En 1958, Cary Grant terminó el rodaje de la famosa escena de la avioneta con un "este hombre está completamente loco" ¿Por qué? Porque al acabar se enteró de que Alfred Hitchcock le había dado instrucciones al pilóto de que raseara más de la cuenta en las dos pasadas y le gritaba duranto todo el tiempo "sigue, sigue".
John Houston recibió todo tipo de lindezas de la nada sutil verborrea de Humprey Bogart tras el rodaje de la escena en la que acaba en el agua en La Reina de África porque nadie le había dicho que el empujon de la Hepburn daría con sus huesos en el río. Y encima tuvo que repetirla y salir sonriendo.
¿A qué viene todo esto? Pues a que hoy me he desayunado con algo que ha hecho que se me atragante el café vietnamita que una buena amiga había tenido a bien regalarme.
Con Marlon Brando y Maria Schneider muertos y Bertolucci viviendo -que me perdone- con permiso del enterrador, alguien ha reavivado aquello de que la actriz fue engañada en la míticamente rancia escena de El Último Tango en Paris, esa de Perpignan, la censura y la mantequilla.
John Houston recibió todo tipo de lindezas de la nada sutil verborrea de Humprey Bogart tras el rodaje de la escena en la que acaba en el agua en La Reina de África porque nadie le había dicho que el empujon de la Hepburn daría con sus huesos en el río. Y encima tuvo que repetirla y salir sonriendo.
¿A qué viene todo esto? Pues a que hoy me he desayunado con algo que ha hecho que se me atragante el café vietnamita que una buena amiga había tenido a bien regalarme.
Con Marlon Brando y Maria Schneider muertos y Bertolucci viviendo -que me perdone- con permiso del enterrador, alguien ha reavivado aquello de que la actriz fue engañada en la míticamente rancia escena de El Último Tango en Paris, esa de Perpignan, la censura y la mantequilla.
Creía yo que era otra manida disquisición cinematográfica cuando me encuentro inmerso en una de esas piezas que últimamente está empeñado en regalarnos El Pais en la que habla de cultura de la violación y no sé que cosas más -bueno sí lo sé-.
Y ya me ha tocado el trigémino, que diría una amiga mia.
Para empezar me toca el trigémino lo de la "cultura de la violación" porque es una mentira como un templo. No niego que en otros países de la tierra y en otras culturas pueda existir o persistir, pero decirlo de la sociedad occidental atlántica es un manipulación.
Sociológicamente para que haya una cultura de algo, ese hecho debe ser aceptado masivamente por todos los elementos de la sociedad lo que supondría que la violación tendría que ser aceptada sin reproches tanto por los perpetradores como por las víctimas y sobre todo por los que no son ni una cosa ni otra.
Así, la cultura del individualismo lo es porque la mayoría de los miembros de esta sociedad piensan que lo lógico es ponerse a sí mismos por encima de los otros y eso es comunmente aceptado para bien o para mal. Y con respecto a la violación eso es radicalmente falso.
Una cultura de la violación es la que existió hasta la edad media, donde la violación no era castigada, donde se consideraba que las mujeres eran botin de guerra y por tanto estaba permitido y hasta fomentado que se las violara e incluso en tiempo de paz se mantenían leyes como La Prima Note y el derecho de pernada que la sacralaziban.
Una cultura de la violación fue la que impusieron los japoneses en la Segunda Guerra Mundial en la invasión de la provincia china de Nanking, en la que incluso obligaban a punta de bayoneta a los soldados que se oponían a ello a violar mujeres chinas para "aumentar la sangre nipona en esas tierras" o la que impuso el enloquecido Mengele en sus experimentos, forzando la violación continua de las prisionaras judías para que quedaran embarazadas y tener más material para sus experimentos.
Pero ni los hombres, ni las mujeres, ni los cargos públicos, ni la judicatura, ni los medios de comunicación de esta sociedad alientan ni jalean la violación, no van por la calle buscando alguien a quien violar en cuanto no hay un agente de la autoridad presente, no defienden que los violadores no sean condenados, no se detienen por la calle a aplaudir cuando contemplan a un hombre violando a una mujer o defienden que "la cosa" se soluciona con que la víctima se case con el agresor como sabemos que ocurre en otros lugares.
Que haya media docena de jueces rancios y machistas y un puñado -repito, un puñado, que en España somos 23.000.000 millones de hombres- de locos criminales descerebrados y violentos que se dediquen a violar y grabar sus violaciones no implica bajo ningún parámetro sociológico que haya una "cultura de la violación".
Y quien defienda lo contrario que estudie sociología y se entere de una vez.
Porque ya estoy más que harto de que se pretenda en estos asuntos meter a todos los hombres en el mismo saco en un intento de hacernos partícipes de los pocos criminales locos de nuestro tiempo y de todos los machistas recalcitrantes de tiempos pretéritos; porque ya estoy harto de que quienes dicen luchar contra estos horrendos crímenes se oculten bajo falsos arquetipos, presupuestos manipulados y rancios discursos para intentar disimular que lo único que buscan es un enfrentamiento secular e irreconciliable con los hombres por motivos personales, ni siquiera ideológicos.
Y ya estoy harto de que las mujeres que realmente creen en la igualdad no les digan que ya está bien, que es mentira, que lo que hacen unos pocos no puede servir para culpabilizar a mas de dos decenas de millones de hombres inocentes y que se están aprovechando del dolor y el sufrimiento de unos miles de mujeres para algo que solo puede comprenderse desde su propio resentemiento personal y su voluntad de poder.
Y sobre todo estoy harto de que se me marque como potencial culpable cuando soy inocente porque se afirma falazmente que existe una "cultura de la violación".
Así que no, señoras, no hay cultura de la violación en la sociedad occidental atlántica.
Y con respecto al asunto de El Último Tango en París y el artículo de El País, un solo párrafo resume el esperpéntico espectáculo de la manipulación mediática a este respecto.
"Hace menos de diez días repasábamos en Verne algunos conceptos relacionados con la cultura de la violación: la normalización del impulso agresor, la impunidad y culpabilización de la víctima y la necesidad de grabar la agresión estaban entre ellas. Todas parecen cumplirse en este caso".
La escena se graba porque es cine, ¿qué parte no han entendido de que el cine tiene que grabarse para que sea proyectado y por tanto sea cine? Bertolucci no graba la escena por un impulso bouyerista para luego vanagloriarse con los amigos como hacen los criminales pertubados de los violadores de los sanfermines, por ejemplo.
¿La normalización del impulso agresor? Brando no viola a Schneider, no tiene ningún impulso agresor. Simula que lo hace dentro de un contexto en el que hay presentes al menos una veintena de personas -aunque no se las vea en cámara- y todas ellas saben que es una escena de ficción, todas ellas saben lo que está ocurriendo así que, por muy emotivas que sean las declaraciones de la actriz, no existe ni violación ni impulso agresor.
Brando no está esperando tras una esquina a que su compañera salga del camerino para imponerle una acto sexual porque ella se haya negado previamente. Alguien dice "acción" y se mete en un personaje. Un Brando que, por cierto, también dijo de Bertolucci que se sintió "manipulado durante la pelicula", así que no debía hacerlo solo con las mujeres, ni por "cultura de la violación".
¿La impunidad y la culpabilización de la víctima?, ¿de qué estamos hablando?, ¿quien queda impune si no hay violación?, ¿quién es la víctima si no hay violación?
Si Schneider es víctima de algo es de lo mismo que los fue Cary Grant en Con La Muerte en Los Talones o Tippi Hedren en Los Pájaros, o de lo mismo que los fueron Humprey Bogart en La Reina de África o Paul Newman en La Gata sobre el Tejado de Cinc -al que también le pilló por sorpresa el monumental bofetón que le endoso Liz Taylor-.
Son víctimas de Cinema Verité, del Neorealismo Italiano, de la Nouvelle Vague, del método Stanislavski o del Actor´s Studio. Son víctimas de todos los directores que han usado ese método de trabajo que engañaba y forzaba a los actores para conseguir "resultados más realistas".
Si quieren discutir sobre eso, discutimos hasta hartarnos. Pero meter eso en esa supuesta "cultura de la violación" es un absurdo.
Y si quieren hablar de cine y "cultura de la violación" que vean los angustiosos 10 minutos de secuencia de Irreversible -los únicos minutos de metraje cinematrográfico que me han hecho vomitar- donde sí estan presentes todos esos elementos en una ficción tan realista que hace mucho más por poner al mundo en contra de la violación que todos sus discursos y sus reproches a una película de hace cuarenta años.
Y que lean las declaraciones de Monica Belucci al respecto: "No sabía cómo iba actuar hasta que rodé la escena. Lo único que tenía claro era la patada del final porque para eso hay que estar gestualmente preparada. Prestia tampoco sabía lo que hacer exactamente más allá de sus frases. Estas escenas se graban así".
Y sobre todo si quieren hablar de "cultura de la violación" que vean como la por entonces musa cinematográfica de Francia se hizo acompañar por el actor en varias ocasiones ante la reacción negativa que toda la sociedad francesa había tenido ante el personaje que identificaron, como suele ocurrir, con el actor.
O simplemente que vean como acaba o empieza la película. Que por algo se llama Ireeversible. Y entonces hablamos de si hay en el Occidente Atlçantico o no hay "cultura de la violación".
Que ya está bien.
Y ya me ha tocado el trigémino, que diría una amiga mia.
Para empezar me toca el trigémino lo de la "cultura de la violación" porque es una mentira como un templo. No niego que en otros países de la tierra y en otras culturas pueda existir o persistir, pero decirlo de la sociedad occidental atlántica es un manipulación.
Sociológicamente para que haya una cultura de algo, ese hecho debe ser aceptado masivamente por todos los elementos de la sociedad lo que supondría que la violación tendría que ser aceptada sin reproches tanto por los perpetradores como por las víctimas y sobre todo por los que no son ni una cosa ni otra.
Así, la cultura del individualismo lo es porque la mayoría de los miembros de esta sociedad piensan que lo lógico es ponerse a sí mismos por encima de los otros y eso es comunmente aceptado para bien o para mal. Y con respecto a la violación eso es radicalmente falso.
Una cultura de la violación es la que existió hasta la edad media, donde la violación no era castigada, donde se consideraba que las mujeres eran botin de guerra y por tanto estaba permitido y hasta fomentado que se las violara e incluso en tiempo de paz se mantenían leyes como La Prima Note y el derecho de pernada que la sacralaziban.
Una cultura de la violación fue la que impusieron los japoneses en la Segunda Guerra Mundial en la invasión de la provincia china de Nanking, en la que incluso obligaban a punta de bayoneta a los soldados que se oponían a ello a violar mujeres chinas para "aumentar la sangre nipona en esas tierras" o la que impuso el enloquecido Mengele en sus experimentos, forzando la violación continua de las prisionaras judías para que quedaran embarazadas y tener más material para sus experimentos.
Pero ni los hombres, ni las mujeres, ni los cargos públicos, ni la judicatura, ni los medios de comunicación de esta sociedad alientan ni jalean la violación, no van por la calle buscando alguien a quien violar en cuanto no hay un agente de la autoridad presente, no defienden que los violadores no sean condenados, no se detienen por la calle a aplaudir cuando contemplan a un hombre violando a una mujer o defienden que "la cosa" se soluciona con que la víctima se case con el agresor como sabemos que ocurre en otros lugares.
Que haya media docena de jueces rancios y machistas y un puñado -repito, un puñado, que en España somos 23.000.000 millones de hombres- de locos criminales descerebrados y violentos que se dediquen a violar y grabar sus violaciones no implica bajo ningún parámetro sociológico que haya una "cultura de la violación".
Y quien defienda lo contrario que estudie sociología y se entere de una vez.
Porque ya estoy más que harto de que se pretenda en estos asuntos meter a todos los hombres en el mismo saco en un intento de hacernos partícipes de los pocos criminales locos de nuestro tiempo y de todos los machistas recalcitrantes de tiempos pretéritos; porque ya estoy harto de que quienes dicen luchar contra estos horrendos crímenes se oculten bajo falsos arquetipos, presupuestos manipulados y rancios discursos para intentar disimular que lo único que buscan es un enfrentamiento secular e irreconciliable con los hombres por motivos personales, ni siquiera ideológicos.
Y ya estoy harto de que las mujeres que realmente creen en la igualdad no les digan que ya está bien, que es mentira, que lo que hacen unos pocos no puede servir para culpabilizar a mas de dos decenas de millones de hombres inocentes y que se están aprovechando del dolor y el sufrimiento de unos miles de mujeres para algo que solo puede comprenderse desde su propio resentemiento personal y su voluntad de poder.
Y sobre todo estoy harto de que se me marque como potencial culpable cuando soy inocente porque se afirma falazmente que existe una "cultura de la violación".
Así que no, señoras, no hay cultura de la violación en la sociedad occidental atlántica.
Y con respecto al asunto de El Último Tango en París y el artículo de El País, un solo párrafo resume el esperpéntico espectáculo de la manipulación mediática a este respecto.
"Hace menos de diez días repasábamos en Verne algunos conceptos relacionados con la cultura de la violación: la normalización del impulso agresor, la impunidad y culpabilización de la víctima y la necesidad de grabar la agresión estaban entre ellas. Todas parecen cumplirse en este caso".
La escena se graba porque es cine, ¿qué parte no han entendido de que el cine tiene que grabarse para que sea proyectado y por tanto sea cine? Bertolucci no graba la escena por un impulso bouyerista para luego vanagloriarse con los amigos como hacen los criminales pertubados de los violadores de los sanfermines, por ejemplo.
¿La normalización del impulso agresor? Brando no viola a Schneider, no tiene ningún impulso agresor. Simula que lo hace dentro de un contexto en el que hay presentes al menos una veintena de personas -aunque no se las vea en cámara- y todas ellas saben que es una escena de ficción, todas ellas saben lo que está ocurriendo así que, por muy emotivas que sean las declaraciones de la actriz, no existe ni violación ni impulso agresor.
Brando no está esperando tras una esquina a que su compañera salga del camerino para imponerle una acto sexual porque ella se haya negado previamente. Alguien dice "acción" y se mete en un personaje. Un Brando que, por cierto, también dijo de Bertolucci que se sintió "manipulado durante la pelicula", así que no debía hacerlo solo con las mujeres, ni por "cultura de la violación".
¿La impunidad y la culpabilización de la víctima?, ¿de qué estamos hablando?, ¿quien queda impune si no hay violación?, ¿quién es la víctima si no hay violación?
Si Schneider es víctima de algo es de lo mismo que los fue Cary Grant en Con La Muerte en Los Talones o Tippi Hedren en Los Pájaros, o de lo mismo que los fueron Humprey Bogart en La Reina de África o Paul Newman en La Gata sobre el Tejado de Cinc -al que también le pilló por sorpresa el monumental bofetón que le endoso Liz Taylor-.
Son víctimas de Cinema Verité, del Neorealismo Italiano, de la Nouvelle Vague, del método Stanislavski o del Actor´s Studio. Son víctimas de todos los directores que han usado ese método de trabajo que engañaba y forzaba a los actores para conseguir "resultados más realistas".
Si quieren discutir sobre eso, discutimos hasta hartarnos. Pero meter eso en esa supuesta "cultura de la violación" es un absurdo.
Y si quieren hablar de cine y "cultura de la violación" que vean los angustiosos 10 minutos de secuencia de Irreversible -los únicos minutos de metraje cinematrográfico que me han hecho vomitar- donde sí estan presentes todos esos elementos en una ficción tan realista que hace mucho más por poner al mundo en contra de la violación que todos sus discursos y sus reproches a una película de hace cuarenta años.
Y que lean las declaraciones de Monica Belucci al respecto: "No sabía cómo iba actuar hasta que rodé la escena. Lo único que tenía claro era la patada del final porque para eso hay que estar gestualmente preparada. Prestia tampoco sabía lo que hacer exactamente más allá de sus frases. Estas escenas se graban así".
Y sobre todo si quieren hablar de "cultura de la violación" que vean como la por entonces musa cinematográfica de Francia se hizo acompañar por el actor en varias ocasiones ante la reacción negativa que toda la sociedad francesa había tenido ante el personaje que identificaron, como suele ocurrir, con el actor.
O simplemente que vean como acaba o empieza la película. Que por algo se llama Ireeversible. Y entonces hablamos de si hay en el Occidente Atlçantico o no hay "cultura de la violación".
Que ya está bien.
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