Cuando se le muda el presidente a Madrid por estratégicas retiradas fingidas de Esperanza y ascensos marbellíes de González; cuando sin votos ni elecciones se nos muda el alcalde en alcaldesa, el muy amante de la urna y del sufragio Twitter de Salvador Victoria calla mudo.
Cuando gentes que no quieren este sistema nos salen a la calle y pretenden cambiarlo por otro en el que rija la voluntad de su dios en una u otra cosa, los preceptos de su fe en esto o en aquello o las órdenes de sus prelados en todo lo demás, el Twitter antisistema de Salvador Victoria insiste en el silencio.
Cuando llegan los días y las horas de asignar encargos, otorgar concesiones, subrogar servicios y estos se dividen y subdividen ad eternum para que puedan ser aprobados en Junta de Gobierno y no tengan que dar su aprobación -ni siquiera su queja- aquellos que se sientan en el parlamento madrileño, el muy parlamentario Twitter de Salvador Victoria persiste en la callada.
Cuando los 20-N nos salen a los valles y monumentos los nostálgicos patrios, que quieren ponernos otra vez los tanques en la calle, que lloran por el otrora firme dictador y nos muestran enseñas e himnos de otros tiempos, el muy democrático Twitter de Salvador Victoria sigue mudo.
Cuando se descubre a policías infiltrados de violentos en manifestaciones, cuando delegadas y delegaciones del Gobierno exigen a voz en grito recortar la libertad de manifestación, el Twitter defensor de las libertades de todos de Salvador Victoria continua callado.
Cuando los empresarios madrileños presionan para que se recorte o incluso se elimine el derecho a la huelga, cuando los tribunales castigan una y otra vez los intentos del gobierno del que él es cancerbero de recortarlo con servicios mínimos del 90 por ciento, el Twitter que tanto se acuerda del sistema que garantiza las libertades de Salvador Victoria permanece en la mordaza del silencio.
Cuando en los pasillos y despachos de su sede social se ocultan hacedores de cohechos, sobrecogedores, financiadores irregulares y toda suerte de figuras que se esconden entre "la buena fe" supuesta de otros militantes, poniendo en serio riesgo la estabilidad y la credibilidad del sistema, el gran detector de infiltrados que es el Twitter de Salvador Victoria descansa sordo, ciego, mudo y muerto.
Y luego habla.
Cuando el tsunami es de gente, habla, cuando es de escándalos políticos, calla; cuando la marea es de ciudadanía habla, cuando es de feligresa, calla; cuando los ciudadanos exigen un cambio de sistema representativo, habla, cuando los políticos lo modifican a su antojo para su beneficio personal o partidario, calla; cuando cree detectar infiltrados violentos en las calles habla, cuando le presentan con nombre y apellidos infiltrados corruptos en su partido, calla.
Ha desaprovechado tantas oportunidades de hablar que el Twitter de Salvador Victoria yo no tiene derecho a decir nada.
Por más que lo llene de letras, de frases y de falsas sentencias, por más se disloque los dedos de las manos hasta alcanzar la artritis, ya nunca dirá nada.
Lo de ayer es un triste epitafio para un Twitter que siempre estuvo mudo, que siempre estuvo muerto, que siempre estuvo ciego y sordo a toda realidad que no sea su propio beneficio. Como lo está su dueño.
¡Por supuesto que prefiere una "democracia imperfecta" a cualquier otra cosa! ¡Él es esa imperfección!
¿Cómo no iba a preferirlo?
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