Grecia ha presentado su propuesta tras el referéndum y los opinadores, analistas y demás comienzan a interpretarla y como en todo, también en el gobierno y la política, las interpretaciones son libres. Algunas están ajustadas a la realidad y otras no, pero no por ello dejan de ser libres.
La mayoría -aquejados de una especie de virus redundante que les lleva a buscar tres pies al gato con tal de desacreditar al gobierno heleno y su postura- le critican que presenta una propuesta con "diferencias mínimas" con respecto al que sometió a referéndum y fue rechazado por los griegos.
Y eso les lleva a interpretar que no merecía la pena, que para esas mínimas diferencias el referéndum era innecesario y que por tanto este solo buscaba "reforzar" a Tsipras en el gobierno -dicho este "solo" en tono de crítica, casi despectivo-.
Y ese análisis, que en tonos diferentes y con pocos matices se repite en prácticamente toda las opiniones de los medios de comunicación nacionales, destila varios síntomas de lo que es Europa y sus políticos quieren que sea
Para empezar critican el referéndum como forma de "reforzar" a Tsipras.
Ignoran o fingen no recordar el hecho de que Tsipras necesitaba ese refuerzo porque eran las instituciones europeas las que día tras día le acusaban de "mantener una posición ideológica en contra de los interese de sus país"; porque titular tras titular, encuesta tras encuesta y editorial tras editorial, los medios de comunicación se empeñaban en intentar demostrar que los griegos querían, por hastío o europeismo, el acuerdo en las condiciones que planteaba el Eurogrupo. Así que ese refuerzo era necesario
¿Por qué? Porque es lógico que alguien que negocia -el gobierno griego- en nombre de otros -el pueblo griego- consulte con aquellos a los que representa cuando la negociación le lleva a un punto en el que le intentan forzar a aceptar puntos que están en contra de su mandato original.
Lo hacen los diplomáticos con sus gobiernos, los militares con sus mandos pero estamos, al parecer muy poco acostumbrados a que lo hagan los gobiernos con sus sociedades. Estamos muy poco acostumbrados a la democracia.
Y resulta casi cómica esta crítica porque lo que hizo Tsipras y su gobierno con el referéndum fue cambiar, por utilizar un concepto procesal, la carga de prueba de bando.
Con todo el mundo criticando su "radicalismo poco democrático", su "intransigencia ideológica" y demás, realizó un acto democrático en estado puro, se puso en manos de sus gobernados y ahora tiene a todos los que daban por sentado que ellos eran los "demócratas" teniendo que declarar una y otra vez que "respetan la decisión del pueblo griego", que "no se cuestiona el derecho de los griegos a decidir sobre sus asuntos" y demás frases grandilocuentes.
Para quien ser alguien que se supone que no tiene experiencia política ni capacidad de gobierno y "no sabe como se hacen las cosas en Europa" -que dijo el egregio De Guindos- se la ha metido doblada. A lo mejor por eso lo critican.
Y la segunda crítica, que pretende presentar al gobierno griego como un traidor a la voluntad popular del referéndum -una voluntad que diez lineas antes todos dicen que no debería haber sido consultada pero que, de repente, por puro arte de incoherencia manifiesta se convierte en algo defendible- porque ha presentado una propuesta con variaciones "mínimas" a la que los helenos dijeron no.
Olvidan o fingen no saber que el pueblo griego se echó a la calle cuando el Eurogrupo incluyó una nueva batería de recortes en las pensiones, no cuando se habló del IVA, ni del plazo de pago, ni del porcentaje del PIB, ni de los gastos de defensa, sino cuando se metió mano en sus pensiones.
Y es precisamente el único elemento que la nueva propuesta griega modifica a su favor con respecto a la propuesta del Eurogrupo, las pensiones.
O sea que si la sociedad sobre la que gobierno no acepta el acuerdo con la UE por las pensiones pues yo tampoco. Si el referéndum me dice que no quieren ese acuerdo por ese punto, estoy legitimado a mantener todo lo demás pero obligado a cambiar ese. Por muy mínimo que le parezca a aquellos que consideran más importantes los flujos de capital que la vida y el bienestar de las personas.
Todo lo demás puede aceptarse, pero mantengo el mandato de mis ciudadanos y no hago las concesiones en las pensiones. De nuevo responsabilidad democrática en estado puro.
Y si a Europa no le gusta a lo mejor tiene que reclamar a sus políticos que revisen su forma de gobernar. Que aprendan otra vez lo que es la democracia.
Otra vez desde Grecia.
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