miércoles, mayo 11, 2011

La antidemocracia de la pancarta manuscrita

Si sabía yo que esto del sainete electoral de Bildu no iba a acabar. Por más que ignorara el hecho de que los medios de comunicación que tremolan banderas de España en sus portadas y constituciones en sus editoriales trataran de repente a los magistrados del tribunal Constitucional como una banda de delincuentes -Los seis del TC, los llaman-, esto no iba a acabar.
Por más que mis idas y venidas personales y profesionales me forzaran a obviar en estas endemoniadas líneas el ataque de fascismo que le ha entrado de nuevo al PP y a sus medios afines, defendiendo el maquiavelismo y la manipulación de la División de Poderes para obtener sus fines y sus réditos, esto no iba a parar. 
Por más que hiciera oídos sordos a los magnates del totalitarismo que, desde su condición de ex presidentes, han pasado de pedir bombardeos en Líbano a exigir al Gobierno que incumpla La Constitución y a acusarle de no ser lo suficientemente dictatorial como para lograr que los tribunales hicieran lo que los aznares, rajoys -¿o será rajoyes?- y mayores oreja quieren, desean e intentan imponer, esto no iba a terminar.
Un sainete se agota en un acto, es algo simpático, insustancial, pintoresco, surrealista y carpetobetónico, pero muere en su propio ridículo. Pero cuando pasa a ser un melodrama, necesita de incontables capítulos para agotarse porque el argumento se enreda en sí mismo y no sabe morir, no sabe terminar.
Y la postura españolista -ya no insultaré nunca más a  La Constitución llamando constitucionalista a ese bloque- se ha convertido en un melodrama. No un melodrama para Bildu, sino un melodrama para Euskadi y para España.
Ese segundo acto del españolismo a ultranza, de la antidemocracia militante lo han vuelto a protagonizar los medios de bandera bicolor y los fiscales que ya no lo son del Estado y sí lo son del gobierno -del que toque, claro está- para seguir con su guerra particular por los restos de los votos abertzales en Euskadi.
Un individuo condenado a 25 años de cárcel por pertenecer a ETA sale de la cárcel coge una pancarta de manos de sus familiares y pide el voto para Bildu. Y el melodrama se recrudece, se encrespa.
Las plumas del españolismo se lanzan a la palestra tremolando la foto y argumentando que eso desmiente la sentencia del TC, que eso demuestra que Bildu y ETA son lo mismo, que los etarras tienen y tenían Bildu en sus pensamientos.
Y el Fiscal del Estado vuelve a estudiar acciones legales contra Ander Errandonea y contra Bildu -siempre contra Bildu- por tan plausible motivo. 
Y los periódicos que no han aceptado la sentencia del Tribunal Constitucional -como no aceptaron la sentencia del 11M, como no aceptaron las sentencias de Estrasburgo sobre la tortura, como aceptan las sentencias de corrupción si son contra el PP- vuelven a defender la dictadura en lugar de la democracia, vuelven a exigir dinamitar el Estado de Derecho.
Es de suponer que si un tipo yankie, negro y buena persona puede hacerlo a ellos les dejarán jugar al mismo juego.
Y como en todo melodrama, como en toda obra de ficción, mienten y manipulan ignorando la realidad en aras de un guión impactante y aterrador -al fin y al cabo de lo que se trata es de sembrar terror para que la gente vote lo que ellos quieren que vote-. 
Como en todo melodrama la ficción de lo que se quiere contar supera a la realidad de lo que debería ser contado.
Para empezar ignoran que Ander Errandonea no es un etarra. Errandonea ha cumplido su condena por sus crímenes y por su pertenencia a ETA, ergo,y por definición, no es un etarra. Porque nuestra legislación dice que una vez que has cumplido tu condena se restablecen tus derechos civiles suspendidos y desaparece tu condición de delincuente. Puede que moleste pero es así. Y los constitucionalistas y los demócratas defendemos ese principio.
Así que puede que ayer, cuando durmió por última vez en una celda de Herrera de La Mancha, Errandonea fuera un etarra, puede que mañana, si se le detiene en una reunión de etarras, si comete un atentado o si pinta en una pared el logo de ETA, vuelva a ser un etarra, pero hoy Errandonea no es un etarra. En todo caso es un ex etarra.
Pero claro eso el españolismo radical no lo puede saber, no asume el concepto. Aznar lleva siete años siendo ex presidente, no se presenta a elección ninguna y siguen llamándole presidente.
Lo siguiente que ignoran es que esa fotografía en la que tanto se centran, no les da la razón. Se la da a ETA, se la da a Bildu o se la da a los dos.  Pero a ellos no se la da.
Desde luego no es que una banda de asesinos pueda tener razón en muchas cosas; no es que una pandilla de sicarios preocupados por su supervivencia y su poder y no por el futuro de un pueblo puedan estar en la verdad en muchos aspectos. Pero Errandonea y su arranque pancartístico les da la razón.
Porque ETA ha dicho que no quiere las armas y un ex etarra se pone en contra de la banda y pide el voto -algo a lo que tiene derecho, por otra parte, igual que cualquier español en un bar o que cualquier vasco en un batxoki- para aquellos que explícitamente han condenado y se han apartado de la violencia, pide el voto para organizaciones como Eusko Alkartasuna que han condenado los atentados de ETA cada vez que se han producido.
Un ex etarra pide el voto para alguien que está en contra de ETA. Eso solamente puede significar dos cosas: o que Errandonea sigue comulgando con ETA y está está efectivamente en contra de la violencia y por eso no le importa que se vote a Bildu o que Ander ya no comulga con los asesinos y que entonces Bildu, que nada tiene que ver con ETA, es la única alternativa abertzale que le queda.
En cualquier caso, nunca puede demostrar que Bildu es el brazo político de ETA porque si así fuera no habrían repudiado la violencia -y como formaciones independientes lo han hecho siempre. Como coalición no, pero claro, es que no habido atentados que repudiar desde que son coalición- y entonces sí sería normal que un etarra que aún lo fuera pidiera el voto para ellos.
Pero en lugar de explicar eso, es más sencillo apelar a la viscera para desgastar al Tribunal Constitucional -¡hermosa estrategia democrática, por cierto!- y fingir que una fotografia de un ex etarra apoyando a un partido democratico, que está en contra de la acción armada, de la violencia y de los actos terroristas, es algo negativo, algo que tiene que darnos miedo y que demuestra que ese partido es proetarra. 
Es una falacia, ellos lo saben y en el fondo nosotros también lo sabemos. Pero preferimos, por si acaso, hacer caso a nuestro miedo.
Es mucho más simple colocar una imagen de una pancarta en la que se leen las palabras Bildu y eta en la misma frase y dejar que la Teoría del Impacto Subliminal  y la absoluta ignorancia del euskera haga su trabajo sin explicar que en esa lengua eta significa "y". 
Saben que, por muy asesino que se sea, nadie es tan idiota,  tal y como está el patio, para hacer una pancarta en la que se diga que Bildu y ETA son lo mismo. Es una manipulación, ellos lo saben y nosotros tendríamos que saberlo. Pero nos viene mejor, por si las moscas, refugiarnos en nuestra viscera y nuestra incultura.
Y sobre todo saben que el hecho de que un individuo apoye a una organización no implica que esa organización le apoye a él y a la organización a la que otrora perteneció ese individuo. Saben que ese es un silogismo falso, que es una aplicación de la propiedad transitiva que dasafía toda lógica matemática, social, histórica y judicial, pero no les importa. Si se puede atacar los ciemientos de la democracia y del Estado de derecho para lograr votos en Euskadi y en España a traves del miedo, no se van a detener por unas nímias disquisiciones filosóficas o matemáticas.
Así que el Fiscal investiga, los medios populares manipulan y el Partido Popular miente directamente, sin importales que el melodrama que han orquestado esté dejando a Euskadi sin esperanzas de solución y España sin capacidad de conciliación. No importa que se imponga el odio, el miedo y la venganza. Eso da votos. Y eso es lo que cuenta. Es lo único que cuenta.
Me gustaría saber que hubiera ocurrido si Ander Errandonea y  su familia hubieran alzado el puño, cantado el himno al soldado vasco y gritado lemas combativos mientras exhibian una pancarta en la que pudiera leerse "PSOE, independentzia eta sozialismoa" o "PP, dependentzia eta popularitzoa" -es un suponer, claro, no sé como se dice populismo en euskera-.
¿Se hubiera considerado una demostración de que ETA estaba detrás de las propuestas electorales del PP y del PSOE por más que ellos abominaran de ella y se mostraran en contra de la violencia?, ¿hubiera iniciado la Fiscalía del Estado investigaciones y diligencias contra Errandonea y las dos formaciones en busca de su ilegalización y que no se les permitiera concurrir a las elecciones municipales y autonómicas?
Parecería ridículo, parecería un sainete surrealista, parecería lo que realmente es.
Y a lo peor, en ese caso la Fiscalía del Estado sí encontraría argumentos. Porque, hoy por hoy, los únicos partidos que utilizan en Euskadi y España el terror para sus fines son esos dos. Aunque sus fines sean lograr votos y su nacionalismo sea español.

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