Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás y por eso una gran filosofía no es la que instala la verdad definitiva, es la que produce una inquietud y la que lleva al hombre a enfrentarse contra aquellas cosas que los poderosos imponen, mientras los que no se plantean cuestiones filosóficas simplemente se limitan a caminar lenta y dócilmente hacia la muerte.
La filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser propio y al mundo y por eso no se limita a interpretar el mundo de distintos modos; lo que trata es de transformarlo.
Pero algunos prefieren ignorar que la filosofía es la que nos distingue de los salvajes y bárbaros; las naciones son tanto más civilizadas y cultas cuanto mejor filosofan sus hombres y que es el único saber que no es importante por lo que otros dijeron sino porque nos fuerza a pensar nosotros mismos para poder rebatirles y que solo quien filosofa es capaz de discernir más allá de lo que otros presentan frente a sus propios sentidos como los únicos hechos posibles.
Porque si el hombre piensa desde su reflexión interior siempre descubrirá lo que el Estado le oculta y ese pensamiento es el que permite que el individuo pueda defenderse de aquello que les es impropio y le ha sido impuesto contra natura.
Y es que la incredulidad es el primer paso hacia la filosofía y por eso son mucho más importantes las preguntas que las respuestas y transforma esas preguntas en armas que disparan en el mismo corazón de las realidades injustas, aunque los gobernantes más injustos sean los menos inclinados, dada la debilidad de su tiranía, a permitir a sus súbditos hacer en sus almas las preguntas necesarias para alcanzar la justicia.
Porque los políticos piensan según las palabras pero los filósofos lo hacen según las ideas y por ello siempre tienen miedo de un conocimiento que sirve para desentrañar los pensamientos que se encuentras tras las frases y los actos. Porque aunque todo hombre tiende a estar centrado en alguna particularidad propia, la filosofía es lo que le permite buscar un sentido a la totalidad de las cosas y despreciar todo aquello que otros quieren imponerle como algo inmutable para generar un pensamiento propio que rija sus actos.
Y no es que sea fácil. Porque el que empieza a instruirse en filosofía siempre ha de comenzar por echarse la culpa a sí mismo y la filosofía implica una movilidad libre en el pensamiento, es un acto creador que disuelve las ideologías y se opone a las artes del gobierno en tanto que no busca ni la ganancia ni el equilibrio sino la bondad y la justicia.
Y no lo digo yo
“Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás” (René Descartes) y por eso “una gran filosofía no es la que instala la verdad definitiva, es la que produce una inquietud” (Charles Peguy) y la que “lleva al hombre a enfrentarse contra aquellas cosas que los poderosos imponen” (Bertrand Russell), mientras “los que no se plantean cuestiones filosóficas simplemente se limitan a caminar lenta y dócilmente hacia la muerte” (Friedrich Nietzche).
“La filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser propio y al mundo” (Platón) y por eso “no se limita a interpretar el mundo de distintos modos; lo que trata es de transformarlo” (Karl Marx).
Pero algunos prefieren ignorar que “la filosofía es la que nos distingue de los salvajes y bárbaros; las naciones son tanto más civilizadas y cultas cuanto mejor filosofan sus hombres” (René Descartes) y que “es el único saber que no es importante por lo que otros dijeron sino porque nos fuerza a pensar nosotros mismos para poder rebatirles” (Bertrand Russell) y “solo quien filosofa es capaz de discernir más allá de lo que otros presentan frente a sus propios sentidos como los únicos hechos posibles” (Emmanuel Kant)
Porque “si el hombre piensa desde su reflexión interior siempre descubrirá lo que el gobernante le oculta” (David Hume) y “ese pensamiento es el que permite que el individuo pueda defenderse de aquello que les es impropio y le ha sido impuesto contra natura” (John Locke).
Y es que “la incredulidad es el primer paso hacia la filosofía” (Denis Diderot) y por eso “son mucho más importantes las preguntas que las respuestas” (Theodor Jaspers) y “transforma las preguntas en armas que disparan en el mismo corazón de las realidades injustas” (Friedrich Engels), aunque “los gobernantes más injustos sean los menos inclinados, dada la debilidad de su tiranía, a permitir a sus súbditos hacer a dios en sus almas las preguntas necesarias para alcanzar la justicia” (Tomás Moro).
Porque “los políticos piensan según las palabras pero los filósofos lo hacen según las ideas” (Albert Camus) y los políticos siempre tienen miedo de “un conocimiento que sirve para desentrañar los pensamientos que se encuentran tras las frases y los actos” (Cicerón) porque “aunque todo hombre tiende a estar centrado en alguna particularidad propia, la filosofía es lo que le permite buscar un sentido a la totalidad de las cosas” (Georg Simmel) y “despreciar todo aquello que otros quieren imponerle como algo inmutable para generar un pensamiento propio que rija sus actos” (Friedrich Hegel).
Y no es que sea fácil. Porque “el que empieza a instruirse en filosofía siempre ha de comenzar por echarse la culpa a sí mismo (Epiceto de Frigia) y “la filosofía implica una movilidad libre en el pensamiento, es un acto creador que disuelve las ideologías” (Martin Heideger) y “se opone a las artes del gobierno en tanto que no busca ni la ganancia ni el equilibrio sino la bondad y la justicia” (Erasmo de Rotterdam).
¿Comprendemos ahora porque el Gobierno del PP ha quitado la condición de troncal a la asignatura de Filosofía en su LOCME?, ¿nos damos cuenta de por qué es importante?, ¿descubrimos qué quiere conseguir con ello?
¿Van ustedes a creerme a mí o a sus propios ojos? (Groucho Marx)