Hay ocasiones en las que de tanto esperar algo, de tanto reclamarlo, de tanto desearlo y exigirlo, cuando por fin ocurre, nos pasa inadvertido. Se nos escapa repentinamente silencioso y corremos el riesgo de no escucharlo, como un sí susurrado en mitad de una florida y verborréica petición de matrimonio.
Pero ha sido dicho.
"La izquierda abertzale rechaza y se opone al uso de la violencia o la amenaza de su utilización para el logro de objetivos políticos y eso incluye la violencia de ETA, si la hubiera, en cualquiera de sus manifestaciones".
Vale, han tardado treinta años y varios centenares de muertos en decirlo, pero ya está dicho.
Y tenemos que escucharlo para que, si todo les va mal a aquellos que ahora inician un camino que deberían haber transitado desde el principio, no puedan fingir que no lo dijeron, no puedan desdecirse de ello. No puedan abandonarse a sí mismos.
"La izquierda abertzale rechaza y se opone al uso de la violencia o la amenaza de su utilización para el logro de objetivos políticos y eso incluye la violencia de ETA si la hubiera en cualquiera de sus manifestaciones".
Y estamos obligados a oírlo para que, si todo les va bien a aquellos que han clamado por ello, que han hecho de ese objetivo su fin y de esa frase su sentencia, no puedan seguir pidiendo y exigiendo lo que ya se ha producido, no puedan refugiarse en ese lugar común para ocultar otros rechazos, otros odios y otras repugnacias que no tienen derecho a expresar.
"La izquierda abertzale rechaza y se opone al uso de la violencia o la amenaza de su utilización para el logro de objetivos políticos y eso incluye la violencia de ETA si la hubiera en cualquiera de sus manifestaciones".
Y no tenemos mas remedio que prestar oídos a esa afirmación para evitar que si aquellos que están llamados a construir una nación dentro de una patria o una patria dentro de una nación -que tanto da una cosa como la otra- no saben como hacerlo, no puedan actuar como si no hubiera sido dicho y eludir todas sus demás responsabilidades, todos los demás esfuerzos necesarios para construir y reconstruir la tierra en la que viven y gobiernan.
"La izquierda abertzale rechaza y se opone al uso de la violencia o la amenaza de su utilización para el logro de objetivos políticos y eso incluye la violencia de ETA si la hubiera en cualquiera de sus manifestaciones".
Y no nos queda otra que atender a ese grito y fijarlo en nuestra mente y en nuestra memoria para que, si todo se les tuerce a aquellos que han vividos pegados a la sangre y a la muerte en busca de poder, no puedan creer que no se ha dicho, que alguien aún les sigue el juego, que aún hay quienes creen que ganaran una guerra baldía que nunca ha sido tal, que aún pueden esconderse entre el pueblo de Euskadi.
"La izquierda abertzale rechaza y se opone al uso de la violencia o la amenaza de su utilización para el logro de objetivos políticos y eso incluye la violencia de ETA si la hubiera en cualquiera de sus manifestaciones".
Y hemos de entender el mensaje, para que, si algo se les niega a aquellos que han hecho de la memoria y la venganza, no puedan seguir insistiendo en que su odio no es suyo y ha de ser de todos, en que su venganza, por justa que se antoje, no ha de ser algo suyo y finito sino algo eterno y de todo el Estado.
"La izquierda abertzale rechaza y se opone al uso de la violencia o la amenaza de su utilización para el logro de objetivos políticos y eso incluye la violencia de ETA si la hubiera en cualquiera de sus manifestaciones".
Por fin ha sido dicho y hemos de escuchado para que, si todo sigue igual para aquellos que excusan su desidia y su falta de compromiso en el miedo, su inacción y su egoísmo personal y social en el temor, continúan igual podamos, ya no solo decirles que ETA ya no mata, sino que nadie apoya que lo haga. Que eso ya no sirve de excusa para apartar o tratar de no arrimar el hombro.
"La izquierda abertzale rechaza y se opone al uso de la violencia o la amenaza de su utilización para el logro de objetivos políticos y eso incluye la violencia de ETA si la hubiera en cualquiera de sus manifestaciones".
Y después de lo dicho se puede seguir siendo violento, se puede seguir siendo intransigente, y se puede seguir fascista. Se puede seguir siendo radical y se puede seguir siendo extremista, se puede seguir siendo tremendísta y se puede seguir siendo victimisma. Se puede seguir siendo incompetente y se puede seguir siendo indolente.
Pero hoy, en Euskadi y gran parte de España, hay una excusa menos para ser todo eso.
La izquierda abertzale dice adiós a las armas disfrazada de Hemingway. Se imponen más adióses y muchos habrán de salir de nuestros propios labios mientras, como un mantra infinito, repetimos lo dicho:
"La izquierda abertzale rechaza y se opone al uso de la violencia o la amenaza de su utilización para el logro de objetivos políticos y eso incluye la violencia de ETA si la hubiera en cualquiera de sus manifestaciones".
No hay comentarios:
Publicar un comentario