Dicen los analistas que tenía que pasar, que la dimisión de Alexis Tsipras y la convocatoria de elecciones legislativas en Grecia era algo inevitable. Se nota que no se fijan demasiado en España.
Los habrá que hoy estarán dando palmas con las orejas porque esta dimisión es la caída de lo que ellos denominan "la izquierda radical" en Grecia. Pero todos esos voceros hoy felices, desde el ABC hasta La Razón, no se dan cuenta o no quieren que nos demos cuenta de que la dimisión de Tsipras es en realidad su derrota.
La derrota de todos los que afirman que cualquier partido que no acepta las condiciones de la economía liberal capitalista de mercado es un partido totalitario. Porque Tsipras ha perdido apoyos y ha convocado elecciones, no ha disuelto el parlamento y declarado el Estado de Excepción.
El fracaso de todos los que mantienen que los partidos surgidos de la indignación popular, esos que llaman de la "izquierda radical", impondrán por la fuerza su forma de ver el mundo e iniciarán un proceso de purgas estalinistas. Porque cuando Tsipras ha tenido que hacer algo importante ha hecho un referéndum, ha dejado hablar a sus ciudadanos y ahora les pregunta si quieren que siga gobernando no da un Golpe de Estado.
La constatación de la mentira que suponía y supone lo que ellos mantienen para alentar el miedo de aquellos que solamente saben usar esa palanca para sus decisiones políticas. Eso de que si se vota a esos partidos "será la última vez que se vote en libertad".
Porque los griegos votaron a Syriza y van a volver a votar en libertad.
Así que la dimisión y convocatoria de elecciones en Grecia es una derrota de la ideología que mantiene que se puede establecer un nuevo sistema económico más allá del capitalismo liberal y la deuda apalancada, eso es cierto. Pero es una derrota que transforma a sus más acérrimos enemigos en radicales. No en liberales, conservadores, constitucionalistas, europeistas o como quieran llamarse para disimular su verdadera naturaleza.
Les transforma tan solo en radicales.
Porque ellos son los que han usado un pueblo entero de rehén y han chantajeado a un gobierno legítimo con su hambre y su miseria para forzarle a abandonar un poder que sus ciudadanos le habían otorgado para hacer algo que a ellos les venía mal, porque ellos son los que consideran "inaceptable", "peligroso" o "insultante" el acto más puro de democracia como es un referéndum, porque ellos son los que han privado a un país de su soberanía para lograr imponer su forma de entender la economía y la política,.
Porque ellos son los que han faltado a sus promesas electorales desde el primer día y no han dimitido, los que han actuado en contra del programa electoral que se convirtió en mandato popular al ganar los comicios y no han convocado elecciones.
Porque Syriza, Tsipras y lo que ellos llaman la izquierda radical ya han demostrado hoy, en el momento en el que peor les venía, que son demócratas. Ellos todavía no.
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