Barack Obama que, a estas alturas me parece a mi que ha defraudado muchas esperanzas que nunca quiso crear, ha hecho una de esas cosas que parece que son imposibles que se hagan.
Tal como yo lo veo ha dado en este último mandato, ya sin presión por ser reelegido un paso que le convierte en algo diferente -no sé si mejor o peor- pero desde luego diferente: se ha rendido. Después de seis décadas de operaciones encubiertas, de presión económica y de confrontación abierta ha decidido poner fin a la guerra con la dictadura cubana.
Tras Bahía de Cochinos, tras la crisis de los misiles, tras la guerra fría, los operativos encubiertos y toda la continua riada de refugiados balseros que llegan a las playas estadounidenses, ilustres expatriados en mansiones de Miami y disidentes políticos que presionan desde dentro y desde fuera, ha levantado el bloqueo económico que ahogaba y mataba no al régimen cubano, sino a la población de la isla.
Ha dado por terminada una guerra sin necesidad de vencer, sin necesidad de arrastrar a su enemigo encadenado a su cuadriga de laureles coronados como césar del mundo libre. Por fin ha reconocido que Cuba es un país independiente.
No creo que muchos aprendan de ese reconocimiento y me temo que será mucho más criticado que ensalzado, pero en realidad lo que creo que ha hecho es comenzar a ganarle la guerra al castrismo, quitarle la principal excusa que utiliza para todo, para la miseria, para el control de la población, para todos los brochazos oscuros con los que decora un gobierno que debería ser de otra forma si realmente defendiera lo que dice defender.
Ahora Cuba puede dedicarse a sí misma y no a la derrota de un enemigo al que no puede derrotar y que no tenía ningún derecho a querer derrotarla a ella. Y si los cubanos deciden que lo que tienen no es lo que quieren será sin que la falta de horizontes del bloqueo les mediaticen para ello.
Ahora Cuba ya no tiene nadie de quien defenderse salvo de su gobierno si ellos deciden que lo sea, claro está.
No tengo mucha esperanza -pese a que hoy es el día en el que al parecer más hay que tenerla- en que muchos vean en este gesto geopolítico a gran escala algo que pueda servirles para sus sociedades o sus vidas. Somos de atacar, somos de no dar un paso atrás, somos de vencer y convencer.
Pero quizás sirva para darnos cuenta de que combatir y resistir a ultranza llega un momento en que es inútil para salir de nuestras guerras y nuestros miedos. A veces todo consiste en dejar de tratar a todos como si fueran un enemigo potencial y dedicarse a vivir, a ver qué pasa.
¡Ah y esto no tiene nada que ver nuestro gobierno y nuestra situación! Ellos son los que han decidido ser enemigos nuestros, no al contrario.
Por si acaso alguien lo ha interpretado mal.
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