A partir del próximo mes de septiembre la filosofía dejará de ser una asignatura obligatoria según los planes de estudio de la malhadada Locme.
Ahora los hay que dicen que la lengua, española, por supuesto, y las matemáticas básicas son prácticamente lo único necesario para poder sobrevivir en este mundo que nos llega y nos están construyendo a golpe de una reforma laboral tras otra y de recortes superpuestos hasta el hartazgo. Pensar no es necesario.
Podría desgranar los motivos y razones por los que el Partido Popular y su gobierno se deshacen de esta asignatura pero es más sencillo dejar que hablen aquellos a los que ahora se va a imponer silencio.
"De aquella ley de naturaleza (...) se sigue una tercera, que es ésta: que los hombres cumplan los pactos que han celebrado, sin lo cual, los pactos son en vano, y nada sino palabras huecas" (Leviatán, XV).
Y, claro, estudiando a Hobbes podríamos llegar a la conclusión que que hay que cumplir las promesas electorales y los compromisos de gobierno entre otras cosas. Que si se jura ante lo que sea cumplir y hacer cumplir la Constitución hay que cumplirlo y no meter la mano en la caja pública, por ejemplo. Y eso no mola, ¿verdad?
O podría ocurrir que estudiando a Kant nos encontráramos con esto:
"Un Estado no es, como lo es, por ejemplo, la tierra que ocupa, un haber, un patrimonio. Es una sociedad de hombres sobre la cual nadie, sino ella misma, puede mandar y disponer. Es un tronco con raíces propias; por consiguiente, incorporarlo a otro Estado, insertándolo, por decirlo así, en él, vale tanto como anular su existencia de persona moral y hacer de esta persona una cosa" (Hacia la paz perpetua).
Y entonces tendríamos que revisar nuestro concepto de unidad nacional a la fuerza o de identidad patria pese a que no se quiera mantener esa identidad conjunta. En fin, que eso tampoco es muy conveniente.
Claro que quizás el descubrimiento del pensamiento político kantiano no sería tan grave como que pudiéramos encontrarnos que, desde su más profundo cristianismo, Erasmo de Rotterdam nos proponía esto en el Renacimiento
"El que tome el timón del Estado, conviene que administre los públicos asuntos, no los suyos privados, y que no piense en nada que no sea para la utilidad general; que de las leyes, de las que él es autor y ejecutor, no se aparte ni el ancho de un dedo". (Elogio de la locura LV).
Malo, malo, malo Erasmo que nos critica los cohechos, los nepotismos y los negocios a escondidas.¡Será posible!
Y no quiera la mala fortuna que, por error o casualidad, los jóvenes en formación pudieran toparse con el bueno de David Hume:
"Es evidente que si el gobierno fuera totalmente inútil nunca hubiera tenido lugar; y que el único fundamento del deber de obediencia a la autoridad pública es la ventaja que procura a la sociedad, manteniendo la justicia más allá de los intereses propios e individuales de los hombres que la ejercen". (Investigación sobre los principios de la moral, 4)
Vaya, va a ser que la autoridad hay que ganársela haciéndolo bien y la desobediencia y la protesta civil no es un anatema social si aquellos que la ejercen solo piensan en lo suyo y no en el bien común.
O encontrarse con Locke diciendo "La libertad de la religión, en otras palabras, radica en una explicación negativa: Ausencia de coacción. No soy libre si mi conducta está condicionada por la amenaza de un daño que una voluntad ajena a la mía interfiera en mi propio querer Solo soy libre si puedo hacer todo lo que no está prohibido hacer o dejar de hacer todo lo que no está expresamente exigido" (Carta sobre la tolerancia), con lo que uno de los padres del liberalismo del que tanto hablan mandaría al limbo sus teorías sobre el velo islámico, sobre que el respeto a la libertad religiosa es que el Estado pague los colegios religiosos concertados y los profesores de religión, etc.
Y todo eso solo tirando de pensadores cristianos y liberales,como dicen y repiten en el PP que son ellos.
Sin llegar a los agitadores Rousseau o Montesquieu, los rojos Marx o Engels, los idealistas Hegel o Schelling o los existencialistas Kierkegaard o Jaspers, sin mencionar al inefable Nietzche y su voluntad de poder.
Es mejor que los nuevos estudiantes solo aprendan lengua para suplicar de forma correcta y adecuada por un empleo y matemáticas para poder hacer cuentas con sus exiguos 800 euros para llegar a fin de mes. Todo lo demás les llevará al final a ese fatídico para cualquier gobernante inepto, corrupto, despótico e incompetente Cogito ergo sum de Descartes.
Y si se ponen a pensar...
"De aquella ley de naturaleza (...) se sigue una tercera, que es ésta: que los hombres cumplan los pactos que han celebrado, sin lo cual, los pactos son en vano, y nada sino palabras huecas" (Leviatán, XV).
Y, claro, estudiando a Hobbes podríamos llegar a la conclusión que que hay que cumplir las promesas electorales y los compromisos de gobierno entre otras cosas. Que si se jura ante lo que sea cumplir y hacer cumplir la Constitución hay que cumplirlo y no meter la mano en la caja pública, por ejemplo. Y eso no mola, ¿verdad?
O podría ocurrir que estudiando a Kant nos encontráramos con esto:
"Un Estado no es, como lo es, por ejemplo, la tierra que ocupa, un haber, un patrimonio. Es una sociedad de hombres sobre la cual nadie, sino ella misma, puede mandar y disponer. Es un tronco con raíces propias; por consiguiente, incorporarlo a otro Estado, insertándolo, por decirlo así, en él, vale tanto como anular su existencia de persona moral y hacer de esta persona una cosa" (Hacia la paz perpetua).
Y entonces tendríamos que revisar nuestro concepto de unidad nacional a la fuerza o de identidad patria pese a que no se quiera mantener esa identidad conjunta. En fin, que eso tampoco es muy conveniente.
Claro que quizás el descubrimiento del pensamiento político kantiano no sería tan grave como que pudiéramos encontrarnos que, desde su más profundo cristianismo, Erasmo de Rotterdam nos proponía esto en el Renacimiento
"El que tome el timón del Estado, conviene que administre los públicos asuntos, no los suyos privados, y que no piense en nada que no sea para la utilidad general; que de las leyes, de las que él es autor y ejecutor, no se aparte ni el ancho de un dedo". (Elogio de la locura LV).
Malo, malo, malo Erasmo que nos critica los cohechos, los nepotismos y los negocios a escondidas.¡Será posible!
Y no quiera la mala fortuna que, por error o casualidad, los jóvenes en formación pudieran toparse con el bueno de David Hume:
"Es evidente que si el gobierno fuera totalmente inútil nunca hubiera tenido lugar; y que el único fundamento del deber de obediencia a la autoridad pública es la ventaja que procura a la sociedad, manteniendo la justicia más allá de los intereses propios e individuales de los hombres que la ejercen". (Investigación sobre los principios de la moral, 4)
Vaya, va a ser que la autoridad hay que ganársela haciéndolo bien y la desobediencia y la protesta civil no es un anatema social si aquellos que la ejercen solo piensan en lo suyo y no en el bien común.
O encontrarse con Locke diciendo "La libertad de la religión, en otras palabras, radica en una explicación negativa: Ausencia de coacción. No soy libre si mi conducta está condicionada por la amenaza de un daño que una voluntad ajena a la mía interfiera en mi propio querer Solo soy libre si puedo hacer todo lo que no está prohibido hacer o dejar de hacer todo lo que no está expresamente exigido" (Carta sobre la tolerancia), con lo que uno de los padres del liberalismo del que tanto hablan mandaría al limbo sus teorías sobre el velo islámico, sobre que el respeto a la libertad religiosa es que el Estado pague los colegios religiosos concertados y los profesores de religión, etc.
Y todo eso solo tirando de pensadores cristianos y liberales,como dicen y repiten en el PP que son ellos.
Sin llegar a los agitadores Rousseau o Montesquieu, los rojos Marx o Engels, los idealistas Hegel o Schelling o los existencialistas Kierkegaard o Jaspers, sin mencionar al inefable Nietzche y su voluntad de poder.
Es mejor que los nuevos estudiantes solo aprendan lengua para suplicar de forma correcta y adecuada por un empleo y matemáticas para poder hacer cuentas con sus exiguos 800 euros para llegar a fin de mes. Todo lo demás les llevará al final a ese fatídico para cualquier gobernante inepto, corrupto, despótico e incompetente Cogito ergo sum de Descartes.
Y si se ponen a pensar...
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