Hay en ocasiones en que por
defenderte terminas atacándote a ti mismo. En las situaciones más complicadas
se da la circunstancia que la desesperación por la defensa te encierra, te hace
pegar la espalda a la pared de tanto retroceso y finalmente cuando alzas la
defensa para evitar el golpe que te viene de frente lo único que consigues es
dejar los flancos a la intemperie, desguarnecidos y expuestos al
verdadero ataque, a la herida que acaba por darle la razón definitiva al que
pugna contigo.
Y eso lo sabe cualquier esgrimista.
Pero al parecer la Ministra de Sanidad poco o nada sabe del noble arte de la
defensa con espada.
Y es que ayer de tanto querer
defenderse, de tanto buscar parar las estocadas que en el Congreso de los
Diputados le lanzaban a diestro y siniestro por su ex marido, sus bolsos de Vuitton
y sus vacaciones pagadas -no se sabe por quién-, Ana Mato se convirtió en su
principal detractora, en la más firme defensora de su dimisión.
De tanto echarse para atrás, de
tanto fintar y esquivar, terminó levantando el sable de las estadísticas para
parar el enésimo golpe que le llegaba desde esa dirección y la punta de su cada
vez más mellada hoja chocó contra la pared de la realidad.
Para escapar de la dimisión por la
corrupción investigada de Gürtel, expuso su costado a la estocada de la
dimisión por el motivo por el que debería dimitir cualquier ministro o cargo
público: por incompetencia.
Porque, ni corta ni perezosa, tiró
de cifras y se descolgó diciendo que la Sanidad Pública española es uno de los
servicios mejor valorados por los españoles, que más del 70 por ciento de los españoles
tienen una opinión magnifica sobre ella, que su nota media roza el notable y
que el casi el 90% de los atendidos afirman que han recibido en ella un atención
muy buena.
Y con esa finta, con esa guarda que
pretendía defender su gestión frente a las acusaciones de corrupciones y
corruptelas, de dádivas y "sobrecogidas", dio un motivo, el más
fuerte, para que los tajos y sablazos de la dimisión se clavaran en sus carnes.
Porque si es así -y lo es- ¿por qué
cambiarla?, ¿por qué modificar sus fondos y sus formas?, ¿por qué permitir y
fomentar que un modelo que funciona y es altamente valorado sea modificado
hasta la destrucción, sea arrancado de los elementos que lo hacen útil hasta
convertirlo en otra cosa que ya ha fracasado y está fracasando en muchos
sitios?
Porque, no nos engañemos, somos
occidentales atlánticos. Y por tanto solemos opinar solamente por lo que afecta
a nuestro eternamente observado ombligo propio. Así que si valoramos la Sanidad
Pública es porque nos atiende bien, no es por ideología, no es por compromiso,
no es por principios -aunque alguno habrá, no lo dudo-. Es simplemente porque
nos atiende con eficacia.
Y esa es la función de un servicio
público. No es que sea rentable, no es ganar dinero, no es que no genere
déficit. La finalidad de un servicio público es que funcione y eso lo está
haciendo.
Así que Mato, al tremolar esas
cifras, está clamando sin saberlo por su dimisión, está pidiendo a gritos
que la remuevan de su puesto, está haciéndose un touché a sí misma como en la cabecera de la ya mítica serie virtual. Este motivando su dimisión por el absurdo error político que cometen la
mayor parte de las ideologías políticas cuando acceden al poder y en el que la
corte genovesa de Rajoy que habita ahora en Moncloa y Nuevos Ministerios es una
auténtica especialista: cambiar algo que está marchando bien, que está
funcionando.
Porque aunque no cuelgue de su
brazo un bolso del francés regalado por el bigote, lleva permitiendo un año que
Lasquetty, Cospedal y los demás consejos autonómicos de sanidad de los
gobiernos del PP están destrozando ese sistema, cambiando su gestión,
privatizando elementos esenciales del mismo -desde las pruebas clínicas hasta
la atención primaria- con el único objetivo de hacerlo rentable y fuente de
ingresos para un puñado de compañías privadas que luego les pagarán con puestos
en sus organigramas y acciones preferenciales de engordados dividendos.
Porque aunque no haya viajado a
costa de las cuentas secretas de Gürtel, lleva doce meses intentando que
hospitales que funcionan y satisfacen el servicio para el que fueron creados,
caigan en manos privadas que se afanen por recortar la calidad de sus
prestaciones para aumentar su margen de beneficios.
Porque aunque no esté en la lista
de sobrecogedores genoveses, lleva permitiendo un ejercicio entero que
políticos de su partido critiquen y denosten a profesionales de la Sanidad
Pública, critiquen que defiendan la Sanidad Pública, acusen a los que se oponen
a sus medidas de defender sus privilegios en detrimento del bien común,
desprecien e ignoren a personal sanitario que da la cara por el beneficio de
sus pacientes, por un sistema que ha demostrado funcionar. Y no puede que no lo
sabe, porque ella misma ha dado las cifras en el Congreso.
Porque puede que Ana Mato no tenga
que dimitir por la trama Gürtel, pero ella misma ha mostrado el motivo por el
que es ineludible su dimisión.
Porque un ministro no puede
anteponer su obsesión ideología, ni sus necesidades personales -o las de sus
amigos- a la realidad.
Y más cuando la realidad muestra
que además las cifras dicen que desde que el Partido Popular ha tomado el
poder, en los últimos doce meses, esa satisfacción está a la baja y que, para
rematar la faena, en las comunidades donde ya ha impuesto ese modelo, como en
Valencia, es en los lugares en los que los usuarios creen que funciona peor. O
sea que cuanto más cambia ese modelo menos sirve a los intereses de los
ciudadanos, más se a leja de la realidad de los datos.
Y esa realidad es que el Sistema
Público de Salud en España funciona y lo hace bien, que los ambulatorios
funcionan, que los hospitales funcionan, que los profesionales funcionan.
Al levantar el sable para
defenderse de su corrupción ha dejado abierto el flanco de su incapacidad como
ministra. Paro, finto y bordón -que diría Cyrano-. Al finalizar os hiero. Touché, ministra, touché.
Claro que en este país nadie dimite
por inútil. Ni siquiera se lo plantea. Igual que hace la ministra Ana Mato.
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