El saludo del demonio reflexivo
Los que me conozcaís sabéis ya todo lo que tenéis que saber sobre mi. Los que no lo conozacáis es posible que nunca lo sepáis, pero, es de suponer, que podréis vivir con esa carencia.
Hoy por hoy, mal que me pese, mi vida es mi pensamiento y por eso este Blog en poco o nada os ayudará a conocer mi vida, pero si pretendo mostraros otras cosas, otros ritos cotidianos como es para mi la tarea de la reflexión y el pensamiento.
Así que dada la premisa no nos queda otra cosa que comenzar por el final y el final de todo acto es, por definición, la conclusión.
Y la conclusión de este blog es tan sencilla como abrumadora, al menos para mi.
"Toda generación necesita una revolución, pero para eso tienen que rodar algunas cabezas y a nosotros nos marea la sangre"
Los hombres y mujeres de hoy somos en resumen un colectivo de pedigüeños, de suplicantes que deambulamos por los lares de la sociedad occidental en busca de que alguien nos de lo que creemos merecer, lo que sin duda merecemos. Pero nadie nos llena la escudilla de amor, ni de justicia ni de nada de aquello por lo que deberíamos luchar en lugar de suplicar.
Necesitamos una revolución, tanto interna como externa, pero pegamos la espalda a la pared y queremos que sean otros los que corten las cabezas por nosotros -aunque sea en sentido figurado- para nosotros poder seguir durmiendo tranquilos. La sociedad actual duerme el sueño proverbial de aquelllos que no quieren mirar más allá de sus propios sueños y sus propias necesidades. Hemos convertido el sueño de los justos en la pesadilla de los injustos.
Por eso, esta Mano Izquierda de dios pretende hablar de aquello que nos negamos a recibir, aquello que nos negamos a escuchar, aquello que reclamamos como suplicantes cuando deberíamos exigirlo como revolucionarios. Pretende ser el susurro de aquellos que aunque no hacemos pensamos, que aunque no luchamos creemos.
Así que, al igual que hiciera el primer rebelde de la historia mitólogia del hombre, comencemos hablando de política.
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"Y el Señor de las Bestias gritó : ¡Dadme un enemigo!"
Hoy les ha tocado el turno a todos aquellos que respiran un poco más tranquilos porque el opresivo sentido de la violencia se ha levantado de sobre sus gargantas. Les ha tocado el turno de contemplar perplejos como aquellos que dicen querer una España en paz se muestran airados e iracundos, apenas vilusbrados entre un sinfín de pendones y banderas carentes de razón y significado, porque el actual gobierno está dispuesto a iniciar el camino tabú de la negociación para acabar con el sentimiento de violencia opresiva que se respira en el cargado aire de este país.
¿Es un problema acabar con la violencia? ¿Es un problema que se deje de matar y de morir?. En teoría habría que contestar que no, pero parece que lo es.
Y lo es, para todos aquellos que encuentran mil excusas para no apoyarlo por el mero hecho de que lo que está desapareciendo no es la violencia en si - que ya es bastante- sino el continuo recurso político a ella que ha servido a esos iracundos "defensores de la paz" para desacreditar a todo el que se movía, hablaba u opinaba en la españa que el PP diseño para su futuro y gloria.
Hagamos un repaso de la reciente historia.
El PP desacreditó al PNV con motivo del Plan Ibarretxe con argumentos tan vacíos como que "aquel que defiende lo mismo que ETA es un terrorista". Uso el mismo argumento con IU cuando se habló de un Estado Federal; despellejó a Esquerra Republicana de Catalunya por "dar alas al terrorismo" cuando se declaró independentista; Se movió de la foto con Convergencia y Unio cuando estos se reunieron con un Euskal Herritarrok -creo que se escribe así- cuando el partido era todavía legal. Incluso crucificó a algunos de sus socios autonómicos conservadores cuando mostraron sus reservas a la Ley de Partidos -El más claro ejemplo de fascismo encubierto en nuestro país desde la promulgación en 1951 de la Ley de Vagos y Maleantes por el egregio general de la calva y los bigotes-.
El final de la violencia supone para el PP el final del recurso de la descalificación fácil, del discurso sectario, del identificar democracia con españolismo. Supone el final de una década en la que o se era demócrata a la manera del PP o simplemente no se era demócrata.
Los dirigentes del PP con Mariano Rajoy dando la cara -que no a la cabeza- se lanzan de nuevo a la palestra política, a los absurdos mentideros demagógicos del arte de convencer, con el mismo único bagaje que han acarreado todo este tiempo: El terror. Pero no el terror que genera la violencia de un grupo de pistoleros, sino el terro que genera la violencia verbal y política de un grupo de sicarios del miedo que tienen en el pánico su único valor electoral.
A alguien que llegara de fuera le podría parecer que el PP en realidad no quiere que ETA abandone los asesinatos y las bombas .Alguién que llegara de fuera podría no estar demasiado lejos de la realidad.
Cuando todo el mundo -dentro y fuera de España- muestra un moderado optimismo por el anuncio de tregua permanente de ETA. Alex Vidal Cuadras, eurodiputado del PP, se niega a congratularse del posible final de la sangría que no sólo en vidas, sino en tiempo, desarrollo y energía ha supuesto la actividad de la banda armada sobre todo para Euskadi.
Cuando se verifica el alto el fuego, según fuentes de inteligencia y de la policía. El PP lo traga con el rostro retorcido y enjuto del que ingiere una purga, pero Rajoy, el ínclito Rajoy, exige la entrega de las armas. Y cuando esta también se verifica parcialmente pide lo imposible: que todos aquellos que hayan colaborado con ETA se entreguen a la Policía.
Sin duda, los líderes del PP, que siempre han planteado el problema de ETA como una guerra entre los nacionalistas vascos y el resto de España, serían felices si contemplaran la imagen de un pequeño guantánamo en Erandio o Galdakao con hileras de prisioneros "independentistas" rendidos por las gloriosas fuerzas nacionales. La imagen es tan esperpéntica que sólo se las podía ocurrir a ellos.
Pero la realidad es que necesitan un enemigo; necesitan alguién o algo que divida España para poder ejercer de nuevo de Espada de Azazel y separar a los justos de los injustos en el juicio final.
Tal es su grado de necesidad -que se demostró con el tosco esperpento del día después del 11-M- que llegan a límites tan sólo superados por el famoso "eje del mal" de George Bush.
Y la última parodia de política protagonizada por Rajoy y sus perros de presa es la frase de que "España -por ellos mismos, se entiende- no debe pagar un precio político por la paz".
Durante años, los líderes del PP -sobre todo el nunca suficientemente ponderado Aznar- han concebido y se han llenado la boca de decir que la lucha contra ETA era una "guerra contra el Terrorismo". Así justificaron nuestra particicpación en el épico homenaje que George W, Bush le hizo a su padre en Irak; así explicaron la disposición incuestionable a participar en los bombardeos sobre Afganistán. Y ahora, cuando los vientos rotan y su teoría de la guerra a muerte se vuelve contra ellos, piden que no acabe como acaba toda guerra: con un acuerdo político.
Y es que ahí es donde se encuentra el meollo del asunto, la falacia escondida que el PP ha sido capaz de camuflar durante tanto tiempo bajo la cobertura de un terrorismo que le hacía de simbionte. El PP no aborrece a los terroristas. El PP aborrece a los independentistas.
Y por fin, sin poder esconderse tras los disparos de los pistoleros, tras las bombas de los activistas o tras las pedradas de la Kale Borroka, lo dice claramente y sin dismulos -por primera vez en una década- No se puede negociar con ETA porque ETA reclama la independencia de Euskadi y la asimilación de Navarra.
Acebes ha "ladrado" más alto de la cuenta y ha perdido el hueso. Se suponía que no se podía negociar con ETA porque estaba matando -aunque si nos paramos a pensarlo lleva varios años sin hacerlo- y resulta que en realidad lo que importa es lo que defienden.
Y por eso es por lo que la mayoría de los españoles y vascos no pasan. A mi me importa un carajo que Batasuna reclame la independencia de Euskadi o la anexión de Timor Occidental; me importa un carajo que consideren que Monaco es la sexta provincia histórica de las vascongadas o que Navarra es un reino independiente feudatario de Francia.
Y me da igual lo que piensen porque tienen derecho a pensar y a defender lo que quieran mientras lo hagan con un megáfono, una pancarta o un libro en la mano y no con un arma de fuego apuntándome a la sien.
Pero, claro, al PP no le da igual. No le da igual porque pierde el factor miedo, el único factor que ha utilizado en los últimos años para conseguir beneficios electorales. El PP quiere que renuncien a sus ideas, quiere que digan que España es una, grande y libre.
Záplana -otro incuestinable baluarte de terno perfecto y corbata amarilla del PP- justifica esta posción diciendo que no se puede consentir que un grupo defienda el derecho a desintegrar un territorio que tiene una entidad nacional dentro de la Unión Europea. Pero, mientras, el PP sigue defiendo a capa y espada la devolución de Gibraltar ¿Es que el Reino Unido no es de la Unión Europea? ¿es que su integridad territorial es más cuestionable que la de España?
El PP lo único que no admite es la disensión en su idea de la España unitaria hacia un futuro de luz y grandeza. Eso es lo único que no admite y le da igual que se defienda a tiros que que se defienda en un estrado.
Y le da igual porque muchos de sus líderes y de sus altos militantes estarían dispuestos a utilizar las mismas herramientas que ha utilizado ETA para imponer su criterio de lo que debe ser una nación.
España`puede quedarse sin violencia -verbal y terrorista- y eso la deja respirar hondo. El PP puede quedarse sin enemigo y eso le hace contener la respiración.
Gerardo Boneque
1 comentario:
Desde luego al final del partido unos parecen esperar que el árbitro toque del silbato y se acabe la contienda. Otros parecen desear que el partido se alargue, cueste las vidas que cueste, hasta que su equipo haya metido al menos un gol.
Un momento importante para mostrar su orden de prioridades.
Claro que yo soy de los que piensa que hay políticos malos y peores.
Bienvenido a la blogosfera!
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