Sé que muchos preferirían que hablara y escribiera de asuntos íntimos y reflexiones personales que es para lo que se supone que sirve un blog, que es lo que hace que un blog sea visitado y vuelto a visitar. Pero hay cosas que mi condición demoniaca me obliga a decir, me obliga a pensar y me exige compartir con otros, incluso con los que no quieren pensar en ello.
y ¿Por qué lo hago? Muy sencillo. Hoy mi vida no depende de mis sentimientos, no depende de mi patrón ni depende de mi ideologia.
Hoy mi vida depende de la incapacidad de un hombre y de los que le dirigen en la sombra para apartarse de sus sueños de poder. Hoy mi vida depende de Mariano Rajoy.
Suena tremendamente dramático ¿Verdad? Parece una exageración desmesurada, una hipérbole poética que pretende llamar la atención. Pero no es así. No es otra cosa que la realidad en la que los democraticamente derrotados líderes del PP han convertido la existencia en este país.
Nuestra vida, la de nuestros hijos, la de nuestro futuro, depende deque alguien identifique los objetivos y las trincheras en las que se ha parapetado el PP. Mi vida depende de que no estalle la andanada de confrontaciones que el PP ha preparado y ha mantenido desde que la voluntad de los votantes españoles le desalojara del poder.
Y el PP sólo usa un arma en esa guerra, como el francotirador que, tras la ventana, disparaba contra las mujeres que acudían al mercado en las calles de Sarajevo, amparado en su perturbada idea de superioridad nacional. El arma de ese francotirador no era su rifle de precisión, no eran las balas de carga hueca, no era su implacable puntería. EL arma era el miedo.
El arma que utiliza Mariano Rajoy como cabeza visible -que no pensante- de las jerarquías del PP no es la crispación política, no es la oposición al Gobierno, no es el desgaste democrático de un gobierno que, como todos, está llamado a ser sustituido tarde o temprano por otro. El arma que utiliza el PP es el terror, en su estado más puro y lineal; en su vertiente más psicológica y torturadora.
Hoy -y quizas desde hace mucho tiempo- las jerarquías del Partido Popular son, se mueven y funcionan, de forma literal y nada poética, como un grupo terrorista a gran escala.
El hecho de que no utilicen armas ni bombas no los separa ni un ápice de ETA, del IRA, del Mossad o de cualquier otra institución o grupo que utilice el terror para sus fines.
Y su único fin es el mantenimiento de las hostilidades, de las confrontaciones, de los enemigos. Si no hay enemigo no hay guerra, si no hay guerra no hay miedo, si no hay miedo no hay poder.
Mariano Rajoy y sus secuaces y titiriteros han diseñado una política de doble frente tan obvia que ya se les escapa hasta en los debates del Congreso.
El PP hostiga al Gobierno, no para que pueda acabar con ETA, sino para que no pueda hacerlo. Abre un frente nuevo de terror a las espaldas de un Gobierno que debería tenerlas cubiertas para poder enfrentarse a la otra amenaza terrorista del país, a la que todos conocen.
Los liberales conservadores catalanes, los republicanos catalanistas, los comunistas ecologistas, los nacionalistas conservadores vascos, los autonomistas canarios, los independentistas gallegos..., es decir, todo el país actúa como reserva y guardaespaldas de un gobierno que ha decidio una vía de solución del enfrentamiento armado enquistado y casi irresoluble en Euskadi.
Todo el país permite hacer al Gobierno aquello para lo que fue elegido por los españoles, es decir, gobernar.
Pero el PP sigue diciendo que el Gobierno está solo y Mariano Rajoy asegura que eso no sirve. Se atreve a decir que "él es el único aliado en que debe pensar el Gobierno".
Como hace Al Fatah en Palestina con el gobierno de Hamas, como hicieran los sumnies de Argelia o de Turquía con el gobierno electo del FIS, como pretendieran hacer los conservadores bolivianos con la elección de Morales o como hizo la oposición venezolana con la reelección de Hugo Chávez, el PP se permite el lujo de pretender que ellos, que sus ideas, son más importantes que la volutad de aquellos que han elegido su propio gobierno. Las jerarquias del PP no reconocen la legitimidad del Gobierno de Zapatero porque surgió de unas elecciones que ellos no querían celebrar y que ellos perdieron. El último debate lo ha dejado claro. El único gobierno legítimo para ellos, la única política legitima para ellos, es la suya.
Rajoy afirma que "no se moverá un milímetro de donde está" y exige "que se revoque el mandato del Congreso para negociar con ETA" ¿Cómo puede pedir un demócrata que se revoque un mandato del máximo organo legislativo de su país simplemente porque a ellos no les gusta y votaron en contra? Un demócrata no puede hacerlo, pero, claro, estamos hablando del PP, cuyos dirigentes han decdido convertirse en una célula terrorista.
Como hiciera el Partido Nacional Socialista hace más de medio siglo a los Conservadores alemanes, Rajoy presiona a sus gobernantes amenzando con más terror y mas bombas si no siguen su política. Un hombre bajito y con una oratoria realmente prolija se alzaba en el estrado del Reischtag amenazando con más anarquía comunista, con más manifestaciones y algaradas anarquistas si no se tomaban las medidas que él exigia, que su partido había diseñado aunque no tenía el gobierno.
Y el PP, con Rajoy a la cabeza, ha adoptado esa estrategia. Crear más sombras de las que existen, alimentarlas y provocarlas, presionar al gobierno de su país desde la espalda para que no pueda concentrarse en dar una solución a lo que tiene en el frente. Han elegido esa estrategia en lugar de la que diseñaron los conservadores y laboristas británicos durante las negociaciones con el IRA de dejar hacer y que el desgaste político de la eleccion tomada por el Gobierno dicte si esta ha sido un error o un acierto. Pero para adoptar esa estrategia hay que ser democrata.
Por eso la única estrategia que puede llevar a cabo el PP es la que se diseñó por Hitler, Himmler y el patido nazi para la Alemania de entreguerras.
Y el PP chantajea con el miedo y el terror intentando forzar al Gobierno a cederle una parcela de poder que las urnas le robaron. Deja claro que si acaba la violencia les acusarán de haber cedido y si permanece la violencia de ETA les acusará de no terminar con ella.
Y Rajoy no lo hace mientras bebe un coñac y fuma un puro en su sala de estar charlando con sus compiches, no lo escribe en un documento de uso interno de estrategia del partido, no lo susurra en los pasillos del Congreso. Lo dice a voz en grito en la tribuna del Hemiciclo.
Tan crecido se siente, tan poco le importa la democracia, tan poco le importa en realidad la violencia o el futuro de un país no gobernado por él, que anuncia abiertamente el silogismo imposible que augura que no permitirá que el Gobierno acabe con la violencia de la banda armada abertzale.
Exige que se cierren los locales de reunion de los sindicatos anarquistas, que se prohiban sus manifestaciones, que se ilegalice el partido comunista y se detenga a sus líderes por agitadores, que se reprima y se controle toda la propaganda socialista y se aisle a sus dirigentes y de paso, que se impidan las reuniones de todos aquellos que defiendan o se relaciones con esos entornos y se impida la apertura de las sinagogas salvo en los ritos religiosos -uy, perdón eso fue en otro tiempo. Hoy de lo que se trata es de cerrar las Herriko tabernas, ilegalizar cualquier organizacion abertzale, prohibir a sus militantes integrarse o formar otras nuevas y encarcelar a sus dirigentes y a todos aquellos que cometan el delito de apoyarlos con la palabra o la escritura. Aunque es de suponer que luego cerrarían las mezquitas para evitar el desarrollo del terrorismo yihadista. Quien sabe-.
Cuando algo se piensa así sólo tiene un nombre: fascismo. Cuando se ejecuta de esa manera solo tiene una definición: terrorismo.
Así que ayer, además de a la desilusión de una clase política que ha visto perderse -al menos de forma momentanea- un camino hacia la paz en su país, asistimos a la presentación, bautizo y puesta de largo de un nuevo grupo terrorista en nuestro país: La élite guerrera del PP
Por lo menos en una cosa hay que darle la razón a Rajoy, al hombre que es un peligro para nuestras vidas: El Presidente del Gobierno se equivocó al decir que en 2007 estariamos mejor que en 2006.
En 2007, no se sabe durante cuanto tiempo, tendremos que combatir a dos grupos terroristas para evitar que la incapacidad de un pequeño grupo de indepentistas para utilizar las víasdemocraticas genere mas muertos y que el ansia desmesurada de poder de un grupo de guerreros del fascio disfrazados de demócratas les lleve a destruir un país con tal de gobernarlo.
Alguien debería recordar la máxima deLoki, el Señor de la Mentira de la mitología nórdica: "¿De que sirve gobernar el mundo si el mundo es un inmenso montón de cenizas?". Pero el señor Rajoy quiere gobernar cenizas. Lo único que quiere es gobernar.
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