martes, marzo 17, 2015

El gobierno alemán, Podemos y el complejo de nazi.

Los nazis son para Europa lo que ETA para el conservadurismo español. En cuanto alguien no hace, dice o piensa algo conveniente les relacionamos con ellos, les acusamos de pensar como ellos, les convertimos en ellos.
Ahora Podemos es Hitler, dice Jürgen Donges, un asesor económico de la canciller que pretende imponer a miseria y fuego la austeridad en toda Europa en aras de las exportaciones alemanas. "Podemos es como Hitler, tiene capacidad para convencer a los que lo están pasando mal", argumenta el senescal de Merkel.
¿De verdad ese es un argumento que te convierte en nazi?
Barack Obama tuvo esa capacidad con su Yes, we can, o sea que es nazi; Martin Luther King lo hizo con su "Have a Dream", otro nazi a la buchaca; Theodore Roosevelt con su New Deal llegó a los que peor lo estaban pasando en la Gran Depresión, la historia se nos está llenando de nazis de repente.
Y Dantón, Adenauer, Espartaco, San Gregorio, Dulcino, Cronwell, Francisco de Asis, Emiliano Zapata, Sidarta Gaudama, Simón Bolivar... todos ellos demostraron una capacidad dialéctica y política de llevarse a sus filas y acercar a su ideología a los que peor lo estaban pasando.
¡Joder -perdón por la expresión-, hasta Jesús de Nazaret demostró tener la capacidad de convencer a los que lo estaban pasando mal!
Pero hay que comparar a Podemos con Hitler y hacer parecer que el acomplejado y psicópata líder de la Alemania nazi fue el único que lo hizo. Hay que hacerlo por dos motivos.
Para que parezca que generar una ideología  que tenga en cuenta a los que lo están pasando mal -que por eso se sienten atraídos por ella, no nos engañemos-, es algo exclusivo de los nazis y por tanto perverso y reprochable.
Y porque si se le compara con cualquier otro ideólogo, político o personaje histórico que hizo lo mismo la gente podrá descubrir que todos ellos tuvieron, al menos parcialmente y durante un tiempo, éxito en intento y sobre todo son reconocidos por la historia como personajes ejemplares en uno u otro aspecto. Todos salvo Hitler, claro.
Pero ahí no queda la cosa.
"Podemos hace las cosas de una forma que es preocupante porque soy alemán y vivimos una etapa histórica en la que vino uno contando cosas bonitas", dice el señor Donges como segundo argumento comparativo de la nueva formación española con el partido de los camisas pardas y de su líder con el Führer del III Reich.
Y resulta sorprendente. Resulta sorprendente porque descubres que Merkel tiene infiltrado un nazi en su gabinete de asesores.
Si a Donges le parecen "cosas bonitas" frases como "la raza aria ha nacido para dominar el mundo" o "Negros y latinos son razas inferiores que sirven de criados", va a ser que el nazi es él.
Si cree que  ilusionar a una audiencia y catalizar a un pueblo pasa por decir "el arma más humana es la que más enemigos destruye porque acorta la guerra" o "No hay duda de que los judíos son una raza, pero no son una raza humana" va a resultar que el que tiene que tatuarse una esvástica en la espalda es él.
Porque el problema no está en que Pablo Iglesias diga "cosas bonitas" como Hitler, el problema está, aunque el bueno de Jürgen Donges no quiera verlo por su condición de alemán, en que el pueblo alemán de 1931 consideró "bonita" una ideología que se basaba en la supremacía racial, la solución bélica de los problemas y el expansionismo territorial.
Puede que Podemos haga propuestas políticas de difícil concreción -sobre todo si la UE pone todas las trabas posibles para ellas, como hace con Grecia- y diga "cosas bonitas" para captar el voto pero, no se preocupe, Señor Donges, no se preocupe.
A la inmensa mayoría de los españoles, y eso incluye a una gran parte del conservadurismo político español nunca nos va a parecer bonito lo que les pareció a ustedes en 1931.
No exorcice sus demonios con nosotros.

miércoles, marzo 11, 2015

Y jueces que evitan que TVE sea "Alo Presidente"

Las televisiones públicas informarán sobre los nuevos partidos, sobre esas formaciones que no tienen representación parlamentaria pero aparecen en las encuestas de intención de voto de los españoles para las próximas elecciones.
Y no lo harán porque sus siglas estén la boca de todos, no lo harán porque los grandes partidos las nombren en sus mítines o el CIS las incluya en sus estadísticas. Lo harán porque los jueces les han obligado.
Y es la realidad más triste que se puede leer, escuchar o ver sobre los medios públicos españoles. Es otra de esas acciones que, sin quererlo los partidos, se transforma en una promesa electoral para el siguiente ciclo de poder.
Los grandes partidos nos están prometiendo en Andalucía que seguirán gobernando de espaldas a sus ciudadanos, que seguirán ignorando las ideas y las demandas de una buena parte de la población. 
Esa es la promesa electoral del PSOE en Andalucía cuando ordena no incluir información sobre Podemos o Ciudadanos.
Las formaciones tradicionales nos están prometiendo en Madrid que harán todo lo posible para acallar la disensión, ocultar la realidad, para impedir a los ciudadanos vivir y elegir en libertad. 
Esa es la promesa electoral del Partido Popular cuando convierte Telemadrid o la televisión extremeña o cualquier otra en sus departamentos de Agitación y Propaganda.
El Gobierno nos está prometiendo que no le temblará el pulso si tiene amenazarnos, extorsionarnos o que obligarnos a vivir sin ética y sin dignidad para conseguir sus fines partidistas y sectarios. 
Esa es la promesa electoral de Moncloa cuando ordena a profesionales de RTVE que oculten datos relevantes, que no informen sobre alguien que hoy por hoy cubre el espectro ideológico de casi la mitad de la población -Podemos y Ciudadanos-, bajo la amenaza de perder su trabajo, de no poder dar de comer a sus familias de quedarse sin futuro ni expectativa alguna del mismo.
Esa es la Andalucía, la Comunidad de Madrid y la España en general que las formaciones políticas hasta ahora dominantes del falso bipartidismo español nos prometen. 
Lo que dicen en sus mítines no importa, lo que ponen sus programas electorales tampoco. Son sus actos los que las definen.
Se les dio una herramienta para la información y el entretenimiento de los ciudadanos y la han convertido en una carabina de francotirador que dispara a discreción contra todos aquellos que cuestionen su permanencia en el poder. Y tienen que venir los jueces a enmendarles la plana.
Medios atenazados, controlados por cargos políticos o por el dinero de socios y adláteres -esto último los privados, claro-. ¿Dónde me suena que ocurre esto?, Un momento, a ver... ¡Ya caigo!
En la China del PCCh, en la Rusia de Putin, ¡en la Venezuela de Maduro y la sempiterna sombra bolivariana de Chávez!
Así que, al final, los con sus actos nos prometen convertir España en Venezuela terminan siendo el PP y el PSOE. No deja de resultar curioso que se llenen la boca de acusar a otros de ese intento.
Y habrá gente que diga que está bien, que el sistema ha funcionado y que los jueces han asegurado la información sobre la pluralidad política. Pero es mentira. 
Si el sistema funcionara los jueces no tendrían que intervenir, tan solo tendrían que vigilar.
Cuando se sabe lo que se tiene que hacer, se tiene que hacer y punto. Sin necesidad de que venga nadie a obligarnos. 
En lo personal, en lo social, en lo laboral, en lo afectivo. Da igual el ámbito en el que nos movamos y la excusa que utilicemos, si no hacemos lo que tenemos que hacer aún sabiendo que tenemos que hacerlo hemos dicho adiós a toda ética, a toda responsabilidad, a toda capacidad de gobierno, liderazgo o crítica. Hemos dicho adiós a nuestra condición de ser humano.

lunes, marzo 09, 2015

Feliz No Día Internacional de la Mujer

Lo siento por esa manía mía de decir y hacer las cosas un día después pero es lo que hay. Ya sé que ayer fue el Día de la Mujer y ya sé que en la siguiente línea muchas dejarán de leer o se enconarán al seguir leyendo.
Mujer, no te felicitaré por el día de ayer.
Si ayer eras trabajadora, profesional, madre, ama de casa, directiva, polvo de una noche, sindicalista, empresaria, amante y amada, asalariada, estudiante autónoma, artista, esposa, técnica, científica, monja, soltera..., te felicitaré por todas esas cosas.
Por vivir la vida como has decidido o podido vivirla, por poner esfuerzo en el intento de ser lo que quieres ser aunque no te convenga serlo. Pero no por ser mujer.
Si ayer defendías tus fronteras, cuidabas de tus ciudadanos enfermos, salvabas vidas en los quirófanos, los incendios o patrullando las calles, te ocupabas de personas dependientes que no podrían vivir sin tu asistencia, vigilabas las carreteras, cuidabas de tus hijos, enseñabas en una escuela, perseguías criminales, investigabas nuevas formas de evitar plagas o enfermedades, impartías magisterio en una universidad, buscabas y dabas noticias, creabas entretenimiento en los medios, participabas de la administración del Estado..., te felicitaré por eso.
Por hacer de tu vocación profesional un esfuerzo de servicio a los demás, por dedicar tu vida a que la sociedad mejore, avance hacia un futuro más equilibrado, por proteger a aquellos que no pueden o no saben a hacerlo por si mismos, por trabajar para los demás. Pero no por ser mujer.
Si ayer luchabas por el reparto de la riqueza, ayudabas a las víctimas del hambre, la guerra o la miseria, defendías un ecosistema equilibrado, una sociedad sin discriminación de ningún tipo, un mundo sin esclavitud, un planeta sin injusticias, una sociedad con un mejor reparto de los recursos, un país mejor, una ciencia más humana, una legislación más justa..., te felicitaré por ello.
Por pelear por todos, por abandonar lo propio en favor de lo de todos, por ser universal, por pensar en contra propia para asumir el bien común, por renunciar al egoísmo de lo que te conviene para asumir la solidaridad que supone renunciar a algo para que otros reciban lo justo. Pero no por ser mujer.
Si ayer eras conducida a la esclavitud, vivías como una sierva moderna, eras prostituida, retribuida injustamente en tu trabajo, apartada por la fuerza de los tuyos, forzada a perder tus derechos, obligada a vivir bajo el umbral de la pobreza, obligada a morir de hambre o de miseria, acosada, chantajeada, humillada, vendida o comprada, utilizada o explotada..., te defenderé. Ayer, hoy y siempre.
Por ser un ser humano al que no se le conceden sus derechos, una persona a la que no se deja vivir en libertad, a la que no se deja desarrollar su potencial, a la que se sacrifica injustamente para el lucro o el placer de otras personas. Pero no ser mujer.
Y no lo haré porque, mal que le pese a quién le pese, pienso con toda tranquilidad que ser mujer no merece una felicitación, como no lo merece ser hombre.
Aunque, mirándolo bien, ayer quizás había debido felicitarte por ser mujer.
Si ya no consideras tus hormonas y sus ciclos como excusa para hacerle pagar a los demás tus estados de ánimo, felicidades
Si has dejado de pensar que tienes el derecho a un trato deferente y diferente por tu sexo, felicidades.
Si no crees que puedes exigir un respeto por tu sensibilidad mientras ignoras la de otros fingiendo que no existe, pedir una comprensión que tú niegas cuando te viene en gana, felicidades.
Si no piensas que puedes usar el sexo, el amor o la insinuación de una o ambas cosas para manipular, lograr tus objetivos, engañar o imponer tus deseos, felicidades
Si no defiendes la complejidad de tu pensamiento femenino mientras desprecias como simple y básico el de otros, si ya no te indignas con los chistes arquetípicos sobre la mujer mientras te ríes y utilizas de los que incluyen alguno sobre los hombres, si no te indignas con el maltrato a una esposa pero justificas la agresión a un marido, si no crees que a ti hay que escucharte pero que puedes negar la voz y la palabra a un hombre para que no te angustie, te haga pasar un mal rato, te reproche algo o te haga responder a preguntas incómodas, felicidades.
Si pones al otro por delante, un poco por delante, en el amor y no esperas ser siempre la amada, la cuidada, la agasajada, la esperada, la conquistada, la que decida cómo, dónde y cuándo, la mimada, la que recibe y sigue recibiendo sin que el otro pueda ni siquiera suplicarle que le des nada a cambio de todo, Felicidades, de todo corazón, felicidades.
Pero, claro, si piensas, vives y amas de esa manera lo más posible es que no te haga falta que yo te felicite ni un Día Internacional de la Mujer.

sábado, marzo 07, 2015

Cifuentes y Aguirre: primera promesa incumplida

Todo el mundo está pendiente de Cristinita y Tita Espe, se me perdone la familiaridad con tan egregias damas .
Tita Espe, que abandonó la presidencia de Madrid en la huida mas bochornosa que se recuerda desde el desastre de Dunquerque para poder dedicarse a su familia (ja ja), para tener el tiempo que no había tenido  (ja ja ja), reaparece como candidata a la alcaldía de la capital.
Y Cristina Cifuentes, que ya debe aburrirse de no tener pruebas policiales que tuitear ilegalmente o de llevar a los tribunales a avatares de las redes sociales por insultarla -lo de la obsesión de esta mujer con Twitter es ya de hacérselo mirar-, irrumpe como candidata a la Comunidad de Madrid.
Y esas designaciones determinan lo que es el Partido Popular y lo que ha decidido ser.
Pese a llenarse la boca de la necesidad de regeneración de la política en las declaraciones públicas, recurre a lo más rancio y lo más antiguo de sus filas.
Porque al PP la juventud de centro derecha se le está escapando hacia Ciudadanos y no tiene ni un candidato joven que pueda simular ese supuesto cambio. 
Y eso nos deja ver que no está en condiciones ni tiene voluntad de aclimatarse a las exigencias de buena parte de su electorado y cambiar la forma de hacer política. 
Vamos, que lo de la regeneración se lo pasan por el arco del triunfo.
Porque coloca en disposición de alcanzar la alcaldía a una Esperanza Aguirre, que demostró creer que era digna de los privilegios que ella estime oportunos al estacionar por sus santos bemoles en zona prohibida y luego decirle a los agentes que fueran a su casa a multarla.
Y eso demuestra que siguen interpretando que la política y su ejercicio confieren privilegios especiales y otorgan patente de corso para hacer y deshacer al antojo del cargo que sea.
O sea que de regeneración nada.
Porque pretende que gobierne la Comunidad de Madrid alguien que ha sido pillada en mil mentiras, que propuso leyes que iban contra los principios y libertades constitucionales más básicas, y ha pretende convertir a las fuerzas del orden en sicarios armados al servicio de sus necesidades políticas y obedientes al gobierno, no a los gobernados.
Y eso deja claro que el Partido Popular no hace intención alguna de cambiar esa perversa forma de ver el gobierno que hace que crean que la sociedad debe aclimatarse a sus designios y no a la inversa. 
En resumen, que lo de la regeneración se perdió en el limbo.
Porque ambas están en medio de unos entramados familiares financieros de difícil explicación.
El marido de Cifuentes se declara insolvente para pagar una deuda de 2.000 euros pero a la vez es el vicepresidente y consejero de "Licencias y Certificaciones de Madrid SL", una empresa dedicada a dar licencias de actividad facultada por el Ayuntamiento de Madrid -¡Vaya por dios, qué casualidad!-.
Y sus socios son Rafael Verdes, cuñado de concejala del Ayuntamiento de Madrid, Paloma García Romero y Gonzalo Martín Borregón que fue secretario y consejero de Telemadrid y es socio habitual de la familia de Rodrigo Rato. 
Y los entramados familiares y financieros de Esperanza Aguirre son tan conocidos y complejos que hacen que el nudo gordiano de Alejandro Magno parezca la lazada de las bambas de un niño pequeño.
Y eso deja patente y cristalino que el Partido Popular no ha renunciado a su deseo de convertir el gobierno en un cortijo, en una maquinaria copada por familiares y socios que solamente buscan el provecho personal y el beneficio económico propio. En dos palabras, regeneración cero.
En definitiva, que ni en lo ético ni en lo estético, ni en lo esencial ni en lo superfluo, el Partido Popular tiene intención de regenerarse.
Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre significan eso y nada más que eso. Son la primera promesa electoral del PP incumplida antes incluso de las elecciones.

viernes, marzo 06, 2015

Cuatro asesinos juntos tranquilizan a Occidente

A estas alturas del partido, ya no sé siquiera si es manipulación o simplemente la ceguera inconsciente que produce la más completa estupidez.
Occidente, ese occidente atlántico nuestro que ha aprendido a vivir con visión de túnel eliminando los contextos, se congratula y da palmas con las orejas de que Líbano, ese país árabe que vive su historia en una  perpetua guerra interminable, haya empezado otra más. Es esta caso contra el Estado Islámico, el enemigo público número uno del mundo libre, según dicen.
Y a uno se le hiela la sangre cuando le dicen que colaboran en tan magno esfuerzo bélico Hezbollah, las falanges libanesas, milicianos laicos y el ejército libanés.
¿De verdad creemos que eso es un momento de unidad nacional digno de celebrar?
Los asesinos de Beirut, que controlan la mitad de Líbano a golpe de dinero iraní, de bomba lapa, ráfaga de arma automática  y de Corán mal interpretado, que envían a sus niños y niñas a morir con una bomba atada en el pecho, que lanzan misiles sobre agricultores inocentes como represalia contra un ejercito que no está ni cerca de esas zonas, de repente son nuestros aliados. Hezbollah de repente combate en nuestras filas.
Los asesinos de Sabra y Shatila, que matan a sus hijas antes de verlas casadas con musulmanes, que masacran a palestinos en campos de refugiados ante la atónita mirada del ejército israelí, que violan a musulmanas y luego dejan sus cuerpos expuestos en las carreteras ahora combaten por nosotros. Las falanges cristianas libaneses ahora están en nuestro bando.
Los asesinos de Tiro y Sidón, que aprovechan la guerra para engordar sus cuentas corrientes, que fuerzan a la prostitución, que venden miedo y extorsión disfrazado de protección, que han hecho del crimen organizado la excrecencia más dolorosa de la guerra eterna, de pronto forman partes de nuestras filas. Las mafias libanesas luchan a nuestro lado.
Los asesinos de La Becah, que arrasan pueblos enteros para matar a un solo terrorista, que bombardean a golpe de mortero y carro de combate valles enteros obviando a la población civil con tal de cazar a un solo enemigo que se esconde, repentinamente se unen a nosotros. El ejército libanés repentinamente combate por la libertad.
Solo puedo llegar a la conclusión de que hemos perdido la capacidad de ver la realidad acogotados por nuestro miedo a ese enemigo medieval llamado Estado Islámico si nos alegramos de cuatro colecciones de asesinos crueles, intransigentes, sedientos de sangre y de poder se alíen entre ellos para enfrentarse a otro que es igual o peor que ellos.
Solo puedo pensar que nuestro egoísmo  occidental que nos hace valorar más una vida aquí que millones en cualquier otra parte del mundo es lo que nos hace alegrarnos de eso porque se alían contra alguien que nos mata a nosotros mientras que Hezbollah, las falanges cristianas libanesas, las mafias de Sidón y el ejército libanés solo matan allende nuestras pantallas de televisión.
Solo puedo pensar que seguimos sin querer aprender de la historia.
Porque hace cientos de años las tribus kurdas, los musulmanes sunitas, los bandidos sin dios ni rey árabes del desierto e incluso los cristianos de Egipto ya hicieron esto, ya se aliaron contra otro falso califato y lograron vencer.
Y pusieron al frente a un tipo llamado Al-Nāsir Ṣalāḥ ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb. Saladino para entendernos.

Y todos sabemos o deberíamos saber lo beneficioso que resultó el bueno de Saladino para los espurios intereses del Occidente de la época.

Lo pensado y lo escrito

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