miércoles, marzo 02, 2011

Los fastos plásticos del 8 de marzo (y3)

Pues sí, gentes de bien -y de mal, por supuesto-, el lema de todo esto, de este 8 de marzo de revisionismo artístico y explosión cultural, es "Ellas crean".
Y no lo dudo. Estoy acostumbrado a vivir y convivir con mujeres que crean en toda suerte de actividades artísticas, profesionales y vitales.
A veces aciertan, a veces no, en ocasiones bordean la genialidad y en ocasiones la sobrepasan y en ocasiones atraviesan los páramos del ridículo y del fracaso. Como cualquier persona que piensa, que imagina, que crea. Yo doy eso por sentado. parece que las adalides del eterno enfrentamiento entre hombres y mujeres no. Yo vivo en el mundo y la sociedad de hoy. Ellas en la amargura y la revisión de un paso que desconocen. Así están las cosas.
Y lo más gracioso es que esta celebración de la creatividad femenina se hace en las artes plásticas con exposiciones en las cuales la creatividad, la explosión de ella, corresponde a autores masculinos que están en los museos no por ser hombres, sino por ser geniales.
Hannin, Garavaggio, Goya, Hopper y demás son lo que son no por ser hombres sino por ser geniales, por ser innovadores, por ser artistas, vamos.
Y por eso recurren a revisar lo irrevisable ¿ Se supone que las elegidas para ser mostradas en esas exposiciones lo son porque crearon algo?
Si es así, vamos mal.
Como ya he dicho profusamente en los dos post anteriores son los personajes probablemente peor elegidos para eso.
Creadoras de misticimos guerreros que superaron la locura, participantes en las represiones religiosas más brutales de la historia, hacedoras de esponsales indeseados por intereses políticos, reproductoras de roles femeninos de sometimiento, peones consentidos o resignados en la trasmisión de las líneas dinásticas masculinas y monárquicas, represoras de los deseos de libertad de pueblos en aras del gran imperio en el que no se ponía el sol, defensoras de creencias religiosas plagadas de sometimientos y menosprecios a la mujer. Eso es lo que crearon o contribuyeron a crear y mantener muchas de las que son mostradas en esas exposiciones ¿eso es lo que hay que celebrar de la capacidad creadora femenina?
Mal seguimos.
Y para rematar la rocambola de este acercamiento artístico a la creación femenina -que no merece para mi ser defendida por femenina, sino por creación. Que no merece ser recordada por encima de la masculina porque se vive y se va cada día- se recurre a la música. Un arte mucho más popular, mucho más al alcance intelectual de todos. Incluso de los hombres.
Y se organiza un concierto. El concierto es un valor seguro para revindicar lo que sea desde los tiempos de Tierno Galván.
Y, entre toda la infinita lista de creadoras musicales que hay en este país, entre la más que abultada relación de mujeres que crean música en todos los géneros, desde el lírico hasta el flamenco, desde el pop hasta el rock, desde el hip hop hasta el tecno trance más acelerado y acelerante, las ideologas de este nuevo modelo festivo revindicativo del 8 de marzo eligen ni mas ni menos que a Marta Sánchez, Tamara y Chenoa.
Y no es que yo tenga nada en contra de las bondades musicales de esas tres intérpretes -que lo tengo-, es que simplemente son eso: intérpretes.
Ni la siempre sensual Marta, ni la aterciopelada Tamara, ni la cambiante Chenoa son ni pueden ser símbolo de creación porque no crean sus canciones, solamente -con todo el merito que ello supone-. Las interpretan.
Detrás de las tres hay productores musicales varones, compositores varones, arreglistas varones, letristas varones -y alguna que otra femina, para ser justos-. sus canciones no parten de su creación. Marta Sánchez no compone demasiado -una canción en su último disco-, Tamara ha alcanzado lo alto de las listas reinterpretendo las canciones de Roberto Carlos, Chenoa es lo que es: un producto de discografica, como lo son otras muchas y otros muchos, desde Lady Gaga a David Bustamante, desde Kesha hasta David Bisbal.
¿De verdad no han sido capaces de encontrar auténticas creadoras musicales en la música española? Prefiero veinte mil veces el victimismo eterno de Bebe porque es suyo, el optimismo infantil de Nena Daconte porque le pertenece, la insoportable tristeza de la constante huida hacia adelante de Amaral porque, al menos en parte, es suya.
Pero las defensoras del rito del poder femenino, las adalides de la eterna lucha entre los sexos cuando nadie quiere esa guerra ni está dispuesto o dispuesta a mantenerla, prefieren un espacio musical de Metro de Madrid en el que un número indeterminado de miles de personas -preferiblemente mujeres- coreen frases y lemas que ellas y sólo ellas puedan interpretar.
Así es mejor escuchar y cantar a voz en grito un "soy yo, la que se marchó" o un "Cuando tú vas, yo vengo de allí", que realmente rendir homenaje a las creadoras musicales de este país. Es mucho mejor reproducir el esquema de que las mujeres son fuertes en su lucha contra los pérfidos hombres y su nefasta manera de amarlas que generar un espacio en el que se puedan escuchar los sentimientos de mujeres creadoras de armonías y melodías que, a lo peor, no dicen lo que ellas quieren escuchar, lo que ellas quieren trasmitir, lo que ellas quieren que se crea que es la realidad de la relación entre los sexos.
Ellas crean, se hartan de decir, pero no las doy espacio. Se lo doy a aquellas que pueden entonar himnos pop que nos guste oír. Aunque sean canciones compuestas con otro propósito o sin propósito alguno que no sea vender discos.
El impulso creador que pretenden poner en marcha es aquel que les permita acceder al poder, un poder que podrán usar como deseen y que todo aquel que critique será machista, sera misógino o será retrógrado.
Una vez más el 8 de marzo es una excusa para reclamar algo que no les pertenece, algo a lo que nadie tiene derecho sobre ninguna otra persona, algo que se supone que se gana con esfuerzo, con lucha y con coraje, siempre en beneficio de los demás y nunca en el propio.
Una vez más pretenden sustituir todo eso por las subvenciones y las concesiones, por la presión política y las dádivas electorales.
Una vez más pretenden vender a diestro y siniestro que la actividad femenina -y feminista, sobre todo la feminista- es valorable por el mero hecho de que la hagan mujeres, sin tener en cuenta su calidad, su compromiso, su capacidad o su originalidad.
Probablemente, porque instaladas en la mediocridad de su pensamiento, en  la mastodóntica inmovilidad de sus puntos de vista y en su falta absoluta de disposición a la evolución intelectual, que tanto demandan de los varones, no han descubierto aún que hay otra muchas que ya han dado con la mejor forma de conseguir que la creación sea reconocida, sea aceptada y sea tenida en cuenta.
Que han encontrado una fórmula alquímica infalible para hacer notar su presencia en el mundo independientemente de ser mujeres, independientemente de su feminidad.
Una fórmula que supone poner esfuerzo en crear, simplemente eso. No en destruir.
Y con esto doy por concluida mi molesta contribución al revisionismo artístico del que se ha disfrazado el 8 de marzo este año.

No hay comentarios:

Lo pensado y lo escrito

Real Time Analytics