Quién les iba a decir a los notarios, esos seres con fama de anodinos que no despiertan pasión alguna en el común de los mortales, que de repente les iban a llover encima las quejas, las protestas y las iras furibundas sobre sus grises trajes y sus adustos despachos.
Y ¿cuál es el motivo que lleva hasta los oídos de tan poco acostumbrados personajes tal suerte de polémicas? Pues que el Ministro de Justicia, el otrora faraón madrileño, Alberto Ruiz Gallardón, que parece ser el único ministro del nuevo gobierno que ha decidido hacer tanto ruido como nueces, les ha concedido permiso para registrar matrimonios y divorcios. ¡Ahí es nada!
Siendo el matrimonio un contrato -en su aspecto social, no en el afectivo, que de eso ya he hablado- parece lógico y normal que los especialistas en registrar contratos y dar fe pública de ellos puedan llevarlos a efecto ahora que la ausencia de escrituraciones e hipotecas les deja tiempo para lo mundano eso del matrimonio.
Pero de repente alguien eleva el tono, enciende las alarmas y llama a la justa indignación progresista porque "celebrar un matrimonio como un contrato privado generaría indefensión" ¿adivinamos ya quienes son las que protestan?
¡Cómo no!. Generaría la indefensión de que los contratos y acuerdos prematrimoniales de separación de bienes o de renuncia a los gananciales en caso de infidelidad o cualquier otro supuesto firmado por ambos cónyuges pasarían a ser acuerdos matrimoniales y ya no podrían ser rechazados sistemáticamente por los magistrados como ocurre ahora en los procesos de divorcio.
Generaría la indefensión de que un contrato privado libremente asumido no tiene por qué hacerse por defecto en forma de sociedad de gananciales y eso supondría que yo no se tendría acceso automático a los bienes de la otra parte e impediría sentencias como esas en las que se decreta que un piso propiedad de los padres del esposo forma parte de los bienes gananciales porque una jueza estima que "si no es así, la mujer quedaría sin residencia".
Creo que nos vamos haciendo a la idea del motivo que ha llevado al emporio del feminismo radical a sumar a la lista de sus iras al siempre proceloso colectivo de notarios.
Pero la indefensión que generaría el matrimonio notarial no alcanza un ínfimo porcentaje de la que provocaría el que podríamos denominar divorcio registral.
Porque el divorcio registral de mutuo acuerdo dejaría sin efecto a todas luces todo el entramado legal que han tardado casi dos décadas en crear para asegurarse de que la mujer siempre salga beneficiada en el divorcio.
Se podría acordar libremente la custodia compartida sin necesidad de contar con el beneplácito de jueces o fiscales, mientras que ellas siguen defendiendo que no se aplique nunca, amparadas como siempre en el escudo de los perjuicios para los niños.
Con el divorcio registral no podrían seguir imponiendo sus criterios a parejas que quieren hacer lo más justo y lo más ético por mor de una imposición legal que no las facilita y mucho menos las potencia.
¡Benditos niños que poder usar para beneficio propio! Y claro, sin niños a los que proteger, sin custodias unilaterales forzadas por la judicatura y la fiscalía, adiós a las pensiones de alimentos que poder gestionar, adiós a la sacralidad de la compensación a la mujer por perder poder adquisitivo, adiós al concepto de sustituir el aporte económico por "el cuidado materno" como si el cuidado materno -y paterno, no nos olvidemos- no fuese una obligación per se que no sustituye a la otra responsabilidad que es la de darles sustento económico.
En fin que los notarios, sin comerlo ni beberlo, acabarían para cuadrar sus ahora cada vez más exiguas minutas por la falta de pisos y ladrillos varios que escriturar con todo un cúmulo de trampas legales y protecciones decimonónicas e innecesarias que el feminismo de ese porte y los sucesivos gobiernos que por extraños motivos lo han apoyado ha conseguido imponer a través de la legislación al acto de casarse y sobre todo al de divorciarse.
Y, claro, las adalides jurídicas de ese feminismo de beneficio se preguntan ¿cómo se hace si una de las dos partes -el hombre, por supuesto- incumple su parte del acuerdo?
Y la respuesta es tan pueril, tan sencilla que hasta un notario puede darla sin escribir quince folios compulsados.
De igual modo que se hace cuando una empresa incumple un compromiso notarial o cuando un heredero incumple su parte de las voluntades testamentarias. Se acude a los tribunales.
A unos tribunales que entonces se encuentran forzados a decidir sobre un acuerdo tomado libremente entre dos partes sin legislaciones previas, ni ideologías impuestas desde la legislación.
Vamos, la esencia del derecho contencioso.
Pero la esencia de la ley y del contrato social del matrimonio y el divorcio no sirve para aquellas que solamente buscan mantener unos privilegios que no tienen derecho a poseer a costa de los otros, los enemigos, los hombres.
Porque en un notario no hay culpables. Hay partes, pero no culpables. Y también se pierde el glamour de casarse de blanco y tiros largos. Eso sí. Nadie se presenta de largo, blanco y escote palabra de honor ante un notario. No mola.
5 comentarios:
Mucho me temo que los contratos privados también están regidos por una legislación, y que los aspectos más graves de la relación de pareja pueden seguir siendo controlados por la LdVdG si hay denuncia falsa, algo habitual y recomendado por los abogados... y por las leyes expropiadoras en caso de descendientes, en vez de vender el piso y arrancar cada uno con su remanente...
Y encima Faraón (perdón, Gallardón) como buen opusino, te aseguro que va a proteger al máximo a "la familia". Lamentablemente eso se suele entender como otorgar los bienes al niño y que los controle la madre, que lo mantiene como rehen de los embargos de nomina al padre y del uso del pisuqui.
Por su puesto que están sujetos a la legislación. Pero la administrativa y la contenciosa. Si dos partes acuerdan algo que es legal como una custodia compartida o que no haya pension compensatoria o que la casa se venda y se reparta lo obtenido, los jueces no podrán prohibirlo, tendrán que limitarse a asegurarse de que se cumplan las claúsulas estipuladas.
Hay muchas mujeres que quieren hacerlo pero el sistema fiscal no se lo permite y así pueden seguir diciendo que todas las mujeres están de acuerdo con esa fórmula.
Es un paso pequeño, pero es un paso.
No tiene ninguna relación con el maltrato, salvo que así quizás demuestre en parte lo que todos ya sabemos: que hacer más justo el divorcio evita agresividad y enfrentamientos violentos a la hora de divorciarse, lo cual es un factor fundamental que ahora permanece escondido en la violencia dentro de la pareja.
Y me parece lícito que el faraón de Justicia aplique sus principios ideológicos y proteja la familia, pero en un acuerdo privado firmado ante notario los que aplican el concepto de "familia" son los tirbunales de lo contencioso no los juzgados de familia y cada vez que un proceso de divorcio se lleva a esos tribunales las sentencias se vuelven más "logícas", menos influidas por el factor ideológico que ahora impregna el derecho de familia.
Un saludo
Devil,
Tu puedes acordar una custodia compartida pero si la ley deja en manos del Juzgado de Familia la decisión, el Juez puede darselo a tu mujer de todas formas, y los niños se van con tu patrimonio y rentas. En fin, ojala esté yo equivocado.
Si hay denuncia de malos tratos, es el Juzgado de Violencia Doméstica el que decide, y suele ser más hembrista aún.
Te lo digo porque con la separacion de bienes pasa lo mismo, es un pacto que se hace entre las partes pero luego viene el hijo y con el hijo va el piso y la pension, con bienes separados o no. El resto está a salvo, si, pero para la mayoría de los españoles el resto se acerca a 0.
En otros países, por ponerte otro ejemplo, se hacen acuerdos de vientre de alquiler donde se establecen los pagos y las fechas y la patria potestad. Luego, si la madre se arrepiente, no valen para nada, ni con notario ni sin él.
Ah, espera, me hablas de cambio de jurisdicción. Me extraña, y menos con gente del Opus.
Eso es lo que intentan las adalides del escudo humano de los hijos pero encuentran problemas porque un acuerdo notarial es una cuestion de sociedades y así se trata.
No digo yo que no lo consigan y no sirva para nada, pero ahora la rama legal en la que se dirimen los acuerdos notariales y los contratos privados es lo contencioso. Cambiar eso sería cuando menos farragoso y cargaría de trabajo a los juzgados familiares que es lo que el faraón quiere arreglar como ministro de justicia.
Aunque, al final, todo puede ser.
Publicar un comentario