Mostrando entradas con la etiqueta elecciones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta elecciones. Mostrar todas las entradas

viernes, junio 01, 2018

De la elusión al oxímoron para defender una mentira por el bien de Ciudadanos

"No está tan claro que un gobierno débil sometido a los vaivenes de unos socios peligrosos (Podemos, ERC, PdCat, PNV, Bildu...), vaya a contribuir a estabilizar o regenerar nada. ¿No hubiera sido mejor negociar una fecha para convocar elecciones generales, más pronto que tarde, para que sean los españoles los que decidan quién quiere que lidere el proceso de estabilización y regeneración institucional?"
Es maravilloso como se puede colar como un argumento algo que a la vez es una elusión, un sofisma, una manipulación y un oxímoron.Vayamos por partes.
La elusión del cuarto partido
El PSOE estará supuestamente "sometido a los vaivenes" de esos socios por un único motivo. Ciudadanos se ha negado a apoyarle y solo seguirá sometido a ellos si Ciudadanos se mantiene en la negativa de no apoyarle haga lo que haga. Ni una palabra sobre la responsabilidad que tendría el partido de Rivera en esa inestabilidad.
El sofisma del peligro
¿"Peligrosos"?, ¿peligrosos para quién?, ¿por qué Podemos o PNV son peligrosos?, ¿por qué no lo es Ciudadanos? No hay ni una sola iniciativa parlamentaria de Podemos o el PNV -o incluso Bildu- a lo largo de la legislatura que sea "peligrosa".
A menos que la abolición de la Ley Mordaza, el levantamiento del impuesto al sol, la eliminación de los elementos de precarización de la Reforma Laboral, la fijación de un criterio general de cálculo de las pensiones, la fijación de un calendario de cierre de las nucleares, la supresión por ley de la posibilidad de amnistías al fraude fiscal o la reducción de impuestos a las compañías sociales se consideren "peligrosas" para España y para la democracia.
¿Por qué el PNV es un socio peligroso ahora y era un socio responsable hace diez días con la aprobación de los presupuestos?
No puede considerarse peligroso a un partido que lleva desde el comienzo de la última fase democrática de nuestro país haciendo lo mismo, lo que tiene que hacer. Preocuparse de lo que ellos consideran que son los intereses de Euskadi. Que para eso les votan.
¿Por qué no se considera "peligroso" a Ciudadanos?
Resulta curioso que no se haga hincapié en que es el único partido -no independentista- que defiende posiciones anticonstitucionales y antidemocráticas.
¿No es anticonstitucional defender la eliminación del cupo vasco cuando figura expresamente reflejado en la Carta Magna española?, ¿no es anticonstitucional y antidemocrático defender la extensión del artículo 155 solamente para controlar TV3 y los mossos, ninguna de las cuales es constitucionalmente competencia del gobierno central?
De nuevo silencio al respecto
La manipulación de la estabilidad y la regeneración.
Se afirma que es dudoso que el nuevo gobierno "vaya a contribuir a estabilizar ni regenerar nada", pero se omite que la sola presentación de la moción de censura ya ha contribuido más a la estabilidad que todo el gobierno de Mariano Rajoy. En el asunto de Catalunya ha propiciado que llamaran al orden a Torrá, que desbloquear la formación del Govern y que obligara al PP a levantar el 155. Puede que no nos guste ese gobierno, pero la situación política en Catalunya ya es estable, ya no depende de los juicios.
En el resto de España, si hace diez días el presupuesto garantizaba la estabilidad en la legislatura, ¿por qué ahora no lo hace si todos los partidos se han comprometido a respetarlo?
De nuevo, los únicos que podrían desestabilizar esos presupuestos son aquellos que votaron a favor de él si ahora le ponen trabas o votan en contra de leyes que emanen de él. O sea el PP o Ciudadanos.De nuevo se omite tal posibilidad.
Y con la regeneración tres cuartas de lo mismo.
¿Qué impide al nuevo gobierno poner en marcha la Ley de Transparencia?, ¿o la modificación propuesta para los delitos de corrupción en el Código Penal? Los únicos que han bloqueado esas propuestas han sido el Partido Popular y Ciudadanos. Sí Ciudadanos deja de hacerlo la regeneración podrá comenzar. La responsabilidad está en ellos y no se incide en ese aspecto.
Por no hablar del hecho de que esa regeneración en la política pasa por recuperar el diálogo y la negociación -según el mismo periódico ha defendido en múltiples ocasiones cuando quienes se negaban a dialogar eran otros-. Así que la necesidad y la disposición al dialogo entre fuerzas políticas ya es en sí mismo un comienzo de regeneración. Y quienes se nieguen a participar -que ya sabemos quienes son- son quienes la impiden.
El oxímoron del proceso electoral.
Abordar la pregunta retórica final del razonamiento de El País es lo que transforma el razonamiento completo en un oxímoron porque la respuesta, que se pretende retóricamente que es sí, es en realidad no.
El panorama político real -incluso el inventado por Demoscopia- deparará ahora o dentro de un año un panorama político con cuatro partidos constreñidos en un arco porcentual de voto que va entre el 20% (Podemos) y el 24% (según el CIS). Eso supone la imposibilidad de formar gobierno unitario para cualquiera. Si con un 33% de los votos el PP necesitó dos elecciones y un golpe de mano de la Ejecutiva del PSOE para poder formar gobierno, solo hay que volver a la historia más reciente para saberlo.
Así que, en realidad, la convocatoria de elecciones supone seis meses de un gobierno en funciones sin posibilidad de legislar y otros tantos -no se sabe cuantos- después de los comicios -que probablemente tendrían más de una edición- hasta que alguien consiga formar un ejecutivo que no sería probablemente más estable que el de Sánchez.
¿Por qué esa situación garantiza la estabilidad?
No hay respuesta posible porque la única es que no la garantiza.
Así que todo ese argumento, que parece racional y responsable, no es otra cosa que un intento de elevar a categoría universal las necesidades de un solo partido: Ciudadanos.
Un partido que, sabiendo que esas elecciones inmediatas no generarían estabilidad ninguna, pretende forzarlas para estar en mejor posición para pescar en ese río revuelto.
Es equiparar el bien de Ciudadanos con el bien de España. Exactamente lo mismo que lleva haciendo demagógicamente el PP durante las dos últimas legislaturas y en todas las que ha ostentado el gobierno.
Poca regeneración parece

miércoles, diciembre 20, 2017

Cuando un voto se convierte en un hacha o un mosquete en Catalunya

Parece que mañana es el día. La primera vez que se llevan a cabo en España  unas elecciones autonómicas por imperativo del Gobierno central.
Y yo suelo ser de los que dicen que se vote porque si no se hace, después no se puede protestar, se pierde el derecho a exigir y te quedas sin argumentos cuando el Gobierno -cualquier gobierno- se monta a lomos de un poder que no le pertenece, ignorando que es algo prestado por el pueblo -ahora llamado más finamente, la ciudadanía-.
No voy a retirar mi recomendación, pero en las elecciones catalanas de mañana todo sufragio depositado en la urna será depositado en uno u otro montón. Da igual al partido que se vote, da igual a la formación que se prefiera, solamente habrá un análisis: España y Catalunya. Juntos o separados.
Así que ninguno de los sufragios emitidos mañana servirá absolutamente para nada.
No lo hará por un simple motivo: Si gana el independentismo, el Gobierno del PP no se planteará bajo ningún concepto la independencia de Catalunya. Dará igual lo que diga el electorado, dará igual el recuento. 
Han impuesto unas elecciones, intervenido una comunidad autónoma forzando y manipulando un artículo constitucional y puesto la imparcialidad de la justicia de rodillas bajo el manto de su política unionista solamente para que no haya independencia en Catalunya. Así que, aunque gane el indepentismo, dará igual.
Y si gana el españolismo unionista también dará lo mismo. La parte de Catalunya que quiere ser independiente no dejará de quererlo y podrá argumentar sine die, por más que les restrieguen los resultados de esots comicios por la cara, que, en pleno siglo XXI, al contrario que los países medianamente civilizados y democráticos como Gran Bretaña o Francia, se les ha negado un referendum legal y se ha transformado en ilegal el que hicieron. Podrán decir -con toda la razón, le pese a quien le pese- que el Estado español ha reaccionado como el Rey Jorge con sus colonías americanas hace ya dos siglos y medio.
Y también será inutil porque, gane quien gane en las urnas, triunfará por un par de escaños, unos cientos de votos, un puñado de municipios o de secciones electorales.
Y Catalunya seguirá dividida. Seguirá rota por la mitad por las acciones de unos y de otros. Por el empeño de los independentistas en no darle visión y desarrollo en el tiempo histórico a sus deseos de independencia, por la obcecación de los españolistas de negarse a dejar a los catalanes opinar legalmente al respecto; por las diadas multitudinarias como demostración de fuerza; por los autobuses traídos desde toda España para orquestar manifestaciones multitudinarias de banderas de España y cruces de San Andrés para contrarrestarlas; por los mossos de unos y los guardias civiles de otros. Por las mentiras de unos y de otros para apoyar su posición, retorciendo la interpretación de la historia de Catalunya y de España en su favor.
Pero sobre todo será inútil por el hecho de que nadie se ha preocupado de Catalunya en estas elecciones. 
Las candidatas de uno y otro signo nacionalista -españolista o catalanista- desconocen el nivel del paro en su territorio y, claro, poco o nada han propuesto para solucionarlo; los candidatos catalanistas no hablan de desindustrialización o de crisis de los servicios , los españolistas no hablan de comercio internacional o de problemas agrícolas.
Porque los unos y los otros, como caudillos de distintas tribus bárbaras ante las murallas de la ciudad que pretenden saquear, se han preocupado más de repartirse el botín, de dirimir las cuotas de poder, de pugnar por la investidura a President de la Generalitat, que de ninguna otra cosa
Porque todo lo bueno parte de España y todo lo malo del procés para unos y exactamente lo contrario para los otros.
Porque no se han preocupado de alentar a sus votantes, de ilusionar a la sociedad con sus proyectos políticos, de presentar un programa. Se han limitado a intentar hacer levas, más o menos forzosas basadas en el miedo al futuro enemigo, para aumentar sus huestes y armarlas con una papeleta para lanzarlas luego al campo de batalla.
Y puede que, como en el asedio de l'Alguer en 1354, ganén unos o, como en la Batalla de Montjuit en 1640, se impongan los otros. Pero, a estas alturas del partido de la historia, de todos es sabido que una victoria bélica nunca trae la paz y por tanto es inútil.

domingo, octubre 30, 2016

Rufían, tuits, mayeútica y la vergüenza socialista.


Con todas estas idas y venidas del engendro político español he aprendido algunas cosas. Y una de ellas es a calibrar la importancia, o quizás sería mejor decir el peligro, que determinadas cosas tienen para el emporio político del inmovilismo bipartidario en virtud de la rapidez con la que reaccionan contra ellas los medios que se empeñan en sustentarlo.
Pues bien, El País, esa publicación que antaño fue un diario de información y hoy es otra cosa que ni siquiera puede llamarse panfleto propagandístico porque no tiene el valor de reconocerlo, tardó exactamente veintidós minutos en reaccionar a la intervención de poco más de siete minutos de Gabriel Rufián, portavoz adjunto de ERC en el Congreso de los Diputados.
Así que debió ser muy importante o muy peligrosa.
"Se pasó de frenada", afirma el opinador en El País en una reacción tan rápida que suena a historia preparada de antemano. Pero lo cierto es que es una falsedad del calibre de una moneda de dos euros con la cara de Franco. No pudo pasarse de frenada porque no dijo nada.
Dejadme que me explique.
Rufián es sin duda alguna para mi el orador más estimable que ha pisado el hemiciclo desde Indalecio Prieto, Calvo Sotelo y Hazaña - y si no les han leído en sus intervenciones parlamentarias es muy recomendable que lo hagan-. Ha sido capaz de desarrollar un estilo que se halla entre el monólogo y el discurso, que integra el lenguaje y los referentes de la calle, que está perfectamente diseñado para fluir en las redes sociales y que los mastodontes que se sientan a un lado y a otro del hemiciclo tardan demasiado en procesar como para poder reaccionar a tiempo.
Pero ayer no dijo nada. Su discurso osciló entre la mayeútica y el sarcasmo, entre la pregunta retórica y la aliteración, dolió y escoció, pero no eran sus palabras. Y él lo sabía, por eso sabía que dolerían y escocerían.
Los que hablaron ayer eran los militantes socialistas, los que se sentían traicionados eran ellos. Dos tuits, leídos con ese tono de Rufián de Marco Antonio en el funeral shakesperiano de Julio Cesar, sirvieron para que Eduardo Madina perdiera la  compostura porque no podía acusar a Rufián de nada, no podía echarle en cara nada. No estaba hablando él, estaba hablando su gente.
Rufián no se pasó de frenada porque cuando acabó con lo que decían los socialistas, los militantes socialistas, no esa suerte de conspiración de los Idus de Marzo en la que se han convertido las estructuras de ese partido, empezó con las preguntas.
La emprendió con la aliteración continua de la vergüenza -¿No les da vergüenza...?-. Esa pregunta retórica, que debería haber tenido como respuesta sí pero tenía de respuesta el silencio, no era una pasada de frenada del orador, era la constatación de la pasada de frenada que estaba protagonizando el PSOE con su abstención.
No hubo un solo espontaneo "no, nos da vergüenza" en las bancadas de ese partido que otrora fuera socialista. Rufián les dio todas las oportunidades retóricas que quiso y no los hubo, todas las pausas dramáticas que se antojaron y no los hubo. Incluso se lo preguntó directamente, espero y no los hubo.
Así que sí, les daba vergüenza. Lo dejó claro, meridiano, cristalino.
Manejó el hemiciclo para que aquellos que le escuchaban enviaran el mensaje que sabía que si pronunciaba él sería rechazado por catalán, por independentista, por lo que fuera.
Y logró. Lo logró hasta el punto de que se vio que tenía muy claro que le interrumpirían cuando se refirió a Susana Diez, la convidada de piedra en esta sesión de investidura, como "una cacique". Y los socialistas cayeron, se indignaron de nuevo y permitieron que la palabra cacique siguiera resonando en el hemiciclo y en los oídos de quienes veían y escuchaban la intervención, incluso que Rufián tuviera que repetirla al reanudar su intervención.
Por todo eso, porque la única afirmación que hizo Rufián -"El bipartidismo ha muerto"- era incuestionable, El País tuvo que salir a interpretar todo aquello como una pasada de frenada para que ninguno de sus lectores tuviera tiempo para pensar por su cuenta, para plantearse la razón que encerraban los tuits de militantes socialistas leídos por el parlamentario catalán, para que ninguno pudiera responder por su cuenta a las preguntas retóricas de la aliterada vergüenza lanzadas por el portavoz de ERC.
Y como no pueden echarle nada en cara porque él sí está ahí siguiendo el mandato de sus votantes, oponiéndose a un gobierno que les niega la posibilidad de decidir sobre su futuro político como pueblo y como nación, tiraron de ese pobre argumento de que se "pasó de frenada" y que logró unir a los socialistas en el hemiciclo y que los populares los defendieran.
¿De verdad creen que Rufián esperaba algo diferente?, ¿tan poco acostumbrados están ya los analistas parlamentarios de los medios bipartidistas al ejercicio de la oratoria política que no se dan cuenta de ello?
El portavoz del PP gastó su intervención en una aguerrida y encendida defensa ¿de quién?, ¿de su candidato, al que se había definido como el gobernante más retrógrado de Europa? No, de la dignidad y el sentido de Estado de los socialistas por apoyarle.
Y le aplaudieron a rabiar... los suyos y los socialistas. 
Así que el rocambole final dio toda la razón a la última frase de la intervención del político catalán, esa que no se pudo escuchar: "El bipartidismo ha muerto, ya no hay PSOE y PP. Solo hay un partido".
De modo que Rufián no se pasó de frenada. Fueron los falsos socialistas que ocupan los escaños los que se pasaron al no tener respuestas para su militancia ni excusas para su vergüenza, fueron los que ocupan los escaños del PP los que se pasaron de frenada al defender a ultranza la pérdida de principios a cambio de la obtención del poder.
Gabriel Rufián no habló ayer en el Congreso. Fue la realidad. 
Lo único que pasa es que los que le escuchaban y los que opinan y escriben sobre política en los medios afines al bipartidismo hace demasiado que no veían a la realidad pasarse por el hemiciclo y les asustó mucho que entrara por allí sin anunciarse.


domingo, octubre 02, 2016

Ferraz y el Cónclave de la Logia Nietzcheana

Mucho se habará y se escribirá en los próximos días sobre lo que ocurrió ayer en las salas y pasillos de Ferráz. Se hablará de errores y defectos de Sanchez, de grupos, corrientes o familias, de congresos y comités ejecutivos.
Pero para mi, que una vez o varias voté al PSOE antaño y que hace tiempo que no lo hago ni lo volvería a hacer, solo existe un resumen posible. 
Ayer, el Partido Socialista Obrero Español dejó de existir. Hace tiempo que había renunciado a lo que fue, hacia varios lustros que había abandonado su ideolología y hacía dos votaciones electorales que había perdido el norte. Pero ayer desapareció.
Dejó de ser partido no porque se pelearan entre ellos -que eso debe hacerlo y saber hacerlo todo partido político- sino porque sus órganos de gobierno dejaron claro que no van a comportarse como un partido politico. 
Mientras los laboristas ingleses, aquejados de las mismas dudas en el rumbo hacia su origen socialista o su deriva capitalista, de la misma actitud reticente ante el liderazgo de Corbyn, hacen lo que debe hacer, recurren a sus bases y les dejan que decidan sobre su partido, ayer la directiva del PSOE decidió dejar de ser un partido político.
Envió un mensaje claro de que los militantes sirven para pegar carteles, de que los simpatizantes sirven para aplaudir y hacer bulto en los mítines y de que los votantes sirven exclusivamente para llenar -cada vez menos- las urnas de sufragios.
Sus votantes les dieron un mensaje claro de que no querían otro gobierno del Partido Popular, dos veces. De que se desangraran si hacía falta para lograrlo y ellos lo ignoraron; sus militantes les dieron el mensaje claro de que querían a Pedro Sánchez a la cabeza en unas elecciones primarias y ellos han decidido: "Bah, las bases se equivocan, ¿qué sabrán ellos?" y han emprendido la guerra, su guerra, no la de su partido, por su cuenta.
Han rechazado a sus votantes, simpatizantes y militantes. Y un partido sin votantes, militantes ni simpatizantes no es partido.
Ayer en Ferráz se transformaron en un cónclave, con viejos jerarcas apelando al espíritu -en este aso socialista y no santo- mientras movían sus piezas para llegar o mantenerse en el poder, en una logia de los viejos fracmasones de hace dos siglos, tomando decisiones basandose en arcanos que a nadie explican y nadie complende, en un Sanedrin de sumos sacerdotes crucificando a alguien que, por una vez mantenía lo que tenía que mantener, a sabiendas de que tenía razón. 
Han transformado a sus votantes en adoradores, a sus simpatizantes en fieles y a militantes en acólitos. Ya no son un partido político.
Y por supuesto también dejaron de ser socialistas. 
Habían dejado de serlo hace tiempo y se habían hecho eurosocialistas, socialdemócratas y un buen puñado de cosas más. Pero eso también dejaron de serlo ayer.
Se convirtieron en algo que ideologicamente solo puede definirse de un modo: Nietzcheano.
A Susana Díez y los que eliminaron a Sánchez no les importa un carajo la gobernabilidad de España; a Carme Chacón y todos los que se mueven en la sombra no les preocupa en absoluto la ideología, el futuro o la sociedad. 
Tan solo les preocupa lo que, según el filósofo alemán, es el único motor de la acción humana: La Voluntad de Poder.
Díez, Chacón, los viejos carcamales y hasta los fantasmas de ex presidentes que han participado en esta crucifixión, en esta lapidación pública, solamente se mueven por eso. Los barones por mantener el poder en sus feudos, Felipe González, ese que otrora fuera también socialista, por mantener y acrecentar el poder económico de aquellos a quien sirve ahora. Todo muy nietzcheano.
Y Susana Díez, la dama andaluza, no quiere que gobierne el PP, pero le importa mucho más ser ella quien sustituya al gobernante que el hecho de que el gobernante deje de serlo.
No le importa el socialismo, ni saber que los presupuestos del año próximo -ya presentados- sean los menos sociales de la historia. No le importa que se acentue la inmersión religiosa de este país cerrando constantemente aulas públicas mientras se da dinero y suelo a centros concertados y privados que tienen la religión como bandera.
No le importa que se siga haciendo hospitales con gestión privada en los cuales priman los beneficios, no le importa saber de dónde sacará Rajoy el nuevo puñado de miles de millones que le exige la Unión Europea para cuadrar el deficit. 
Ella quiere que el PSOE, ya extinto y convertido en otra cosa, se siente en el Congreso de los Diputados y se encoja de hombros cuando le pregunten si quieren que el Partido Popular gobierne; cuando le pregunten si quiere que la sociedad española sea gobernada así cuatro años más: y esa abstención, ese encogimiento de hombros significará exactamente que la sociedad y lo social les da exactamente lo mismo. Que no son socialistas
Y luego, ya haré un congreso en el que acuse a Sánchez de todo, ya conseguiré ser Secretaria General, ya votaré en el Congreso en contra de los presupuestos dentro de un par de años -piensa Diez-. Ya bloquearé el gobierno dentro de media legislatura -eso que ahora no hace por responsabilidad, que curioso- y forzaré unas elecciones anticipadas en las que la candidata sea yo, no Sánchez, no nadie que hayan elegido las bases en primarias, sino yo.
Voluntad de Poder en estado puro, por todas partes, en todos los asientos, pasillos y despachos de Ferraz. Frederich Nietzche estaría tan orgulloso que sin duda aceptaría un puesto en la gestora.
Y para terminar, eso que fue un partido político y fue socialista dejó ayer también de ser español.
Porque España no les importa un carajo. No les importan los más de cuatro millones de parados que si gobierna el PP pasaran algunos a engrosar las filas de los semi siervos que tendrán que trabajar por 600 euros al mes.
No les importa el millón de familias que se sumará a las que ya viven en situaciones de pobreza, no les importa que este país se convierta en una nueva Bangladesh o Taiwan en aras de una competencia que supone ser la China europea de las compañías transnacionales. 
A los que ayer votaron para cambiar el rumbo del PSOE no les importa que se gasten 8.000 millones en un submarino que nadie en la Marina Española sabe tripular mientras se deja morir en sus casas sin posibilidad de atención a las personas dependientes, mientras se carga sobre las familias el coste de medicamentos que antes eran gratuitos o mientras se les niega a los niños que tienen dificultades de aprendizaje apoyos, desdobles, psicólogos y educadores especiales por no querer pagar esas nóminas.
Dejaron de ser españoles porque no les importa que el pais sea una inmensa montaña de cenizas con tal de tener la posibilidad de gobernar sobre él.
Así que ayer, perdido todo lo que le definía, el Partido Socialista Obrero Español murío para dejar espacio a otra cosa. El Conclave de la Logia Nietzcheana Abstencionista.
Y habrá votantes del PSOE -quizás muchos- que lo sigan haciendo por aquello de que España votamos como en un Madrid - Braça futbolístico con tal de ganar al de enfrente y habrá simpatizantes que reproduzcan lo que han oído a estos políticos y sus voceros sobre "responsabilidad de Estado" o "gobernabilidad".
Pero hoy, como diría un sorprendentemente memorable Kevin Costner en JFK, los votantes, militantes y simpatizantes del PSOE son "todos ya hamblets, hijos de un padre -aunque malo- asesinado por los que aún se sientan en el trono".
Aunque ese trono esté asentado solamente sobre mentiras y sobre la más que poco plauisble excusa de "hemos defenestrado a un liider de un partido socialista por negarse a apoyar un gobierno de un partido conservador liberal capitalista".
Y sobre su voluntad de poder. Ese quebaradizo trono en el quiere sentarse Díez se apoya sobre su voluntad de poder a cualquier precio.

jueves, agosto 18, 2016

Otegui, otra cortina de humo que nace muerta.

Estábamos tardando.
Ya se han sacado de la manga otra de esas cortinas de humo, el arma favorita de muchos en la política patria, para apartarnos la atención de lo importante, otro de esos movimientos de prestirigitación que unos y otros usan ante nuestros ojos como auténticos trileros que nos enseñan la carta que no es para ocultarnos la que deberíamos ver. Y, cómo no, de nuevo tiene que ver con el que durante décadas ha sido el simbionte favorito de los políticos y las políticas del miedo que han jalonado las campañas electorales españolas, de nuevo tiene que ver con la muerta y extinta ETA.
Ahora hay que discutir hasta la extenuación si Arnaldo Otegui puede o no puede ser candidato a las elecciones vascas, si el portavoz otrora de ETA es elegible o no.
Desgraciadamente para aquellos que quieren extender este debate por televisiones, tertulias radiofónicas y columnas de prensa, la solución a esta disquisición que deja a las discusiones bizantinas a la altura del betún no está en el nombre del abertzale, no está en ningún nombre o apellido relacionado con el entrono independentista. Esta en otros nombres y sitios.
Santiago Carrillo. Líder de las unidades republicanas que combatieron y purgaron en el Batalla de Brunete, responsable junto con Dolores Ibarruri de las checas -las cárceles represivas republicanas donde se fusiló sin juicio a centenares de personas-.
¿Han sido esas dos personas candidatas a unas elecciones en la España democrática?
Sí.
Manuel Fraga Iribarne. Responsable en varios gobiernos franquistas del ministerio de información, bajo cuya responsabilidad y mando operaba la Brigada Central de Información de la Policía Española, responsable de apresamientos, torturas y desapariciones durante la dictadura franquista.
¿Se presentó ese individuo como candidato a unas elecciones en la España de después de La Transición?
Sí.
Ricardo Sáenz de Ynestrillas Martínez. Procesado por diez acciones terroristas, condenado por disparar a un traficante de drogas, miembro de Fuerza Nueva, organización conocida por participar en agresiones, asaltos y ataques contra sedes de partidos de izquierdas durante la transición, bajo el mando de Blas Piñar.
¿Se presentaron esas dos personas como candidatos en unas elecciones?
Sí.
Antonio Cubillo militó e hizo atentados con el Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC), ¿se ha presentado como candidato a unas elecciones?
Si.
Y así se puede seguir con una lista interminable de miembros de Tierra Iure, el Batallón Vasco Español, Los Guerrilleros de Cristo Rey, El Partido Comunista Revolucionario de Los Pueblos de España...
Así que busquen otra cosa sobre la que hacer discutir a sus seguidores y simpatizantes en los bares para que no se den cuenta de otras cosas. Este debate murió antes de nacer.

lunes, junio 27, 2016

El día en que carece de sentido hablar más de política

En esas cosas raras que me dan de vez en cuando me había prometido no escribir de política hasta que no tuviéramos Gobierno y en realidad voy a cumplir mi palabra.
Hoy no voy a escribir de política.
Voy a escribir de ceguera. 
La ceguera de todos aquellos que han visto robar, malversar, estafar, meter la mano en los caudales públicos, amañar cuentas, perpetrar cohechos y han decidido mirar a otro lado, extender el cuello para mirar allende los mares a las imágenes de una fábula fantástica que alguien les cuenta sobre lo que pasara en lugar de fijar su mirada crítica sobre la realidad que están viviendo.
Voy a escribir de egoísmo.
El egoísmo de aquellos que votan por una pírrica subida a última hora de su pensión ignorando que están dejando sin pensión a aquellos que ahora pagan las suyas con sus aportaciones a la seguridad social; de aquellos que preocupados por aquello que creen que mantendrán condenan a sus vástagos a salarios de miseria para poder competir con China o Bangladesh.
Voy a escribir de soberbia.
De la soberbia de aquellos que pese a que han visto que se han incumplido todas las promesas, que se recorta la educación y la sanidad, que se subieron los impuestos, que no se cumplieron los objetivos de déficit, que se aumentó la Deuda Pública, que se congelaron las pensiones, que como si de una partida de mus se tratara se pasó olímpicamente de la responsabilidad de intentar formar gobierno como pura estrategia electoral han decidido que ellos no pueden cambiar su voto, no puedan aceptar que hace cuatro años y luego hace seis meses se equivocaron y que quizás, solamente quizás, podían haberse equivocado en su sufragio.
Voy a escribir de miedo.
De todos esos que se sienten a gusto con su miedo que prefieren temer el futuro que aterrorizarse del presente que ya viven, que gustan de comprar todo monstruo lejano y futuro que les venden los medios y rechazan la vista de los que tienen delante, de aquellos que se levantan cada mañana temiendo lo que ha de llegar en lugar de hacerlo sintiendo rabia por lo que ya ha llegado.
Voy a escribir de incoherencia.
La incoherencia de aquellos que dicen votar por su moral mientras su Sumo Sacerdote se desgañita allá a donde vaya diciendo que la corrupción es inmoral, que cualquier gobierno que lleve a su sociedad a la miseria es inmoral, que usar a su dios para acaparar bienes inmoral; la incoherencia de aquellos que dicen seguir a alguien que clamó contra la unión del culto y el Estado y votan para que eso siga ocurriendo en su país.
Voy a escribir de patrioterismo.
De todos los que creen que la patria es un himno y una bandera y no las gentes que habitan en su tierra, que compran que una patria es más grande si no deja a elegir a quienes no quieren formar parte de ella, que por sentirse grandes en su vida quieren hacer grande su país cambiando la historia,evitando los cambios, despreciando al extranjero, viendo a quien no quiere ser español como un enemigo.
Voy a escribir de incompetencia.
De todos aquellos que sabiendo que todo eso pasaba, que sabiendo que el único modo de intentar evitarlo era estar unido, superar diferencias, encontrar consensos, se han negado por ineptitud y cobardía a asumir que rea necesario no poner lineas rojas, no intentar ganar por separado, no buscar prevalencia en la unión y por eso han perdido.
Y para terminar voy a escribir pidiendo, no, exigiendo silencio.
Silencio a todos aquellos que prefirieron el bar, la escapada romántica o el cine al colegio electoral.
Manteneos callados los próximos 48 meses porque habéis perdido el derecho a hablar. 
Si unos os convierten en trabajadores semi esclavos con una nueva reforma laboral, manteneos callados; si las fábulas del realismo fantástico son ciertas -que no lo son- y otros os terminan haciendo bolivarianos, no os atreváis a abrir la boca, si otros se independizan, a callar; si otros os imponen una política neoliberal con su sonrisa y su perpetua indefinición, no digáis ni una sola palabra; si otros llevan la discriminación a un punto en que ya no puede ni siquiera parecer positiva, permaneced en silencio absoluto.
Ayer demostrasteis que callar es lo único que sabéis hacer por el país en el que vivís y sobre el que tenéis la responsabilidad de decidir.
Ceguera, egoísmo, soberbia, miedo, incoherencia, patrioterismo, incompetencia y silencio...
¡Vaya, parece que al final si he terminado escribiendo de política!

jueves, enero 28, 2016

Felipe González, tres faltas de respeto y un epitafio

Llevaba yo unos días que entre pitos y flautas me encontraba absorto en esto de contemplar lo poco acostumbrados que están nuestros políticos a hacer política, a buscar acuerdos, a entenderse en general y mantener los principios en particular.
Y hoy me desayuno con Felipe González, sí Felipe González, ese señor que otrora celebrara las victorias electorales a puño alzado, cantando la internacional y coreando eslóganes por el cambio, pidiendo a voces que el PP y el PSOE se den la mano y se dejen gobernar el uno al otro y acusando de leninismo a Podemos..
Lo leo y lo releo y me doy cuenta de que Felipe González ha perdido el respeto. Ha perdido el respeto a la historia, se ha perdido el respeto a sí mismo y sobre todo nos ha perdido el respeto a nosotros.
Porque, convertido en el vocero de un sistema de alternancia muerto y enterrado, mantiene un oxímoron tan imposible de cuadrar como una circunferencia. Habla de necesidad de estabilidad, de un gobierno estable y luego pide que PP o PSOE gobiernen en minoría abrumadora.
¿Cómo se come eso? ¿qué estabilidad tendrá un gobierno que no podrá legislar porque la oposición domina el Congreso?, ¿qué capacidad de aplicar sus políticas?, ¿pretende que el gobierno se transforme en una simple entidad administrativa, atada de pies y manos o que la oposición mantenga permanentemente pulsada la tecla de abstención en sus escaños para dejar a hacer al Gobierno lo que quiera? ¿Permitirá el PSOE una nueva reforma laboral, por ejemplo?, ¿Posibilitará el PP una reestructuración de su recién estrenada política educativa, por decir algo?
La respuesta a todas esas preguntases no. Felipe González lo sabe y al decirlo nos ha perdido el respeto a nosotros porque nos trata como ciudadanos de tercera división incapaces de valorar los aspectos políticos. Se lo ha perdido a la historia porque hay una larga lista de gobiernos en minoría en todas las democracias pluripartidistas, desde Italia hasta Francia, desde Dinamarca hasta Grecia, que más allá del acto de investidura han sido incapaces de gobernar y han tenido que volver a las urnas. Parece no acordarse del segundo gobierno de la UCD en nuestro país ahogado hasta la inacción.
Y se lo pierde a sí mismo porque con esa propuesta lo único que defiende es el mantenimiento en el poder de los dos partidos a cualquier precio, una alternancia que no beneficia a nadie más que a su partido y a su oponente. Lo único que defiende es mantener el reparto del poder.
Defiende un gobierno sin posibilidad de moverse en una u otra dirección. Lo que necesitan los intereses económicos, no los ciudadanos del país. Puede que eso sea un gobierno estable. No hay nada más estable que la muerte.
Y luego está lo del leninismo de Podemos.
No he encontrado ni un solo elemento de leninismo en el programa de Podemos, no ha gobernado en ningún momento. Si no se puede deducir de su programa, ni colegir de sus acciones ¿de donde viene esa acusación?, ¿de un par de apretones de mano ye informe profesionales al gobierno venezolano?.
Más allá de lo que sea o deje de ser Podemos, que no es relevante para esta reflexión, Felipe González vuelve a caer en la triple falta de respeto.
Le falta al respeto a la historia porque olvida su primera elección como Presidente del Gobierno. Olvida una de las campañas electorales más salvajemente manipulativas de la entonces Alianza Popular, usando el miedo como arma, profetizando quema de iglesias, expulsiones del monarca y toda suerte de desgracias que usaba desde sus puños en alto hasta sus chaquetas de pana para presentar al PSOE como herederos de las checas madrileñas de la Guerra Civil Española y de las expropiaciones agrarias de la Segunda República al grito subliminal de ¡Que vienen los rojos!
Olvida que, tras todo eso alguien nada sospechoso de ser roja, radical y revolucionario como el Canciller alemán Helmut Kohl, dijo "es bueno para España que el PSOE esté en el gobierno para que los ciudadanos sepan que, lo haga bien o lo haga mal, no pasará nada que rompa las reglas del juego democrático".
Olvidando eso insulta a la historia, se insulta a sí mismo porque tira de estrategia comunicativa del miedo, la misma que le aplicaron a él, la misma que entonces calificó de injusta, miserable y perniciosa.
Y sobre todo nos insulta a nosotros porque cree que no vamos a saber unir las piezas de su discurso.
Un gobierno estable en la inacción y la desactivación de un partido político que tiene como único elemento leninista -por decirlo de algún modo- el control estatal de las fuentes energéticas solo favorecen a unos intereses. Los intereses que ahora dan de comer a Don Felipe González Márquez, miembro del Consejo de Administración de Gas Natural.
Y esas tres faltas de respeto ponen un triste epitafio sobre la lápida que decora la muerte de Felipe González como voz de relevancia política, como analista de la sociedad española y como socialista.
Descanse en paz.

martes, diciembre 29, 2015

Democracia, referéndum y acabemos con esto, joder

Dos partidos postularon el cambio como emblema y enseña de sus campañas electorales antes de los comicios. Para se justos tres, porque el PSOE también lo intentó.
Para mi la pregunta después de esos comicios es realmente, ahora que tienen diputados, poder e influencia política real ¿se ha producido ese cambio en la política?
Lamentablemente para muchos la apariencia de Ciudadanos es que no. Su reciente ejercicio de "digodieguismo" político que pretende dejar a Rajoy en el poder así lo hace sospechar. Y por puro optimismo lo dejaré en sospecha sin convertirlo en certeza.
Pero la política ha cambiado. Y como muestra el botón al que parece cosida toda posibilidad de gobierno en nuestro país: lo que se ha dado en llamar la Cuestión Catalana.
"¿Quién teme al lobo presuntamente feroz del referéndum? Aunque no sea el mecanismo más exquisito de la democracia —lo usan también las dictaduras—, es uno de sus instrumentos. A ningún demócrata debería amedrentarle". Esto lo escribe, se lo pregunta y se lo responde Alex Vidal Folch, hasta el 27S vocero impertérrito de El País y todo el elenco político que se encuentra él contra cualquier forma de consulta o de referéndum en Catalunya. El mismo que hablada de bloque constitucional o de bloque democrático y calificaba de dictadores a los que defendían una cosulta sobre el futuro político de Catalunya.
Cierto es que que, como siempre, se columpia y hace sus manipulaciones obvias ¿"aunque no sea el mecanismo más exquisito de la democracia -lo usan también las dictaduras-"? No sé como se atreve siquiera a escribir esa frase.
¡Las elecciones también las usan las dictaduras! Dictaduras oligárquicas como la mexicana durante décadas, Irán, Venezuela, la Sudáfrica del Apartheit, el régimen Egipcio con Mubarak y Al Sisi, el reino absoluto de Arabia Saudí, la cuba de Fidel Castro, la Unión Soviética del PCUS, la Argentina peronista de los militares gobernando en la sombra... ¿significa que como todas esas dictaduras se han servido de elecciones manipuladas o regidas por el miedo nosotros no podemos recurrir a los comicios cada cuatro años porque no son "exquisitos"?
Como siempre Vidal Folch tiene el encanto de desdecirse a sí mismo hasta el ridículo.
Pero el hecho es que resulta que ahora el referéndum no es temible, nadie debe temerlo y es democrático.
¿Por qué? Porque un partido ha hecho de él un elemento irrenunciable de su política. Demorable, matizable, pero irrenunciable. Y eso fuerza el cambio de política de los demás.
No digo que la estrategia de Podemos se la acertada. No digo que ese elemento de la política deba anteponerse a la política social. Pero el hecho de que lo hagan hace que las cosas cambien.
Ahora el gobierno que no realice esa consulta será el que no sea demócrata, el que tema a la democracia.
Se puede estar a favor o no de la independencia de Catalunya -sobre todo si eres catalán o vives en ese territorio- pero no se puede estar en contra del referéndum.
Porque esa linea roja inadmisible ha cambiado de dirección y con ello la política española a ese respecto.
Mientras Pedro Sánchez intenta tranquilizar a los barones y baronesas de sus partido afirmando que no negociará con quien plantee una consulta en Catalunya, los creadores de opinión del PSOE y El País, que a la postre son los mismo resumen sus posturas con un "Que los catalanes volverán a votar sobre su futuro lo sabe hasta el centralista más ignorante. La mejor consulta será la se pacte".
Los barones que se oponen tendrán que explicar por qué se oponen porque resulta que ahora ya no vende eso del no porque no  ni del sí porque sí. Tendrán que explicar porque el PSOE que era federalista hasta hace veinte minutos como quien dice y que todavía tiene un Comité Federal de pronto se vuelve unionista. Rivera tendrá que dejar de hablar de buenas intenciones, ilusión y España a adoptar una posición con respecto al referéndum y el PP, bueno el PP seguirá en su postura porque siempre tiene que haber alguien que no modifique su forma de hacer política.
Todo este asunto ha cambiado porque alguien ha dicho "estoy en contra de que os independicéis, pero tenéis derecho a decidirlo por vuestra cuenta". Y un buen número de españoles le han votado sabiendo que defendía eso. 
Resumiendo, lo que me dijo alguien muy españolista, muy unionista, muy centralista cunado todos sus argumentos contra el referéndum se volvían reversibles en su contra: "que voten lo que quieran y acabemos con esto, joder".

domingo, diciembre 27, 2015

CUP, Anticaptalismo y el absurdo miedo a los soviets

Con esto de nuestro gobierno o desgobierno y sus riesgos y beneficios -yo veo muchos más beneficios que riesgos- nos hemos olvidado de otro asunto que mantuvieron en nuestra mente los medios y los políticos todo el verano: Catalunya, su secesión, su gobierno o desgobierno -que también están en esas- y su futuro. Ahora nos vuelve el asunto con la asamblea de la CUP que debe decidir si sus representantes votan o no la investidura de Artur Mas. 
Y los medios convencionales, que cada vez son más la voz de su amo y cada vez hacen menos por ocultarlo, cargan contra ellos por un solo motivo: son anticapitalistas. Algunos medios incluso, en el ejercicio de manipulación informativa más artero y torticero que se recuerda desde la quema del Reischtag, llegan a compararlos con los soviets.
No son revolucionarios, no son violentos, no están armados, no claman por la dictadura del proletariado ni por la reeducación burguesa, pero los comparan con los soviets. Luego se desdicen dos párrafos más abajo pero el titular ya está leído, el miedo ya está sembrado, la manipulación ya está hecha.
¿Por qué lo hacen? porque les tienen terror; ¿por qué les tienen terror? porque son anticapitalistas.
Y ahí es donde está la raíz del problema. La estrechez de miras y la incultura que hace que les teman es culpa del que les observa, no de la CUP.
Porque en este Occidente Atlántico nuestro en cuanto alguien dice que es anticapitalista su interlocutor, sobre todo si es liberal conservador, le coloca la vitola de comunista, de estalista, de estalinista incluso.
Tratamos las teorías económicas como verdades evangélicas reveladas, como si hubiera solamente dos posibles y fuera imprescindible elegir entre ellas. Como el clásico Madrid -Barça, en definitiva.
Olvidamos que el capitalismo es un invento humano y que el comunismo también los es. Que el mundo no viene de fábrica con solamente esas dos opciones de sistema económico.
Antes de que Adam Smith o John Stuart Mill hablaran y teorizaran sobre el liberalismo se vivía en un sistema económico de Control Monopolístico Real -por el rey, claro-, pero antes de que Nicolas de Maquiavelo, entre otros, abogara por ese sistema se vivía en un sistema económico feudal basado en la servidumbre y el vasallaje y antes de que los teóricos de ese sistema -que también los hubo, como San Gelasio, por ejemplo- lo consideraran provechoso se vivía en el sistema económico imperial romano basado en la conquista, y antes en otro, y antes en otro hasta llegar a la economía de subsistencia y el trueque del albor de los tiempos.
Baste todo esto para decir que aquellos que ven en el anticapitalismo el sinónimo del estatalismo marxista leninista son, como mínimo, estrechos de miras y como regla general incapaces de aprender de la historia.
Cuando el capitalismo hizo aguas por primera vez, allá por la Revolución Industrial, ¿alguien pensó en volver al Feudalismo?, ¿pedían los obreros o los dueños de las fábricas el retorno a la servidumbre, la restauración de la prima note o de la vinculación a la tierra?,  Obviamente no. 
Buscaron soluciones nuevas. Unos crearon la teoría política y social del marxismo / socialismo / comunismo y otros la del colonialismo. Miraron adelante, no hacia atrás. Como se ha hecho siempre cuando un sistema económico ha fracasado.
Pero ahora los defensores del capitalismo liberal han comprado la manipulación de los que siempre se beneficiaran con este sistema económico de una dicotomía inexistente: Todo es capitalismo o comunismo. Todo anticapitalista quiere volver a un sistema muerto y asesinado por la incapacidad de los que lo pusieron en marcha y por la negativa a aceptarlo y el bloqueo de quienes se sentían amenazados por él.
Así que lamento tener que decir que a mi modo de ver ese miedo a los soviets cuando se escucha la palabra anticapitalismo no es otra cosa que incultura política, incultura histórica e incultura social.
Economía de Recursos, Economía de Distribución Global, Comercio Justo, Economía de Rentas Activas, Economía de Regulación Estable...
Que ¿qué es todo eso? Es el anticapitalismo. Desde Paul Krugman hasta los ecologistas, desde Joseph Stiglitz hasta los movimientos antiglobalización, desde Angus Deaton hasta el Congreso de Economistas Africanos.
Y ninguno tiene nada que ver con los Soviets por más os empeñéis en intentarlo. 
Quizás en lugar de gritar ¡Comunismo estalinista! cada vez que alguien se muestra en contra del sistema liberal capitalista deberían pararse y preguntarse ¿Por qué no hemos oído hablar de la inmensa mayoría de estas cosas?

sábado, diciembre 26, 2015

El nuevo baluarte del "digodieguismo" político

Parece que ya empezamos.
Por más que enviemos el mensaje en las urnas, en la calle o donde sea nuestros políticos se empeñan en comportarse como una antigua dama victoriana que era invitada a acudir a un lugar al que no quería ir: fingen no haber recibido el mensaje.
O, para ser más justos. Uno de ellos.
Mientras Mariano Rajoy y el Partido Popular hace todas las cábalas posibles para poder llegar al Gobierno sin contar con Podemos y sin modificar la constitución en los aspectos territoriales, vamos lo que se ha cansado de repetir durante su campaña electoral, hay quien ya está tirando de ese viejo "donde dije digo, digo Diego" tan de nuestros políticos.
Mientras Podemos y Pablo Iglesias no renuncian al referéndum catalán ni al cambio de la ley electoral y los colocan sobre la mesa ante cualquier posible pacta. Vamos, lo que se hartaron de exponer durante toda la fase preelectoral, hay quien ya se saca de la manga cosas que no dijo y oculta lo que antes tremolaba a los cuatro vientos
Mientras Pedro Sánchez y el PSOE buscan un pacto de izquierdas que no les fuerce al referéndum catalán, que les permita presentar una opción de gobierno al Partido Popular, o sea más o menos lo que expusieron en sus mítines, debates y discursos, los hay que han decidido hacer oídos sordos a sus propias palabras.
"Queremos proponer, tanto al Partido Socialista como al Partido Popular un pacto por España". Eso ha dicho Albert Rivera el pasado 23 de diciembre, justo antes de irse a casa a comer el turrón.
Y esa frase, esa sola frase es el mayor ejemplo de "digodieguismo" político español desde el "OTAN, de entrada NO" del PSOE de los albores de la democracia.

"Tener que participar en un Gobierno en el que no crees, con un presidente, me da igual que sea Pedro Sánchez o Rajoy, en el que no confías como presidente y además formar parte de eso sin tener capacidad de decisión, hombre lo más lógico es estar en la oposición".
Y eso lo dijo el 26 de Noviembre. Hace un mes.
"Igual que también descarto apoyar al señor Rajoy y al Señor Sánchez. Si queremos cambios no pueden hacer los cambios los que no creen en ellos. Por tanto Ciudadanos si puede gobernar, gobernará. Si no nos dejan gobernar estaremos en la oposición".
Eso lo dijo el 9 de Diciembre, el mismo día que afirmo lo siguiente.
"Nosotros no vamos a apoyar a Mariano Rajoy ni a Sánchez, lo hemos dicho por activa y por pasiva", "la opción de la abstención no es que esté abierta, es que no les vamos a apoyar" y sobre todo "Lo que yo dejo claro a diferencia de otros es que ni vamos a entrar en un gobierno que no presidamos, ni vamos a firmar un acuerdo de investidura, ni vamos a votar a favor de la investidura de Rajoy ni de Sánchez, ni vamos a firmar un pacto de legislatura, es decir, creemos que no habrá cambios si sigue Rajoy al frente".
Y hace diez días seguía en las mismas
"A todos los que hacen cábalas sobre pactos y no pactos un mensaje claro: no queremos que sigan los mismos (...) Y no creemos que ni el PSOE, ni el PP, ni Sánchez, ni Rajoy representen ese cambio. Son más de lo mismo, quieren que todo siga igual, quieren aferrarse al poder de cualquier manera y desde luego nunca lo van a hacer con nuestro apoyo".
Eso era el 16 de diciembre.
Las alecciones se acercaban y la cosa seguía más o menos igual
"Insisto, no va a haber investidura, ni acuerdo, ni pacto, creemos que tenemos que abrir una nueva etapa política y eso solo llegará con la llegada de un nuevo gobierno".
El 17 de diciembre. A tres días de las elecciones.
Y luego, cuando solamente queda un día -porque la jornada de reflexión no cuenta- Albert Rivera se descuelga con una declaración en la que afirma: "No es lo mismo decir que no investiré que decir que en un momento dado me puedo abstener si es una cuestión de Estado". Y todo eso termina siendo "Ofrezco al PP y al PSOE un pacto por España"
Toda la campaña diciendo, gritando, repitiendo y haciendo gala de que no quiere que Rajoy o Sánchez gobiernen y ahora de repente les ofrece un pacto -no es que lo acepte, es que se lo ofrece él mismo- en el que uno de los dos estará en el gobierno.
Toda la campaña asegurando que no les apoyaría y un día antes de los comicios asegura que podría abstenerse ¿no es eso un apoyo?, ¿no se trata del típico juego verbal al que nos tenían acostumbrados el PP y el PSOE en sus campañas y sus gobiernos?
En serio, lo siento por quienes hayan votado a Ciudadanos creyendo que era un partido que creía en algún tipo de cambio en la política porque de momento son los únicos que han demostrado que son más de lo mismo.
Y no es porque pactar no sea lícito y democrático. Es porque ofrecerlo después de haber prometido no hacerlo no es ético ni coherente.

martes, diciembre 22, 2015

Elecciones y dos frases que ahora significan otra cosa

Solo han pasado dos días desde las elecciones y todo parece diferente. Sobre todo dos frases que en España se han repetido hasta la saciedad sobre política y ahora suenan de otro modo.
Nuestra política, nuestros políticos y nosotros, sobre todo nosotros, hemos cambiado un poco.
La primera sentencia popular que ahora se antoja distinta es ese tradicional "en elecciones todos ganan". Ahora es cierto por lo menos en lo que se refiere a los cuatro grandes partidos del arco parlamentario. Y ese claro es el primer cambio. Son cuatro.
Pero también todos han perdido. De una forma o de otra todas han perdido. Y esa es la novedad. Por eso no se ve a nadie España taciturna y contrariada y a la otra paseando con el pecho henchido de orgullo triunfador. 
Desde el Partido Popular a Unidad Popular, desde Podemos a Ciudadanos pasando por el PSOE, todos han ganado en algo y perdido en otro tanto, todos se han impuesto a un rival y perdido con otro, todos han alcanzado un objetivo y fracasado en otro. 
Por eso tras estas elecciones no hablamos de nuestro partido, hablamos de política; por eso la gente no habla del pasado, habla del futuro.
Y otra máxima popular con respecto a la política que se nos ha cambiado de repente es aquella que reza "en política parece que todo vale". Ahora es una verdad del tamaño de un continente pequeño. Todo vale, todo es lícito y democrático.
Nadie puede objetar nada a que el Partido Popular busque una alianza con el PSOE y Ciudadanos en base a ese supuesto constitucionalismo que supone anteponer la unidad territorial a cualquier otra consideración social u económica. Nadie puede objetar nada a que el PSOE la rechace de plano o a que Ciudadanos la estudie.
Nadie puede criticar que Podemos ponga su linea roja en la celebración de un referéndum en Cataluña y sobre el cambio constitucional y que Unidad Popular la apoye, el PSOE la estudie y Ciudadanos la rechace.
Nadie puede objetar que Podemos y Ciudadanos tengan claro que todo apoyo pasa por un compromiso de cambio en la Ley Electoral ni que estén dispuestos a forzar esa reforma legal en su momento.
Nadie puede desacreditar el hecho de que el PSOE anuncie que buscará más adelante -y en este nuevo universo cuántico donde el tiempo se pliega y se acelera, no será dentro de mucho- una alianza basada en las políticas sociales compartidas para gobernar con Podemos, Unidad Popular y quizás Ciudadanos y que todos los demás se mantengan a la espera conservando su opinión a ese respecto.
Y por supuesto nadie puede rasgarse las vestiduras ni untarse el cabello con ceniza porque ninguno de ellos esté dispuesto a renunciar a asuntos esenciales para cada formación política en aras de una falsa estabilidad, de la tranquilidad de los mercados o de cualquier otra consideración y nos veamos dentro de seis meses de nuevo ante la puerta de los colegios electorales con nuestras paletas. Las mismas u otras.
Ahora en política todo vale, todo es lícito y democrático. Y quien se ofenda por ello es que no entiende la política como acuerdo, como alianza, como herramienta social. Es que solo entiende el poder como objetivo.
Lo cual tampoco es extraño porque no estamos acostumbrados a que nuestros políticos hagan política dado que en este país nuestro no se ha hecho política con frecuencia. 
Vamos, que salvo en las alianzas y contra alianzas de los reinos cristianos con las taifas califales en la lejana Edad Media y la Segunda República no se ha hecho política nunca.
Solo hay dos límites a esa nueva realidad en la que nos tenemos que acostumbrar a que todo vale. La ideología y la coherencia.
Se pueden fijar prioridades, retrasar o posponer unos principios ideológicos en beneficio de otros para lograr un pacto de gobierno, una alianza, pero no se puede actuar en contra de la ideología y los principios programáticos con tal de acceder al Gobierno.
"Programa, programa, programa". Ahora la letanía del mítico califa Julio Anguita para la no se sabe si extinta IU debe resonar en los pabellones auditivos de todo político que se siente a la mesa para negociar un pacto o coalición postelectoral.
Y la coherencia. Hay que ser fiel a lo que se ha dicho, se ha prometido y se ha gritado en los mítines. Por más beneficiosa que pueda parecer una alianza no se puede jugar ese digodiegismo eterno al que jugaban con tanta naturalidad nuestros políticos.
Así por ejemplo no sería de recibo que el PSOE que ha gritado "¡Cambio!" como arenga firmara una alianza exclusiva con el Partido Popular para que nada cambiara y dejar fuera de todo a la mitad de los sufragios españoles. No porque no puedan hacerlo, sino porque han dicho y prometido que no lo harían en el último debate electoral.
No sería aceptable que el Partido Popular aceptara de repente un referéndum territorial y un cambio constitucional con tal de mantenerse en el poder. No digo que no esté de acuerdo con esos puntos. Pero ellos no pueden hacerlo porque prometieron no hacerlo en el último mitin de su campaña.
No habría excusa para que Podemos renunciara a la reforma constitucional y al referéndum territorial en Catalunya no porque sea bueno o malo sino porque cerraron su campaña electoral en Barcelona anunciando a los cuatro vientos que no lo harían.
Y no habría explicación posible para que Ciudadanos apoyara un gobierno del PP con su aquiescencia para lograr un pedazo del gobierno o un objetivo ideológico. No porque no pueda hacerse o no sea democrático que lo haga. Sino porque durante toda su campaña han pregonado el cambio, la salida del poder de un gobierno "enlodado por la corrupción" y "paralizado por los intereses privados" y porque dos días entes de los comicios Rivera llenaba las portadas con su frase "No vamos a mantener a gobiernos en los que no confiamos".
Así que al final va a ser que no, que no "todo vale". Y que cada palo aguante su vela en este nuevo día a día en el que los políticos tienen que hacer política para ganarse el derecho a gobernar.

Lo pensado y lo escrito

Real Time Analytics