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domingo, noviembre 27, 2016

Conversación, amigas y seguir o salir de la trinchera

Mi amiga Juana Garrido, a la que conozco y respeto desde hace muchos años porque es una persona que piense lo que piense es capaz de argumentarlo, debatirlo y presentarlo ordenadamente subió al caralibro un enlace el día de la muerte de Fidel Castro en el que se listaban algunos de los logros sociales del gobierno cubano a lo largo de los años.
""Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos (refiriéndose a Estados Unidos) nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra". Fidel Castro"
https://iniciativadebate.org/2016/11/26/el-mejor-homenaje-a-fidel-castro-es-recordarlo-con-hechos/
Mi amiga Ana Maria Palmieri, a la que solamente conozco por lo reflexivo y equilibrado por regla general de sus opiniones le contestó estó
“Además de lo bueno, también es necesario recordar que no hay libertad de expresión, a los presos políticos, a los torturados, a los miles que murieron ahogados tratando de huir de la isla. Eso no es democracia. Sabes que mi padre apoyó la revolución cubana, incluso fue a trabajar con Fidel al principio de su mandato, y que fue amigo del Che, pero no apoyó que se instituyera una dictadura”.
Y Juana respondió
"El único líder en América latina que mantuvo intacta la soberanía de su país y la dignidad de sus gentes. La libertad de expresión está muy bien para los que saben leer y entienden lo que leen. En Cuba no hay analfabetos. Eso sí, han conseguido superar enfermedades, huracanes, drogas, bandas y tribus... Cuba exporta médicos, técnicos y maestros. ¿Sombras?, ¡seguro! Para mí no oscurecen ni apagan el brillo de la obra que con inmenso coraje impulsaron aquellos visionarios. Y Fidel es el último. Ahora es Historia".
Y entonces llegué yo. Largo, pesado y denso como siempre.
Lamento tener que disentir Juana. ¿Intacta la soberanía de su país con cerca de siete millares de "asesores" militares soviéticos?, ¿con sus sierras convertidas en campos de entrenamiento para guerrillas y operativos entrenados y financiados por la URSS que se dedicaron a regar África de sangre desde Eritrea hasta Angola?, ¿con las mujeres cubanas que pasaron de ser prostitutas de los yanquis a jineteras de los turistas y los asesores militares soviéticos?
No entregar la soberanía de tu país a Estados Unidos para entregársela a la extinta Unión Soviética no es ningún logro, es simplemente cambiar un colonizador por otro.
La revolución Cubana murió cuando triunfo en 1959 como debe hacer toda revolución, como lo hizo la francesa en su momento, tras el periodo del terror, para dar paso a otra cosa. A un gobierno justo, a un gobierno democrático. Fidel no hizo ese paso y se convirtió en un dictador.
El bloqueo y la crisis de Bahía de Cochinos no justifican bajo ningún concepto que trasformes la PNR en un cuerpo represivo y en una policía política dedicada a cazar disidentes o que fundes el G2, la Inteligencia Militar Interior que torturó e hizo desaparecer a miles de personas.
Si para enfrentarnos a los horrores que generan un sistema represivo e injusto y una forma de organización económica desequilibrada y brutal, mitificamos a los monstruos que genera la ideología opuesta habremos hecho un camino lleno de esfuerzo, de sangre y de sufrimiento para volver al punto de partida.
¿La dignidad de sus gentes? ¿matarlos de hambre mientras recibes a cuerpo de rey a los intelectuales de izquierdas o mantienes en barrios con todas las comunidades a asesores, operativos y espías soviéticos es mantener la dignidad de sus gentes?, ¿purgar a los que piensan de forma diferente a ti es mantener la dignidad de sus gentes?, ¿dispararles por la espalda mientras huyen, sin hacer daño a nadie, para poder acceder a todo lo que el bloqueo les niega solo para mantener la imagen de éxito de tu régimen es mantener la dignidad de tus gentes?
Lo siento. La libertad de expresión y de opinión es para todos, sepan leer y escribir o no. Hitler también alfabetizó Alemania, Franco también alfabetizo España, Stalin Rusia y Mao Tse Tung y la revolución cultural China. Eso no compensa los cadáveres, la represión ni la negativa a dejar a sus respectivos pueblos la posibilidad de elegir. Y defender cualquier otra cosa solo tiene un nombre: ese que tanto le echamos en cara a otros regímenes y otras dictaduras.
Nada ensombrece lo que hicieron los que descendieron de Sierra Maestra para ganar la libertad de sus gentes. Pero nada ilumina lo que hizo Fidel desde el momento en que llegó al poder.
Pudo elegir otra cosa y eligió ser un dictador con las manos manchadas de sangre de su pueblo. Si para ti el asesinato sistemático, la represión, la persecución ideológica y la corrupción no ensombrecen un régimen entonces desgraciadamente entendemos el progreso, la libertad y la justicia de forma diferente.
Para mí no hay ideología, mejora sanitaria, ni alfabetización que justifique eso porque se puede hacer sin ello. Quieras verlo o no querida Juana Garrido Machiñena
La historia ya lo dice y no creo que pueda o deba decir otra cosa: Castro es otro revolucionario que corrompió una idea de justicia y libertad para transformala en una dictadura ideológica injusta.
Juana: He estado, estoy y estaré en otra trinchera Gerardo...
Yo: Lástima.Nos vendrías muy bien a los que estamos que pensamos y sentimos que hay que luchar a muerte cuando cuando hay que luchar, hay que agotarse hasta la última gota de sudor y construir cuando hay que construir y hay que estar dispuesto a morir por defender la libertad y la vida digna de todos, aunque no piensen como nosotros.
Yo estuve en tu trinchera mucho tiempo. Disparando sin mirar, imposibilitado de todo movimiento como lo está cualquier luchador en su trinchera; creyendo que la idea justificaba cualquier acción, que el ataque cualquier modo de defensa, que la victoria cualquier acto y reacción.
Hasta que un día salí y decidí combatir de otro modo. Ir a la guerra real.
Y allí descubrí que la vida y la muerte no son luces y sombras, son personas reales supuestamente de uno y otro bando que sangran, que mueren en tus brazos.
Que un enemigo es capaz de darte un vaso de agua y salvarte la vida mientras que un aliado te arroja a los leones con tal de aumentar su poder, su prestigio o su fuerza.
Y lo supe, lo supe cuando vi ciudades enteras destruidas, campos de refugiados arrasados, calles y autobuses empañados en sangre, cuando tuve un arma en mis manos y deseé matar.
Mi guerra, mi lucha, eternamente perdida y combatida, ya no será nunca más escondido e inmóvil en una trinchera en la que solo asomas la vista para disparar a riesgo de ser alcanzado en el intento.
Ya nunca más me moveré en la estrecha zanja de un solo pensamiento, de una solitaria y anquilosada ideología que se niega a cambiar por miedo a estar equivocada, por miedo a la derrota, por miedo a descubrirse a si misma agotada e inútil, superada por el tiempo y la realidad.
Mi lucha no es ni podrá ya ser nunca por el comunismo, el capitalismo, el socialismo o el liberalismo; no es ni podrá ser contra el imperialismo o por el colectivismo, contra el nacionalismo o por la independencia, por la tierra o por la patria, por la clase social o por el estamento, por la fe o por el laicismo.
Nunca más habitaré la penumbra de una sucia trinchera en el nombre de nada, por el honor de nada, por la gloria de nadie.
Desde entonces mi guerra se hace de otro modo. Corro, cambio de sitio, avanzo y retrocedo, escribo y si hay que disparar disparé otra vez parándome a mirar, a pensar y apuntar antes de hacerlo. Y lo hago pobremente, en el rango de compromiso y esfuerzo de los que soy capaz, por un solo motivo.
Contribuir en dar la libertad a aquellos que carecen de ella.
Sea en el imperio decadente y superfluo de Estados Unidos o en la no menos decadente dictadura cubana, sea en la represiva y teocrática Israel o en la yihadista y masacrada Palestina, sea en la independentista Catalunya, la nacionalista Euskadi o la españolista Castilla. Sea en la Alemania de Merkel, en la Turquía de Erdogan, en la Inglaterra del Brexit, en el Irán de los Ayatolas o en la Siria invadida y bombardeada por mil fuerzas que ya no tiene gobierno ni casi población.
Sea en l África de los niños soldado y los esclavos de coltán y diamantes, en la India de las mujeres inmoladas, vendidas y quemadas con ácido o en la China de los esclavos de a euro y medio la hora de trabajo.
Mi trabajo como ser humano es combatir por dar la libertad a los seres humanos que carecen de ella. Y que hagan con su libertad lo que les venga en gana. Porque no tengo derecho a pensar por ellos ni imponerles vivir a mi manera, aunque crea que es la forma adecuada.
Porque su libertad es suya, no mía.
Eres una de las mentes más claras que conozco y de los corazones más comprometidos que he tenido el honor de encontrarme. Por eso siempre serás bienvenida a mi guerra si la quieres perder cada vez que la ganas, como yo llevo perdiéndola desde que empecé a combatirla.
Por mi parte, nunca más volveré a entrar y disparar desde trinchera alguna.
Se te quiere Juana

sábado, noviembre 26, 2016

La alcaldesa, el comandante y la memoria editada

Menos mal que ha muerto Fidel Castro.
Tranquilos, no se me encienda nadie. Lo digo solamente porque si únicamente hiciera mi pregunta y mi reflexión sobre la muerte de la inefable Rita Barberá alguien podría simplemente descartarla como un insulto de "podemita" o una falta de educación de "perroflauta".
Así que, menos mal que se ha muerto Fidel Castro porque así puedo hacer ambas cosas -pregunta y reflexión- sobre ambos, y unos y otros no podrán -o al menos no tendrán argumentos para hacerlo- echarme en cara ideología ninguna.
Y la pregunta es ¿qué es respetar la memoria de los muertos?
Parece ser que se ha impuesto -por lo menos en este país- una suerte de eterna y en apariencia indiscutible manta de hipocresía social que hace consistir ese respeto en ocultar las carencias, taras, delitos y faltas del muerto en cuestión en aras del respeto a su memoria.
O sea que respetar la memoria de un muerto es mentir, cuando menos por omisión.
Así, Rita Barbará debería ser recordada por lo bueno como una mujer que "dio su vida al Partido Popular" y Fidel Castro como el revolucionario que bajo de Sierra Madre para liberar Cuba de la dictadura de Batista, el por entonces proxeneta máximo del burdel caribeño de Estados Unidos que era Cuba.
Para empezar no sé que de bueno tiene entregar una vida a un partido político -sea este del signo que sea-. Porque eso haría dignos de ser recordados favorablemente a Goebbels, que se la entregó al Partido Nazi, a Kruchev o Stalin que se la entregaron al PCUS, Xiao Ming, que se la entregó al Partido Comunista de China o Pieter Botta, que la puso al servicio del Partido Nacional Afrikaaner. Y me temo que ninguno de esos personajes han de ser recordados favorblemente.
Y lo del criterio de la revolución está bien pero tambien tiene agujeros profundamente oscuros. Poque significaría que deberíamos fijarnos exclusivamente en ese aspecto y considerarlo favorable también en individuos como Mussolini, Pol Pot, Katanga, Mao Tse Tung o Adolfo Calero. Y todos sabemos que las vidas de esos personajes tienen más sombras en forma de cadáveres y sangre que luces en forma de revolución.
Así que me parece que esos no son criterios para respetar la memoria de los muertos. Aunque alguien dira que de lo que se trata es, en beneficio de esa memoria, destacar "lo bueno que hizo". Bien, lo compro. 
Entonces recordemos a Stalin por el milagro agrario soviético, a Hitler por la construcción de infraestructuras y el despegue industrial de Alemania, a Franco por el sistema hidraúlico, a Pieter Botta por el desarrollo de la industria armamentística surafricana, al Ayatolah Jomeimi por el sistema público de Sanidad en Irán y a Ariel Sharon por los sistemas de créditos para el asentamiento de empresas israelies en el extranjero.
Reescribamos los libros de historia y obviemos todo lo demás, para que su memoria sea respetada, volvamos a redactar sus biografías y sus necrológicas para que "lo bueno" haga respetuoso honor a su memoria.
¿Ah, que no se trata de eso? Pues entonces ya me pierdo.
Yo siempre he creido, a despecho de alguna que otra habitante de Las Rozas, que la principal muestra de respeto hacia alguien es decir de él y decirle la verdad. Así que, por extensión, para mi no hay mayor respeto a la memoria y el recuerdo de los muertos que decir la verdad sobre ellos.
Es eso o caer en la falacia de la mítica película Final Cut de Robin Williams y cometer el error de permitir que por conveniencia, política o mera y simple hipocresía social se manipule la vida y el recuerdo incluso después de la muerte.
Y, por puro respeto a la memoria de Rita Barberá, digo que fue una persona que entregó su vida a la consecución y el mantenimiento del poder político a través del Partido Popular, que no supo retirarse a tiempo, que dejó que su ciudad cayera en múltiples tramas de corrupción mirando a otra parte o recibiendo mordidas, pitufeo o como quiera llamarse por ello -estó último está por demostrar y nunca será ya demostrado, ¡que conveniente!-.
Alguien que dilapidó el dinero de los valencianos y del Estado Español en una Ciudad de Las Artes y Las Ciencias que se cae a pedazos, en un fallido Premio de Formula 1 que costó más de lo que dejó, en una Copa America que nunca pasó del rango de entelequia, en una visita del Papa Inquisidor Ratzinger cargada de facturas engordadas, nepotismo en los contratos y pérdidas millonarias.
Una persona que colaboró -con la consejera Catalá y otros tantos- en el desmantelamiento de la educación pública mientras cedía terrenos al Opus Dei y otras entidades religiosas para que abrieran colegios concertados en una sustitución flagrante de la educación por el adoctrinamiento -eso de lo que se acusa ahora tanto a la izquierda-.
Y sobre todo una persona tan mezquina e indigna que siguió refugiandose en su acta de senadora para eludir lo más posible presentarse ante la justicia para responder por sus actos en lugar de vindicar su inocencia adelantando lo más posible el proceso y presentándose con la cabeza bien alta defendiendo su inocencia.
Y por puro respeto a la memoria de Fidel Castro digo que fue un revolucionario que participó- repito, participó- en la Revolución Cubana y que mientras bajaba de Sierra Maestra ya comenzó a librarse de sus rivales políticos, los verdaderos ideólogos de ese movimiento para hacerse con el poder; que obtenida la victoria no supo hacer la transición hacia un gobierno justo, orilló a Ernesto Che Guevera hasta que se deshizo de él aprovechandose de su idealismo enviándole a combatir a una revolución en Bolivia que estaba fracasada antes de empezar.
Alguien que dejó de ser revolucionario, de izquierdas o como quiera llamarse cuando permitió que su población pasara hambre por no dar su brazo ideológico a torcer, al que no le importó mantener contacto y negocios con otros dictadores -por ejemplo un tal Franco, que también era gallego- pese a las pestes que echaba del capitalismo.
Y sobre todo alguien que abandonó toda ideología con tal de mantenerse en el poder en el mismo momento en el que ordenó que la PNR y el G2 ejercieran de policía política en purgas y represiones de opositores o que ordenó al ejercito disparar contra aquellos que abandonaban la isla en las tristemente famosas balsas.
Así que por respeto a la memoria  de Rita Barberá y Fidel Castro defenderé el recuerdo de ellos como una política corrupta y un dictador represor y no solo como una aclamada alcaldesa y un líder revolucionario. Con todos los matices y correciones que los historiadores hagan de ellos con el correr de los años.
Y si sus familias, deudos y allegados se sienten mal por eso, no lo siento por ellos. Para mi y creo que para nadie debe ser factor determinante. Deberían haberlo pensado cuando estaban en vida,sabian lo que hacían una y otro y, en lugar de reclamarles justicia e integridad, les seguían el juego solo por la falsa e inútil lealtad de la sangre.
El respeto a la memoria de cualquier persona es decir y escribir la verdad sobre ella, toda la verdad a ser posible porque, por si alguien no se ha dado cuenta, los muertos están muertos. No sienten ni recuerdan.

jueves, diciembre 18, 2014

Obama y Cuba: Por la rendición a la victoria.

Barack Obama que, a estas alturas me parece a mi que ha defraudado  muchas esperanzas que nunca quiso crear, ha hecho una de esas cosas que parece que son imposibles que se hagan.
Tal como yo lo veo ha dado en este último mandato, ya sin presión por ser reelegido un paso que le convierte en algo diferente -no sé si mejor o peor- pero desde luego diferente: se ha rendido. Después de seis décadas de operaciones encubiertas, de presión económica y de confrontación abierta ha decidido poner fin a la guerra con la dictadura cubana.
Tras Bahía de Cochinos, tras la crisis de los misiles, tras la guerra fría, los operativos encubiertos y toda la continua riada de refugiados balseros que llegan a las playas estadounidenses, ilustres expatriados en mansiones de Miami y disidentes políticos que presionan desde dentro y desde fuera, ha levantado el bloqueo económico que ahogaba y mataba no al régimen cubano, sino a la población de la isla.
Ha dado por terminada una guerra sin necesidad de vencer, sin necesidad de arrastrar a su enemigo encadenado a su cuadriga de laureles coronados como césar del mundo libre. Por fin ha reconocido que Cuba es un país independiente.
No creo que muchos aprendan de ese reconocimiento y me temo que será mucho más criticado que ensalzado, pero en realidad lo que creo que ha hecho es comenzar a ganarle la guerra al castrismo, quitarle la principal excusa que utiliza para todo, para la miseria, para el control de la población, para todos los brochazos oscuros con los que decora un gobierno que debería ser de otra forma si realmente defendiera lo que dice defender.
Ahora Cuba puede dedicarse a sí misma y no a la derrota de un enemigo al que no puede derrotar y que no tenía ningún derecho a querer derrotarla a ella. Y si los cubanos deciden que lo que tienen no es lo que quieren será sin que  la falta de horizontes del bloqueo les mediaticen para ello.
Ahora Cuba ya no tiene nadie de quien defenderse salvo de su gobierno si ellos deciden que lo sea, claro está.
No tengo mucha esperanza -pese a que hoy es el día en el que al parecer más hay que tenerla- en que muchos vean en este gesto geopolítico a gran escala algo que pueda servirles para sus sociedades o sus vidas. Somos de atacar, somos de no dar un paso atrás, somos de vencer y convencer. 
Pero quizás sirva para darnos cuenta de que combatir y resistir a ultranza llega un momento en que es inútil para salir de nuestras guerras y nuestros miedos. A veces todo consiste en dejar de tratar a todos como si fueran un enemigo potencial y dedicarse a vivir, a ver qué pasa.
¡Ah y esto no tiene nada que ver nuestro gobierno y nuestra situación! Ellos son los que han decidido ser enemigos nuestros, no al contrario. 
Por si acaso alguien lo ha interpretado mal.

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