Todos tenemos nuestras prioridades. Es un hecho incuestionable que no podemos ni queremos darle a todas nuestras circunstancias la misma importancia. Tan incuestionable como que gran parte del fiasco en el que hemos transformado este constructo que llamamos civilización occidental atlántica se debe en que hemos fijado esas prioridades siguiendo una lógica difícil de entender o, para ser más exactos, que cambiamos la lógica de esas prioridades según sopla el viento y según el pie que colocamos primero en el suelo al levantarnos cada mañana.
Y si hay un ejemplo que puede escribirse con letras de neón de esa mutabilidad en las prioridades es nuestro agotado y agotador gobierno. Los inquilinos moncloítas son la ilustración perfecta de como las prioridades cambian según la fortaleza de los vientos que mueven la veleta de su cada vez más mudable ideología.
Sobre todo en Educación.
Se empezó con eso de la libertad de elección para justificar el apoyo incondicional a la educación concertada, primando por encima de una Enseñanza pública conducida al colapso y la destrucción.
Pero, de repente, cuando se topa uno con la Formación Profesional, esa prioridad desaparece. La Comunidad de Madrid elimina 23 millones de euros en subvenciones a los centros concertados de Formación profesional de la región condenando a muchos al cierre porque se dice y se argumentas que en esta materia la libertad de elección de padres y alumnos ya no es tan importante. Que el Gobierno ha decidido como y donde tiene que realizarse la Formación Profesional -siguiendo el modelo dual alemán, claro-.
Luego, cuando la enseñanza pública se les puso de uñas, se siguió con eso de que había que ahorrar. Se condenó a centro públicos a vivir en una permanente era glaciar por falta de gasóleo, se eliminaron desdobles, profesores de apoyo, se aumentaron los ratios de las aulas, se cercenaron asignaciones para laboratorios o aulas audiovisuales, se eliminaron becas de movilidad universitaria, se cerró el grifo de las becas de comedor y libros, se cambiaron los criterios para dejar fuera de las ayudas de transportes a barrios y urbanizaciones enteras y hasta se dejó de pagar el dinero de los comedores en aras de un ahorro que era la prioridad absoluta, necesarias e incuestionable.
Pero de repente nos asomamos a la Formación profesional y eso parece haber cambiado radicalmente porque se ahorran 23 millones en subvenciones que permiten estudiar FP a quien lo desee en esos centros porque el coste de medio de la mensualidad es de 25 euros al mes, pero se gastan 25 millones euros en becas restrictivas y que dejarán fuera a un tercio del alumnado.
Becas que solo serán concedidas a quien haya cursado antes bachillerato. O sea que no puedes decidir directamente que te gusta la mecánica de automoción o que no quieres complicarte la vida y quieres estudiar Administrativo. Bueno, puedes hacerlo, pero te quedas sin beca. Y también te quedas sin beca si eres mayor de 23 años.
Aunque, eso sí, los que estudian FP en centros privados si tienen derecho a beca aunque ahora no tengan problemas para pagar mensualidades hasta ocho veces superiores a las de los centros concertados y de los públicos.
Y finalmente el otro argumento que los ideólogos de la Educación entendida al modo de Génova, 13 esgrimieron para sus actuaciones fue el de evitar la discriminación. Cuando se trataba de la falsa dicotomía entre estudiar religión y no estudiarla, argüían que nadie tenía porqué pagar mas por la educación de sus hijos por el hecho de querer que esta educación incluyera los supuestos valores católicos que la enseñanza de la religión se dice que aporta,
Pues esta prioridad se ha ido al traste también en la FP. Los alumnos que no quieran realizar esa FP dual estarán condenados a pagar 10 veces más que ahora. Serán discriminados porque no tendrán acceso a las becas y sus centros ya no recibirán subvenciones -incluso los religiosos, ¡quien lo iba a decir!-.
Así que las prioridades de este Gobierno con la Educación han ido cambiando, han ido apareciendo y desapareciendo hasta que hemos llegado a la FP y hemos descubierto lo que en realidad ocurre.
En realidad no es que hayan cambiado. Es que nunca existieron.
Es que la única prioridad que tiene este Gobierno es otra. Una que hace de la reforma de la FP algo que nada tiene que ver con la educación, con la libertad de elección, con el ahorro ni con la discriminación. Algo que nos muestra lo que siempre fue. El tercer brazo de la reforma laboral.
Lo único que quieren, en lo único que piensan es en ellos mismos. En idear un sistema que facilite a la élite patronal -que no empresarial, que un empresario es distinto de un patrono- el mayor número de obra barata para seguir engordando sus cuentas de beneficios y que los sobres sigan fluyendo por los pasillos hasta sus bolsillos.
Porque la FP dual lo único que busca es lograr que los jóvenes trabajen prácticamente sin salario, lo mismo que buscan las reformas laborales, el abaratamiento del despido, la reducción hasta la eliminación de las prestaciones por desempleo.
La única prioridad es que ellos, aquellos a los que defienden y que la elite económica de la que forman parte siga llenándose los bolsillos a costa del trabajo de otros. Su única prioridad es y siempre ha sido de forma inmutable ellos mismos.
¿Por qué hace esto el Gobierno?, ¿por qué es perverso e inhumano?. No. La respuesta es mucho más sencilla. Más dolorosa y más trágica, pero más sencilla. Lo hace porque es un Gobierno emanado de nosotros y es como nosotros.
Porque el Gobierno hace lo mismo que muchos de nosotros hacemos en nuestros ámbitos privados y sociales. No es que cambiamos las prioridades es que solamente tenemos una: nuestra conveniencia.
Por eso cuando algo nos afecta o nos perjudica es prioritario que todos luchen por la justicia pero cuando algo no nos atañe directamente se vuelve prioritario resistir con la cabeza agachada aunque todos los demás estén siendo sometidos a la injusticia más flagrante; porque cuando queremos juerga todos tienen que quererla pero si no tenemos las gónadas para ruido los demás deben solidarizarse, si queremos cariño nos lo tienen que dar pero si no estamos de humor para darlo nos tienen que comprender y dejarnos en paz; porque cuando somos los ofendidos es prioritaria la mano dura pero cuando somos los ofensores la comprensión y la compasión se vuelven por arte de la varita mágica de nuestro egoísmo en la prioridad absoluta.
Porque la única prioridad, en resumen, es lo que nos en cada momento, nosotros mismos y nuestros deseos. Porque no somos capaces de pensar en contra nuestra y mantener nuestras prioridades cuando estas nos resultan onerosas o complicadas. Simplemente porque no las tenemos más allá de aquello que vemos reflejado en el espejo.
Así que ya sabemos lo que tenemos que hacer para cambiar de Gobierno. Tenemos que hacer lo mismo que están haciendo profesionales del ámbito docente, sanitario y de otros muchos entornos. Arriesgar lo nuestro para salvar lo de todos. Dejar de actuar como el gobierno. Dejar de dar prioridad a lo nuestro por encima de lo de todos los demás.
Sigamos el ejemplo del las mareas, de los escarches, de los encierros o de lo que queramos, pero si queremos cambiar este gobierno tenemos que empezar por cambiarnos nosotros.
Y eso sí que será una buena formación profesional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario