lunes, febrero 06, 2012

El falso positivo del experimento discriminatorio


Hace un año realice en estas endemoniadas líneas un experimento de ficción sobre lo que sería un test que demostrara la igualdad directiva y laboral propuesta por las defensoras a ultranza de la bandera de la discriminación positiva. Era una boutade humorística para intentar demostrar lo que para mí es un absurdo de imposible resolución.
Pues ahora resulta que lo han hecho. Que dos universidades se han dedicado, con fondos públicos, por cierto, a realizar un experimento para demostrar que la discriminación positiva es buena. Las conclusiones son dignas de elogio, dignas de adquirir relevancia. Siguen siendo una boutade. Perro ya no tienen ni pizca de gracia.
Resulta que "expertas" -no se especifica en qué- se han puesto manos a la obra en las universidades de Innsbruck y Goteburgo para demostrar que la discriminación positiva es buena. Y claro han llegado a la conclusión de que lo es.
El experimento es una suerte de competiciones matemáticas entre alumnos de la universidad en las cuales en ocasiones sí y en ocasiones no se aplica la discriminación positiva premiando a las mujeres más que a los hombres por el hecho de serlo o repitiendo las pruebas hasta que una mujer consigue alcanzar uno de los dos primeros puestos.
Algo que sin duda aceptaría cualquier comité de competición olímpico sin pestañear como un sistema justo enfrentamiento, supongo.
Pero lo que importa son las conclusiones a las que ha llegado este comité de doctas sabias.
La primera es que la discriminación positiva es buena para aumentar la competitividad de la mujer.
Y a uno le sorprende que alguien se haga más competitivo cuando le ponen las cosas más fáciles, cuando lo tiene más sencillo. No es que uno sea darwinista social ni nada por el estilo, pero se diría que cuanto más y mejores adversarios tienes mejor compites.
Pues bien, según esto parece que no y uno busca los datos y las conclusiones que lo demuestren
Y encuentra esto:
“En ausencia de intervención, el número de mujeres dispuestas a competir fue sólo la mitad del número de hombres, mientras que en tres de los otros cuatro casos fue significativamente más alta la participación femenina en la competición, sin efecto significativo para los hombres [la repetición de la prueba es la que menos efecto tiene]”.
¿Cómo puede un prisma definido de antemano puede hacer que alguien perciba las realidades de modo absolutamente contrario a lo que significan incluso atesorando los conocimientos necesarios para interpretarlas correctamente?, ¿hasta ese punto llega la obcecación y la necesidad de justificar algo que saben en su fuero intelectual -que no visceral- que no es justo?
En ausencia de intervención -es decir, en las pruebas en las que no se practicaba la discriminación positiva- las mujeres dispuestas a competir fueron la mitad que en las otras.
¿Eso demuestra el aumento de competitividad?
Las mujeres del estudio no estaban dispuestas a competir en circunstancias de igualdad, no estaban dispuestas a realizar el mismo esfuerzo que los varones, pero se lanzaban a la confrontación en cuanto veían que tenían más posibilidades, que se les garantizaba un trato de favor.
No sé sabe por qué exponen como prueba de una conclusión lo que es a todas luces el refrendo estadístico de lo contrario, de que con la discriminación positiva se consigue que la mujer solo participe, solo compita cuando sabe que esta injustamente beneficiada por su condición de mujer.
Es tan absurdo como decir que un equipo de fútbol es más competitivo porque acepta participar en una liga solamente cuando parte con diez puntos de ventaja y con un gol en tu marcador al comienzo de cada partido. Ese equipo no es más competitivo. Lo son todos los otros que aceptan seguir buscando el triunfo en circunstancias adversas. En este caso los hombres.
Pero puede que yo me equivocara y por eso seguí leyendo y buscando explicaciones:
"La frecuencia de participación de mujeres fue especialmente alta en el caso de fuerte trato preferencial para ellas".
¡Nos ha jodido mayo con no llover a tiempo!
Pues claro, ¿quién no participaría más en una competición hecha a su medida y en la que obtiene ventajas solamente de su condición? Pero eso no demuestra que te vuelves más competitiva, sino que te vuelves mas acomodaticio, más indolente y solamente participas en las cosas cuando tienes la seguridad de obtener el premio que buscas.
Para lograr un viaje alCcaribe puede pasar, pero cuando se trata de buscar trabajo o de asegurar el sostenimiento económico de tus hijos tras un divorcio -por citar un ejemplo- la cosa es mucho más preocupante.
Me limito a esperar a que el Estado, a través de la discriminación positiva me facilite las cosas. Si no, no juego. Un prodigio de responsabilidad y competitividad, vamos.
Pero la cosa sigue. En un solo párrafo son capaces de inventar la contra sociología y mandar al traste los principio básicos de todo análisis sociológico.
Pero eso tampoco es muy importante. Al fin y al cabo los padres de la sociología son hombres. No importa que estén equivocados:
"El resultado más interesante del experimento es que no se vio mermado el rendimiento del grupo".
Claro, porque se trata con dos premisas fundamentales. Primero todos los participantes son estudiantes de matemáticas de alto nivel y segundo los problemas matemáticos tienen una solución concreta y solamente una. Estas aplicando la discriminación positiva entre personas que tienen el mismo rango intelectual y para llegar a la misma solución.
Aunque tengas que repetir las pruebas siete veces -como ocurrió en el peor de los casos-  para que una mujer sea una de las mejores puntuaciones, el resultado final del problema será el mismo y por tanto la puntuación del grupo seguirá siendo la misma. Pero habrás desechado a siete hombres que ya habían dado con el resultado correcto y logrado por tiempo la mejor puntuación para conseguir que una mujer sea la beneficiada.
Puede que al grupo no le importe. Pero a los siete desechados sí. Pero para ellos es injusto y no hay lógica ni análisis sociológico posible que niegue la injusticia de ese hecho. Que niegue el desajuste social que crea que siete personas que son mejores y más rápidas que otra sean dejadas al margen para lograr que una logre ese puesto.
En un experimento matemático puede ser secundario.- Pero en un continente con cientos de millones de parados, en un país donde la mayor parte de los parados activos son hombres, desechar a siete para elegir a uno puede ser como mínimo incomprensible y como poco criminal.
Y sin ver todo eso, sin que, como diría el cómico, el ansia viva por demostrar que tienen razón les deje ver que están interpretando al revés todos los datos, que están sacando las conclusiones contrarias a aquellas con las que la realidad de su propio experimento les está golpeando con la mano abierta una y otra vez, llegan a su declaración final.
"La conclusión es que las estrategias de apoyo a las mujeres tienen un efecto positivo en el estímulo a las mujeres y el resultado final es favorable para las mujeres mejor cualificadas".
Claro que las estimula, pero no las hace más competitivas. Las estimula porque saben que serán beneficiadas aunque no se encuentren al nivel de aquellos con los que compitan.
Nadie ha dudado nunca de eso. Pero ese no es el problema y que ni siquiera se den cuenta es lo que demuestra que no tienen pensamiento científico, ni criterios profesionales, que solamente su ideología previa es lo que impulsa sus conclusiones. Como Mengele tintando de azul los ojos de los prisioneros. Las mejor cualificadas entre ellas, no las mejor cualificadas teniendo también a los hombres en cuenta, que esas habrán solventado el problema a la primera y en un tiempo récord sin necesidad de apoyo positivo.
El problema ético de la discriminación falsamente positiva no está en que pueda perjudicar a las mujeres, radica en la certeza absoluta de que perjudica a los hombres.
Ellas eliminan a los hombres de la ecuación, como si ellos no tuvieran derechos, como si ellos no tuvieran capacidad de reclamar justicia, como si los eliminados, los desplazados, los apartados para lograr el triunfo femenino no se hubieran ganado con sus actos el derecho al premio que al final se lleva una mujer. A los hombres no les importará ser desechados al igual que a los judíos no les importará que les dejemos ciegos tintándoles los ojos de un ario azul celeste.
La discriminación femenina es buena porque favorece a las mujeres. Vale, yo lo compro si ellas compran que la discriminación masculina es buena porque beneficia a los hombres ¿están dispuestas a eso?
Claro que no. Y yo tampoco. Ninguna discriminación es positiva. Punto final. Hasta sus propios estudios y experimentos demuestran ese hecho, aunque ellas piensen que los hombres somos lo suficientemente estúpidos como para no sacar nuestras propias conclusiones.
Una más. Ya empiezo a perder la cuenta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahora, en el colmo de los eufemismos, a lo que antes llamaban "discriminación positiva" la han rebautizado "acción positiva". Obviamente nuestras teólogas de género son conscientes de la realidad que aquello conlleva, y como al sádico al que molestan los gritos de su víctima, y opta por cantar para no escucharla, nuestras feministas pretenden engañar al personal, y quizá a ellas mismas, llamando "acción positiva" a lo que no es otra cosa que pura discriminación por razón de sexo.

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