Por fortuna para vosotros, muchos nunca conoceréis a la profesora Tomás y Garrido, nunca escucharéis sus palabras, nunca soportaréis sus falacias disfrazadas de argumentos, sus odios aderezados de gags humorísticos, sus perversiones ideológicas revestidas de Cátedra de Bioética y discurso magistral.
Por fortuna para vosotros, ella tiene razón.
Los homosexuales habéis demostrado a lo largo del tiempo que habéis estado enfermos. Enfermos con el virus de una libertad que os ha sido negada, enfermos de una inflamación tan descomunal de la glándula de la lucha y la dignidad que os ha hecho levantaros cada vez que os han golpeado, cada vez que las profesoras Tomás y Garrido que han salpicado la historia con uno u otro sexo os ha intentado borrar, ocultar, ningunear.
Los homosexuales estaís tan enfermos de esa bacteria que tiende a anularnos los miedos y a hincharnos la razón y el orgullo, que hacéis festivales de cine, manifestaciones y fiestas mientras los otros -no los hetrerosexuales, sino los que tienen miedo de los que no lo son-, se encierran en sus sanas sacristías disfrazadas de aulas y en sus desinfectadas casas pertrechadas de miedo.
Estaís y habéis estado enfermos de esa lepra que os tiró las caretas, que os rompió los armarios, que os mudó esas pieles de lobo que nunca fueron vuestras, que os desnudó las carnes a vuestras propias pieles.
Sufrís esa patología, peligrosa para unos y gloriosa para otros, que os permite lograr que os disparen por fuera sin que os maten por dentro. Sufrís una clara enfermedad constante que lleva a vuestros cuerpos allá donde los dirigen sus instintos y conduce a vuestros cerebros al lugar donde previamente ya habían llegado vuestros cuerpos.
Sufrís la afección ocular que os permite miraros al espejo de vuestras propias vidas y sentiros orgullosos de amar a quien amaís y amaros a vosotros, aunque todas las Tomás y Garrido del mundo no lo entiendan.
Estaís tan exquisitamente enfermos que sólo os queda un síntoma.
Quedaos ahora sordos y no escuchéis lo que dice otra que se ha hecho santa, que se ha hecho defensora de la causa perdida de lo que es indefendible.
Para gente como la profesora Tomás y Garrido, insigne bioética, la dignidad, la pasión, la realidad, la lucha, la afirmación y el amor son sólo enfermedades. Por eso está en lo cierto
Cerrad vuestros oídos y seguid siendo vuestros. No están equivocados, siempre habéis sido enfermos.
1 comentario:
en cierto modo, la "señora" es un muy mal ejemplo de lo que deberia ser una persona en su sano juicio y como bien dices, deja muy bien situada a la "enfermedad"...
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