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lunes, julio 10, 2017

Psicópatas, psicóticos y otros monstruos que nos cambian la violencia de Género


En esta guerra de los sexos inventada, en este infinito y eterno machismo tantas veces referenciado y engrandecido por doquier hoy estamos de suerte. Y estar de suerte significa estar de avances.
El primero es que se realiza un estudio sobre por qué matan los hombres a sus parejas. Parecería que no es mucho avance, pero lo es. Porque desde hace tres lustros el móvil de todo asesinato u homicidio en el que el perpetrador sea hombre y la víctima mujer, el móvil -ese famoso móvil del delito cinematográfico- había desaparecido y se había resumido en una dos palabras: por machismo. Y para muchas de esas falsas feministas de tuit malvas en tres todavía más generalistas y absurdas: porque es hombre.
El segundo avance es que el estudio en cuestión es sobre "Homicidios de pareja". No nos dejemos llevar por el optimismo, solo se analizan los asesinatos de hombres a mujeres, pero el mero hecho de que el emporio de género se vea forzado a trabajar con es concepto, que puede incluir los homicidios en ambos sentidos, ya es una victoria conceptual contra el espurio concepto de violencia de género.
Y con estos dos avances, con este estudio, termina ocurriendo como con todos los avances. Con cada respuesta nos llegan más preguntas.
El 30% de los asesinos son psicóticos, el 20% sociópatas y el 5% directamente psicópatas.
Entonces, si el 55% de los asesinos lo son por tres desviaciones psicopsiquiátricas no vinculadas a su condición de varón ¿por qué se le llama violencia de género?, ¿por qué se sigue defendiendo que la condición de machista o de hombre -o ambas cosas- es el elemento fundamental de los asesinatos de pareja cometidos por hombres?
Esos tres  trastornos mentales afectan estadísticamente más a los hombres ¿no será esa la causa de que haya más asesinatos de parejas de hombres a mujeres que de mujeres a hombres y no el pérfido machismo que se destila en los genes de todo aquel que tiene la configuración cromosomática masculina, como defienden las falsas feministas?
Y luego vamos con los ocasionales, entendidos estos como aquellos cuyas acciones no tienen origen en su locura o su trastorno mental. Un asesino o asesina ocasional es en resumen quien mata una vez por causas determinadas.
Aquí estaría la panacea para aquellas que defienden que todo asesinato de pareja es un asesinato machista y por tanto violencia de género.
Pero no.
Los motivos más comunes son:
Proceso de separación con o sin hijos. 
La respuesta instaurada por el falso feminismo español es la siguiente: "Claro, como son machistas y patriarcales, no soportan que sus parejas les abandonen"
Mi pregunta: Si los procesos que surgen de la ley de divorcio se igualan, si no suponen un descalabro económico y vital en el 75% de los casos es el hombre, si se establecen criterios de custodia compartida y se liquidan los gananciales en le momento del divorcio ¿No contribuirá eso a reducir e incluso a eliminar los asesinatos por ese motivo?
Más que nada porque, según el informe, el 86% los asesinos han dado esas circunstancias como desencadenante de su crimen y solo un 14% el proverbial "la maté porque era mía" que hasta ahora se imponía como causa general.
Infidelidades (si el despechado es él). Lo que viene a decir que las infidelidades son de la mujer, claro. 
Respuesta falsamente malva: De nuevo el machismo rampante, "la maté porque era mía", hombres patriarcales y tiránicos, etc.
Mi pregunta: Si el 78% de las quince mujeres que mataron a sus parejas masculinas en 2016 -he de decir que esta estadística es de medios no oficiales porque dejaron de publicarla hace seis años- lo hicieron por celos o por no aceptar la separación o sus condiciones ¿no sería más lógico y productivo pensar que los celos asesinos no son producto del machismo -aunque algunos lo integren- sino del concepto de posesión de nuestra pareja que tanto hombres como mujeres tenemos en nuestro acervo cultural?
¿No sería más productivo centrar la educación de hombres y mujeres en el hecho de que la libertad exige responsabilidad y respeto; que si te enamoras de otra persona tienes la responsabilidad de darle a tu pareja la posibilidad de elegir y no engañarle o engañarla; en que el mejor camino para evitar infidelidades es separarte de la persona de la que no estás enamorado, en que la mentira y la falta de sinceridad no es algo que tenga cabida en las relaciones afectivas?
Escasa tolerancia a la frustración, sensación de abandono o de pérdida, estrés, rumiación de pensamiento...”
No merece siquiera decir lo que afirman las falsas feministas hispanas porque todos sabemos que ninguno de esos sentimientos es exclusivo de los hombres ni tiene relación alguna con lo que es el machismo ya sea ideológico, social o institucional.
Mi pregunta: ¿Y si tiramos por enseñarles a nuestros vástagos que el mundo no gira en torno a su ombligo, que los terapeutas están para algo, que no pueden ser tan egoístas que pretendan que los demás se ajusten exclusivamente a sus necesidades y que la confrontación y la violencia no es forma de expresar tus sentimientos y tus frustraciones, en lugar de insistir solamente en la lucha educacional contra el machismo?
Socialización en cultura sexista. Tenía que aparecer en un estudio realizado dentro del ámbito ideológico de la violencia llamada de género, pero esto es también un avance. Dice sexista, no machista. Lo que supone que también es bidireccional.
Mi pregunta: Si resulta que como factor determinante esto solo afecta al 14% de los asesinatos de mujeres por sus parejas y que, curiosamente, es un porcentaje muy parecido entre las mujeres con explicaciones como: "es que su obligación era mantenerme", "porque me iba a dejar en la calle" -sacadas de las noticias en las que se basa la estadística no oficial antes comentada-, ¿no sería más adecuado incidir educativamente de igual manera en los roles sexistas que otorgan los hombres a las mujeres como en los que las mujeres tienen sobre los hombres y decir a la vez que tu pareja no es un objeto sexual pero tampoco una fuente de ingresos, que no tienes derecho a imponer a una mujer que se quede en casa para cuidar de los niños pero tampoco tienes el derecho de decidir no contribuir con tus ingresos al mantenimiento de tus hijos y hacerlo recaer todo sobre el hombre de la pareja, etc.?
En resumen, si menos de una sexta parte de los asesinatos de pareja de hombres a mujeres lo son exclusivamente por machismo, ¿no sería más productivo incidir en políticas y programas de detección precoz de los trastornos mentales que gastar decenas de millones de euros en estudios sobre el machismo y el patriarcado a través de subvenciones a falsas asociaciones feministas que solo buscan reforzar su posición ideológica?
¿No sería más inteligente modificar las leyes de divorcio para equilibrarlas y hacer que una separación no sea para una parte una hecatombe emocional, afectiva y económica en lugar de gastar presupuestos públicos a mansalva en justificar una Ley de Violencia de Género que no solo es discriminatoria -en nada positiva-, sino que lleva el abuso de la misma implícito en su redacción y que se muestra del todo ineficaz?
¿No sería más eficiente invertir en políticas educativas que contrarresten los arquetipos pasionales y posesivos de la afectividad en nuestra sociedad, que expliquen claramente que la división de roles es algo que afecta a hombres y mujeres y que la igualdad exige que todos, hombres y mujeres, renuncien a sus privilegios y que ataquen el egoísmo individualista enfermizo en el que se mueven las relaciones personales, en lugar de gastar cientos de millones en programas que solamente educan contra el machismo?
Yo creo que sí. Porque así habría dinero y recursos con menos gasto para la protección de las mujeres realmente maltratadas y asesinadas por machismo; por así se conseguiría el apoyo de muchísimos hombres que ahora no pueden apoyar la Ley de Violencia de Género porque les trata como culpables sin serlo solo por su condición de hombres; porque así se evitarían las situaciones que llevan tanto a hombres como a mujeres a ser "asesinos ocasionales" de sus parejas.
Y lo que sea machismo que se persiga, se evite y se reeduque. Pero sin ignorar que hay otras muchas cosas que cambiar para minimizar -que no eliminar, eso es imposible porque siempre habrá gente con trastornos mentales- los asesinatos dentro de la pareja de unos a otras y de otras a unos.
Y si quieren mantener el concepto de Violencia de Género que lo hagan, pero siendo coherentes con su definición: “aquella que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo". Que esté informe les deja claro que no es como algunas pretenden contarla y exponerla 
No es difícil. Es puro empirismo de nivel directo. Háganlo y vean qué pasa. 
Aunque tengan que revisar y reenunciar su ideología. Que salvar vidas es mucho más importante que tener razón.

sábado, diciembre 03, 2016

Gracias Lara por ser mujer, feminista y... racional

Lara Stemple es mujer. Esa es una realidad incuestionable, un dato fijo del problema -que diría aquella-. Lo es desde su nacimiento y lo será hasta su muerte, a menos que su decisión y la cirugía decidan lo contrario.
Lara Stample es feminista. Lo muestra casí sin lugar a ninguna duda su trayectoria, su lista de publicaciones y sus declaraciones. Lo demuestra que desde su cátedra un UCLA participará en el comienzo de siglo en la elaboración de estudios y teorías que fundamentaron el concepto de políticas de Género en Estados Unidos.
Lara Stemple es científica -de humanidades, pero científica-. Por eso dirige el Proyecto de Derecho de Salud y Derechos Humanos, imparte clases en el Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad de California-Los Angeles y participa en la elaboración de los mas refutados informes y estudios de esa presitigiosa universidad sobre la situación de la salud y los derechos humanos de las mujeres en su país y en el mundo
Lara Stemple es demócrata. Su apoyo al partido demócrata es abierto y se la situa por algunos en el vértice más izquierdista de la campana de Gauss de esa formación política.
Es de suponer que por eso se dedica, entre otras muchas cosas, a estudiar la realidad y los problemas sobre la victimización de las violaciones.
Y un día, Lara Stemple se desayuna con este dato: El 38% de las víctimas de violación, abusos o acosos sexuales son hombres.
Como es mujer se sorprende, como es femenista recibe el dato con cierta incredulidad, con la mosca tras la oreja, vamos. Pero como es ciéntifica acude a la fuente y descubre que son las cifras de la National Crime Victimization Survey (encuesta nacional de crímenes sexuales estadounidense).
Y aquí es donde Lara Stemple empieza a ser distinta del feminismo militante que conocemos aquí y empieza a demostrar que cree en la igualdad, la justicia, la mejora social y la solución racional de los problemas.
Porque no guarda el informe en un cajón olvidándolo y pidiéndole al destino que nadie se fije en él para que su idea preconcibida de que solamente los hombres pueden violar no se ponga en entredicho. Porque no sale a la palestra con una sesuda columna de opinión que todo el mundo hubiera leído como una opinión de autoridad -porque ella lo es- afirmando que es un producto de una manipulación, de un intento "neomachista" de culpabilizar a las víctimas o de restar importancia a las violaciones de mujeres.
No, recuerda que es científica y se pone a investigar. Recuerda que es progresista y pone sus ideas previas en suspenso.
Y descubre cosas aparentemente sorprendentes: que el 68% de las veces que un hombre fue violado en Estados Unidos lo fue por una mujer; que en 79% por ciento de los casos en que un hombre se sintió acosado, asaltado sexualmente o violentado, la perpetradora era una mujer, y que lo sostiene otra fuente incontestable: The National Intimate Partner and Sexual Violence Survey (notese que el concepto es Violencia dentro de la intimidad, no Violencia de Género. Esto es un matíz de mi cosecha), una estadística dirigida por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades públicos de su país.
Como es mujer podría haberse sentido mal porque se acusaba a otras mujeres de tener comportamientos crueles, agresivos y violentos, pero no lo hace; como es feminista podría haberse sentido contrariada y tirar de orgullo y dignidad y afirmar que es falso, que es un porcentaje minotario, que lo que importan son las violaciones a mujeres dando todo tipo de argumentos; pero no lo hace; como es una de las impulsoras del concepto de políticas y violencia de Género podría haber ocultado la mirada tras su prisma de género y seguir disparando sin querer darse cuenta de que estaba errando el blanco. Pero se niega a caer en esa trampa.
Como es científica y cree realmente en la mejora social y la igualdad -la de todos- sigue investigando y deja que la realidad le ayude a reformular su pensamiento. Tira el prisma de género que no le sirve para esto y permite que su mirada se fije en todas las facetas.
Y ella, mujer, feminista y progresista, plantea la necesidad de decirle a las mujeres que lo mismo que ellas consideran un acoso o una agresión lo es si lo hacen ellas; que si se lanzan a comerle la boca a un hombre este la aparta -¡Ay, ese famoso "hacer la cobra"!- volver a ello no es ser "sexualmente activa", "insistente" o "echá pálante", es acosar; que si un hombre les da dos picos y luego les dice "no va a haber nada más", mantener el acoso es precisamente eso, acoso, no fortaleza, ni armas femeninas, ni seducción.; que si un hombre empieza y luego no quiere terminar no se le puede intentar forzar a continuar hasta el final con amenazas sobre hablar de su hombría o ninguna otra actitud.
Y por supuesto les dice a ese 28% de mujeres que directamente asaltan a los hombres de forma violenta y les obligan a penetrarlas o realizarles cualquier otra práctica sexual con coacciones físicas que deberían pudrirse en la cárcel como cualquier otro de esos repugnantes violadores de mujeres que todo el mundo tiene claro que deber ser castigados.
No las excusa, no afirma que hay que tener en cuenta que es posible que hayan sufrido abusos o maltrato por los hombres y eso las haya pertubado, no intenta minimizar su responsabilidad para culpabilizar al hombre una vez más como otros feminismos que conocemos y nos son muy cercanos. 
Pese a ser mujer, feminista y de izquierdas no dice con la boca pequeña: "quizás ocurre y habría que estudiar las causas", afirma contundente "ocurre y quien lo hace es una criminal" -lo cual no impide estudiar las causas sociales de esos comportamientos-.
Y como Lara Stemple es racional se vuelve a su entorno, a aquellas que se encuentran inmersas en las ideológias de género y les dice que "Los estereotipos de género interfieren con el complejo proceso de entendimiento de los crímenes sexuales. Los enfoques feministas más extendidos pueden ensombrecer la luz de esta realidad".
Les dice que ha llegado la hora de redefinir su pensamiento en virtud de la realidad, de abandonar quizás el prisma que les hace poner solamente el foco en lo que le pasa a las mujeres minimizando lo que les sucede a los hombres; que hay que dejar de pensar siempre en la mujer como víctima inocente porque no ayuda en nada a las víctimas femninas de violación que las culpables femeninas de idéntico crimen queden impunes.
En fin, que hay que salir de Matrix, volver al mundo real y replantearse la unidireccionalidad de sus pensamientos porque de otro modo no lograrán un mundo justo. Todo ello sin ignorar el hecho de que la sociedad ha usado históricamente la violencia sexual para subyugar a las mujeres y que en muchos países aún se hace.
Y como progresista que cree en la justicia y como científica que cree en la necesidad de pensar sin prejuicios cierra toda esta reconstrucción ideológica basada en la realidad de los datos y los hechos con un corolario que no me imagino yo en los labios ni las neuronas de ninguna femenista patria de postín.
"El feminismo ha luchado mucho y muy duro para combatir contra los mitos de la violación -que si una mujer es violada es, de alguna manera, culpa suya, que ella lo consentía de alguna forma-, pero hace falta que abramos ese mismo debate con los hombres (...) la compasión no es un recurso finito,  si nos indigna el sufrimiento de una mujer ha de indignarnos el de un hombre y es nuestra obligación luchar por la dignidad de la mujer denunciando también los actos indignos que cometen mujeres no solamente aquellos de los que son víctimas". 

Gracias Lara por ser mujer, feminista, científica y racional porque si lo dices tú ya no podran refugiarse en el supuesto machismo o en las "malas experiencias personales" cuando otros, de otro sexo y de otra profesión defendemos lo mismo.
Y gracias a Raquel Márquez, la periodista que ha firmado el reportaje en El Confidencial por ser mujer y profesional -no sé si es feminista- por no orillar el artículo de The Atlantic ni los estudios de Stemple y los demás y publicar algo sobre esta realidad en un país en el que el uso y el abuso continuo del prisma de género produce constantes aberraciones legales y sociales.
Aunque, eso sí, la próxima vez que salgan las cifras de denuncias sobre maltrato estaría bien que hiciera la misma salvedad que con las de Stemple y los estudios que maneja: "Si el procedimiento ha sido objetivo y se han hecho bien las cuentas". Creemé Raquel te puedes llevar una sorpresa.
http://lefthandgod.blogspot.com.es/2012/01/acercamiento-objetivo-las-estadisticas.html
Pero, en cualquier caso, muchas gracias.

viernes, agosto 14, 2015

El maltrato y la ruleta rusa de la hembra hispana

Entre tanta política exterior e interior, verano de paseos y azoteas, nos están matando mujeres. También no están matando hombres, niños, sirios, griegos, iraquíes, inmigrantes senegaleses. Pero hoy toca hablar de mujeres.
Un nuevo verano de esos en los que aumentan las víctimas femeninas de la violencia afectiva y de nuevo las mismas preguntas ¿por que no funciona la legislación?, ¿por qué no funcionan las medidas judiciales o administrativas?
Y claro, de nuevo las mismas respuestas. Como si esta vez no fuera a ser una completa inconsciencia esperar que los mismos actos traigan consecuencias distintas. Quizás haya que buscar respuestas distintas.
¿Por que no funciona la ley? 
Tal como yo lo veo la respuesta es muy simple y se resume en el principio popular de "quien mucho abarca poco aprieta". Se ha tipificado, penado y castigado como maltrato hasta respirar fuerte cerca de una mujer, hasta hablar mal de ella públicamente y eso, lejos de generar mayor seguridad lo que hace es orinar tal volumen de procesos judiciales que impide distinguir las verdaderas amenazas, los verdaderos maltratos o cuando menos demora el acceso al conocimiento de los mismos. Antes de estar enterradas bajo tierra las mujeres maltratadas y asesinadas dentro del entorno afectivo yacen en el catafalco de miles de denuncias que no deberían ser tratadas como malos tratos. 
El querer impedir todo hace que no se pueda evitar lo que es importante evitar.
¿Por qué no funcionan las medidas judiciales? Casi por idéntico motivo. No se ha puesto el necesario hincapié en evitar que la legislación actual sea utilizada de forma aviesa y torticera. Se ha puesto tanto énfasis en negar que existan denuncias falsas en lugar de en purgar las malintencionadas que las medidas judiciales son inútiles porque se aplican sobre demasiados inocentes y eso termina retrayendo a los jueces de aplicarlas de forma automática.
Pero más allá de las nuevas respuestas a las mismas preguntas, quizás habría que hacerse preguntas nuevas. Si la acción judicial, la legislación y la acción policial no es suficiente, ¿qué falla?, ¿qué otra cosa hace falta?
La respuesta parece obvia y evidente e incluso no parece original: educación. Pero, lo siento, no es la educación del macho ibérico irredimible. En este caso y para mi es la educación de la hembra hispana irrenunciable. Quería encontrar una forma decirlo sin herir susceptibilidades ni sensibilidades pero ya soy bastante viejo para inventar eufemismos.
En este país todavía hay muchas y por desgracia vuelve a haberlas que desean un modo de amor que puede sembrar la semilla de su propia destrucción.
Desean ser conquistadas, arrebatadas por un hombre que las arrastre a donde se mueren por estar, ser objetos pasivos de sus propios amores  y que sea el hombre el que luche por ellas y las arrastre a la pasión.
Puede que la escasa relación de las mujeres con los entornos bélicos tradicionalmente a lo largo de la historia les haya ignorar que significa la conquista y el hecho histórico de que el derecho de conquista llevaba aparejadas cosas nada agradables para el conquistado y que significan el poder casi omnímodo del conquistador.
No se puede soñar, desear o fantasear con un hombre que se imponga, que te arrastre, que "tenga carácter" -en este país tener carácter parece sinónimo de tener mal carácter-, que sea "malote" para sentirte arrastrada a la pasión y luego pedir que desactive todo eso y se convierta en otra cosa porque ya ha pasado la danza de apareamiento. El conquistador es conquistador siempre. Sobre todo cuando ya ha consumado la conquista. Que ser un premio de conquista no las convierte en damas, reinas o princesas. Las transforma en una propiedad.
Y quien se atreva a negarlo que vea Mujeres y Hombres y Viceversa o que consulte la cifras de ganancias de 50 Sombras de Grey, devorada literaria y cinematográficamente por cientos de miles de mujeres en este país.
Y tampoco estaría de más tirar de educación para enseñarlas que esas míticas "armas de mujer" de la hembra hispana son otra arma cargada con la que juegan a la ruleta rusa con sus vidas. 
Que mantener a los hombres en la constante incertidumbre, no ser claras, ser incapaces de decir un no o un sí claro y trasparente desde el principio,  hacer la goma con los sentimientos de sus amores o sus amantes, tirar de pagafantas, usar la insinuación sexual como forma de lograr sus objetivos, "volverlos locos", "dejarlos en shock", "mantenerlos interesados" o usar sus "armas de mujer" no es algo divertido que te hace ser guay cuando lo cuando lo cuentas en las tardes de cafés y gin tonics con tus amigas.
Son balas que cargan el tambor de un revolver que tienen apoyado continuamente contra su propia sien. Porque si juegas por diversión, inseguridad o crueldad con los sentimientos de alguien corres el riesgo de volverle loco y si además lo haces a sabiendas luego no puedes quejarte cuando no puedes evitar que actúe como un loco.
Y quien quiera negarlo que consulte los artículos más consultados en la red de revistas femeninas o se haga invitar a alguna conversación de sus amigas.
Así que quizás convendría empezar a educar a la hembra hispana para que no se convierta en cómplice previo al hecho del futuro maltrato contra ella como ya se intenta hacer y se ha conseguido en gran medida con el macho ibérico para que no sea autor material de ese maltrato.
Puede que penséis que hilo muy fino pero siempre he pensado que todo está relacionado y que la mayor tragedia siempre es un producto de la concatenación previsible de un algo que parecía nada tener que ver con ella.
Lo siento. Soy así y pienso así. Por eso hace tiempo que decidí, aunque mi corazón perdiera en el intento, que yo no conquisto, yo no compito. Yo solamente amo.

sábado, junio 27, 2015

La dignidad defendida y la tentación totalitaria

Lo hicieron, lo hacen y lo seguirán haciendo.
El proceso kafkiano -en el sentido literal de la palabra- contra el concejal de Ahora Madrid Guillermo Zapata por reproducir en las redes sociales  -que no inventar- dos desafortunados chistes sobre Irene Villa y el pogromo nazi del pueblo judío ha vuelto a demostrar otro de los vicios totalitarios que los partidos tradicionales de este país tienen: el control e instrumentalización de los movimientos asociativos.
Y digo totalitario porque intentar imponer un pensamiento -por muy progresista u honorable que pueda parecer- es una forma de actuar totalitaria. Ya sea la dignidad de las víctimas del terrorismo, la memoria de los exterminados en la barbarie nazi o la dignidad de las mujeres maltratadas, por poner tres ejemplos muy elementales y muy traídos y llevados en tierras patrias con uno y otro gobierno.
¿Nos acordamos de cuando el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero intento imponer una ley en que una mujer era acosada en el trabajo por unos "criterios objetivos", independientemente de que ella se sintiera acosada o no?, ¿se nos viene a la memoria cuando el Partido Popular intento imponer su concepto de dignidad de las victimas del terrorismo a los familiares de los asesinados por el yihadismo furioso en Atocha ese aciago 11 de marzo?
Ahora ocurre lo mismo. Irene Villa no se siente ofendida por el chiste de Zapata -ni por ningún otro sobre su persona, según parece-. Lo dice en la radio, lo dice en Facebook, los dice en Twitter por activa y por pasiva. Pero el fiscal decide "de oficio" que su dignidad ha sido ofendida.
La comunidad judía sefardí guarda silencio, lo cual es decir mucho de una colectivo que está siempre ojo avizor y con razones históricas de sobra ante el antisemitismo, pero el gobierno decide que Zapata es un antisemita que merece cárcel y condena por ello.
Desde Luis Herrera hasta la fiscalía intentan convencer a los supuestos actores pasivos de este drama inventado y magnificado con finas puramente político de que se sientan ofendidos en su dignidad y cuando no lo consiguen ponen en marcha a sus quinta columnistas asociativos.
Como hicieran las asociaciones y observatorios feministas con el maltrato y el acoso, como hiciera la AVT con los familiares de los muertos en el 11-M, entran en escena quienes nada tienen que ver en el asunto para imponer el criterio que al gobierno que les financia y mantiene le interesa que se imponga.
En este caso se llama Asociación Dignidad y Justicia. Pero podría llamarse Observatorio de Violencia de Género, Asociación Peones Negros, Asociación de Mujeres Divorciadas o AVT.
Se arroban la representación de quien no quiere que les representen, la superioridad moral y el derecho de pensar por ellos y a hablar en su nombre. 
Vamos, lo mismo que hacían las asociaciones abertzales pro etarras, amenazando a los familiares de los presos y a los propios reclusos de la banda a mostrarse a favor de lo que ellos llamaban "lucha armada", aunque no quisieran hacerlo; o lo que hacían los camisas pardas en el Berlín de 1931 forzando el saludo de todo alemán que se encontraran por la calle ante la inminente amenaza de una paliza en toda regla.
No es cuestión de dudar de que los objetivos iniciales de estos colectivos instrumentalizados por cada gobierno, pero si del hecho de que se conviertan en herramientas para la imposición de una forma de ver las cosas, de entender el mundo que los gobiernos pretenden que toda la sociedad asimile por la fuerza.Solamente porque reciben el apoyo y la subvención del gobierno de turno para hacerlo.
La definición de dignidad personal, sea de las víctimas del terrorismo, de las mujeres maltratadas, de los supervivientes del pogromo nazi, de los hombres maltratados o de cualquier otra persona es responsabilidad individual de cada uno de ellos y ha de respetarse como la vive cada uno sin utilizar esa defensa con fines políticos y electorales.
Que a lo mejor conviene recordar a Proudhon de forma literal:«El derecho es para cada uno la facultad de exigir de los otros el respeto a la dignidad humana en su persona». Pero para cada uno, que conste. 
Todo lo demás es totalitarismo ideológico en estado puro.

viernes, abril 03, 2015

Cuando es una vergüenza que solo sea un fake

El gestor de la cuenta de Twitter de la Guardia Civil sube un cartel de una supuesta campaña contra la violencia domestica -yo prefiero dentro del entorno afectivo, pero eso es cosa mía- y se lía la marimorena. Las altas jerarquías de feminismo radical patrio se echan las manos a la cabeza y tras ellas todos aquellos que creen que el progresismo les obliga a apoyarlas en todo lo que dicen y hacen.
¿Qué decía el cartel?
"Cuando maltratas a un hombre, dejas de ser una Mujer" y el benemérito tuitero apostillaba en su comentario "Tolerancia cero hacia el maltrato en todas sus formas y variantes, DENUNCIA, no lleves la procesión por dentro".
¿Cual es el problema?
Dicen que equipara la violencia contra la mujer con la violencia contra el hombre.
Es que es equiparable. Los treinta y dos hombres muertos oficialmente a manos de sus parejas entre 2012 y 2014 tendrían mucho que decir al respecto. Claro que no pueden hacerlo porque están muertos. Muertos a manos de mujeres.
Pero no hablo de cifras. Hablo sobre todo de actitudes.
Si hay mujeres que piensan que pueden engañar y humillar pública o privadamente a sus parejas, riéndose de ellos a sus espaldas y manteniendo su relación solo por cuestiones de "intendencia" y no piensan que es maltratarles, el problema lo tienen ellas, no el tuitero de la Guardia Civil.
Si hay mujeres que piensan que enganchadas de su inseguridad pueden someter a sus parejas a un continuo acoso emocional con ataques de celos, gritos y broncas continuas, control de sus comunicaciones, injerencia en sus espacios privados y no son conscientes de que eso es un maltrato psicológico, el problema lo tienen ellas, no la cuenta de Twitter de la Benemérita.
Si hay mujeres que escudadas en "su compleja sensibilidad", mantienen en un baile emocional y afectivo constante a los hombres que las aman, usándoles como títeres, negándoles el respeto mínimo a un ser humano que supone decirles la verdad, ignorando el sufrimiento, el dolor y la humillación que les provocan y piensan que tienen derecho a ello y eso no es maltrato, el problema lo tienen ellas no el creador del fake que se subió a la cuenta del Instituto Armado.
Si hay mujeres que creen que en virtud de su necesidad de "autoestima" pueden engañar constantemente a sus parejas, tirarse a todo lo que se mueve y luego volver a casa como si nada ocurriera negándoles la dignidad y la posibilidad de elección sobre si quieren seguir conviviendo con alguien que les trata así y eso no supone maltratarles porque no se enteran, el problema lo tienen ellas, no el mensaje escrito en el fake.
Si hay mujeres que creen que es su potestad inalienable usar sus "armas de mujer" para someter a los hombres que las aman a chantajes sexuales o a promesas e insinuaciones de relaciones que nunca piensan consumar para tenerlos interesados y lograr sus fines y objetivos y piensan que eso no es maltrato, el problema lo tienen ellas, no los que creemos que el mensaje del fake es justo y necesario.
Si hay mujeres que creen que los gritos, las bofetadas, los engaños, las faltas de respeto, los desprecios, las manipulaciones, la culpabilización, el control, las mentiras y, en definitiva, todo lo que si les hicieran a ellas les provocaría dolor, humillación y sufrimiento son su "derecho de mujer" cuando ellas las ejercen contra los hombres y no es equiparable a cuando ellas lo sufren. El problema lo tenemos todos.
Que estén seguras que esas bisabuelas cuya memoria de mujer maltratada dicen defender se revolverán en sus tumbas y que las cincuenta mujeres muertas a por el maltrato de sus parejas el pasado año les escupirían en la cara si estuvieran vivas.
Porque a quien sufre el maltrato le importa un carajo el sexo de quien le maltrata. No iban a perdonarlas por ser mujeres.
Así que el problema no es que se haya colado un fake en la cuenta de Twitter de la Guardia Civil. El problema es que ese mensaje tenga que llegar a las redes en un fake.
Y quien lo vea de otra forma, por favor, que me lo intente explicar.


viernes, junio 27, 2014

Y no han podido hablar

Han viajado por su vida y el mundo sin voz. Y no han podido hablar.
Han huido sin voz. Se la quitaron.
Ella se la quitó, tú se la quitaste. Yo se la quité.
Cuando empezaban a hablar las mandaron callar.

domingo, junio 01, 2014

José y Grego y el entierro de la verdad de género

Tiempo ha que no se asomaban a estas endemoniadas líneas estos asuntos sobre mujeres y hombres y su supuesta guerra encubierta y su inventado odio ancestral.
Creía yo que ya no me encontraba bajo sospecha de machismo o cualquier otro "ismo" recalcitrante e intransigente pero, como en los últimos tiempos se me ha hecho sospechoso de muchas cosas pues insisto, aunque sea redundante.
No es que me moleste en exceso que se me haga sospechoso de extranjero por las tonalidades epidérmicas, de yihadista por los adornos estadísticos de mi indumentaria y de traidor a la mujer que amo, amaba o amaré -que en estas cosas siempre se me confunde el tiempo verbal- por los susurros de pasillo, pero no está de más redundar en lo ya dicho por si alguien no lo escuchó o no quiso escucharlo, no lo leyó o quiso interpretarlo o no lo asumió y quiso tergiversarlo.
Existe un emporio mediático, político y vagamente social que se empeña en magnificar la violencia de género. Bueno se empeña en realidad en inventar que toda violencia en la que está implicada una mujer es por machismo.
Dicho esto, viajemos a Valencia.
"No tenían antecedentes de violencia entre la pareja y eran calificados como un matrimonio ejemplar. Sin embargo, José Montero, un hombre de 78 años, mató este miércoles a su mujer, Gregoria León, de 74, en su domicilio del número 18 de la calle Ruaya de Valencia, y después se quitó la vida".
Así empieza el periódico que ha empezado a perder toda credibilidad al convertirse en un elemento de propaganda más que en un medio de comunicación el relato sobre la aparición de dos cadáveres.
Y alguien dirá ¡Tampoco es para tanto! Pero sí lo es.
No dicen "no tenían antecedentes en el tráfico de drogas" -principal causa del as muertes violentas en España-, ni "no se les conocía relación alguna con el crimen organizado" -segunda-, ni "no estaban vinculados a ninguna banda delictiva" -tercera-, ni siquiera "no tenían antecedentes por contrabando" -novena-. Se van a la decimocuarta causa de muerte violenta en España, que es la mal llamada violencia de género.
¿Por qué resulta necesaria esa especificación? Hay preguntas que son en sí mismas una respuesta. Porque quieren que sea ese el móvil. Porque han decidido que ese sea el motivo de esas muertes. Porque sus apriorismos ideológicos necesitan que sea eso.
"Una de las dos hijas del matrimonio descubrió los cadáveres pocas horas después. Ella les visitaba a menudo, pendiente de su madre, quien desde hacía tiempo padecía un cáncer terminal, y parece que tras no recibir respuesta de sus padres decidió acceder al domicilio. Una vez dentro encontró en el dormitorio principal los cadáveres de José y Grego, como era conocida la anciana en el barrio. Alrededor de las diez de la mañana la policía recibía el aviso y al lugar acudían tanto efectivos de la brigada científica como del grupo de homicidios de la Policía Nacional, acompañados por el retén judicial y el forense".
Esa es la continuación del relato. ¿su hija dice que conocía antecedentes de malos tratos, de violencia? No -y todos sabemos que cualquier hijo sabe esas cosas y conoce esas circunstancias familiares-. Pero ahí en medio, como quien no quiere la cosa, como quien no da importancia a lo verdaderamente relevante, aparece un dato, un apunte que parece puesto para rellenar pero que en realidad está ahí para justificar "desde hacía tiempo padecía un cáncer terminal". A ahí queda la cosa.
Bueno, en realidad no queda ahí
"José, taxista jubilado, era conocido en el barrio por su afabilidad y el cariño a su mujer enferma. Se casaron en 1963 y tenían dos hijas y tres nietos. “Se casaron el mismo año que nosotros", comentaba una vecina, "y junto a nosotros fueron los primeros en mudarse hace ya 50 años. Eran muy buenas personas”.
¡Tócate los pies! Se casaron el año del asesinato de Kennedy, en el año del famoso sueño tenido por Martin Luther King, cuando España vivía la esperanza del Plan Marshall, el año del ascenso al solio pontificio del único papa que ha merecido la pena desde San Gregorio, Juan XXIII, y el tío que la ha odiado toda la vida por ser mujer, que ha reprimido durante medio siglo sus impulsos de macho alfa asesino y posesivo la mata cincuenta años después en un ataque de furia machista.
Cualquier ser humano de la tierra, cualquier periodista y desde luego cualquier guionista cinematográfico ya hubiera llegado a la conclusión en este punto de que el argumento de esta historia está claro, es casi tan cristalino como la intención ideológica de la redactora a la hora de presentar la noticia.
Pero resulta curioso, una redactora del mismo periódico que defiende la eutanasia, que realizó una campaña de opinión en torno al italiano caso de Eulana, que defiende el derecho a la muerte digna como si el sufrimiento restara un ápice de dignidad a la muerte que toda una vida ha hecho digna, ignora toda esa linea de pensamiento y barre para su casa y la de su feminismo trasnochado de confrontación y violencia.
A estas alturas, hasta Laurence Kasdam, uno de los menos brillantes guionistas de Hollywood -con perdón- ya estaría hablando de muerte asistida, eutanasia activa y máxima expresión del amor. No de violencia e género.
“Le vi la semana pasada y le pregunté que cómo estaba Grego… Ella había adelgazado mucho, había perdido un poco de pelo y estaba muy desmejorada”, añadía entre lágrimas una vecina de la finca. “Eran muy buenos, tenían un chalé y los fines de semana solían ir allí donde tenían huerta y más de una vez me han traído bolsas de naranjas de allí. Además, era el manitas entre los vecinos, era el que lo arreglaba todo: desde la puerta del patio hasta pintar, más de una vez, la puerta de entrada, porque era muy mañoso”.
Y esto es en sí mismo un epitafio. Pero no de Greco, ni de José. Es un epitafio, frío, triste y doliente, de algo que en otro tiempo, antes del periodismo ideológico y de la agitpro, se conoció como objetividad informativa.
Todos, desde las lectoras de novelas románticas a los consumidores de culebrones venezolanos, desde los analistas de políticas sociales hasta los observadores de los derechos humanos, sabemos de que va esto. Los policías o guardias civiles saben de que va esto, hasta los políticos y políticas saben de qué va esto.
Y lo peor, la más triste, lo absolutamente indignante es que Pilar de la Fuente, la redactora, sabe de qué va esto.
Va de dolor, va de miedo, va de incapacidad para ver sufrir a alguien que te ha hecho feliz durante 50 años, va de suicidio asistido, va de alguien que quiere tanto que puede pedirte que la mates, va de alguien que ama tanto que puede asumir la muerte con aquella a quien ama. Va de locura, va de Shakespeare, va de tragedia, va de amor -quizás malentendido por los dos, pero de amor-. 

Y Pilar Fuentes lo sabe y finge ignorarlo y culmina su información con  "El titular del juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Valencia instruye el homicidio, segundo caso de violencia de género en la Comunidad y el 25º en el país, a lo largo del 2014".
Si lo hubiera hecho una madre con su hijo, se desharía en lágrimas y justificaciones; si lo hubiera hecho un padre con hijo o un hijo con un padre, le encumbraría como adalid de la muerte digna asistida.
Pero lo ha hecho un hombre con su esposa. Y ella, su ideología y una ley que pretende justificarse contra toda justificación posible necesitan que lo haya hecho por machismo.
En la muerte e José y Grego hay un tercer cadáver y un cuarto y un quinto.
Junto a ellos yace Pilar Fuentes como periodista, El País como medio de comunicación y La Ley Orgánica 1/2004 como representación del a justicia en este país.
Las dos primeras tumbas han logrado la paz. Las otras tres nos la niegan a todos los demás.
Y quien tenga oídos para oír, que oiga.

martes, mayo 06, 2014

No hay pechos para mujeres que sufran en Chibok

Desde el pasado 14 de abril echo mucho de menos ver pechos al descubierto por las calles de España.
Pero no solamente en las de España. También en las de Londres, en las de Bruselas, en las Europa en particular y el mundo occidental atlántico en general.
Y dicho así podría considerarse un ataque hormonal de proporciones clínicas. Y más si añado que también los echo de menos en los periódicos, en los informativos, en el Congreso de los Diputados e incluso en las puertas de las embajadas.
Pero no es es eso.
Desde el 14 de abril 223 mujeres están secuestradas en Nigeria, desde el 14 de abril son violadas varias veces al día, obligadas a someterse al islam -como si a algún dios, en caso de existir, le valieran ese tipo de conversiones-, desde el 14 de abril están sufriendo y muriendo y con la amenaza de ser vendidas como esclavas.
Y yo no veo pechos al descubierto por el mundo.
Las mismas que se indignan por una ley de aborto que ni siquiera impedirán abortar a las mujeres que lo deseen -y si no al tiempo-, la mismas que convocan minutos de silencio por muertes de género que luego resultan no serlo tras la investigación policial, las mismas que están asentadas en todos los países occidentales y se movilizan, según ellas, de forma radical contra todo tipo de violencia contra la mujer, ahora están calladas, no inundan las calles y las puertas de las embajadas con sus senos al viento.
Quizás sea porque las adolescentes que sufren lo hacen en Nigeria y, bueno, al fin y al cabo una mujer que nace en Nigeria ya debe estar acostumbrada al sufrimiento; o a lo mejor por es una de esas zonas del mundo a las que cuesta viajar y en la que la cobertura de Internet no asegura máxima difusión en las redes sociales o porque nos ha pillado por medio la Semana Santa y el Puente de Mayo que son fechas para lucir los pechos en otra tesitura.
Pero a lo peor es porque no nos importa un carajo. A lo peor es porque como no compartimos cultura, continente, religión ni mundo en general con ellas, no consideramos que tengamos que hacer nada para impedir su sufrimiento, a lo peor es porque damos por sentado que como no son occidentales atlánticas las adolescentes nigerianas no tienen los mismos derechos que las mujeres de este nuestro mundo.
Tenía que llegar el día en que se nos notara que no somos lo que decimos ser, que en realidad somos otra cosa. Tenía que llegar el día en el que esa supuesta defensa de los derechos universales que todos decimos hacer se rebelara como una defensa de "nuestros" y solamente nuestros derechos. 
Y los medios de comunicación están en las mismas. Se apresuran a catalogar como violencia de género y poner en portada la aparición del cadáver de una mujer boliviana mientras en la misma información se ven obligados a decir que la investigación policial todavía no descarta ninguna hipótesis, pero mantienen el secuestro para su posterior venta y esclavización de 223 mujeres en Nigeria en las partes bajas de sus versiones digitales y en las páginas interiores de sus ediciones impresas.
Ellos que han llenado secciones enteras defendiendo otros derechos de la mujer, clamando contra la violencia contra la mujer e intentando forzar la realidad más allá del drama existente no sabe-bueno sí se sabe- con qué objetivos., ahora catalogan la violación sistemática y diaria de 223 mujeres en Nigeria como Terrorismo islámico, trafico de personas y delitos.
Y es todo eso pero no le colocan una sola etiquete como igualdad, violencia contra la mujer ni nada parecido.
Resulta chocante. Casi tan chocante como no ver pancartas malvas y senos desnudos con los nombres de esas mujeres manifestándose ante la embajada de Nigeria o acudiendo en masa a Chibok -es la ciudad nigeriana donde se produjo el secuestro, porque en África también las ciudades tienen nombre- para solidarizarse con las familias de las víctimas y exigir su liberación.
El día del a incongruencia occidental en la defensa de los derechos de la mujer ha amanecido en Nigeria, como el de los laborales amanece en todas y cada una de las huelgas generales, para alumbrarnos con el sol de nuestro propio egoísmo. Para recordarnos que somos capaces de luchar hasta la extenuación por derechos que consideramos nuestros, incluso aunque sea reflejen en expresiones legal y éticamente cuestionables, pero no movemos un dedo cuando esos mismos derechos son abiertamente conculcados en la carne, la sangre y el sufrimiento de otros.
Así que la próxima vez que saquen a pasear sus senos en defensa de alguna causa -que todo su derecho tienen, nadie se lo niega- no se preocupen de pintarlos. Estarán manchados con la sangre y el sufrimiento de 223 mujeres por las cuales se olvidaron de hacer algo, de intentar algo, aunque probablemente no hubiera servido para nada.

sábado, octubre 19, 2013

Recortes y maltrato exponen las miserias de algunas

En un entorno como el nuestro, en el que se está perdiendo de todo por todas partes a manos del gobierno que nos echamos encima en las últimas elecciones, hay muchas cosas que reclamar, que defender. Existen muchos motivos para protestar y por lo general unos terminan mezclándose con los otros hasta el punto de que resulta complicado separarlos. 
Y hay ocasiones en que las reclamaciones parecen parejas, similares, idénticas. Pero no lo son y hay que acostumbrarse a hilar fino, muy fino, para captar la diferencia.
Desde que se inició la siega social que efectúa la corte genovesa con la afilada guadaña de los recortes hay un recorte en especial que parece tener preocupados a muchos: los recortes en todo lo relacionado con el maltrato dentro de la pareja.
La lucha  contra la mal llamada violencia de género -hoy dejaremos esa disquisición eterna y perversa- corre riesgo por los recortes como otras muchas causas y facetas sociales. Y hay múltiples voces que alertan contra ello.
Lo hacen sobre todo las cabezas visibles del entramado de género que capitaliza o intenta capitalizar estas cuestiones, pero también lo hacen las asociaciones judiciales  y otro tipo de entidades. Todo parece lo mismo pero no lo es. Hay una sutil diferencia -bueno, tan sutil como un portaaviones de tres cubiertas-, un pequeño matiz que distingue unas protestas de otras:
Una diferencia basada en el quién pide qué para quién. No, no es un trabalenguas.
Las que encabezan la protesta, las que reciben más atención mediática y más refuerzo comunicativo son aquellas que, desde asociaciones, observatorios y toda suerte de organizaciones careadas a tal efecto, muestran su preocupación por los recortes. 
¿Por qué protestan? En eso no hay diferencia. Por los recortes en lo que ellas llaman políticas de género. Pero, ¿qué piden? Ahí ya hay que gastar tinta y teclado para explicarlo.
Se indignan, se arrebatan y se acongojan porque se rebajan las subvenciones a las asociaciones, se elimina dinero para las campañas de concienciación, se reducen las asignaciones para los organismos que ellas dirigen, para los estudios que ellas realizan.
En definitiva, protestan porque les quitan el dinero que están acostumbradas a gestionar, porque les reducen la capacidad económica, porque el Estado destina menos dinero a sus sueldos, a sus gastos, a sus campañas. 
Porque les dan menos dinero a ellas. No porque se destine menos dinero y atención al problema del maltrato dentro del entorno afectivo -¡Uy, perdón!, se me fue la pinza, quise decir la Violencia de Género-.
Porque si realmente les preocupara la situación de las mujeres que experimentan malos tratos, que sufren en una vida de violencia y desesperación, no empezarían por reclamar más dinero para campañas mediáticas que a lo largo de los últimos diez años han conseguido un impacto mínimo gastando cientos de millones de euros; no empezarían por exigir dinero para informes y estudios que han sesgado la realidad a través de encuestas manipuladas, que han dado el resultado de que en España hay un millón de mujeres maltratadas porque las encuestadoras consideran maltrato que un hombre diga "me cago en la puta" en presencia de su pareja (es verídico, no hiperbólico).
Si fuera el caso que su principal preocupación hubiera sido la mujer maltratada hubieran empezado por protestar por otras cosas. Por denunciar lo que denuncia la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública de Barcelona, por ejemplo.
Por hacer hincapié en que los recortes sanitarios afectan sobremanera a la posibilidad de detectar casos de violencia contra la mujer, de mujeres maltratadas reales, con nombre y apellidos -no proyecciones de una encuesta- en el sistema de atención primaria.
Hubieran encabezado las manifestaciones de las mareas blancas porque no hubieran querido que la privatización de nuestra salud y la venta de saldo de nuestra atención sanitaria ponga en riesgo la detección del 60% de los casos reales de maltrato que se detectan en el ámbito sanitario.
Pero no han encendido su indignación por ese motivo, ni por el hecho que denuncian los sindicatos y asociaciones judiciales, que alertan sobre el hecho de que el descenso de agentes judiciales y de personal en los juzgados dificulta la reacción judicial contra el maltrato en el entorno afectivo -¡Vaya, no aprendo!, la violencia de género- porque hay menos personas que puedan separar el trigo de la paja, que puedan buscar entre el centenar de miles de denuncias que alientan abogados divorcistas y asociaciones feministas, las que verdaderamente hacen referencia a una auténtica situación de maltrato y darlas prioridad.
No han hecho nada de eso, ni siquiera se han sumado solidariamente a esas protestas. Se han limitado a reclamar el dinero que recibían para sus actividades, aunque estas no sean, ni de lejos, prioritarias en el esquema de resolución de los problemas de las mujeres auténticamente maltratadas.
Unas, el radicalizado emporio feminista, pide para ellas y sus cosas y otros, los profesionales sanitarios o judiciales, piden para otras, para las mujeres que sufren violencia, aunque eso les suponga más trabajo y no les reporte beneficio alguno.
Dicho esto, poco más hay que decir sobre lo que diferencia a unas de todos los demás. Aunque escueza.

jueves, febrero 28, 2013

Cuando los recortes intentan esconden la doctrina

Tiempo hacía que no usaba estas líneas para referirme a uno de esos constructos legales que son ejemplo y explicación de muchas de las cosas que hacemos mal en esta sociedad Occidental Atlántica, de ese revanchismo histórico que aqueja a quienes hacen de victimismo su eterna condición de vivencia y subsistencia eterna, de una de esas leyes que están bajo el permanente escrutinio de Estrasburgo porque tienen dudas de que puedan cuadrar con la Constitución Europea, si es que esta llega a ver la luz antes de que Europa se devore a sí misma en la entropía. 
Vamos, que hacía tiempo que no hablaba de la Ley de Violencia de Género. 
Considerando que hay cosas mucho más urgentes e inminentes en estos tiempos, me había resistido incluso durante la reciente crucifixión pública de Toni Cantó, que tuvo la bisoñez política de creer que decir la verdad era suficiente para que se le escuchara y para que el emporio ideológico que ha creado la cortina de humo de las denuncias falsas en sentido estricto para ocultar las malintencionadas, inverosímiles y falaces renunciara a su postura. 
Pero hay casos y cosas que ya no me dejan espacio a la demora. Como siempre es una historia periodística, como siempre es un caso desgarrador, como siempre es una supuesta tragedia presentada de forma desmedida pero que deja a las claras las intenciones y las formas. 
La nueva línea de manipulación que se ha elegido para intentar mantener la violencia de género en el candelero, ahora que toda la sociedad tiene vuelta la vista a otra serie de problemas que no necesitan ser demostrados porque son reales. 
Todo empieza como una historia de recortes.
“Hace ocho meses que no veo a mis hijos por culpa de los recortes” 
Decenas de padres están en lista de espera para ver a sus niños en puntos de encuentro. 
La Comunidad de Madrid cerró seis de sus ocho centros a lo largo de 2012.
Y tú dices Vaya, hombre. Por fin se ocupan de los cientos, quizás miles de padres, que por sentencia judicial están obligados a visitar a sus hijos en puntos de encuentro. 
Pero nada más lejos de la realidad. Con todos los hombres que se encuentran en esa situación, con todos los varones que se ven sometidos a ese insano ejercicio de ser vigilados o simplemente de tener sobre ellos la sospecha de la sociedad como para que se les imponga la presencia de un extraño y una situación tensa y antinatural para un hijo, deciden poner de ejemplo a una mujer. 
Eso ya de por sí es un arte manipulativo de proporciones ciclópeas. Porque, claro, se trata de una historia de víctimas, de sufrimiento, de tragedia personal y social y el único ojo que tiene el emporio ideológico de género solo le permite apuntar hacia la mujer cuando se trata de hablar de víctimas y de sufrimiento. Los hombres son siempre verdugos. Tienen que serlo. 
Pero, por supuesto, presentar a una mujer tiene sus complicaciones inherentes a la ideología que se defiende. 
Si es ella la que tiene que visitar a los hijos habrá que explicar por qué se le ha denegado la custodia porque aplicando la lógica perversa de esta forma de pensamiento debería ser el hombre el que no la tuviera. 
Y la cosa se enfanga 
"Tras separarse de su ex compañero y denunciarlo por maltrato, la juez de violencia que estudió su caso lo archivó —la Audiencia de Madrid acaba de ordenar reabrirlo— y otorgó la guardia y custodia al padre"
Así que de repente aparece, el tema de la violencia de Género, reaparece como surgido de la nada cuando en realidad no importa para aquello de lo que se supone que se está hablando: los recortes de la Administración en los puntos de encuentro que generan saturación y listas de espera. Para hablar de eso es irrelevante el motivo por el cual el padre o la madre no tiene la custodia. 
Pero como, en realidad, los recortes son una excusa para introducir a capón la llamada violencia de género, pues hay que hablar de ello. 
Pero resulta que a esta mujer una jueza -que menos mal que ha sido jueza- le ha archivado la denuncia, ha considerado que su denuncia es fruto del deseo de venganza o sea -en términos coloquiales, que no jurídicos- ha considerado que es falsa. 
Y eso justo un día después de la crucifixión de Cantó, después de que se negara por activa y por pasiva que hay miles de denuncias que son archivadas y se van al limbo porque los jueces y las juezas consideran que son precisamente como esta. 
Así que el juez se ha tenido que equivocar. Toda denuncia de maltrato debe ser verdadera. Y por ello hacen hincapié -alejándose cada vez más del asunto que supuestamente trata la noticia:los recortes- en que la Audiencia Nacional ha admitido el recurso de la mujer. 
Y pretenden que eso convierta directamente a la denunciante víctima, pretenden que eso sea sinónimo de culpabilidad del padre. Lo destacan como algo relevante cuando el 75 por ciento de los recursos contra sus sentencias de custodia que presentan los hombres en España son admitidos a trámite por las instancias judiciales superiores y eso no significa que les vayan a dar la razón. 
Pero en este caso es mujer y hay que demostrar que su denuncia no es malintencionada aunque una jueza lo haya dicho. 
Y la cosa continúa. 
“Según la sentencia, María habría puesto a los niños en contra de su progenitor y presunto maltratador (ella lo niega) por lo que, además, debería pasar tres meses sin poder visitar a los menores”. 
Este párrafo ya es de traca. O sea que la mujer ha perdido la custodia porque la magistrada ha considerado que había cometido un hecho reprobable, que había puesto a los hijos en contra del padre. 
Pero eso tiene también que ser falso porque todos sabemos que el SAP no existe, todos sabemos que las mujeres que se divorcian son espíritus puros que jamás harían eso, que no está en su naturaleza poner a sus vástagos en contra de su progenitor simplemente porque ha sido un mal marido o él considera que ella no es la mujer con la que quiere seguir compartiendo su vida. 
Y, ni corto ni perezoso, el redactor incluye un paréntesis que parece superfluo, que se antoja innecesario: (ella lo niega) 
Todo acusado o acusada de algo lo niega, todo el que no está conforme con una sentencia lo niega. Hasta el cine de Hollywood sabe esa verdad universal como lo demuestra la mítica frase de Morgan Friedman en Pena de Muerte: "todos los que están aquí son inocentes. Todos están encerrados porque su abogado la cagó". 
Pero el emporio ideológico que sustenta la visión de género ha perdido tanto el contacto con la realidad que considera necesario decir que ella lo niega porque lo consideran un argumento de autoridad, porque la palabra de una mujer cuando algo la enfrenta contra un hombre tiene valor de ley, porque la mujer no miente. 
Y debe ser por eso por lo que se atreven a escribir "el presunto maltratador" cuando un tribunal ya ha decidido que no lo es, cuando hasta que la Audiencia nacional rectifique ese archivo o sentencie de forma contraria es inocente, no es presunto nada. 
Han pasado dos párrafos, casi la mitad de la noticia. Lo más relevante del espacio destinado a la misma y no se ha escrito una línea sobre los recortes. Lo que, en el caso de haber sido un hombre el ejemplo, hubiera ocupado tres paupérrimas frases en el último párrafo aquí ocupa la parte más destacada de una información, que supuestamente está destinada a presentar el vicio político de los recortes que dejan sin derechos a los ciudadanos. 
Porque en realidad no se quiere hablar de recortes. Se quiere hablar de violencia de género, se quiere manipular para que la decisión de una jueza no contribuya a destruir el constructo ideológico que convierte en un axioma el hecho de que la mujer siempre es víctima y el hombre siempre es culpable.
No se quiere enfrentar al ciudadano a la injusticia de los poderes públicos. Se quiere vender que la mujer es víctima de una decisión machista que la separa de sus hijos para proteger a un maltratador. Los recortes son solamente una excusa. 
Y aunque pueda parecer, solamente con esta noticia, un análisis paranoico, hay un elemento externo a la misma que elimina toda sombra de duda. 
El redactor de la aparente información no llega a la misma desde el entorno político, no la conoce por la denuncia de un diputado, de un colectivo o por un soplo de un infiltrado en la Administración. 
Conoce de la situación de mujer porque ha seguido el caso. Porque ya he escrito sobre él con titulares como "un imputado por maltrato mantiene la custodia de sus dos hijos menores" y con párrafos supuestamente informativos como "Esa decisión de la juez se basaba únicamente en el informe del equipo psicosocial del juzgado en el que, tras explorar someramente a todos los miembros de la familia, se aseguraba que los menores sufrían el “Síndrome de Alienación Familiar (SAF)”. “La madre y los hijos forman una coalición en contra del padre situándose como víctimas de una situación de malos tratos que no se ha objetivado por ninguna vía imparcial”, mantenía ese documento". 
Dando a entender que las decisiones de los tribunales no deben basarse en los dictámenes de los expertos sino en los testimonios maternales, dando a entender que deben valorarse más los informes de parte -o sea los pagados por una u otra de las partes- que aquellos que realizan profesionales "supuestamente" independientes y que, en teoría, no tienen interés alguno en que tenga razón una parte o la otra. 
U otros todavía peores como "Fue la propia juez a petición del fiscal la que solicitó que ese equipo dictaminara también sobre la existencia de ese síndrome que ni la OMS ni la biblia de los trastornos mentales, el DSM-IV de la Asociación Americana de Psiquiatría, reconocen". 
Como si pedir un informe sobre una situación concreta fuera una prevaricación o al menos la bordeara, como si la jueza y el fiscal no tuvieran derecho a hacer bien su trabajo y tuvieran simplemente que seguir al pie de la letra las instrucciones del Observatorio contra la Violencia de Género del CGPJ, que es un órgano político e ideológico por más que esté encastrado en el seno mismo del poder judicial. 
Y por supuesto omitiendo el hecho de que la Asociación de Psicología Latinoamericana sí acepta la existencia de ese síndrome, que las máximas cortes del Reino Unido, Estados Unidos, Francia y Alemania aceptan como motivo de pérdida de la custodia las "prácticas de chantaje emocional parental" asimilables a esté síndrome sin entrar a valorar si son o no un trastorno psicológico y por supuesto que los tribunales de Estrasburgo han dado la razón en varias sentencias y recursos a los jueces que han sentenciado en esta dirección. 
Así que queda claro que lo que quiere el redactor es defender esa posición apriorística, que se ha convertido en abogado defensor de una mujer y de una ideología y que el asunto de los recortes en los puntos de encuentro es solamente una excusa para poder seguir adoctrinando en esta materia. 
Por eso ni siquiera hay que leer la noticia para saber que no aparecerá ni en un par de líneas el testimonio de un padre. 
Que los recortes les afecten a ellos no importa. Se los merecen por hombres y por maltratadores. Ellos siguen sin interesar. Ellos siguen siendo el enemigo a batir. No los recortes. 
Y por si alguien todavía no lo tiene claro, lo repetiré. Cuando una ley es fascista y un pensamiento ideológico -aunque sea defendible en su origen- rota hacia el totalitarismo lo denunció y me enfrentó a él. Sin distinción de raza, credo ni nacionalidad.
Y por supuesto sin distinción de sexo.

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