Hay frases que, aunque se inventan para ocultar la verdad, terminan siendo el principal síntoma de esa verdad que se pretende ocultar.
El Eurogrupo, esa entidad casi invisible y elusiva, le exige al gobierno español un ajuste suplementario de 2.500 millones de euros y Guindos, ese ministro de Economía que lleva sin hacer bien su trabajo toda la legislatura, saca pecho y dice que "no hará corrección alguna en los Presupuestos Generales del Estado para lograr ese ajuste".
Y pareciera que las dos cosas son opuestas, que Guindos está diciendo que no habrá más recortes, que ya está bien de exigirnos un déficit al que no podemos llegar. Pero en realidad no está diciendo eso. Él y toda la corte genovesa que habita en Moncloa nos tratan como niños, como si nos fuéramos a quedar en las primeras palabras, como si hubiéramos olvidado que todo lo que dijeron antes y para de acceder al poder se quedó en agua de borrajas.
Probablemente porque están acostumbrados a compartir consejo de ministros con gente simple y simplista, creen que los demás somos iguales.
La frase de Guindos no dice que no habrá recortes, solamente dice que esos recortes, que esos 2.500 millones adicionales de miseria y sufrimiento que nos exige en virtud de un poder que no deberíamos darle el Eurogrupo, no saldrán de los Presupuestos.
Es decir no lo serán recortes legales. Serán, como les gusta tanto a las huestes ministeriales de Rajoy para todo, una suerte de sanción administrativa.
Porque si recortan las prestaciones de Desempleo con uno de esos decretos Ley que tanto les gustan y sacan del sistema digamos a medio millón más de desempleados porque rebajan el tiempo de prestación o aumentan el tiempo de contratación necesaria para solicitarlo o reducen los días que corresponden por año trabajado, no habrán tocado los impuestos, no habrán tocado los Presupuestos Generales del Estado, pero de repente, por arte de la magia de la negación de un derecho y de la precarización de la sociedad, habrán obtenido algunos cientos de millones adicionales.
Porque si, como quien no quiere la cosa, el Ministro Montoro, ese alter ego enano y cabreado por toda la eternidad de Guindos, decide a golpe de decreto aumentar en un punto las retenciones mínimas obligatorias en las nóminas -en las de los que aún las tienen- no habrán tocado los Presupuestos y de repente a costa de alargar unos cuantos días más el fin de mes de todos los asalariados españoles habrán conseguido otro puñado de centenares de millones de euros que ofrecer como holocausto propiciatorio en el altar del sagrado Eurogrupo.
Y así, sin tocar los Presupuestos General, puede seguir extrayendo dinero y fondos de nuestra miseria a través de la herramienta que se creo ad hoc para esa función. La Reforma Laboral.
O sea que lo que Guindos está diciendo no es que no quitará dinero a los españoles para conseguir esos 2.500 millones adicionales.
Está diciendo que no renunciará al submarino de la armada que nos está costando 800 millones de euros, que no dejará de pagar los sueldos de los profesores de religión y de los capellanes penitenciarios y castrenses, que no dejará de dilapidar 300 millones de euros en intentar resucitar la agonizante Marca España, que no dejará de gastar 85 millones de euros en sufragar los partidos políticos, que no renunciará a los 30 millones que gasta en promocionar la tauromaquia, ni a los dineros que emplea en las pensiones vitalicias de los políticos, ni a ninguno de los gastos que ha mantenido en el presupuesto mientras recortaba de Sanidad, Educación, Cultura y todo lo que para ellos es superfluo de la sociedad española.
Lo que dice el ministro Guindos es que ese dinero no saldrá de lo que ellos han decidido gastarse en lo que les importa, sino que saldrá, a través de la malhadada Reforma Laboral de todo lo que nosotros ya no podemos sufragar.
Que será nuestra miseria la pague esos 2.500 millones y no sus gastos ideológicos y solo encaminados a mantenerse en el poder y hacer involucionar la sociedad a imagen y semejanza de su pensamiento ultramontano.Y eso es perfecta compatible con las exigencias del Eurogrupo. De hecho, es en realidad el mismo concepto.
Porque a los sacrosantos gurús europeos solo les importa su déficit y al Gobierno del Partido Popular solo le importa su beneficio y su poder.
A ninguno de ellos le importamos nosotros.
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