miércoles, septiembre 20, 2006

Manuel II de Bizancio, El Descontextualizado


«Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba»
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La frase ha hecho de nuevo restallar los sonidos de espadas y cimitarras en el mundo religioso que sólo reacciona ante la voz de los que dicen hablar por o para Dios. La frase ha sido dicha por un Papa.
Y la medieval espada del islam integrista comienza a sacudirse en el aire. Y la medieval curia romana, anclada en el miedo que la ha hecho sobrevivir tanto tiempo, envía a sus embajadores a pedir disculpas y asegura que todo es un malentendido. Que la frase ha sido descontextualizada, que en realidad la dijo un docto emperador de antaño y que sólo era un ejemplo.
Y en eso no se equivocan. Ha sido descontextualizada, pero no por los perversos periodistas o por los iracundos ayatollahs. La frase ha sido descontextualizada por el Vicario Ratzinger. Por ese que se hace llamar Benedicto XVI.
Dudo que haya alguien que conozca la historia de Bizanzio mejor que los catedráticos vaticanos y seguro que saben que citar a Manuel II Paleólogo hablando del Islam es como citar Hitler hablando de los judíos, por poner un ejemplo que vaya más allá de los doctos y eruditos paraninfos de las facultades de teología.
Presentar a Manuel II como un ilustrado emperador que debatía con un erudito persa sobre las virtudes de las religiones por mero afán filosófico, por mero amor al "logos" es tan falso como peretender que la Iglesia siempre aceptó que La Tierra es redonda.
Manuel II debatía sobre religión porque la presión otomana estaba desmoronando su imperio y desvaratando su poder.
Manuel II era un arribista que ascendió al trono por encima de su hermano mayor, intensificando los enfrentamientos entre él y su padre, el anterior emperador. Manuel II fue un monarca que, en contra de los sentimientos expresados por su pueblo, viajó en secreto a Roma para jurar lealtad al Papa y al cristianismo -quizás sea por eso por lo que La Iglesia Romana le tiene en alta estima-, pero que, pese a ello, cuando los príncipes serbios perdieron su poder a manos de los otomanos, se aprovecho para tomar Serres y declararla parte de su imperio, en lugar de ayudar a otro reino cristiano como había jurado ante el Papa.
Manuel II, el ilustrado discutidor sobre religiones, cuando la ciudad de Serres firmó un acuerdo con las tropas otomanas que les daba el control de la zona y en el que no se incluía la conversión de ninguno de sus habitantes, que mayoritariamente seguían siendo no cristiano-romanos, se complotó con los nobles papistas -como luego les llamarían los protestantes- y degolló en una noche a la testimonial guarnición otomana y a un millar de musulmanes de la ciudad. Es de suponer, segun el docto Benedicto, que para demostrar lo perverso que es imponer la fe por las armas.
Debe ser que Manuel II no era un fanático religioso sino un equivocado empirista.
Muy orgulloso de su experimento no debía estar puesto que huyó a Tesálonica, la segunda ciudad de su imperio. Obviamente, los otomanos no se quedaron parados y exigieron a la ciudad que le entregara. Por supuesto, Manuel dijo que resisitiría hasta la muerte en palabras textuales "por la grandeza del imperio y por la fé".
Manuel II esperaba la ayuda de los demás reinos cristianos pero, claro, los reinos cristianos recordaban Serres.
Los otomanos reaccionaron entonces como reaccionan ahora los Ayatolas. Se ofendieron por aquello de la fe y amenazaron con una masacre si no se abrían las puertas de la ciudad. Y Manuel, haciendo gala una vez más de su compromiso con el cristianismo, llegó a un acuerdo con los Arcontes de la Ciudad -el propio nombre de los nobles asegura que no se trataba precisamente de cristianos romanos- huyó por la noche y permitió que la segunda ciudad de su imperio, Tesalónica, cayera en manos otomanas. Los que, por ciento, no exigieron conversión alguna a los que allí habitaban.
Así que su conversación con el sabio persa es la conversación de un gobernante inepto cuyo arribismo y cuya mala visión política le hicieron perder parte de su imperio, gran parte de su imperio, a manos del emergente imperio otomano regido por Murad I. El docto emperador de Bizancio culpaba al islam porque no podía culparse a sí mismo.
Pretender que el papa Ratzinger desconoce estos antecedentes es absurdo. Por tanto, el descontextualizador, el manipulador no es el Ayatollah, no es el periodista. Es él mismo.
Si realmente quería poner de manifiesto lo absurdo, lo contrario que es a la razón la imposición de la fe por el peso de las armas porqué no citó frases como:
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"Quienes lucharon antes en guerras privadas entre fieles, que combatan ahora contra los infieles y alcancen la victoria en una guerra que ya debía haber comenzado; que quienes hasta ayer fueron bandidos se hagan soldados; que los que antes combatieron a sus hermanos luchen contra los bárbaros" Urbano II. Concilio de Clermont-Ferrand
.."Comprometeos ya desde ahora; que los guerreros solucionen ya sus asuntos y reúnan todo lo que haga falta para hacer frente a sus gastos; cuando acabe el invierno y llegue la primavera, que se pongan en movimiento, alegremente, para tomar el camino bajo la guía del Señor". "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (Mateo 16,24). Urbano II
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"Habiendo entrado peregrinos en la ciudad, persiguieron y degollaron a los sarracenos hasta el Templo de Salomón, donde hubo tal carnicería que los nuestros caminaban con sangre hasta las rodillas. Los cruzados corrían por toda la ciudad arrebatando oro y plata, caballos y mulas, haciendo pillaje en las casas que sobresalían por sus riquezas. Después felices y llorando de alegría, se fueron a adorar el sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo, considerando saldada la deuda que tenían con El" Raimundo de Aguilers, cronista presencial.
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"...los francos degollaron a más de setenta mil (?) personas, entre las cuales había una gran cantidad de imanes y de doctores musulmanes, de devotos y de ascetas, que habían salido de su país para venir a vivir, en piadoso retiro, a los lugares santos". Ibn al-Athir
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"Se ordenó sacar fuera de la ciudad todos los cuerpos de los sarracenos muertos, a causa del hedor extremo, ya que toda la ciudad estaba llena de sus cadáveres... hicieron pilas tan altas como casas: nadie había visto una carnicería semejante de gente pagana. Las hogueras estaban dispuestas como mojones y nadie, excepto Dios, sabía su cantidad". Guillermo de Tiro
."La matanza de Jerusalén causó una gran impresión en todo el mundo. Nadie puede decir cuántas víctimas hubo, pero Jerusalén quedó vacía de musulmanes y judíos. Incluso muchos de los cristianos quedaron horrorizados... Esta demostración de sed de sangre del fanatismo cristiano dio origen al renacimiento del fanatismo del islam". Runciman
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En realidad, si el vicario Ratzinger hubiera querido hablar de estos temas y demostrar con una cita antigua lo absurdo de la imposición sangrienta de la fé podría haber usado por ejemplo esta:
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"Si es vuestra fe la que os a traído hasta aquí para atacar a aquellos que ningún mal os desean es que dios no os ha hablado o es que vuestros oídos están sordos" Al-Nāsir Salāh ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb (Saladino)
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En cualquier caso, creo que el discurso de Ratzinger esconde otra falacia aún mayor que es el verdadero motivo por el cual, de repente, este papa inquisidor se ha lanzado a los ruedos teológicos para desviar la atención hacia el islam. Si no hoy -por tiempo- mañana os hablare de éllo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se te ha ido el dedo, arribista es con B. Por lo demás estoy de acuerdo con todo. Es para ponerse a temblar, se sea cristiano o no

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