martes, septiembre 13, 2016

Ese olvidado mito de la lucha llamado Pentesilea.

Andaba yo, tras un encontronazo dialectico, buscando como explicar de un modo diferente esto de la necesidad de universalismo a las adalides del feminismo de clase y heterofobo -que no son desde luego mayoría pero hacen mucho ruido- cuando llegó el circo, un espectáculo de circo en Avila, y me recordó algo que siempre he sabido. No hay nada que yo pueda decir o escribir que no haya sido dicho o escrito ya de una forma más clara, mas bella.
Me recordó a Pentesilea.
Este feminismo que mezcla su tendencia sexual con el concepto de que la mujer es una clase social y el hombre otra como para justificar un amor que no necesita justificación alguna es muy del mito de Las amazonas.
Las amazonas, esas aguerridas y bellas -siempre bellas por supuesto, no se nos ocurra decir que una amazona no es bella- que vivian sin hombres y se enfrentaban a los guerreros helenos  y se amaban entre ellas en su Sarmacia natal. Las presentan como las arquitectas del pairiso perdido e idílico en el que seguramente la buena de McKinnon hubiara sido tremendamente feliz.
En esta visión -bajo el prisma de género supongo- olvidan que ese paradisiaco reino se basaba en la esclavitud y el scrifico ritual de los varones, que sus reinas tenían una extraña y nunca explicada tendencia a enamorarse hasta las trancas de sus enemigos y dejarse engañar por ellos y otros detalles que se digieren con dificultad. Da igual, eso son las aportaciones del patriarcado machista imperante que quiere mantener sojuzgada a la mujer. Las amazonas eran las amazonas y el mundo debe diseñarse según su reino o casi.
Pero sobre todo se olvidan de Pentesilea.
Una amazona en toda regla que está tan feliz en su reino sámarta y se entera de la guerra de Troya y su motivo, decidio que los troyanos defienden una causa justa y coge a doce de las suyas -cual Mio Cid cabalgando al destierro- y se presenta armada hasta los dientes en las puertas de la ciudad de Priamo.
Le importa un carajo que los que defienden Troya sean hombres o mujeres, no le importa haberlas tenido tiesas en otro tiempo con Priamo y los frigios y haber sido enemigos. Reconoce una causa que cree justa, que poco o nada tiene que ver con lo suyo y sus pendencias y se presenta para poner su fuerza y su lucha al servicio de una causa que considera justa. Ella, que abomina de la relación heterosexual, defiende el derecho de Helena y Paris a hacer lo que les venga en gana; Ella, que mantiene a los hombres alejados por propia decisión, no tiene problema alguno en luchar hombro con hombro con los hombres troyanos. Ella, que se defiende a sí misma, no tiene ningún problema en defender a otros, aunque en algunas ocasiones hayan sido hasta enemigos.
Y claro muere en el intento con sus doce compañeras. Y que muriera a manos de Aquiles y este se enamorara de ella al matarla es esa parte de tragedia que tiene todo relato griego para la historia y para el mundo.
Ese universalismo, ese pelear por otros y no solo por mi causa, ese sumarse a las luchas y batallas contra la injusticia aunque no me afecten directamente es lo que olvida ese falso femnismo de clase y heterofobia dominante. Ese dejar el prisma y ver el mundo en su conjunto es de lo que se muestra incapaz.
Siria arde por los cuatro costados y ellas hablan del velo; España se hunde económica y socialmente y ellas hablan de tamaño de los pechos y de quien debe mirarlos o no; Europa se deshace y se rehace de espaldas a las gentes y de cara exclusivamente al dinero y ellas hablan de cuotas femeninas en los consejos de administración de las empresas; occidente se retrotae a la barbarie a través de una marña decorrupción y ellas se felicitan de que Kirchner, Rousseff o Lagarde accedan al poder, ignorando toda reflexión sobre la corrupción que, como otros muchos, han desatado al llegar a sus cargos o incluso antes; la gente sale en marea para exigir una sanidad pública sin recortes y ellas solamente se suman exigiendo queno haya recortes en las clinicas para abortos o en la adopción para parejas lesbicas -ni siquiera gays-.
Em fin que ¿quien era Pentesilea? El mito de la mujer fuerte, comprometida y dispuesta a luchar y morir no solo por sus derechos sino también por los de otros, incluso por los de aquellos que otrora había considerado sus enemigos.
No es extraño que algunas se esfuercen por olvidarla. Pero el circo no lo hacem por fortuna para el mundo, no lo hace.

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