Una persona, de esas que tienen dinero y voluntad para levantar una empresa, tiene dos plazas que cubrir. lee curriculums, consulta a la familia -que el nepotismo siempre es un grado-, contrata a una empresa de cazatalentos, pone un anuncio en la prensa y en Infojobs y al final selecciona a las dos personas más aptas para los puestos según su punto de vista, -que puede ser cuestionable pero es el suyo, que para algo la empresa le pertenece-.
Ambos perfiles son perfectos para sus puestos y trabajarán en idéntico puesto en el organigrama de la empresa, desempeñando las mismas funciones en, digamos áreas geográficas distintas.
Así que, como la persona propietaria de la empresa sabe que está en un país en el que no existe una catalogación de remuneraciones laborales que establezca unos sueldos mínimos y máximos por puesto y sector, como sabe que no existe una negociación sindical que le imponga esos mínimos a priori, se sienta a frantar la dura y cansina labor de la negociación salarial.
Se enfrenta a la primer persona, que llamaremos 1, seleccionada ofreciéndole una cantidad. Esta se niega, porfía, se lo piensa y hace una contraoferta. Que si tiene que abandonar otra empresa, que si quiere un coche y un móvil de empresa, que si tal, que si cual... Al final hace una contraoferta en la que espera recibir un 20 por ciento más de sueldo. Su antagonista en esa negociación se lo piensa y al final acepta. Al fin y al cabo había comenzado la negociación un 40 por ciento por debajo de lo que por lógica debería pagar a cualquiera que trabajara en ese catagoría. Todavía se ha ahorrado un 20 por ciento. Plaza cubierta. Comienza mañana.
Medianamente feliz, hace una pausa para tomar un café, unas llamadas telefónicas, queda para una comida de negocios y hace entrar en su despacho a la persona elegida para cubrir la siguiente vacante, a la que desde este momento nos referiremos como 2 .
Repite la operación y la oferta palabra por palabra-al fin y al cabo levantar una empresa ha convertido estas cosas en rutina- Y, ante su estupor interno y su complacencia externa, no hay petición de coche y movil de empresa, no hay contraoferta. Sencillamente su contraparte en la negociación acepta la primera oferta.
Partiendo de esta hipótesis, resolver los siguientes supuestos
En el caso de que 1 y 2 sean ambos de sexo masculino.
La persona contratante debe:
A) Reirse por dentro, alegrarse de haberse ahorrado un 60 por ciento del dinero que tenía previsto invertir en los salarios de ambos puestos y marcharse a su comida de negocios.
B) Descolgar el teléfono inmediatamente y hacerle ver a 1 que su propuesta es inaceptable porque ha encontrado a otras personas que están dispuestas a cubrir su puesto aceptando las condiciones de partida de su negociación
C) Destinar el dinero que ha ahorrado en esos salarios para subir el sueldo de parte del personal femenino de la empresa
En el caso de que 1 y 2 sean ambos de sexo femenino.
La persona contratante debe:
A) Al mejor estilo del vendedor de barbas y pelucas de la mítica La Vida de Brian, forzar a 2 a regatear hasta que acepte una subida del 20 por ciento que la iguale a su futura compañera.
B) Siguiendo los pasos del no menos mítico centurion de los Monty Python, decir algo parecido a ¿salario de mierda?, sí, no.. ¡Era una broma! y darle automáticamente el mismo sueldo que el que ha conseguido 1 con su negociación.
C) Seguir las enseñanzas del inolvidable Frente de Liberación de Judea -¡Brigada suicida!- y asesinar su cuanta de gastos salariales dándole a ambas el máximo, por encima de lo que han aceptado y de lo que han negociado.
En el caso de que 1 sea de sexo femenino y 2 sea de sexo masculino.
La persona contratante debe:
A) Nada en absoulto. Todo el mundo sabe que las mujeres son más listas que los hombres y merecen ganar más. Si el tío es tonto y no pide más es su problema.
B) Subir el salario a 1 hasta lo máximo que tenía previsto en premio a su capacidad negociadora
C) Solicitar a su asistente un impreso para presentar su candidatura al premio Anual en apoyo de la Discriminación Positiva que entregará la ministra de turno.
En el caso de que 1 sea de sexo masculino y 2 sea de sexo femenino
La persona contratante debe:
A) Ofrecer a 2 desde el principio el sueldo que ya ha conseguido 1 en su negociación, arriesgándose a que ella negocie y le obligue a elevarlo aún más pero sabiendo que eso no miporta, porque que una mujer cobre más que un hombre por idéntico trabajo es políticamente correcto.
B) Rebajar el sueldo a 1 par impedir a cualquier precio que una Inspección de Trabajo le plante una multa por discriminación salarial.
C) Despedir a 1 en el periodo de prueba y contratar otra mujer a la que pueda pagarle menos que a 2 sin que le puedan acusar de discriminación sexual en los salarios.
Material propuesto para resolver estos supuestos.
Resulta que el Estatuto de los Trabajadores no impide que los trabajadores negocien sueldos inferiores a los que marca el convenio colectivo del sector, como ocurre en Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos.
Resulta que un alto porcentaje de mujeres trabajan en jornada reducida por conciliación familiar, con la reducción de salario que marca la ley, incluso en identidad de puesto y categoría y sin que la ley les obligue a ser ellas las que se acojan a esa medida.
Resulta que un 25 por ciento de las mujeres trabajan a media jornada, mientras que sólo un 4 por ciento de hombres lo hacen, y eso también supone una reducción del sueldo aunque el puesto sea el mismo. Y tampoco nadie les obliga a ello.
Resulta que en España sólo un 20 por ciento de los trabajadores están sindicados y de ellos solamente un 30 por ciento son mujeres. Resulta que en el 75 por ciento de las empresas con mayoría de mujeres en la plantilla no existe representación sindical ninguna y solo se presentan como candidatas a la representación sindical dos de cada cien candidatos.
A lo mejor hay que pensar porque suceden las cosas antes de recurrir al insoportable machismo para explicar porque hay una diferencia del 17 por ciento entre los sueldos de mujeres y hombres. A lo mejor hay que analizar las situaciones antes de plantearlas. A lo mejor explicarlas correctamente y responsabilizar a las personas de su situación y su futuro es más útil que tremolar una bandera y un eslogan. Aunque sean rosas.
Próxima Unidad Didáctica. Supuestos de la Ley de Igualdad en la Dirección.
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