El mundo es maravilloso. España es maravillosa. Ya hay 800.000 personas más en nuestro país que disfrutan de las maravillosas posibilidades que da tener un contrato fijo.
Lo cual está muy bien. Casi un millón de españoles más están en las estadísticas de los que viven tranquilos, sin precriedad en el trabajo y pudiendo mirar al futuro con los amplios horizontes de esperanza que les da el hecho de saber que tienen asegurado de por vida un mágnifico sueldo que oscila entre los 600 y los 1.000 euros mensuales.
¿Pero a quien pretendemos engañar?. La estabilidad laboral es un bien relativo no un valor absoluto. No se puede vivir con los sueldos que se pagan en nuestro país. Con la mayoría de los sueldos, rectifico. Personas con dos idiomas, un titulo universitario superior y cinco años de experiencia ganan 1.000 euros al mes. Pero ahora tienen que estar contentos: son estádisticas fijas en la lista de la remuneración miserable.
Ahora podrán pedir a los bancos su prestamo para comprar su vivienda de un puñado de metros cuadrados por 60 millones y los bancos se lo darán porque tienen un contrato fijo. Los precios de los pisos no bajarán, los tipos de interés seguiran subiendo y el IPC continuará su imparable camino hacia la variable infinita del crecimiento. Pero hay que alegrarse, cuando acaben de pagar su casa, a los sesenta años, durante cinco años hasta su jubilación tendrán 1.000 euros para dedicarlos a lo que quieran. Si es que han conseguido sobrevivir sin comida y sin ocio hasta entonces.
Y tampoco las tienen todas consigo. Los 800.000 nuevos hijos de la Santa Hermandad de la Fijeza aún deben esperar para relajarse. Si un jefe o una jefa se cansa de darse cuenta de que su ayudante sabe más que él; de que su asistente entiende mucho mejor lo que le dicen sus clientes alemanes o de que su secretaria no le lleve café y se encargue de sus citas personales -o incluso de que se convierta en una de esas citas- siempre puede despedirle. ¡No podemos quitarle a los empresarios el derecho a despedir por motivos improcedentes!
Y lo harán por la relevante cantidad de 33 días de sueldo por año trabajado. O sea que si se cansan dentro de doce meses de todos esos insoportables desplantes de sus subordinados o si encuentran algún amigo o familiar que les resulte más grato o si alguien que hable tres idiomas y tenga dos carreras para ocupar ese puesto, tendrán que soltar de sus abultados bolsillos de ganancias la estimable cantidad de 1.100 euros en el caso de un profesional cualificado y 660 si es un trabajador sin cualificación. ¡Ahora se lo pensarán dos veces!
Así que todos tenemos que estar tranquilos. Y lo pero es que todos lo estamos. Nadie protesta, nadie se mueve. Nadie quiere salir en la foto.
¿Quieren una reforma laboral?
Modifiquen la ley y obliguen a que el despido improcedente lleve aparejada la readmisión de forma obligatoria y sea el trabajador el que elija entre ella y una indemnización realmente draconiana. ¿una persona puede pedir millones por los daños psicológicos que le ha producido que una institución pública haya rechazado sus reclamaciones por el ruido durante años y los jueces se los otorgan y las empresas pueden dejar a alguien sin vida, sin futuro y sin esperanza por 33 euros por año trabajado?
Cambien la ley y obliguen a que, en caso de quiebra, los trabajadores sean los principales acreedores de la empresa y no sus clientes. Limiten los expedientes de regulación de empleo a las situaciones de quiebra financiera de las empresas. Congelen las cuentas de beneficios de las empresas en situación de regulación de empleo y eviten que los empresarios desaparezcan dejando deudas en las nóminas.
¿Quieren ser originales? Impidan a los empresarios que han hundido una empresa a abrir otra a la semana siguiente. Limiten los beneficios de los accionistas en favor de las pagas de beneficios de los trabajadores que, por si alguien no se ha dado cuenta, son los que generan esos beneficios. y establezcan tablas de salarios reales por las cuales no se pueda contratar a un profesional determinado por debajo de un salario determinado ni por encima de una retribución determinada. Hagánlo y revisen los contratos uno por uno negando los que no lo cumplan.
Conozco una empresa en la que hay una diferencia de 1.000 euros entre la remuneración de dos personas que hacen el mismo trabajo -y los dos son hombres, no utilicemos lo del sexo- y en la que una secretaria cobra 700 euros menos que otra y hace siete veces más trabajo -Soy un demonio y no se me ocurren muchas cosas no relacionadas con algún que otro pecado capital para justificar esa diferencia-. (Seguro que algunos de vosotros también conoceis esa empresa, ¿verdad?). Salvar vidas diariamente en un quirófano puede justificar ganar 8.000 euros al mes, pero intentar sin éxito vender programas basura a las cadenas de televisión no. No lo justifica bajo ningún concepto.
La estabilidad en el trabajo no nos sirve de nada. Los contratos fijos no sirven de nada cuando los sueldos tienen esa misma tendencia a la estabilidad y no suben nunca. Necesitamos saber que vamos a tener futuro, eso cierto y a eso contribuyen los contratos fijos, eso no se puede negar. Pero necesitamos saber que esa estabilidad no es puro determinismo que nos va a llevar a estar en la misma situación de miseria salarial durante el resto de nuestra vida laboral.
Rompan el imperio de los 1.000 euros y dejaremos de ser cifras estables en la injusticia y la miseria.
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Y ¿nosotros decimos algo? ¡Por supuesto que no! Pero eso es otro asunto
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