"Vamos a ahorrar, a ser austeros", gritan a los cuatro vientos aquí y allá los que ya comienzan a cantar y contar las excelencias del partido actualmente en el gobierno para lograr su reelección. Y "vamos a realizar un esfuerzo de transparencia", prometen para concluir".
Y de nuevo los hechos, esas circunstancias que tienen la molesta tendencia a no desaparecer cuando nos viene en gana, nos demuestran lo contrario. Y hay un ejemplo que le sirve a la realidad para desmentir todas esas promesas: La Ciudad de la justicia de Madrid
Puede que los presupuestos del Partido Popular digan en sus números básicos pero incluyen partidas de trasferencia a la Comunidad de Madrid para pagar una Ciudad de la Justicia que no existe. La construcción faraónica que comenzara a erigir Esperanza Aguirre para albergar al sistema judicial en Madrid no ha visto la luz y ha costado 105 millones de euros, ¿eso es ahorrar? Pese a que ni un juicio, ni un sumario, ni una denuncia se ha tramitado en esos edificios, muchos de ellos sin construir siquiera había personal contratado por la Comunidad cobrando todos los meses nóminas de hasta 106.000 euros anuales, todos ellos elegidos a dedo, todos ellos y ellas jefes, directores, responsables o coordinadores de algo, ¿es eso ahorrar? No había operarios, trabajadores, nadie sobre lo quien emitir órdenes pero cobraban por hacerlo llevando la castiza expresión de "mas jefes que indios" a su más literal expresión desde Little Big Horn ¿Es eso ahorrar?
Uno de los principales elementos para mantener la transparencia gubernativa es la claridad diáfana en las contrataciones públicas que evita el nepotismo. Pues bien, entre los pocos operarios contratados había policías salpicados en la trama de las vigilancias ilegales madrileñas, el hijo de Arias Cañete, la hija de su socio, amigos personales de Esperanza Aguirre, seis personas con vinculaciones de amistad o familiares al entonces consejero de justicia de la Comunidad de Madrid, Alfredo Prada, ¿Es eso transparencia?, ¿es eso evitar el nepotismo?
De nuevo prometo un ahorro que ya prometí y no cumplí. De nuevo prometo una transparencia que ya juré y no lleve a cabo. De nuevo mucha gente tiene que decidir entre los hechos y las promesas ya desmentidas por esos hechos, entre la realidad y la ficción.
De nuevo prometo un ahorro que ya prometí y no cumplí. De nuevo prometo una transparencia que ya juré y no lleve a cabo. De nuevo mucha gente tiene que decidir entre los hechos y las promesas ya desmentidas por esos hechos, entre la realidad y la ficción.
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