Estamos permitiendo que nos metan a dios en la política.
Hace más o menos tres generaciones empezó el gusto por analizar el lenguaje desde el punto de vista social. Malcom X y su famoso análisis del uso dela palabra negro en el lenguaje fue el primero, le siguieron y aún están en ello las ideólogas del lenguaje no sexista. Pero incluso con esos precedentes estamos dejando que nos vuelan a colar a dios en el lenguaje político.
La irrupción violenta y cruel del yihadismo en la vida cotidiana de Occidente ha generado un efecto que se antoja pernicioso. A todos los partidos, formaciones políticas, gobernantes y personas físicas o jurídicas implicadas en los procesos políticos de esa parte del mundo se les define exclusivamente por su visión de la religión.
Solamente importa si son islamistas o no,sin son laicos o no. No se ahonda en sus ideologías ni en sus presupuestos económicos. Solamente importa como ven a dios o mejor dicho si le ven o no. Y por supuesto eso nos polariza, nos hace cometer el error de ver el mundo en blanco y negro, sin matices. Sin todos los grises que lo pueblan.
El partido Baaz de Sadam Hussein era laico y poco o nada hay que decir sobre ellos y su brutalidad. Pero el ex Primer Ministro turco y su partido, responsables de una mejora económica y social sin precedentes en su país, son islamistas y eso les convierte en por siempre sospechosos. Los hermanos Musulmanes eran islamistas -democráticos, con políticas sociales, pero islamistas- y eran perversos; los militares egipcios son tiránicos, represivos, un gobierno ilegítimo y cruel pero no son islamistas. Son buenos.
Nos obligan con esas constantes referencias a convertir nuestro punto de vista en una decisión maniquea entre islamismo y no islamismo y equiparar a todos por ese criterio. Algo tan absurdo como si se considerara que el Partido Popular o la Democracia cristiana alemana son lo mismo que los salvajes guerrilleros del Ejercito de Dios de Josef Koni que asolaron y aterrorizaron cinco países africanos en nombre de Jesucristo.
Solo la religión importa en la política de esa parte del mundo. Y es curioso porque en el resto del mundo eso no se aplica. Hugo Chávez era socialista, estatalista comunista o como se le quiera llamar -incluso bolivariano- y a nadie le importaba que se encomendara a las vírgenes y santos cada quince minutos en sus eternos programas televisivos y al comienzo de todos sus discursos. George Bush se santiguaba al entrar en la sala de prensa y nadie le definía como el "presidente cristiano protestante de Estados Unidos" del mismo modo que no se anteponía ese rasgo en la definición del partido republicano estadounidense.
Pero con los partidos de esa parte del mundo -incluidos los israelíes por cierto- sí se hace. Y no vale la excusa de que en Occidente ese aspecto no tiene relevancia porque por poner ejemplos dolorosamente cercanos la política educativa del PP está muy influida por ello y no se refieren al partido en el gobierno como "el partido católico" permanentemente o el laicismo tuvo mucha presencia en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y nunca se le describió como el "partido laicista español".
Y lo más llamativo del asunto es que los que insisten más en esa dicotomía maniquea e injusta son precisamente los medios de comunicación y partidos que tienen a gala en su ideario ser cristianos, católicos o humanistas cristianos.
Como si ellos tuvieran derecho a llevar su ideario religioso a la actividad política y los demás no. Como si los hijos del Islam no tuvieran derecho a hacer lo que ellos levan siglos haciendo.
Pero lo tienen. Nos guste o no su doctrina, nos guste o no que la religión salpica el gobierno o la actividad civil, tienen derecho a incluir sus creencias religiosas en su forma de entender y ejercer la política. como lo tiene cualquier partido social cristiano o democrata cristiano de Occidente.
Así que nos están colando a dios en la política en un intento de criminalizar lo que ellos hacen pero hecho en favor de otro dios. Están intentando que no haya islamismo democrático como en Turquía o islamismo socialista como el de los hermanos musulmanes, que no se tenga la ideología en cuenta a la hora de valorar a esas opciones políticas.
Están intentando que su dios sea el único que tenga cabida en la política del mundo. Están reclutándonos sin que nos demos cuenta en la enésima cruzada cristiana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario