viernes, agosto 21, 2015

Nociones básicas de maquillaje electoral universitario

Cuanto más se acercan las elecciones más tenemos que estar pendientes de las nuevas tendencias de maquillaje numérico que adopta la política española. Sobre todo el Gobierno.
Y parece ser que las primeras que se han puesto en marcha es en la Educación, concretamente en las becas universitarias. 
Tampoco es de extrañar, muchos de los becarios universitarios de primer año votarán por primera vez en estas elecciones.
Así que, tras la defenestración de Wert, cabeza visible de una reforma educativa aciaga y sin consenso que puso a la universidad en su contra -bueno, en realidad a toda la comunidad educativa-, el ministerio anuncia a bombo y platillo que este año los universitarios reciben 100 euros más que el año pasado en beca. No es mucho, pero es un esfuerzo como están las cosas. La sombra de ojos ha empezado a embadurnar los números.
Nadie duda del incremento pero en 2008 la media de cuantía de una beca universitaria era de 3.017 euros y este años de 2.166. Así que, en realidad, ese incremento sobre el año pasado tiene muy poca importancia porque anteriormente los becados universitarios habían perdido más de 700 euros en la cuantía de sus becas.
Como notan que con la sombra de ojos no basta, tiran de rimmel y carmín para continuar el maquillaje y el Ministerio defiende que las cifras no son equiparables porque no incluyen la matrícula universitaria y las que ofrecía al anterior gobierno sí. De nuevo parece plausible, pero de nuevo chirría algo, ¿por qué no suman los costes de matricula a sus cuentas y todos tan contentos?
Si lo hicieran de ese modo, la cuenta sería fácil hasta para alguien que hubiera estudiado bajo la Ley Wert. 
2.166 + 1.257 (coste medio de una matrícula universitaria) = 3.423 euros.
¡Un éxito total! ¡Más de cuatrocientos euros más que en 2008!, ¿o no?
Pues va a ser que no. Porque si incluyeran los costes de matrícula alguien podría darse cuenta de que los gastos de matriculación han crecido un 158% en la legislatura actual, es decir, son dos veces y media más caros que antes de que el PP entrara en el gobierno. Así que mejor no hablar de las matrículas.
Porque a un estudiante becado le puede dar igual que una matricula cueste 480 euros como en 2008 o 1.257 como en 2014 porque al fin y al cabo no la paga. Pero a los que no tienen beca sí les importa y esos también votan.
Y además como hay cosas que no se pueden maquillar es mejor ocultarlas directamente. Como el hecho de que la financiación autonómica sufrió una reducción de 1.082 millones de euros en el año 2013 respecto a 2010 -recordemos que los gobiernos autónomos estaban mayoritariamente en manos del PP-  o que la cuantía de los precios públicos que tienen que costear los propios estudiantes se incrementó en 422 millones, un 36%  más, en el mismo periodo.
O incluso que en dos años la universidad pública española ha perdido 45.000 alumnos que, a menos que de repente la sociedad española haya cambiado radicalmente en su forma de concebir la educación, está bastante relacionado con esos números y el coste económico que ahora supone para las familias enviar un vástago a la universidad.
Algo que no tiene maquillaje posible ni aunque seas accionista mayoritario de Max Factor.

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