La cosa se está volviendo ya de mascletá. Hace tiempo que ya era de traca, pero lo de ahora ya es de los fuegos artificiales del 4 cuatro de julio.
Empiezas a leer la entrevista a Macron, al que al menos hay que reconocerle que tenga valor de hablar después del crecimiento repentino de enanos corrompidos que ha tenido en estos últimos días y no se esconda tras un monitor de plasma como hicieron otros. En fin, que cuando vas por la cuarta linea, el presidente francés hace referencia a las democracias "no liberales" y tú piensas: "por fin alguien tira del concepto. Alguien ha entendido que no ser liberal (teoría económica), no significa no ser demócrata (sistema político de representación)".
Debe ser que los señores de El País -ya casi ni me atrevo a llamarles periodistas- piensan que no tenemos claro lo que es la democracia no liberal porque incluyen un enlace para explicarnos el concepto.
Y cuando pinchas en él no te conducen a un sesudo y enjundioso artículo de algún catedrático de ciencias políticas -¡Uy, lo siento, que los catedráticos de ciencias políticas no saben de política!-, te encaminan a una serie de reflexiones de José María Maravall sobre los populismos en el que deja claro que: "en sociedades grandes y complejas, con intereses heterogéneos, la única democracia posible es la representativa; el vínculo directo entre gobernantes y “pueblo” no es democrático. Los representantes deben dar siempre cuenta de sus decisiones".
Más allá de las críticas que se puedan hacer a estas afirmaciones de alguien que por lo menos es sociólogo, además de ex ministro socialista -que eso también cuenta-, lo que me hace encender las mechas de los petardos y prepararme para la mascletá es el hecho de que cuando Macron habla de democracia no liberal, los señores de El País lo vinculan al concepto de democracia directa.
Comienzan los fuegos de artificio a todo lo que da.
¿Qué tiene que ver el concepto de liberal con el de representación directa?, ¿no se puede tener una democracia no liberal y representativa a la vez?, ¿por qué El País une a través de un enlace virtual "democracia no liberal" con "democracia directa o no representativa"?
Y aquí es donde los petardos, los cohetes y las bengalas estallan todas a la vez para componer de forma luminosa en los cielos las palabra manipulación.
Porque ese es el principal engaño que nos pretenden vender desde que surgieran nuevos partidos en toda Europa que, desde una ideología u otra, cuestionaran el sistema económico imperante: que no puede haber democracia sin un sistema económico liberal capitalista.
Y eso es una mentira como un templo.
El sistema económico no tiene nada que ver con el sistema de representación política; controlar los mercados, regularizarlos e incluso -siento pronunciar el anatema- controlarlos, no va en contra de la representación democrática ni en contra de la libertad.
Establecer un sistema económico en el que se impida la especulación con las fuentes de energía, las materias primas básicas o los bienes y servicios sociales, no afecta en nada a la soberanía popular o al sistema de representación o de elección del gobierno.
Y voy más allá. Legislar sobre la distribución y el reparto de los beneficios empresariales, sobre la cuantía y distribución de las plusvalías, sobre el límite máximo de los rendimientos y beneficios financieros no atenta en nada contra la democracia, sea representativa o no, sea directa o indirecta.
¿Pueden defender ese sistema económico liberal, aunque ya haya muerto y revivido cien veces para volver a morir, dejando a millones de personas en el camino para beneficio siempre de los que se encuentran en los mismos nichos sociales del sistema? Por supuesto que sí. Este es país democrático.
¿Pueden manipular, engañar y hacernos creer que dos conceptos que nada tienen que ver son indisolubles, creando un miedo irracional a la perdida de libertad y aprovechando terrores atávicos para acusar de antidemócratas a los que no aceptan un sistema económico que a ellos les beneficia? Sí, por supuesto que pueden. Pero deberían recordar que este es un país demócrata.
Vamos, resumiendo, que, por más que se empeñen, no ser liberal capitalista no supone no ser demócrata.
Pero eso es lo que están empeñados en hacernos creer aquellos que en realidad no están defendiendo el sistema democrático, sino el sistema económico liberal capitalista y no porque suponga un mayor grado de libertad y capacidad de decisión para los ciudadanos, sino simplemente porque beneficia la posición de sus empresas y su acceso a la riqueza a través de los beneficios empresariales y financieros.
Por eso cuando Macron habla de "las democracias occidentales, que se construyeron en el siglo XVIII sobre un equilibrio ínedito entre la defensa de las libertades individuales, la democracia política y la creación de las economías de mercado", dejando claro que es un modelo de democracia, no el único posible, y que la creación de economías de mercado es solamente un factor de las mismas, ellos lo enlazan con unas reflexiones sociológicas de Maravall que habla sobre perdida de la democracia, imposibilidad de la democracia directa y caudillaje fascista, en un intento desesperado de propagar la falsa idea de que el cambio del sistema económico liberal capitalista nos ha de llevar necesariamente a una dictadura en la que se pierda la libertad y la democracia.
Nadie debería creerles, pero lo hacen. Debería ser imposible que alguien cayera en tan burda manipulación, que mezcla dos conceptos que nada tienen que ver, pero caen y lo repiten una y otra vez como un axioma incontestable.
Y no reparan o no quieren reparar en el hecho más simple y sencillo que anula esa teoría. El cambio de sistema económico no puede ser antidemocrático si lo decide o apoya democráticamente la mayoría de la población.
Más allá de las críticas que se puedan hacer a estas afirmaciones de alguien que por lo menos es sociólogo, además de ex ministro socialista -que eso también cuenta-, lo que me hace encender las mechas de los petardos y prepararme para la mascletá es el hecho de que cuando Macron habla de democracia no liberal, los señores de El País lo vinculan al concepto de democracia directa.
Comienzan los fuegos de artificio a todo lo que da.
¿Qué tiene que ver el concepto de liberal con el de representación directa?, ¿no se puede tener una democracia no liberal y representativa a la vez?, ¿por qué El País une a través de un enlace virtual "democracia no liberal" con "democracia directa o no representativa"?
Y aquí es donde los petardos, los cohetes y las bengalas estallan todas a la vez para componer de forma luminosa en los cielos las palabra manipulación.
Porque ese es el principal engaño que nos pretenden vender desde que surgieran nuevos partidos en toda Europa que, desde una ideología u otra, cuestionaran el sistema económico imperante: que no puede haber democracia sin un sistema económico liberal capitalista.
Y eso es una mentira como un templo.
El sistema económico no tiene nada que ver con el sistema de representación política; controlar los mercados, regularizarlos e incluso -siento pronunciar el anatema- controlarlos, no va en contra de la representación democrática ni en contra de la libertad.
Establecer un sistema económico en el que se impida la especulación con las fuentes de energía, las materias primas básicas o los bienes y servicios sociales, no afecta en nada a la soberanía popular o al sistema de representación o de elección del gobierno.
Y voy más allá. Legislar sobre la distribución y el reparto de los beneficios empresariales, sobre la cuantía y distribución de las plusvalías, sobre el límite máximo de los rendimientos y beneficios financieros no atenta en nada contra la democracia, sea representativa o no, sea directa o indirecta.
¿Pueden defender ese sistema económico liberal, aunque ya haya muerto y revivido cien veces para volver a morir, dejando a millones de personas en el camino para beneficio siempre de los que se encuentran en los mismos nichos sociales del sistema? Por supuesto que sí. Este es país democrático.
¿Pueden manipular, engañar y hacernos creer que dos conceptos que nada tienen que ver son indisolubles, creando un miedo irracional a la perdida de libertad y aprovechando terrores atávicos para acusar de antidemócratas a los que no aceptan un sistema económico que a ellos les beneficia? Sí, por supuesto que pueden. Pero deberían recordar que este es un país demócrata.
Vamos, resumiendo, que, por más que se empeñen, no ser liberal capitalista no supone no ser demócrata.
Pero eso es lo que están empeñados en hacernos creer aquellos que en realidad no están defendiendo el sistema democrático, sino el sistema económico liberal capitalista y no porque suponga un mayor grado de libertad y capacidad de decisión para los ciudadanos, sino simplemente porque beneficia la posición de sus empresas y su acceso a la riqueza a través de los beneficios empresariales y financieros.
Por eso cuando Macron habla de "las democracias occidentales, que se construyeron en el siglo XVIII sobre un equilibrio ínedito entre la defensa de las libertades individuales, la democracia política y la creación de las economías de mercado", dejando claro que es un modelo de democracia, no el único posible, y que la creación de economías de mercado es solamente un factor de las mismas, ellos lo enlazan con unas reflexiones sociológicas de Maravall que habla sobre perdida de la democracia, imposibilidad de la democracia directa y caudillaje fascista, en un intento desesperado de propagar la falsa idea de que el cambio del sistema económico liberal capitalista nos ha de llevar necesariamente a una dictadura en la que se pierda la libertad y la democracia.
Nadie debería creerles, pero lo hacen. Debería ser imposible que alguien cayera en tan burda manipulación, que mezcla dos conceptos que nada tienen que ver, pero caen y lo repiten una y otra vez como un axioma incontestable.
Y no reparan o no quieren reparar en el hecho más simple y sencillo que anula esa teoría. El cambio de sistema económico no puede ser antidemocrático si lo decide o apoya democráticamente la mayoría de la población.
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