miércoles, noviembre 13, 2013

Europa no deja a Wert esconderse tras sus faldas

Si hay algo que caracteriza a aquellos que hacen de la mezquindad su esencia vital es su absoluta incapacidad para aceptar las culpas -las responsabilidades, se llaman ahora-, su continuo intento de echar balones fuera para no verse comprometidos por las consecuencias de sus actos.
José Ignacio Wert, ese individuo que alguien decidió arrojar sobre la Educación y la cultura de este país en forma de ministro, había demostrado arrogancia en sus formas, soberbia en sus fondos e ignorancia en todo lo demás, pero ahora ha sumado una mezquindad ya intuida a su catálogo de virtudes.
Porque Wert quiere recortar las becas Erasmus a toda costa- De hecho las recortó y luego tuvo que "desrrecortarlas" en un trabalenguas ridículo y dantesco.
Pero el sigue en sus trece. Quiere recortar las Erasmus, necesita el dinero de esas becas para otras cosas que ni dice ni comenta. Mas como no quiere que de nuevo le salpique la polémica de quitarle dinero a nuestros varios miles de estudiantes universitarios que campan por Europa, como no quiere tener que volver a salir a la palestra tan rojo de vergüenza como la nariz del reno Rudolf un 24 de diciembre a decir que le han enmendado la plana "por propia iniciativa", tira de nueva estrategia.
Y decide echarle la culpa al empedrado. Decide esconderse tras otros y fingir que la reducción de las Erasmus y del dinero asignado a ellas se producirá pero no por culpa suya, no porque él lo quiera, sino porque otros se lo impondrán.
Torna su soberbia en falsa humildad y su grandilocuencia en mezquindad y le echa la culpa a los de siempre, a los hombres de negro, a los mismos que fueron culpables de que nuestro dinero tuviera que ir a parar a los agujeros bancarios, a los mismos que, según su jefe, el ínclito Rajoy, nos imponen unos recortes indeseados: a Europa.
Dice que las Erasmus caerán, que nuestros universitarios no podrán salir a Europa a completar sus estudios, que no tendrán dinero publico para ello, porque Bruselas va a recortar los fondos que da a España para ese fin.
Y como ocurriera con los estudiantes, cree que colará; como pretendió con los rectores, cree que nadie le va a contradecir;  como sucedió con la comunidad educativa en general, cree que todo el mundo es tan ignorante, apático o sumiso que nadie osará alzar la voz para decir la única verdad: que está mintiendo.
Como ocurre siempre con la soberbia no se tiene en cuenta a los demás porque se les desprecia, se les considera irrelevantes. No se les toma en consideración.
Wert, que ha defendido dogmáticamente esos recortes, que finge intentar imponer una "cultura del esfuerzo" tan falaz como insustancial, ahora se disfraza de uno de esos niños de primaria a los que quiere enseñar religión pero quitarles las becas de comedor y dice: "no es culpa mía, el profe me dijo que lo hiciera. Yo solo hice caso a los mayores".
Y en su supremo ejercicio de cobardía, olvida que se enfrenta al aparato burocrático más inmenso desde el Imperio Romano, a la administración más descomunal del siglo probablemente solo superada por la Administración Federal estadounidense y el extinto aparato estatal soviético.
Olvida que esa organización siempre a medio construir llamada Europa tras la que pretende esconderse paga a gente solamente para desmentir cosas.
Y su cara vuelve aponerse colorada cuando Europa le dice que es mentira, que ha incrementado un 4,3% el presupuesto de las Erasmus para este año; la cara vuelve a arderle de rubor cuando el portavoz europeo de Educación le reconvine por su mentira y dice a todo un continente que aumentarán la aportación en un 60% hasta 2020.
Y es precisamente esa Europa tras la que pretendía esconderse, tras la que tenía la intención de ocultar su obsesión por repatriar estudiantes y destinar el dinero de su educación a otras cosas, la que da un paso adelante y le deja en fuera de juego como a Cristiano Ronaldo en uno de sus peores días.
“No sé cómo decirlo de una forma más diplomática, pero decir eso es basura", afirma el portavoz. Y con esa frase lo dice todo.
Un ministro de educación diciendo basura sobre educación. Alguien que ha hecho del recorte y de la involución educativa su principal legado al futuro del país no encuentra amparo tras el mastodonte europeo, no recibe cobertura de su mezquino escaqueo de responsabilidades y se ve obligado a asumir que "la basura" que dice y hace sobre las becas Erasmus es toda de cosecha propia, es toda idea y obsesión suya.
Puede que cuando lo pidieron los estudiantes, Moncloa no se dignara escucharles; puede que cuando lo exigieron los padres, el gobierno se negara a entenderles; es posible que cuando lo recomendaron los rectores y los reclamaron los docentes, la corte moncloíta se negara a hacerles caso.
Pero a lo mejor que ahora que Europa, la todopoderosa Europa que manda y dispone en una España falsamente intervenida, llama basura a las mentiras y las obsesiones restrictivas de nuestro ministro de Educación, la corte de Genova, 13 sí escuche y decida dejarle solo con su soberbia y su mezquindad y devolver la educación a su ministerio.
Aunque es seguro que si ocurre -que no ocurrirá- será "por propia iniciativa" de Wert. De eso no nos cabe la menor duda.

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