Nada que no aprendemos
O para ser más exactos que los inquilinos que viven en Moncloa no se dan por aludidos de sus errores pretéritos.
Alguien piensa que la frontera turca está en riesgo a causa de la locura furiosa del yihadismo medieval de El Califato. Bien pensado. Y concluye que como si algo no les falta a esos enfermos de odio sangriento es armamento podrían emprenderla a misilazos con las poblaciones fronterizas como ya hacen otros locos asesinos en Israel. Sabia conclusión.
Esos "alguienes" -¿se puede expresar así? son Estados Unidos y Alemania que desplazan sus a la zona baterías de misiles anti misiles Patriot. Hasta ahí bien.
Pero entonces alguien piensa que puede sumarse al carro. El Gobierno Español.
Su economía está hundida, sus gastos militares al límite pero ellos piensan que es una ocasión pintiparada para poder mejorar la imagen internacional de la nación. La famosa Marca España que se usa de excusa para todo.
Tiran de ese complejo de cachorro en adiestramiento que los gobiernos conservadores de este país tienen hacia los gobernantes de las potencias internacionales cogen nuestra única batería de misiles Patriot y la desplazan con su dotación a Turquía en la van esperanza de que Obama y Merkel acaricien la cabeza de Rajoy y le digan: "buen perro, has ladrado fuerte y defendido bien el jardín trasero, te mereces un premio".
Pero hay un problema. Solo tenemos una y no vamos a dejar España desprotegida ante la más que factible posibilidad de que los portugueses, franceses, marroquíes y andorranos firmen una entente aciaga que intente barrer las provincias española con misiles Kasan de corto alcance. Así que compramos por 41 millones de euros otra -de segunda mano, eso sí- y solucionado.
Da igual que estemos con el agua al cuello. Ya se recortará en otra cosa. Que el prestigio es lo importante.
Rajoy y su gobierno, presos de un ataque del síndrome del hijo desdeñado, sacan pecho y buscan una foto como la otra, como la mítica de Las Azores, para enseñársela a ese padre que se encuentra molesto con ellos, que saben que les considera un fracaso porque no han alcanzado las expectativas que tenía para ellos y se han salido del plan vital que diseño para ellos. Buscan esa instantánea junto a los poderosos que puedan enseñar en la próxima cena familiar para poder decir: "Ves papá. Soy un gran chico, soy un triunfador, me codeo con los poderosos y me tienen en cuenta" y ganar ese reconocimiento paterno que ya nunca tendrán.
Entonces, ¡catastrófica desdicha!, Obama y Merkel, que ni crían cachorros ni comparten gabinete psicológico sanador de complejos alguno, deciden por sus propios motivos retirar sus baterías de misiles de Turquía y claro no avisan al pequeño cachorro ni al hijo que busca el reconocimiento de papá.
Y así nuestro gobierno dilapida 41 millones de euros y el prestigio internacional que no tenemos en algo muy nuestro. Anteponer la imagen, lo que piensan los demás de nosotros, a lo que debemos hacer. Buscar por activa y por pasiva el reconocimiento de aquellos que nunca nos lo van y despreciar en el proceso las necesidades de aquellos que nos lo concederían sin reparos si hiciéramos lo que debemos hacer. Crearnos un perfil virtual con las piernas de otra, los bíceps de otro y las mente de otro para que todo el mundo nos de favoritos y me gusta y poder fingir ante el mundo que somos mucho más de lo que somos
En fin, vivir para la foto.
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