No creáis a quien llame poesía
a esto que estáis leyendo. Eso es mentira.
La poesía es vida, forma y verso,
estrofas que se cantan por el gusto
de saber como fluye el sentimiento.
La poesía es vida. Y yo aún sigo muerto.
Si llaman poesía a lo que aquí leéis, no hagáis ni caso.
¡Os juro por mi muerte que no es eso!
Cansado, disgustado y aterido,
en el frío infinito de mis propios deseos,
repito en un papel un verbo amargo,
gritando una y mil veces ante todos
los ecos de una misma letanía.
Cansancio, soledad, gusto y disgusto,
experiencias caídas sin encontrar afectos para ellas.
La poesía es forma y yo deformo
mi triste realidad con estos versos.
Si alguno considera poesía
las líneas que ahora veis con vuestros ojos,
¡ponedle el capirote de los locos!
La poesía es verso y yo no rimo.
Yo junto las palabras con vergüenza,
arrojando los puntos y las comas
en tristes sucesiones de cabriolas
perdidas y olvidadas en el tiempo.
Disparo los retazos de escritura
como piedras en ondas de un río que no fluye.
Baldío intento, falso en el comienzo,
de transformar los sueños en recuerdo.
Yo dibujo falacias y mentiras,
yo esculpo fuego y aire sobre nada,
yo salto de aquí allá como una huída.
Al cabo, arrojo aquello que he vivido,
o he querido vivir, dentro de un cuenco
compuesto de papel y de escritura.
Lo mezclo, lo rebozo y lo sazono
con pizcas de hidromiel y de amargo ingrediente.
Pero, ¿hacer poesía?, ¿yo? ¡Eso es un cuento!
Yo hago gachas de pan con mis deseos.
a esto que estáis leyendo. Eso es mentira.
La poesía es vida, forma y verso,
estrofas que se cantan por el gusto
de saber como fluye el sentimiento.
La poesía es vida. Y yo aún sigo muerto.
Si llaman poesía a lo que aquí leéis, no hagáis ni caso.
¡Os juro por mi muerte que no es eso!
Cansado, disgustado y aterido,
en el frío infinito de mis propios deseos,
repito en un papel un verbo amargo,
gritando una y mil veces ante todos
los ecos de una misma letanía.
Cansancio, soledad, gusto y disgusto,
experiencias caídas sin encontrar afectos para ellas.
La poesía es forma y yo deformo
mi triste realidad con estos versos.
Si alguno considera poesía
las líneas que ahora veis con vuestros ojos,
¡ponedle el capirote de los locos!
La poesía es verso y yo no rimo.
Yo junto las palabras con vergüenza,
arrojando los puntos y las comas
en tristes sucesiones de cabriolas
perdidas y olvidadas en el tiempo.
Disparo los retazos de escritura
como piedras en ondas de un río que no fluye.
Baldío intento, falso en el comienzo,
de transformar los sueños en recuerdo.
Yo dibujo falacias y mentiras,
yo esculpo fuego y aire sobre nada,
yo salto de aquí allá como una huída.
Al cabo, arrojo aquello que he vivido,
o he querido vivir, dentro de un cuenco
compuesto de papel y de escritura.
Lo mezclo, lo rebozo y lo sazono
con pizcas de hidromiel y de amargo ingrediente.
Pero, ¿hacer poesía?, ¿yo? ¡Eso es un cuento!
Yo hago gachas de pan con mis deseos.
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