Los nazis son para Europa lo que ETA para el conservadurismo español. En cuanto alguien no hace, dice o piensa algo conveniente les relacionamos con ellos, les acusamos de pensar como ellos, les convertimos en ellos.
Ahora Podemos es Hitler, dice Jürgen Donges, un asesor económico de la canciller que pretende imponer a miseria y fuego la austeridad en toda Europa en aras de las exportaciones alemanas. "Podemos es como Hitler, tiene capacidad para convencer a los que lo están pasando mal", argumenta el senescal de Merkel.
¿De verdad ese es un argumento que te convierte en nazi?
Barack Obama tuvo esa capacidad con su Yes, we can, o sea que es nazi; Martin Luther King lo hizo con su "Have a Dream", otro nazi a la buchaca; Theodore Roosevelt con su New Deal llegó a los que peor lo estaban pasando en la Gran Depresión, la historia se nos está llenando de nazis de repente.
Y Dantón, Adenauer, Espartaco, San Gregorio, Dulcino, Cronwell, Francisco de Asis, Emiliano Zapata, Sidarta Gaudama, Simón Bolivar... todos ellos demostraron una capacidad dialéctica y política de llevarse a sus filas y acercar a su ideología a los que peor lo estaban pasando.
¡Joder -perdón por la expresión-, hasta Jesús de Nazaret demostró tener la capacidad de convencer a los que lo estaban pasando mal!
Pero hay que comparar a Podemos con Hitler y hacer parecer que el acomplejado y psicópata líder de la Alemania nazi fue el único que lo hizo. Hay que hacerlo por dos motivos.
Para que parezca que generar una ideología que tenga en cuenta a los que lo están pasando mal -que por eso se sienten atraídos por ella, no nos engañemos-, es algo exclusivo de los nazis y por tanto perverso y reprochable.
Y porque si se le compara con cualquier otro ideólogo, político o personaje histórico que hizo lo mismo la gente podrá descubrir que todos ellos tuvieron, al menos parcialmente y durante un tiempo, éxito en intento y sobre todo son reconocidos por la historia como personajes ejemplares en uno u otro aspecto. Todos salvo Hitler, claro.
Pero ahí no queda la cosa.
"Podemos hace las cosas de una forma que es preocupante porque soy alemán y vivimos una etapa histórica en la que vino uno contando cosas bonitas", dice el señor Donges como segundo argumento comparativo de la nueva formación española con el partido de los camisas pardas y de su líder con el Führer del III Reich.
Y resulta sorprendente. Resulta sorprendente porque descubres que Merkel tiene infiltrado un nazi en su gabinete de asesores.
Si a Donges le parecen "cosas bonitas" frases como "la raza aria ha nacido para dominar el mundo" o "Negros y latinos son razas inferiores que sirven de criados", va a ser que el nazi es él.
Si cree que ilusionar a una audiencia y catalizar a un pueblo pasa por decir "el arma más humana es la que más enemigos destruye porque acorta la guerra" o "No hay duda de que los judíos son una raza, pero no son una raza humana" va a resultar que el que tiene que tatuarse una esvástica en la espalda es él.
Porque el problema no está en que Pablo Iglesias diga "cosas bonitas" como Hitler, el problema está, aunque el bueno de Jürgen Donges no quiera verlo por su condición de alemán, en que el pueblo alemán de 1931 consideró "bonita" una ideología que se basaba en la supremacía racial, la solución bélica de los problemas y el expansionismo territorial.
Puede que Podemos haga propuestas políticas de difícil concreción -sobre todo si la UE pone todas las trabas posibles para ellas, como hace con Grecia- y diga "cosas bonitas" para captar el voto pero, no se preocupe, Señor Donges, no se preocupe.
A la inmensa mayoría de los españoles, y eso incluye a una gran parte del conservadurismo político español nunca nos va a parecer bonito lo que les pareció a ustedes en 1931.
No exorcice sus demonios con nosotros.
Barack Obama tuvo esa capacidad con su Yes, we can, o sea que es nazi; Martin Luther King lo hizo con su "Have a Dream", otro nazi a la buchaca; Theodore Roosevelt con su New Deal llegó a los que peor lo estaban pasando en la Gran Depresión, la historia se nos está llenando de nazis de repente.
Y Dantón, Adenauer, Espartaco, San Gregorio, Dulcino, Cronwell, Francisco de Asis, Emiliano Zapata, Sidarta Gaudama, Simón Bolivar... todos ellos demostraron una capacidad dialéctica y política de llevarse a sus filas y acercar a su ideología a los que peor lo estaban pasando.
¡Joder -perdón por la expresión-, hasta Jesús de Nazaret demostró tener la capacidad de convencer a los que lo estaban pasando mal!
Pero hay que comparar a Podemos con Hitler y hacer parecer que el acomplejado y psicópata líder de la Alemania nazi fue el único que lo hizo. Hay que hacerlo por dos motivos.
Para que parezca que generar una ideología que tenga en cuenta a los que lo están pasando mal -que por eso se sienten atraídos por ella, no nos engañemos-, es algo exclusivo de los nazis y por tanto perverso y reprochable.
Y porque si se le compara con cualquier otro ideólogo, político o personaje histórico que hizo lo mismo la gente podrá descubrir que todos ellos tuvieron, al menos parcialmente y durante un tiempo, éxito en intento y sobre todo son reconocidos por la historia como personajes ejemplares en uno u otro aspecto. Todos salvo Hitler, claro.
Pero ahí no queda la cosa.
"Podemos hace las cosas de una forma que es preocupante porque soy alemán y vivimos una etapa histórica en la que vino uno contando cosas bonitas", dice el señor Donges como segundo argumento comparativo de la nueva formación española con el partido de los camisas pardas y de su líder con el Führer del III Reich.
Y resulta sorprendente. Resulta sorprendente porque descubres que Merkel tiene infiltrado un nazi en su gabinete de asesores.
Si a Donges le parecen "cosas bonitas" frases como "la raza aria ha nacido para dominar el mundo" o "Negros y latinos son razas inferiores que sirven de criados", va a ser que el nazi es él.
Si cree que ilusionar a una audiencia y catalizar a un pueblo pasa por decir "el arma más humana es la que más enemigos destruye porque acorta la guerra" o "No hay duda de que los judíos son una raza, pero no son una raza humana" va a resultar que el que tiene que tatuarse una esvástica en la espalda es él.
Porque el problema no está en que Pablo Iglesias diga "cosas bonitas" como Hitler, el problema está, aunque el bueno de Jürgen Donges no quiera verlo por su condición de alemán, en que el pueblo alemán de 1931 consideró "bonita" una ideología que se basaba en la supremacía racial, la solución bélica de los problemas y el expansionismo territorial.
Puede que Podemos haga propuestas políticas de difícil concreción -sobre todo si la UE pone todas las trabas posibles para ellas, como hace con Grecia- y diga "cosas bonitas" para captar el voto pero, no se preocupe, Señor Donges, no se preocupe.
A la inmensa mayoría de los españoles, y eso incluye a una gran parte del conservadurismo político español nunca nos va a parecer bonito lo que les pareció a ustedes en 1931.
No exorcice sus demonios con nosotros.
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