Tiempo hacía que no usaba estas líneas para referirme a uno de esos constructos legales que son ejemplo y explicación de muchas de las cosas que hacemos mal en esta sociedad Occidental Atlántica, de ese revanchismo histórico que aqueja a quienes hacen de victimismo su eterna condición de vivencia y subsistencia eterna, de una de esas leyes que están bajo el permanente escrutinio de Estrasburgo porque tienen dudas de que puedan cuadrar con la Constitución Europea, si es que esta llega a ver la luz antes de que Europa se devore a sí misma en la entropía.
Vamos, que hacía tiempo que no hablaba de la Ley de Violencia de Género.
Considerando que hay cosas mucho más urgentes e inminentes en estos tiempos, me había resistido incluso durante la reciente crucifixión pública de Toni Cantó, que tuvo la bisoñez política de creer que decir la verdad era suficiente para que se le escuchara y para que el emporio ideológico que ha creado la cortina de humo de las denuncias falsas en sentido estricto para ocultar las malintencionadas, inverosímiles y falaces renunciara a su postura.
Pero hay casos y cosas que ya no me dejan espacio a la demora.
Como siempre es una historia periodística, como siempre es un caso desgarrador, como siempre es una supuesta tragedia presentada de forma desmedida pero que deja a las claras las intenciones y las formas.
La nueva línea de manipulación que se ha elegido para intentar mantener la violencia de género en el candelero, ahora que toda la sociedad tiene vuelta la vista a otra serie de problemas que no necesitan ser demostrados porque son reales.
Todo empieza como una historia de recortes.
“Hace ocho meses que no veo a mis hijos por culpa de los recortes”
Decenas de padres están en lista de espera para ver a sus niños en puntos de encuentro.
La Comunidad de Madrid cerró seis de sus ocho centros a lo largo de 2012.
Y tú dices Vaya, hombre. Por fin se ocupan de los cientos, quizás miles de padres, que por sentencia judicial están obligados a visitar a sus hijos en puntos de encuentro.
Pero nada más lejos de la realidad. Con todos los hombres que se encuentran en esa situación, con todos los varones que se ven sometidos a ese insano ejercicio de ser vigilados o simplemente de tener sobre ellos la sospecha de la sociedad como para que se les imponga la presencia de un extraño y una situación tensa y antinatural para un hijo, deciden poner de ejemplo a una mujer.
Eso ya de por sí es un arte manipulativo de proporciones ciclópeas. Porque, claro, se trata de una historia de víctimas, de sufrimiento, de tragedia personal y social y el único ojo que tiene el emporio ideológico de género solo le permite apuntar hacia la mujer cuando se trata de hablar de víctimas y de sufrimiento. Los hombres son siempre verdugos. Tienen que serlo.
Pero, por supuesto, presentar a una mujer tiene sus complicaciones inherentes a la ideología que se defiende.
Si es ella la que tiene que visitar a los hijos habrá que explicar por qué se le ha denegado la custodia porque aplicando la lógica perversa de esta forma de pensamiento debería ser el hombre el que no la tuviera.
Y la cosa se enfanga
"Tras separarse de su ex compañero y denunciarlo por maltrato, la juez de violencia que estudió su caso lo archivó —la Audiencia de Madrid acaba de ordenar reabrirlo— y otorgó la guardia y custodia al padre".
Así que de repente aparece, el tema de la violencia de Género, reaparece como surgido de la nada cuando en realidad no importa para aquello de lo que se supone que se está hablando: los recortes de la Administración en los puntos de encuentro que generan saturación y listas de espera. Para hablar de eso es irrelevante el motivo por el cual el padre o la madre no tiene la custodia.
Pero como, en realidad, los recortes son una excusa para introducir a capón la llamada violencia de género, pues hay que hablar de ello.
Pero resulta que a esta mujer una jueza -que menos mal que ha sido jueza- le ha archivado la denuncia, ha considerado que su denuncia es fruto del deseo de venganza o sea -en términos coloquiales, que no jurídicos- ha considerado que es falsa.
Y eso justo un día después de la crucifixión de Cantó, después de que se negara por activa y por pasiva que hay miles de denuncias que son archivadas y se van al limbo porque los jueces y las juezas consideran que son precisamente como esta.
Así que el juez se ha tenido que equivocar. Toda denuncia de maltrato debe ser verdadera. Y por ello hacen hincapié -alejándose cada vez más del asunto que supuestamente trata la noticia:los recortes- en que la Audiencia Nacional ha admitido el recurso de la mujer.
Y pretenden que eso convierta directamente a la denunciante víctima, pretenden que eso sea sinónimo de culpabilidad del padre.
Lo destacan como algo relevante cuando el 75 por ciento de los recursos contra sus sentencias de custodia que presentan los hombres en España son admitidos a trámite por las instancias judiciales superiores y eso no significa que les vayan a dar la razón.
Pero en este caso es mujer y hay que demostrar que su denuncia no es malintencionada aunque una jueza lo haya dicho.
Y la cosa continúa.
“Según la sentencia, María habría puesto a los niños en contra de su progenitor y presunto maltratador (ella lo niega) por lo que, además, debería pasar tres meses sin poder visitar a los menores”.
Este párrafo ya es de traca.
O sea que la mujer ha perdido la custodia porque la magistrada ha considerado que había cometido un hecho reprobable, que había puesto a los hijos en contra del padre.
Pero eso tiene también que ser falso porque todos sabemos que el SAP no existe, todos sabemos que las mujeres que se divorcian son espíritus puros que jamás harían eso, que no está en su naturaleza poner a sus vástagos en contra de su progenitor simplemente porque ha sido un mal marido o él considera que ella no es la mujer con la que quiere seguir compartiendo su vida.
Y, ni corto ni perezoso, el redactor incluye un paréntesis que parece superfluo, que se antoja innecesario: (ella lo niega)
Todo acusado o acusada de algo lo niega, todo el que no está conforme con una sentencia lo niega. Hasta el cine de Hollywood sabe esa verdad universal como lo demuestra la mítica frase de Morgan Friedman en Pena de Muerte: "todos los que están aquí son inocentes. Todos están encerrados porque su abogado la cagó".
Pero el emporio ideológico que sustenta la visión de género ha perdido tanto el contacto con la realidad que considera necesario decir que ella lo niega porque lo consideran un argumento de autoridad, porque la palabra de una mujer cuando algo la enfrenta contra un hombre tiene valor de ley, porque la mujer no miente.
Y debe ser por eso por lo que se atreven a escribir "el presunto maltratador" cuando un tribunal ya ha decidido que no lo es, cuando hasta que la Audiencia nacional rectifique ese archivo o sentencie de forma contraria es inocente, no es presunto nada.
Han pasado dos párrafos, casi la mitad de la noticia. Lo más relevante del espacio destinado a la misma y no se ha escrito una línea sobre los recortes. Lo que, en el caso de haber sido un hombre el ejemplo, hubiera ocupado tres paupérrimas frases en el último párrafo aquí ocupa la parte más destacada de una información, que supuestamente está destinada a presentar el vicio político de los recortes que dejan sin derechos a los ciudadanos.
Porque en realidad no se quiere hablar de recortes. Se quiere hablar de violencia de género, se quiere manipular para que la decisión de una jueza no contribuya a destruir el constructo ideológico que convierte en un axioma el hecho de que la mujer siempre es víctima y el hombre siempre es culpable.
No se quiere enfrentar al ciudadano a la injusticia de los poderes públicos. Se quiere vender que la mujer es víctima de una decisión machista que la separa de sus hijos para proteger a un maltratador.
Los recortes son solamente una excusa.
Y aunque pueda parecer, solamente con esta noticia, un análisis paranoico, hay un elemento externo a la misma que elimina toda sombra de duda.
El redactor de la aparente información no llega a la misma desde el entorno político, no la conoce por la denuncia de un diputado, de un colectivo o por un soplo de un infiltrado en la Administración.
Conoce de la situación de mujer porque ha seguido el caso.
Porque ya he escrito sobre él con titulares como "un imputado por maltrato mantiene la custodia de sus dos hijos menores" y con párrafos supuestamente informativos como "Esa decisión de la juez se basaba únicamente en el informe del equipo psicosocial del juzgado en el que, tras explorar someramente a todos los miembros de la familia, se aseguraba que los menores sufrían el “Síndrome de Alienación Familiar (SAF)”. “La madre y los hijos forman una coalición en contra del padre situándose como víctimas de una situación de malos tratos que no se ha objetivado por ninguna vía imparcial”, mantenía ese documento".
Dando a entender que las decisiones de los tribunales no deben basarse en los dictámenes de los expertos sino en los testimonios maternales, dando a entender que deben valorarse más los informes de parte -o sea los pagados por una u otra de las partes- que aquellos que realizan profesionales "supuestamente" independientes y que, en teoría, no tienen interés alguno en que tenga razón una parte o la otra.
U otros todavía peores como "Fue la propia juez a petición del fiscal la que solicitó que ese equipo dictaminara también sobre la existencia de ese síndrome que ni la OMS ni la biblia de los trastornos mentales, el DSM-IV de la Asociación Americana de Psiquiatría, reconocen".
Como si pedir un informe sobre una situación concreta fuera una prevaricación o al menos la bordeara, como si la jueza y el fiscal no tuvieran derecho a hacer bien su trabajo y tuvieran simplemente que seguir al pie de la letra las instrucciones del Observatorio contra la Violencia de Género del CGPJ, que es un órgano político e ideológico por más que esté encastrado en el seno mismo del poder judicial.
Y por supuesto omitiendo el hecho de que la Asociación de Psicología Latinoamericana sí acepta la existencia de ese síndrome, que las máximas cortes del Reino Unido, Estados Unidos, Francia y Alemania aceptan como motivo de pérdida de la custodia las "prácticas de chantaje emocional parental" asimilables a esté síndrome sin entrar a valorar si son o no un trastorno psicológico y por supuesto que los tribunales de Estrasburgo han dado la razón en varias sentencias y recursos a los jueces que han sentenciado en esta dirección.
Así que queda claro que lo que quiere el redactor es defender esa posición apriorística, que se ha convertido en abogado defensor de una mujer y de una ideología y que el asunto de los recortes en los puntos de encuentro es solamente una excusa para poder seguir adoctrinando en esta materia.
Por eso ni siquiera hay que leer la noticia para saber que no aparecerá ni en un par de líneas el testimonio de un padre.
Que los recortes les afecten a ellos no importa. Se los merecen por hombres y por maltratadores.
Ellos siguen sin interesar. Ellos siguen siendo el enemigo a batir. No los recortes.
Y por si alguien todavía no lo tiene claro, lo repetiré. Cuando una ley es fascista y un pensamiento ideológico -aunque sea defendible en su origen- rota hacia el totalitarismo lo denunció y me enfrentó a él. Sin distinción de raza, credo ni nacionalidad.
Y por supuesto sin distinción de sexo.
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