo y el frío y crudo invierno.


Esperaba yo que por una vez eso de que el cambio de año supone una tabula rasa de la que partir fuera real. Bueno, para ser sinceros, en realidad no lo esperaba, pero hubiera estado bien.
Pero 2015 empieza como acabo 2014 o para ser más exactos peor.
El ministro de Economía Luis de Guindos, que parece tener un don para la frase celebre fuera de lo común,se ha desayunado el primer día del año diciendo que "en España se ha pasado el miedo a perder el empleo".
Y se queda tan ancho.
Claro, como cinco millones de personas en edad laboral no tiene ya empleo, no tienen miedo a perder el trabajo; como un millón y medio de jóvenes no consiguen hallar su primer empleo, no tienen miedo a perder un puesto que no tienen; como se ha despedido a más de seiscientas mil personas en Eres avalados por la reforma laboral, esos ya no tienen miedo a que les quiten el trabajo, ya se lo han quitado.
Debe ser eso a lo que se refiere el señor ministro con eso de que nadie miedo a perder el empleo ya.
Porque no creo que sean las trabajadoras de Mercadona que soportaron acosos laborales por miedo a quedarse sin trabajo, ni a los cerca de dos millones de trabajadores que han aceptado el pasado año rebajas sustanciales de sus sueldos para que no les echaran a la calle, ni a los cerca de cuatro millones de trabajadores que, según las últimas estadísticas, acepta cobrar parte o la totalidad de su sueldo en negro para poder seguir trabajando, ni a todos aquellos que se callan y tragan con la inutilidad de sus jefes, la incapacidad de sus mandos intermedios o las tropelías de los propietarios de sus empresas por miedo a que su queja, su protesta o su denuncia origine un fulminante despido.
Y por supuesto supongo que tampoco hará referencia a los 17 millones de personas que aún trabajan en España y que torciendo el gesto aceptan el estudiado insulto de que se planifique una subida mensual de siete euros en sus salarios.
Ojala por una vez el ministro De Guindos acierte y en España se haya perdido el miedo a perder el empleo. Porque, si eso es verdad, a él, a su gobierno y a todos aquellos para los que Moncloa a diseñado un mercado laboral semi siervo y precario les debería esperar un invierno más que calentito.
Pero me temo que no. Nada es más fuerte que el miedo y nos espera un duro, frío y crudo invierno. También en 2015.

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