jueves, junio 29, 2006

Hemos perdido el móvil del delito (aunque es muy largo, leedlo)

Hoy se cumple un año de la aplicación de la Ley Integral contra la Violencia de Género. Hoy se cumple un año desde que se creyó que con un error se podía solucionar un problema. Por lo que se ve, 365 días no son suficientes para que los que hacen del poder y el dolor una herramienta de dominio y de venganza dejen de hacerlo. Y tampoco son suficientes para que las que hacen de la manipulación y la mentira un arma de influencia dejen de hacerlo.
Me explico.
Doy por sentado que hay hombres que están fuera de si y que son capaces de asesinar a sus parejas a fuerza de malos tratos o simplemente en venganza a decisiones de las que nadie debería vengarse. Soy un demonio. Conozco el lado oscuro de la humanidad. Sería absurdo negar eso.
Pero también creo algo que no se da tan por sentado. Se está haciendo política con la violencia y con la muerte de mujeres. Y eso es algo que no se debe consentir.
Varios diarios publican hoy las lista completa de las mujeres asesinadas en lo que va de año, es decir de las víctimas de violencia de Género. Y eso me parece una manipulación y un prejucio casi criminal.
- La lista se encabeza en muchos de esos medios y en la página de La Asociación de Mujeres que es la fuente de la misma con la palabra Asesinadas. Ninguno de esos casos ha sido todavía juzgado, lo que significa que el fiscal aún no ha presentado sus conclusiones, con lo cual es imposible que esas mujeres hayan sido asesinadas, puesto que ese es un término jurídico que implica una serie de circunstancias que deben ser probadas durante el juicio. Primera manipulación.
- En la lista figuran cinco "desconocidas". Lo cual supone que se ha hayado un cadaver y lo único que sabe de él es su sexo y su edad aproximada. Si sólo se conocen esos datos ¿cómo es posible llegar a la conclusión de que esa mujer ha muerto víctima de la violencia de género? ¿Cómo es posible siquiera llegar a la conclusión de que ha muerto a manos de otra persona?. Segunda manipulación.
- En la lista aparece una niña de 5 años muerta en enero a manos de su padre. Sin embargo no aparecen las otras 34 menores que, según datos del Centro Reina Sofía contra la Violencia, han muerto a lo largo de este año a causa de los malos tratos o las negligencias criminales de sus madres. Tercera manipulación.
- En la lista aparecen tres nombres de mujeres de 66, 73 y 88 años que han muerto a manos de sus maridos. En dos de esos casos el fiscal ha presentado cargos contra el marido de "colaboración necesaria para la muerte", ya que se han encontrado cartas en las que las ancianas afirmaban que le habían pedido a su marido que les quitara la vida para no seguir con dolorosas enfermedades. En el tercer caso, aunque no hay pruebas, el anciano de 91 años argumenta lo mismo ¿Por qué están en la lista? Cuarta manipulación.
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Puede que a muchos -sobre todo a muchas- esto les parezca baladí, pero a mi no.
Para mí se trata de dos cosas: Por un lado, se intenta demostrar lo indemostrable que es: que el hombre mata o agrede por el hecho de ser hombre. No por estar desequilibrado, loco o psicótico -lo cual no es ninguna justificación para sus delitos-, sino simplemente por ser hombre. Por supuesto, eso es abusurdo y hasta las más androfobas de las feministas los saben, pero ellas, incapaces de mirar más allá de sus frustraciones y experiencias personales, quieren elevar su miedo a categoría universal.
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Lo segundo que se pretende demostrar es algo todavía mas absurdo: que toda mujer que muere a manos de un hombre lo hace por el hecho de ser mujer y porque el hombre que la mata la desprecia por su condición de mujer.
Y esto es lo que da título a mi post -que vuelve a ser largo y aburrido- de hoy. Las defensoras del concepto de violencia de género -algo que no existe- han eliminado la posibilidad de explicar un crimen por sus motivaciones. Si un hombre mata a una mujer con la que tiene relación por una cuestion de dinero, es violencia de género; si la mata por celos, es violencia de género; si la mata discutiendo quien se inyecta la primera dosis de heroína, es violencia de género; si la mata para robarla, es violencia de género; si le practica una eutanasia solicitada por ella misma, es violencia de género; si la mata en defensa propia, es violencia de género; si la mata para heredarla, es violencia de género. Ya no existen los móviles de los crimenes, Basta que el criminal sea un hombre para explicar el motivo de su crimen. Basta que la víctima sea una mujer para que esa muerte pase a formar parte de la nunca menguante lista de víctimas de la violencia de género.
¿Qué por qué digo que la violencia de género no existe?
Leed esto y lo sabreis
Si lo dijera yo, simplemente podría obviarse con el argumento de que los demonios también son machistas.
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Violencia de Género una Calle de dos direcciones.

Este es el año de la Concienciación sobre la Violencia de Género, cuando los activistas y la opinión publica focalizan la atención sobre la violencia contra la mujer. Sin embargo, los acontecimientos dicen sólo la mitad de la verdad. ¿Por que?. Porque, las investigaciones sobre violencia domestica sobradamente establecen que las agresiones domesticas no son un delito cometido por hombres contra las mujeres, sino por el contrario, cometidos por ambos, hombres y mujeres. Utilizando armas y el elemento sorpresa, las mujeres abusan de sus parejas tan frecuentemente como viceversa.
Por ejemplo, investigadores con veteranía en violencia domestica como Richard Gelles, Murria Straus y Susan Steinmetz, quien fue galardonada por los movimientos de mujeres por su pionera labor en contra de la violencia contra las mujeres, han encontrado repetidamente que las mujeres son físicamente atacantes, tanto como lo son sus esposos o compañeros.
Estudios llevados a cabo por el Laboratorio de Investigación Familiar de la Universidad de Hampshire en 1975, 1985 y 1992, 2002 encontraron que las tasas de abuso eran similares entre los esposos y las esposas. De hecho, la evidencia sugiere que el abuso de las esposas hacia sus maridos esta aumentando, mientras que el abuso de los maridos contra sus esposas está disminuyendo.
Martín Fiebert, profesor de la Universidad de Oxford, ha reunido y recopilado 117 estudios diferentes con unas 72.000 respuestas, que encuentran que la mayoría de la violencia domestica es mutua, y en los casos en donde solo hay un participe agresor, este participe, es igual hombre como mujer.

Estudios de los investigadores R.I. McNeeley y Coramae Richey Mann, muestran que las mujeres son mas utilizadoras de armas y del elemento sorpresa que los hombres. Estas armas, con frecuencia incluyen, pistolas, cuchillos, agua hirviendo, ladrillos, objetos contundentes y atizadores de chimenea.
Ninguna violencia domestica sea de hombre o mujer puede ser descartada como autodefensa. Según Straus, por ejemplo, casi el 10 por ciento de las mujeres y el 15 por ciento de los hombres realizan la violencia domestica como autodefensa (defensa propia). El Dr. David Fontes, Director de Stop Abuse for Everyone (SAFE), ha encontrado también que solamente un pequeño porcentaje de mujeres agresoras ha actuado en autodefensa. Las estadísticas criminales indican que en la violencia domestica, las mujeres sufren mas lesiones importantes que los hombres. Pero tales estadísticas son engañosas, porque los estudios muestran que las mujeres agredidas denuncian nueve veces mas que lo hacen los hombres agredidos. Muchos hombres dudan antes de llamar a la policía, porque ellos asumen, a menudo con acierto, que la policía automáticamente, les tomará a ellos como si fueran los agresores.
Tampoco los maridos asesinan a las esposas significativamente mas que lo hacen las esposas a sus maridos. Un estudio del departamento de Justicia de 1994 analizó 10.000 casos y encontró que las mujeres inventan un 40 por ciento de las denuncias en los asesinatos familiares.

Y porque las mujeres que asesinan a sus esposos, tienden a usar métodos con menos rastros o menos detectables, tales como los envenenamientos -que son con frecuencia consignados como “ataques al corazón- y ocultando otros métodos de asesinar -que por lo general no son registrados como “asesinados por las esposas” en las estadísticas oficiales de delitos-, estos asesinatos no son tan publicitados como los asesinatos de los hombres, que son realizados con armas de fuego.
Las corrientes de las organizaciones feministas, sin embargo, han mantenido rotundamente que las mujeres son las únicas victimas de la violencia domestica, pero rara vez, las causantes. Como apunta Perrazo, tales organizaciones no le están haciendo ningún favor a las mujeres. Negando la existencia de mujeres maltratadoras, las mujeres abusadoras no están recibiendo los servicios de ayuda y tratamiento que precisarían. Peor, permitiéndoles salir sin castigo, se les impulsa a creer que pueden seguir con sus abusos indefinidamente. Esto con frecuencia da lugar a una escalada de abuso sobre los hombres y los hijos y a veces sobre las mujeres cuando los hombres finalmente contraatacan.

Pearson también apunta que, porque el feminismo niega la capacidad femenina para la violencia, el serio problema del maltrato entre lesbianas – que los estudios claramente indican que es al menos tan frecuente como el maltrato heterosexual- ha sido ocultado bajo la alfombra. La profesora de sociología Claire Renzetti, autora de Traición violenta: Abuso de Pareja en la relación Lesbica. Dice que las maltratadoras lesbianas “desarrollan una terrorífica ingenuidad en la selección de sus tácticas de abuso, diseñando con frecuencia el abuso hacia las vulnerabilidades especificas de sus parejas”.
La lista de preeminentes feministas y mujeres disidentes que están demandando mayor conocimiento y registro de las mujeres agresoras, maltratadoras, está creciendo. Estas incluyen: la Senadora Canadiense Anne Cools, una antigua directora de refugio y pionera del movimiento de mujeres maltratadas; Erin Pizzey, quien estableció el primer refugio para mujeres maltratadas en Inglaterra en 1971; Cathy Young autora de Cese el Fuego: porque los hombres y las mujeres deben aunar sus fuerzas para conseguir la Igualdad; Donna Laframboise; La autora y columnista Wendy McElroy, fundadora de Feministas Independientes y ella misma una antigua victima de la Violencia Domestica; Patricia Overberg y Carol Ensign, antigua y actual directoras del Refugio del Valle Oasis en Lancaster, California, uno de los pocos refugios de violencia domestica del país, que acepta hombres; Christina Of. Sommers, autora de Quien Robo el Feminismo?, que detalla, como las feministas obtienen cifras irreales de violencia domestica, tomando como abuso domestico real, los gritos o portazos; la antigua profesora de estudios de la Mujer Daphe Patai, autora de Feminismo profesional; Pearson; Steinmetz y Renzatti. Recientemente la Asociación Médica Americana y el Centro de Control de Enfermedades han establecido públicamente la necesidad de prestar atención a los hombres victimas de la Violencia Domestica

La Violencia Familiar – por y contra ambos, hombres y mujeres—es un serio problema en la convulsa sociedad occidental, pero es un problema en el que ambos, hombres y mujeres comparten la responsabilidad. En los últimos 30 años, las feministas activas, han llamado la atención sobre los hombres abusadores para tener en cuenta sus deleznables acciones. Ya es hora de hacer lo mismo con las mujeres abusadoras y agresoras.
Glenda Sacks, miembro del Observatorio Internacional contra la Violencia

jueves, junio 22, 2006

El arte inacabado

El amor es un arte, genuino y absurdo, dibujado en mil lienzos.
Esbozado en cien formas de abstracción y cordura.
Entintado en millones de tonos de colores perversos.
El amor se dibuja con el pulso cansado del que espera y alienta,
con el trazo potente del que exige y obliga,
con la brocha infinita que abarca todo un mundo,
con la linea delgada que resume en un rostro a todo un universo.
No puedo amar el rostro que en mi mente dibujo,
si no amo al mismo tiempo los borrones distantes.
No puedo amar a todos si no amo sólo a uno.
El amor no es de muchos, no es de todos. No es nuestro.

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El amor es un arte expuesto y escondido;
subastado y comprado; regalado y pedido.
El amor es un arte odiado y censurado;
mil veces protituido; alabado y temido.
El amor es un arte prohibido y esquivado;
copiado e inventado; encontrado y perdido.
El amor es un arte por siempre inacabado.
A amar se aprende amando.
Y aún no hemos aprendido.

martes, junio 20, 2006

Mi homenaje a la bandera

Puede que a muchos lo que escribo les parezca frívolo pero en realidad yo creo que la frivolidad es algo que parte de la falta de respeto y eso es algo en lo que no voy a caer. La bandera es un símbolo y yo aborrezco de los simbolos. No por lo que significan en si, sino por el uso que el ser humano suele hacer de ellos. Y lo de la bandera de España es la historia de un símbolo que se ha convertido en un arma arrojadiza.
Y ahora empieza lo que muchos consideraran una frivolidad.
Ayer vi la televisión y si ayer veías la televisión no podías hacer otra cosa que ver el partido de España en el Mundial de Alemania.
Como diría Maldini "un tipo con una señera del tamaño de la provincia de Guadalajara se desgañitaba gritando España, España". Un aficionado con una chapela en la cabeza del tamaño de del estadio de Anoeta y una Ikurriña anudada a la cintura hacía genuflexiones y repetía como un mantra el nombre de Raúl en el minuto 73 de partido. Miles de personas se apiñaban en la Plaza de Colón, en El estadio de Sttutgart, en todas partes engalados, disfrazados, pintados con unos colres y una bandera.
Una bandera sirve para eso -si es que sirve para algo- Sirve para que nos reconozcan en el exterior, no para que nos peleemos en el interior. Las banderas surgieron para que las huestes de unos y otros fueran reconocidas en el campo de batalla. Para que desde lejos se supiera si un barco que podía mandarte al fondo del mar con una andanada era amigo o enemigo. Una bandera es algo que sólo se utiliza cuando se está más allá de tus fronteras.
Puede que parezca frívolo, pero prefiero que un montón de gente la haga hondear cuando se marca un gol o se gana un mundial de automovilismo a que la enarbole un montón de gente para exponer su crispación en una manifestación en la que el odio y la intransigencia se pueden cortar con un cuchillo.
Ese es mi homenaje a la bandera. A todas las banderas. Incluida la Ikurriña y la Señera.

La vida sigue igual

Pues ya se ha aprobado el Estatut. Ya se ha votado en el Concgreso, se ha votado en el Senado y se ha aprobado por referendum.
En cualquier parte del mundo eso significaría que ya no habría mas discusiones. Pero nuestro país medra en la discusión y resulta casi imposible que las discusiones no se extiendan hasta el infinito.
Ahora el problema es que el 50 por ciento de los catalanes no ha votado y eso parece legitimar a los que han propugnado el no al nuevo estatuto catalán. Resulta que, según el PP, solo el 35 por ciento de los catalanes quieren un nuevo estatut -lo cual matematicamente es cierto porque, aunque parezca un trabalenguas, el 70 por ciento del 50 por ciento es en realidad el 35 por ciento. Lo que evitan decir es que el 30 por ciento que ha votado que no es en realidad un 15 por ciento del total.
Para mi lo importante es que el 50 por ciento de los catalanes no ha dejado que su vida dependiera de una batalla iniciada y concluida por los políticos exclusivamente con fines electorales. La mitad de los catalanes ha decidido que su vida cotidiana, sus trabajos, sus amistades y sus amores, no pedenden de las disquisiciones verbales y pólíticas de un grupo de personajes que seguirían discutiendo aunque estuvieran de acuerdo. La vida cotidiana no depende de que Catalunya sea una nación ni de que no lo sea. La vida cotidiana depende sólo de los catalanes.

viernes, junio 16, 2006

La sombra de Yalta

Un amigo y una de las mejores personas que conozco, me ha contestado al post "el alma y la víctima", como esperaba de la mayoría, en desacuerdo con mi forma de ver las cosas con respecto a la negociación con ETA. Si alguien quiere leer en su integridad lo que ha escrito puede verlo en los comentarios, así como mi respuesta -y la contrarrespuesta, si es que la llega a haber-.
Pero, aunque se dice de nosotros, los demonios, que somos egoistas, quiero compartir un párrafo en especial con todos aquellos que aún no esteís hartos de mis largas reflexiones y sigaís accediendo al blog.
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¿No fue Francia la que se rindió gratuitamente frente al ejército Nazi hasta que las fuerzas aliadas los liberaron? ¿Hemos de admirarles por haber evitado ir a la guerra? Pregúnta a cualquier francés, que con lo choministas que son, no creo que sea la parte de su historia que más les guste...
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En mi respuesta le he dicho que una guerra mundial no es equiparable a la actividad de una banda armada que no representa ni siquiera a los que defienden lo mismo que ella -reconozco que he sido un poco más duro- Pero ahora querría seguir, por un momento, con la ficción de que sí lo es.
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Antes de empezar con ello, sólo quiero hacer una matización. Francia no se rindió gratuitamente. Francia cometió un error estratégico con la Linea Maginot que le costó 16.000 hombres y tuvo que sacrificar otros 5.000 junto con los británicos en la evacuación de Dunquerque. Eso le impidió tener tiempo para movilizar al resto del ejercito. El gobierno francés no pudo hacer otra cosa que rendirse si no quería enviar a hombres desarmados y sin la miníma instrucción a combatir contra los panzers del más poderoso ejército del mundo. No me hubiera parecido en nada admirable que hubieran dejado morir a otros cientos de miles de forma gratuita por no reconocerlo. Sinceramente, buscar la solución en el heroísmo épico me parece más de comic que de la realidad y, por tanto, frívolo.
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Y ahora a lo nuestro.
Acabada la segunda guerra mundial -en la que por cierto no medio rendición incondicional de Alemania, ya que lo único que se rindio oficialmente fue la guarnición de Berlín y tan sólo hubo rendición militar con condiciones de Japón-, cuatro personas se reunieron en una ciudad llamada Yalta. Tras repartir los territorios a su conveniencia, comenzarón a fijar los términos de la paz con Alemania.
- Lo primero que se hizo fue reconocer que Alemania seguía siendo un Estado soberano con derecho a un gobierno propio.
- En el segundo punto del preámbulo se diferenció al pueblo aleman de "la jauria furiosa" que había gobernado el país en su nombre durante los anteriores diez años.
- Se impusieron sanciones económicas a Alemania.
- Se impuso la disolución de las Hitlerjugend (las juventudes hitlerianas), la Gestapo y las SS, así como otros cuerpos paramilitares nazis, pero nadie propuso el encarcelamiento y procesamiento de todos aquellos que hubieran pertenecido a ellas por el hecho de haber formado parte de las mismas. Tan sólo se persiguió -policial y no militarmente- a los que eran denunciados por crímenes de sangre.
- Se abrieron los procesos de Nuremberg con la cláusula de que no se juzgaría, pese a que se entregara o fuera detenido, a ningún militar de la Bermach o de las SS que no hubiera ostentado un mando en plaza o una graduación por encima de la de Capitán.
- Se obligó a la disolución del partido nazi, pero ninguna de esas cuatro personas propuso siquiera el procesamiento de los ocho millones de alemanes que les habían encumbrado al poder en unas elecciones democráticas.
- Se convocó un referendum sobre el modelo de estado que querían los alemanes -reino o república- en el que deberían participar sólo los alemanes -refererendum que no llegó a celebrarse porque USA y URSS dejaron de ser "amiguitos" y decidieron posteriormente dividir Berlín y repartirse el pastel.
Y luego firmaron, se hicieron la foto y se marcharon a casa.
Charles DeGaulle tardó tres meses en restablecer relaciones diplomáticas con Alemania y en suspender el pago de la deuda de guerra.
Winston Churchill tardó un mes más y además firmó un crédito a Alemania para ayudar a su reconstrucción.
Los Estados Unidos se sumaron al carro en 1947 y Alemania fue el principal beneficiario -aunque encubierto en muchas ocasiones- de su famoso Plan Marshall.
- Stalin nunca hizo acto oficial alguno, pero el gobierno de la URSS jamás reclamó un solo marco del pago de esa deuda.
Ni en París, ni en Londres, ni en Moscú, ni siquiera en Whasington hubo manifestaciones pidiendo que la guerra continuara hasta que el último de los nazis, el último de aquellos que los habían apoyado o los habían consentido estuviese muerto o en prisión, no se pidió que siguieran bombardeando ciudades alemanas o barriendo los bosques hasta que el último de los que habían lucido el uniforme gris o negro de las "elites guerreras nazis" afirmara publicamente que Hitler estaba equivocado.
Habián muerto 28 millones de personas en una guerra de poco más de seis años. Nadie quería seguir derramando sangre y odio en su memoria. Europa hizo la paz con la unica intención de poder continuar con su vida.
A lo mejor la paz hay que hacerla así. A lo mejor el final de la violencia es mucho mejor que la victoria.
Puede que esto parezca frívolo, pero a De Gaulle se le condecoró con la Legión de Honor y se le declaró, no vencedor de los alemanes en la segunda gran guerra, sino Pilar de la Paz.

miércoles, junio 14, 2006

¡Que me quede como estoy!

Hoy sólo se puede hablar en España de uan cosa. La selección de fútbol. Mañana sólo se hablará de lo mala que es la selección de fútbol. eso si pierde. Si gana hablaremos de la suerte que tiene la selección de fútbol. Porque ese contumaz y recurrente elemento que es para nuestro país la selección española de fútbol es uno de los ejemplos más claros de como aquel señor de las barbas blancas y la mente afilada llamado Miguel de Unamuno calificó como el sentimiento trágico.
Los españoles llevamos generaciones instalados en el teatro del martirio, en la necesidad que convierte el azar en un camino irremisible hacia la tragedia.
Siempre estamos convencidos de que vamos a perder, de que las cosas pueden ir peor, de que si nos movemos el mundo se quedará en su sitio y nosotros no tendremos donde apoyar los pies.
Ese sentimiento resulta a veces gratificante. A veces colocarte en lo pero te sirve para disfrutar de la más pírrica de las victorias -aunque sea contr la selección de Mali-. Pero ese sentimiento sirve sólo para las cosas nimías e intrascendentes. Para todo lo demás es una carga demasiado pesada.
Ese sentimiento trágico de la vida arrastra a un país, a los que trabajan en un país, a ser la población laboral más resignada de Europa, con el menor número de conflictos laborales por año de todo su entorno.
Los jóvenes franceses hacen arder París -y en Francia ya se ha perdido la cuanta de cuantas veces ha ardido la Ciudad de las Luces- reivindicando una vida laboral digna y una solución digna para los problemas de la integración migratoria.
Mientras, en España la misma generación se reune para reclamar su derecho a realizar macrobotellones en los que se puedan emborrachar a conciencia y olvidar lo mal que esta todo, entonando la versión Hip-Hop del tradcional "madrecita, madrecita que me quede como estoy".
Ese es nuestro sentimiento trágico de España. Ese es el lastre con el que nosotros y los nuestros nos enfrentamos a nuestra realidad.
Nuestra infinita tragedia, nuestro irredimible martirio hace que nadie opte por cambiar porque es posible que sea el único que se decida a hacerlo.
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lunes, junio 12, 2006

El alma y la víctima



Alguien ha dicho que un blog es el "alma cibernética" de un ser. Suena realmente grandilocuente, pero a lo mejor hasta es cierto.
Si sigo esa línea de razonamiento, he de suponer que este blog debe ser lo que queda de mi cuando lo físico, lo intelectual y lo sensorial han desaparecido. No estária de mas que se nos conociera exclusivamente por lo que hay de nosotros más allá de nosotros mismos, pero eso nos dejaría sin posibilidad alguna de escondernos -algo que, por otro lado, es una de las actividades que practicamos con mayor asiduidad y eficacia en nuestros días. Me refiero a escondernos, no a tener alma-.
Si los bellos no pudieran recurrir a sus belleza; si los inteligentes no fueran capaces de desembolverse en su conocimiento; si los constantes no obtuvieran fruto de su insistencia o los necios fueron incapaces de medrar en su propia necedad, es posible que llegáramos al igualitarismo más absoluto, es posible que recuperarmos lo único que todos compartimos: el instinto.
Si, el instinto, esa condición animal tan denostada que ahora pasamos por el tamiz de la pasión, de la belleza y de la inteligencia. Esa forma de concimiento que hemos convertido en un arcano y que ahora utilizamos a conveniencia, después de dotarla de unas cualidades casi mágicas.
No me refiero al falso instinto que hace que funcione el supuesto "sexto sentido" en el que se refugían algunas mujeres para llevar a cabo sus incongruencias, ni en el "instito asesino" tras el que se parapetan algunos hombres, trepadores y traidores, para ejercer sus artimañas en busca del poder y la gloria.
No me refiero a los "relojes biológicos" ni a los "instintos de supervivencia" tras los que disfrazamos algo que no es otra cosa más que egoismo en estado más o menos puro. Me refiero al instinto puro y duro.
Ese instinto sólo tiene una ley, sólo conoce una forma de actuación. Tiene muchas manifestaciones, infinidad de expresiones, incontables acciones. Pero todas ellas articulan una sola ley, una sóla medida de actuación: La especie es intocable.
Es el sentido por el cual unos se reconocen a otros más allá de sus apariencias, de su olor, de su situación o de sus condiciones. El instinto permite que un angel de seda abrace a un angel de acero porque le considera su hermano.
Si el hombre y la mujer fueran animales, su instinto les impediría atacar, agredir, golpear, humillar, destruir, conturbar, explotar, oprimir, asesinar y masacrar a otros hombres. Si la humanidad fuera una manada animal tendría alma.
Pero claro, yo se poco de almas. Se supone que los demonios no la tienen.
Claro, que también se supone que no escriben blogs.
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Mamá, de mayor quiero ser víctima
Este fin de semana nos lo hemos pasado sometidos al imperio del deporte y del víctimismo. Que nos acostumbremos al primero con eso de que Alonso gana, Nadal gana, Unicaja pierde, Pedrosa gana y todos nuestros héroes deportivos se empeñan en acumular triunfos es algo pasajero e inocuo. Lo que realmente es preocupante es que nos impongan la existencia del segundo.
El último baluarte mediático del que fuera aparato de poder incuestionable y con poca costumbre de ser cuestionado durante ocho años, es decir, el Partido Popular, se ha lanzado a una campaña sin precedentes contra la negociación que el gobierno socialista ha anunciado con el brazo político de ETA.
Eso no sería sorprendente, como tampoco lo será cuando los miembros del PP empiezen a recorrer España, su España -porque España es suya, no lo olvidemos- lanzando invectivas a diestro y siniestro contra esa negociación.
Lo que resulta sorprendente es el imperio del victimismo que se pretende imponer y como la Asociación de Víctimas del Terrorismo está realizando la utilización más artera y repulsiva que se puede hacer de haber sufrido un atentado.
Todo ello supone hacerse algunas preguntas que, por políticamente incorrectas, probablemente no se expresen: ¿En que se diferencia un muerto de otro? ¿Quien confiere rango a las muertes? ¿En que consiste ser víctima del terrorismo?
Las respuestas, aunque evidentes, son menos politicamente correctas aún que las preguntas.
No existe difencia alguna entre un muerto y otro, siempre y cuando esa muerte no sea producto del devinir ineludible del paso de la vida o de la enfermedad. Un muerto a manos de ETA no es diferente de alguien que muere a manos de un asaltante en su chalet, de alguien asesinado en su propia casa por un marido o una mujer desequilibrado, de alguien que cae de un andamio o inhala las venenosas emanaciones del grisú por culpa de la negligencia de un empresario, de alguien que yace en el fondo del oceano, convertido en un monumento de algas y sal que solo ensalza la avaricia de aquellos que le sangraron bajo la promesa de traeerle a la tierra prometida donde de los ríos manan leche y miel.
¿Por qué entonces no hay una Asociación de víctimas de accidentes laborales, Una agrupación de víctimas de accidentes de tráfico provocados o una Hermandad de víctimas de la inmigración ilegal?
Quizás esas víctimas tengan que seguir con su vida, tengan que seguir con sus trabajos y tengan que seguir con su existencia porque nadie, pese a apoyarlas, se ha decidido a utilizarlas como bandera para nada. ¿Qué conseguirían esas agrupaciones? ¿Qué se prohibiera el tráfico rodado? ¿Que se aboliera la Ley de Extranjería? ¿Qué se impidiera a los irrresponsables ejercer de empresarios?
Sus objetivos serían tan utópicos que nadie podría utilizarlas para su provecho.
¿Que es lo que pretende entonces la AVT, que la hace tan útil y que la ha hecho radicalizarse hasta este punto?
Sus dirigentes pretenden entidad y presencia política por el mero hecho de que, la casualidad en muchos casos y sus convicciones en otros, les colocaron delante del cañón de la pistola de un terrorista.
Consideran que el Estado tiene una deuda con ellos y el Estado, aletargado por el estupor y el horror que durante años ha supuesto la actividad terrorista de ETA, ha llegado a creérselo.
¿Por que reciben indemnizaciones monetarias a cargo del Estado las víctimas del terrorismo y no las reciben las víctimas de las cada vez más numerosas bandas de crimen organizado o los que sufren accidentes laborales a causa de la negligencia asesina de sus empleadores? ¿Por qué la fiscalia del Estado ejerce la acusación en todos los casos de terrorismo o de la mal llamada violencia de género y no en los juicios por muerte en accidentes de tráfico con conducción temeraría?
La respuesta, una vez más, es simple y tiene una doble vertiente: porque no hay un rédito político en esas muertes y porque nadie que muere o sufre por esas causas ha hecho de su condición de víctima algo profesional.
Sólo para que conste porque parece que nadie lo quiere decir. La mayoría, la inmensa mayoría, de las víctimas del terrorismo están muertas. Forma parte de su condición de víctimas. Si ETA no hubiera matado a nadie en los últimos treinta años ahora no estaríamos en estas.
Y esto viene al caso porque la AVT no está, obviamente, formada por esos cadáveres ni por mediums que están en constante contacto con ellos. Está mayoritariamente formada por personas y familiares que, tras ocho años de manipulación, tras veinte años de constante y continuo recuerdo de sus muertos, sólo están pidiendo una cosa. Los que comandan esa asociación, ya sea en la luz o en la sombra, han olvidado el grito poético de "pido la paz y la palabra" y se han refugiado en el sentimiento fuenteovejunesco del "venganza, vive Dios, venganza".
Y claman por una ley del talión encubierta en la que la sangre sólo se puede cubrir con sangre; por una apuesta que, en el caso de ser deportiva, el otro imperio que nos ha sacudido este fin de semana, se resumiría en la frase de menottista por excelencia "Adelante, cubran todos los espacios, ¡Solo la victoria interesa!"
Y eso es lo que intentan hacer. Sabiamente dirigidos por aquellos que usan politicamente su perpetuo dolor -algo a lo que no tienen derecho, según parece, los familiares de otro tipo de asesinados- , intentan lograr la victoria y cubrir todos los espacios que puedan llevar a una salida diferente a un conflicto que desangra el suelo vasco desde hace varias generaciones.
Y como muestra un botón.
Este fin de semna se han lanzado a la calle -con la imponente covertura mediática de Telemadrid y otros medios afines- llamando a todos a la "desobediencia civil". Cómo diría Heilein :"Cuando me volví hacia atrás me di cuenta de que mis huestes estaban haciendo aquello que se supone que habían venido a combatir".
¿Como se puede pedir que la Kale Borroka sea considerada terrorismo y a la vez llamar a la "desobediencia civil"? ¿Es que lo que no vale para los independentistas, vale para los defensores de las víctimas?
Lo cual nos introduce en otro concepto más que preocupante, casi esotérico. ¿Cómo se defiende a las víctimas? ¿De qué se las defiende?
La mayor parte de las víctimas de ETA han sido reconocidas desde el principio al menos como inocentes que no deberían haber muerto y en la mayoría de los casos -algunas engrandecidas comprensiblemente- como personas que han muerto a causa de sus ideas o, mejor dicho, a causa de no compartir las respetables ideas de otros, que se comportaban como locos furiosos para imponerlas.
Entonces, la memoria de las víctimas ya está a salvo. Ya está defendida. Nunca se consideró que una vícitma de ETA se mereciera morir -salvo en el caso del Comandante Carrero Blanco, al que, por cierto, este fin de semana Telemadrid presentó casi como un estadista, en lugar de como un militar destinado a perpertuar una dictadura militar ilegal, que era lo que realmente era-. Ninguna víctima de ETA ha sido considerada un criminal ni nada por el estilo. Luego su memoria no tiene porque ser rehabilitada.
¿Se las defienede entonces del olvido? Puede ser, pero el recuerdo, es eso, un recuerdo. No se puede sacrificar el futuro en aras de recordar el pasado. No se puede poner en peligo la existencia de un niño para poder decirle señalando al televisor: "mira hijo, esos mataron a tu abuelo o a tu abuela. Son malos, hay que acabar con ellos" y perpetuar un ciclo de odio y venganza que no tiene fin. Ya hemos vivido una guerra civil y cincuenta años de odio. Deberíamos aprender de ello.
Los japoneses mataron en dos meses a cien mil personas en Nanking y los chinos, aunque los recuerdan, no dejaron por ello de firmar la paz con los nipones; los estadounidenses mataron a seis mil civiles en Mai Lai, Dannan y otras "acciones terroristas militares" y no por ello Vietnam dejó de sentarse a hablar con ellos al final de la guerra de Vietnam.
Si los ejemplos no les parecen adecuados miren a Palestina, a Irlanda, a Corcega, o a Filipinas y verán como Unionistas, independentistas irlandeses, tamiles, corsos o palestinos e incluo, en ocasiones, israelíes, intentan construir su futuro sin paralizarlo por el recuerdo de sus incontables víctimas. El futuro es lo importante. La venganza del españolismo debería esperar. Quizás para siempre.
Algunos dirán que la AVT no es españolismo y que es sólo gente que quiere ver como ETA es derrotada y los responsables de la muerte de sus familiares son encarcelados.
De ser así, tendrían una motivación justa, pero yo me permito dudarlo
He visto como solicitan justicia -en contra de toda esperanza- las madres de la Plaza de Mayo, los familiares de desparecidos en Chile, las víctimas de la represión china en Tibet o de la represión turca en el Kurdistan.
Lo hacen con las fotografías de sus hijos, de sus esposas, de sus padres, de sus hermanos. Con las imágenes de sus desaperecidos y de sus muertos. En la manifestación de este fin de semana de la AVT yo sólo vi tremolar y enarbolar una cosa: banderas de España, un inmenso mar de banderas de España que sólo me mandaban un mensaje: "Caídos por Dios y por España ¡Presentes!".
Si eso es lo que quieren no lo van a tener. No son más españoles por haber sufrido en sus carnes la muerte a manos de un grupo terrorista. La memoria de las víctimas está a salvo, el recuerdo de las víctimas está a salvo. Los que hayan matado irán a la carcel y los que les hayan apoyado ideológicamente harán política, que es lo que se debe hacer para defender cualquier idea, incluso el independentismo.
Si todo este proceso lleva a que Euskadi se convierta en un estado federado, un estado libre asociado o, simplemente le hace independiente, sus muertos no habrán muerto en vano. Porque la mayoría de esos muertos no defendían la españolidad a ultranza, sino la democracia y la convivencia.
Y si Euskadi, al final, decide ser otra cosa de lo que es ahora, lo habrá decidido democráticamente. Ustedes se habrán quedado sin profesión de víctimas pero España y Euskadi, dentro o fuera de ella, vivirán en paz.
Gerardo Boneque

miércoles, junio 07, 2006

En un día corriente

Se que normalmente un blog debería ser un espacio en el que se leyeran cosas como "ayer me ocurió..." o "Hoy he sabido que ..." que fueran indefectiblemente seguidas de una reflexión intelectual sobre las mismas o de una opinión o de una foto o de lo que fuera.
Pero me temo que La Mano Izquierda de Dios no será así, porque si siguiera esos parámetros, por ejemplo, hoy no podría escribir nada.
Por que hoy es un día en el que no ha ocurrido nada. Hoy han nacido 32.000 niños, la mayoría de ellos en Africa, Suramarica y Asía y hoy han muerto 28.000 niños, la mayoría en los mismos continentes. Se han disparado alrededor de 500.000 balas alrededor del mundo, se han comprado 2.300 armas de fuego en Estados Unidos, se ha violado a 4.000 mujeres, se ha atropellado a 6.800 personas, se ha ejecutado a 22 encarcelados.
Hoy se han vertido unos cuantos cientos de miles de litros de anhidrido carbónico y vapores sulfurosos a la atmósfera de la tierra. se han consumido mil cuatrocientas toneladas de cocaína , seiscientas cincuenta de heroína y se hna suicidado alrededor de 32.000 personas.
Se han vendido medio millón de coches, treinta mil televisores, ciento once mil libros y mas de quince mil personas en el mundo. Hoy se han consumido 56.000 barriles de petroleo, se han fabricado 350 aviones de combate y se han realizado 390 millones de conexiones teléfonicas.
En España también ha sido un día normal. Han perdido su puesto de trabajo unas 1.100 personas y han encontrado empleo unas 1.150. Hoy el noventa por ciento de los menores de 31 años viven con sus padres y el ochenta por ciento de las parejas no superan el segundo año de relación. Hoy 13 niños han sido separados de sus padres y madres para evitar que les maltraten, han llegado 300 inmigrantes macilentos y exhanimes a nuestras costas y el cuarenta por ciento de los licenciados universitarios cobran menos de 1.000 euros al mes.
Si esto fuera un blog convencional hoy no habría nada de que hablar o sólo podría hablarse del Mundial o de la última mamarrachada de George Bush.
Pero como La Mano Izquierda de Dios es mi blog y no es convencional, hoy, que no ha ocurrido nada que merezca la pena ser resaltado, hablaremos de lo que nunca hablamos. De nosotros mismos
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"Nothing is strong like fear"
Tengo un amigo que era capaz de decir esta frase con la exacta entonación de Dark Maul y que ahora se sienta a mi lado en mi trabajo. La frase en si misma ya es poderosa, pero si la aplicamos a la vida real, a la vida de todos aquellos que pasamos nuestros días y nuestras noches en la corriente de lo cotidiano, se convierte en demoledora.
No somos una generación de valientes. Eso es algo incuestinable, pero tambien es algo que no se puede reprochar a nadie. Hemos crecido en el miedo, madurado en el miedo y envejecido en el miedo y por ello no conocemos otra cosa que no sea el miedo.
Normalmente, cualquiera que leyera o escuchara esta aseveración la negaría categóricamente. La nuestra es, por fortuna, una sociedad en la que no hay casi motivos para tener miedo en el sentido épico de la palabra, ese pánico aterrador y atenazador que ahoga los recursos y paraliza las acciones. Y cuando digo la nuestra no me refiero a la sociedad española, ni siquiera a la europea. Me refiero a la sociedad occidental en su conjunto, en la que el miedo es algo controlado y generalmente exportado.
No hay razones para sentir pánico, para medrar en nuestros propios temores, pero seguimos haciéndolo. Los políticos apelan al miedo y nosostros les creemos. Ya sea el miedo a ir a la guerra o el miedo a sufrir un ataque terrorista. Todos recurren al miedo y nosotros caemos.
¿Entramos al trapo por qué son grandes demagogos? ¿Por qué su capacidad de manipulación es inmensa?
La respuesta es algo mucho más sencillo que sobrevalorar a nuestros mediocres políticos. Entramos al trapo porque vivimos y morimos instalados en el miedo.
Tenemos miedo a estar solos y miedo a que la compañía nos impida estar con nosotros mismos. Tenemos miedo al trabajo y al paro, miedo a la vida y miedo a la muerte. Crecemos en una dinámica en la que comemos por miedo al coco y dormimos por miedo al hobmre del saco.
Y esos miedos infantiles se trasplantan a nuestra vida adulta con tanta naturalidad que apenas somos conscientes de ello. Soportamos situaciones injustas por miedo a perder lo que tenemos, aunque lo que tengamos sea injusto. Debemos protestar y no lo hacemos; debemos cuestionar y no lo hacemos simplemente porque nos refugiamos en el hecho de que nuestra cobardía no es diferente de la de nuestro compañero, de la de nuestro colega, de quien comparte puesto laboral e injusticia laboral con nosotros y que tampoco protesta.
Nos hemos hecho fuertes en el miedo a morir y recurrimos a dietas, operaciones, gimnasios y milagros para retrasar ese momento, pero también nos hemos encerrado en el miedo a la vida y nos aislamos, nos parapetamos tras nuestros muros de cristal, tras nuestras murallas de papel, para evitar la que vida nos toque, que nos recuerde que existen cosas como el fracaso, el sufrimiento o el dolor.
Ese pánico, que necesitó hace siglos de una institución poderosa como La Iglesia para arraigarse en la mente y el cuerpo de los hombres y mujeres duros de un tiempo dudo, campa hoy a sus anchas por las calles de cualquier ciudad occidental, cabalgando en la grupa de nuestros propios pensamientos.
Pasamos media vida escapando del compromiso, de los sentimientos, de las emociones afectivas por miedo a que nos anulen como personas y pasamos la otra vida escapando de nosotros mismos por miedo a perder esas mismas relaciones. Claudicando ante todos y ante todo, incluso ante nosostros mismos. Nos volvemos a nuestro interior por miedo a lo que podamos encontrar fuera, pero, cuando vemos lo que hay dentro, lo escondemos por terror a que alguien pueda descubrirlo y eso le otorgue poder sobre nosotros.
Pero nadie es capaz de vivir con eso o, para ser más exacto, nadie es capaz de reconocer eso y seguir viviendo consigo mismo, así que inventamos otro miedo para huir de los proipios: el miedo a los demás.
Convertimos a los otros en el coco y el hombre del saco de nuestras vidas. Siempre hay alguien que no somos nosotros que nos pone en peligro físico, intelectual, afectivo, psicológico y emocional.
Siempre son los otros las sombras que se dibujan en la noche para robarnos la tranquilidad, para desequilibrar nuestros mundos. Los jefes son aterradores porque son inhumanos; las parejas son temibles porque son posesivas, los gobernantes son terroríficos porque son poderosos e ilógicos y así hasta completar una lista interminable que hace que todos nuestros miedos, nuestras cobardías, tengan una justificación externa.
La realidad es bien distinta: los jefes son inhumanos porque saben que les tenemos miedo; las parejas son posesivas porque saben que les tenemos miedo; los gobernantes actúan de forma ilógica porque saben que nos tienen asustados con su poder.
Toda esa parálisis temerosa emana exclusivamente de un terror casi atávico que se ha asentado en nuestras sociedades: Nos aterroriza el cambio.
No queremos cambiar, no estamos dispuesto a hacerlo. Nuestra capacidad de mutación está completamente cercenada por la autocomplacencia personal y por ello somos incapaces de lanzarnos al cambio auqnue sepamos que debemos hacerlo.
En el terreno social eso nos incapacita como revolucionarios, nos paraliza como rebeldes y nos desarma como contestatarios. La reivindicación es algo que se hace en grupo no porque eso nos haga más fuertes, sino porque eso nos posibilita escondernos. Si los otros no la hacen, nosotros tampoco ¿Para qué?
En el terreno personal ese pavor al cambio nos hace movernos siempre en las arenas movedizas de la incomprensión y la inacción. Conocemos nuestros defectos y los asumimos, pero no los cambiamos. Y no es algo que dejemos de hacer por orgullo, por vanidad o por indolencia -aunque habrá casos para todo- sino por miedo a perder esa congelada visión de nosotros mismos que hemos encontrado en un momento de nuestras vidas.
Alguien me dijo una vez que "si no venimos al mundo a ser felices ¿a qué venimos? "
La respuesta es sencilla, aunque en ese momento no la di: a la vida venimos a vivir.
Y la vida no es sufrimiento ni felicidad, la vida no es espera ni desesperación; la vida no es conocimiento ni ignorancia; la vida no es espera de un destino ni cumplimiento de una misión; la vida no es avanzar o retroceder. La vida es todo eso y no es nada de ello:
La vida es el mayor de nuestros miedos llevado a su máxima expresión: La vida es cambio.
Los políticos juegan a asustarnos, los delicuentes intentan amenazarnos y los grupos de presión intentan intimidarnos, pero nosostros solos nos las hemos arreglado para convertinos en nuestros propios cocos y espantajos. Somos los hombres del saco de nuestras propias vidas.
Nada es mas fuerte que el terror. Que el terror al cambio.
Gerardo Boneque

martes, junio 06, 2006

El comienzo es el final


El saludo del demonio reflexivo
Los que me conozcaís sabéis ya todo lo que tenéis que saber sobre mi. Los que no lo conozacáis es posible que nunca lo sepáis, pero, es de suponer, que podréis vivir con esa carencia.
Hoy por hoy, mal que me pese, mi vida es mi pensamiento y por eso este Blog en poco o nada os ayudará a conocer mi vida, pero si pretendo mostraros otras cosas, otros ritos cotidianos como es para mi la tarea de la reflexión y el pensamiento.
Así que dada la premisa no nos queda otra cosa que comenzar por el final y el final de todo acto es, por definición, la conclusión.
Y la conclusión de este blog es tan sencilla como abrumadora, al menos para mi.
"Toda generación necesita una revolución, pero para eso tienen que rodar algunas cabezas y a nosotros nos marea la sangre"
Los hombres y mujeres de hoy somos en resumen un colectivo de pedigüeños, de suplicantes que deambulamos por los lares de la sociedad occidental en busca de que alguien nos de lo que creemos merecer, lo que sin duda merecemos. Pero nadie nos llena la escudilla de amor, ni de justicia ni de nada de aquello por lo que deberíamos luchar en lugar de suplicar.
Necesitamos una revolución, tanto interna como externa, pero pegamos la espalda a la pared y queremos que sean otros los que corten las cabezas por nosotros -aunque sea en sentido figurado- para nosotros poder seguir durmiendo tranquilos. La sociedad actual duerme el sueño proverbial de aquelllos que no quieren mirar más allá de sus propios sueños y sus propias necesidades. Hemos convertido el sueño de los justos en la pesadilla de los injustos.
Por eso, esta Mano Izquierda de dios pretende hablar de aquello que nos negamos a recibir, aquello que nos negamos a escuchar, aquello que reclamamos como suplicantes cuando deberíamos exigirlo como revolucionarios. Pretende ser el susurro de aquellos que aunque no hacemos pensamos, que aunque no luchamos creemos.
Así que, al igual que hiciera el primer rebelde de la historia mitólogia del hombre, comencemos hablando de política.
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"Y el Señor de las Bestias gritó : ¡Dadme un enemigo!"
Hoy les ha tocado el turno a todos aquellos que respiran un poco más tranquilos porque el opresivo sentido de la violencia se ha levantado de sobre sus gargantas. Les ha tocado el turno de contemplar perplejos como aquellos que dicen querer una España en paz se muestran airados e iracundos, apenas vilusbrados entre un sinfín de pendones y banderas carentes de razón y significado, porque el actual gobierno está dispuesto a iniciar el camino tabú de la negociación para acabar con el sentimiento de violencia opresiva que se respira en el cargado aire de este país.
¿Es un problema acabar con la violencia? ¿Es un problema que se deje de matar y de morir?. En teoría habría que contestar que no, pero parece que lo es.
Y lo es, para todos aquellos que encuentran mil excusas para no apoyarlo por el mero hecho de que lo que está desapareciendo no es la violencia en si - que ya es bastante- sino el continuo recurso político a ella que ha servido a esos iracundos "defensores de la paz" para desacreditar a todo el que se movía, hablaba u opinaba en la españa que el PP diseño para su futuro y gloria.
Hagamos un repaso de la reciente historia.
El PP desacreditó al PNV con motivo del Plan Ibarretxe con argumentos tan vacíos como que "aquel que defiende lo mismo que ETA es un terrorista". Uso el mismo argumento con IU cuando se habló de un Estado Federal; despellejó a Esquerra Republicana de Catalunya por "dar alas al terrorismo" cuando se declaró independentista; Se movió de la foto con Convergencia y Unio cuando estos se reunieron con un Euskal Herritarrok -creo que se escribe así- cuando el partido era todavía legal. Incluso crucificó a algunos de sus socios autonómicos conservadores cuando mostraron sus reservas a la Ley de Partidos -El más claro ejemplo de fascismo encubierto en nuestro país desde la promulgación en 1951 de la Ley de Vagos y Maleantes por el egregio general de la calva y los bigotes-.
El final de la violencia supone para el PP el final del recurso de la descalificación fácil, del discurso sectario, del identificar democracia con españolismo. Supone el final de una década en la que o se era demócrata a la manera del PP o simplemente no se era demócrata.
Los dirigentes del PP con Mariano Rajoy dando la cara -que no a la cabeza- se lanzan de nuevo a la palestra política, a los absurdos mentideros demagógicos del arte de convencer, con el mismo único bagaje que han acarreado todo este tiempo: El terror. Pero no el terror que genera la violencia de un grupo de pistoleros, sino el terro que genera la violencia verbal y política de un grupo de sicarios del miedo que tienen en el pánico su único valor electoral.
A alguien que llegara de fuera le podría parecer que el PP en realidad no quiere que ETA abandone los asesinatos y las bombas .Alguién que llegara de fuera podría no estar demasiado lejos de la realidad.
Cuando todo el mundo -dentro y fuera de España- muestra un moderado optimismo por el anuncio de tregua permanente de ETA. Alex Vidal Cuadras, eurodiputado del PP, se niega a congratularse del posible final de la sangría que no sólo en vidas, sino en tiempo, desarrollo y energía ha supuesto la actividad de la banda armada sobre todo para Euskadi.
Cuando se verifica el alto el fuego, según fuentes de inteligencia y de la policía. El PP lo traga con el rostro retorcido y enjuto del que ingiere una purga, pero Rajoy, el ínclito Rajoy, exige la entrega de las armas. Y cuando esta también se verifica parcialmente pide lo imposible: que todos aquellos que hayan colaborado con ETA se entreguen a la Policía.
Sin duda, los líderes del PP, que siempre han planteado el problema de ETA como una guerra entre los nacionalistas vascos y el resto de España, serían felices si contemplaran la imagen de un pequeño guantánamo en Erandio o Galdakao con hileras de prisioneros "independentistas" rendidos por las gloriosas fuerzas nacionales. La imagen es tan esperpéntica que sólo se las podía ocurrir a ellos.
Pero la realidad es que necesitan un enemigo; necesitan alguién o algo que divida España para poder ejercer de nuevo de Espada de Azazel y separar a los justos de los injustos en el juicio final.
Tal es su grado de necesidad -que se demostró con el tosco esperpento del día después del 11-M- que llegan a límites tan sólo superados por el famoso "eje del mal" de George Bush.
Y la última parodia de política protagonizada por Rajoy y sus perros de presa es la frase de que "España -por ellos mismos, se entiende- no debe pagar un precio político por la paz".
Durante años, los líderes del PP -sobre todo el nunca suficientemente ponderado Aznar- han concebido y se han llenado la boca de decir que la lucha contra ETA era una "guerra contra el Terrorismo". Así justificaron nuestra particicpación en el épico homenaje que George W, Bush le hizo a su padre en Irak; así explicaron la disposición incuestionable a participar en los bombardeos sobre Afganistán. Y ahora, cuando los vientos rotan y su teoría de la guerra a muerte se vuelve contra ellos, piden que no acabe como acaba toda guerra: con un acuerdo político.
Y es que ahí es donde se encuentra el meollo del asunto, la falacia escondida que el PP ha sido capaz de camuflar durante tanto tiempo bajo la cobertura de un terrorismo que le hacía de simbionte. El PP no aborrece a los terroristas. El PP aborrece a los independentistas.
Y por fin, sin poder esconderse tras los disparos de los pistoleros, tras las bombas de los activistas o tras las pedradas de la Kale Borroka, lo dice claramente y sin dismulos -por primera vez en una década- No se puede negociar con ETA porque ETA reclama la independencia de Euskadi y la asimilación de Navarra.
Acebes ha "ladrado" más alto de la cuenta y ha perdido el hueso. Se suponía que no se podía negociar con ETA porque estaba matando -aunque si nos paramos a pensarlo lleva varios años sin hacerlo- y resulta que en realidad lo que importa es lo que defienden.
Y por eso es por lo que la mayoría de los españoles y vascos no pasan. A mi me importa un carajo que Batasuna reclame la independencia de Euskadi o la anexión de Timor Occidental; me importa un carajo que consideren que Monaco es la sexta provincia histórica de las vascongadas o que Navarra es un reino independiente feudatario de Francia.
Y me da igual lo que piensen porque tienen derecho a pensar y a defender lo que quieran mientras lo hagan con un megáfono, una pancarta o un libro en la mano y no con un arma de fuego apuntándome a la sien.
Pero, claro, al PP no le da igual. No le da igual porque pierde el factor miedo, el único factor que ha utilizado en los últimos años para conseguir beneficios electorales. El PP quiere que renuncien a sus ideas, quiere que digan que España es una, grande y libre.
Záplana -otro incuestinable baluarte de terno perfecto y corbata amarilla del PP- justifica esta posción diciendo que no se puede consentir que un grupo defienda el derecho a desintegrar un territorio que tiene una entidad nacional dentro de la Unión Europea. Pero, mientras, el PP sigue defiendo a capa y espada la devolución de Gibraltar ¿Es que el Reino Unido no es de la Unión Europea? ¿es que su integridad territorial es más cuestionable que la de España?
El PP lo único que no admite es la disensión en su idea de la España unitaria hacia un futuro de luz y grandeza. Eso es lo único que no admite y le da igual que se defienda a tiros que que se defienda en un estrado.
Y le da igual porque muchos de sus líderes y de sus altos militantes estarían dispuestos a utilizar las mismas herramientas que ha utilizado ETA para imponer su criterio de lo que debe ser una nación.
España`puede quedarse sin violencia -verbal y terrorista- y eso la deja respirar hondo. El PP puede quedarse sin enemigo y eso le hace contener la respiración.
Gerardo Boneque

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