Un millón y medio de refugiados sirios en Turquía, más de medio millón en Jordania, 400.000 en Líbano, un numero indeterminado entre medio millón y un millón en Irak, 1.700 muertos en las aguas del Mediterráneo y todavía hay gente que se pregunta porque tenemos que acoger a un ínfimo puñado de ellos en nuestras fronteras. Los hay que justifican la postura cicatera del Gobierno a este respecto.
Leyendo la enésima tragedia de los que huyen de la destrucción y el sufrimiento generado por dos monstruos enloquecidos en Siria se me ha venido al recuerdo una frase de la letra de una de esas canciones de la afortunadamente extinta Movida Madrileña: ¿le das un vaso de agua al enemigo?
Y al final esa es la pregunta que muchos creen que tenemos que responder.
Si la guerra fuera en Francia, en Italia o en Gran Bretaña no tendríamos que hacerla porque no los consideramos enemigos. Pero muchos europeos se han acostumbrado a considerar a cualquiera que mire a la Meca para rezar como un enemigo.
La Ley Patriota, el radicalismo de los falsos movimientos cristianos, la instrumentación política del yihadismo para convertir al Islam en un enemigo per se de Occidente les han llevado a considerar a cualquier musulmán como un enemigo potencial.
Desde el anterior papa inquisidor Ratzinger citando en Ratisbona al emperador Paleólogo con su "nada salvo sangre ha aportado el Islam al mundo" hasta la retórica de los partidos radicales y nacionalistas, pasando por el constante discurso islamofóbico de Putin y de los elementos del republicanismo más radical estadounidense, les han acostumbrado a considerar a cualquier persona árabe, musulmana, como una amenaza a nuestra forma de vida y nuestra seguridad física.
Y ahora creen que si ayudan a aquellos que escapan de una guerra entre la megalomanía asesina de Al Asad -apoyada por Occidente, no lo olvidemos- y el fanatismo cruel y enloquecido del Estado Islámico le están dando un vaso de agua al enemigo.
Alemania ya ha entendido que no, Suecia ya ha entendido que no, la Europa que acoge a 350.000 sirios y pone sus fronteras como murallas entre ellos y el horror, ya ha entendido que no.
Pero una buena parte de la población española aún no.
Anclados en la falsa retórica histórica expandida a diestra y siniestra por el franquismo y sus sucesores ideológicos de la grandeza de España, de los Reyes Católicos y de la derrota del "moro" que vende la Reconquista como una expulsión del sarraceno extranjero en lugar de como la guerra civil que realmente fue, les resulta extremadamente sencillo comprar la metonimia islamofóbica y tomar el todo de una religión por la parte de su visión más fanática y sangrienta.
Y parecen creer que eso es suficiente para justificar que nuestro gobierno sea rácano a la hora de ayudar a gentes que huyen de la guerra y el sufrimiento solamente porque son musulmanes.
Tendría que decir que ellos no son el enemigo ni nunca van a serlo, tendría que recordarles que dos de sus principales enemigos combaten en las ciudades de Siria aunque ellos crean que uno de ellos es nuestro aliado, tendría que explicarles que lo que debería hacer el Occidente Atlántico es acabar de una vez por todas con esa guerra y no mantenerla enquistada en su propio beneficio.
A ellos, muchos de los cuales se hacen llamar católicos y se llevan a la boca constantemente las "raíces cristianas de Europa y España" les diré otra cosa: "Ama a tu enemigo. Hazle el bien. Entonces te estarás comportando como un verdadero hijo de Dios".
Así que, aunque consideres erróneamente al Islam tu enemigo ¿Le das un vaso de agua al enemigo?
Sin excusas, sí. Sin consideraciones políticas ni electorales, sí.
Por simple decencia, sí.
Así que, aunque consideres erróneamente al Islam tu enemigo ¿Le das un vaso de agua al enemigo?
Sin excusas, sí. Sin consideraciones políticas ni electorales, sí.
Por simple decencia, sí.
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