Está claro desde hace varias generaciones, dos guerras mundiales y varios ciclos de crisis económica, que el ser humano no aprende nunca de los errores ni de los dolores sufridos en carnes y tiempos ajenos. Pero parece que nuestros políticos en general se han empeñado en no aprender tampoco de los que experimentan en carne propia.
Aún está casi caliente el cadáver de la Presidenta de la Diputación Provincial de León, Isabel Carrasco, asesinada por como se hacen y se deshacen las cosas en las principales formaciones políticas de este país, tiroteada por quien a todas luces se antoja una de las integrantes de su clientela partidaria, y las mesnadas políticas españolas siguen a lo suyo. Siguen sin aprender.
Para empezar se juntan y se agolpan para mandar un mensaje tan claro y meridiano que nos hace mover la cabeza a uno y otro lado casi con desesperación: "estamos juntos, somos lo mismo, en esto no hay fisuras".
Más allá del culto a la muerte que rige el inconsciente colectivo patrio y hace olvidar los errores, fracasos y maldades de los muertos en beneficio de su memoria -como si la memoria no mereciera o tuviera derecho a recordar las partes oscuras de nadie-, nuestros políticos abarrotan la catedral de León, se sientan en sus bancos, para reivindicar la política, dicen ellos.
Pero en realidad la foto de todos contritos y acongojados envía otro mensaje. Envía eso de "chicos, cuidado, que esto puede pasarnos a cualquiera".
Porque lo que conmociona a los políticos de los partidos mayoritarios y de alguno no tan mayoritario no es la muerte de alguien querida o por lo menos respetada por toda la clase política española, como podría ser el reciente fallecimiento de Adolfo Suárez. Lo que les tiene en estado de animación suspendida y cortocircuito emocional es el hecho de que Isabel Carrasco que, pese a lo que digan o escriban, les importaba bien poco, murió a manos de una de las suyas.
Y todos los que se sientan en la nave de la catedral leonesa tienen demasiados de los suyos como para dormir tranquilos estos días, ahora que han visto que alguien a quien creían afecto y sometido a la disciplina del partido puede acercarse a ti por la espalda disparate y luego esperar a que te gires en el suelo para rematarte con cuatro disparos más; ahora que han visto que la militancia clientelista -no toda la militancia- no solamente sirve para pegar carteles, descabalgar de sus puestos a los de la competencia política, ganar dinero y hacerse fotos, sino que también puede reclamar con sangre a su señor, como antiguos vasallos medievales, las deudas contraídas y no pagadas.
Por eso se empeñan en reivindicar la política. Pero en realidad no están reivindicando la política, sino su forma de hacer política. Porque si reivindicaran la política de verdad esto no hubiera ocurrido. Isabel Carrasco nunca hubiera muerto asesinada a tiros en las calles de León.
Nunca hubiera pasado porque nunca hubiera existido una mujer que pudiera creerse que por ser militante de un partido y parte de la agenda de alguien tenía el trabajo asegurado, los juicios ganados y los ingresos firmes.
Porque si creyeran de verdad en la política hace meses que habrían aprobado una Ley de Transparencia que languidece en los pasillos del Congreso y que cada vez está más vacía de contenido; no hubieran intentado sacar adelante iniciativas que impidieran a la ciudadanía protestar, criminalizando las manifestaciones y los escarches, para mantener a salvo a los políticos de sus propias conciencias; se hubieran puesto de acuerdo para reformar el código penal para criminalizar la corrupción y el nepotismo político con penas mucho más duras; hubieran hecho frente común para eliminar el aforamiento de toda la casta política de cargos electos que se escuda tras de él en sus delitos y manejos desde Valencia hasta Andalucía, desde Galicia a Catalunya, desde Madrid hasta Bilbao.
Eso es reivindicar la política y la forma correcta de hacer política, no acudir de negro a un funeral a mandar el mensaje de "estamos muy preocupados y tristes porque han matado a uno de los nuestros".
Porque en realidad eso es lo único que les preocupa, que era uno de los suyos.
Y por eso suspenden la campaña electoral y hasta el debate de los candidatos de sus partidos cosa que, como decía ayer un comentario de una red social, no hacen cuando se suicida un desahuciado, por poner un ejemplo trágico, público y por desgracia cada vez más frecuente. Esos no son de los suyos, no hace falta preocuparse.
Y como muestra un botón.
El Ministro del Interior, Jorge Fernández, ha solicitado a la Fiscalía General de Estado que investigue algunos comentarios en redes sociales para ver si son constitutivos de delito por los insultos que expresan contra la política leonesa tiroteada.
No está mal.
Pero cuando entras en Twitter y tardas dos movimientos de pulgar en encontrar un comentario en el que se le niega el cerebro y la condición de ser humano a todo varón sobre la tierra o ves que el hashtag del día es #DEPAbrahamMateo, que solicita la muerte de un cantante de moda, supones que el señor ministro del interior hará la misma solicitud a los fiscales de este país.
Cuando tardas dos clics de ratón en hallar un timeline que define a las mujeres por sus pechos o en encontrar tuits y respuestas que piden que se dispare a matar contra los inmigrantes que saltan la valla, que se saquen los tanques a la calle en Catalunya o que llenan de comentarios e insultos racistas y xenófobos las redes sociales, esperas que el ministerio actúe con la misma presteza.
Y cuando ves que no es así es cuando te das cuenta de que tienes razón en algo que ya sabías. Nunca van a aprender.
Solo importa lo que le hagan a uno de los suyos. Solo hay que proteger a los suyos, solo hay que valorar a los suyos, solo hay que defender a los suyos. Y nosotros y otros muchos nunca seremos los suyos. Nunca se sentarán por nosotros compungidos y penosos intramuros de una catedral.
Exactamente la forma de hacer política de todos ellos que ha llevado a Isabel Carrasco a morir a tiros en mitad de una calle de León.
7 comentarios:
asco de articulo; kennedy tambien fue asesinado y era un gran politico. Mi desprecio hacia el al autor del articulo que no hace sino que buscar justificaciones a un acto cobarde y loco.
Me parece un análisis justo y medido, de una realidad acerca de los favores y desfavores que muchos políticos y sus entornos no solo creen sino que usan y abusan con descaro y despotismo.
Muy bien explicado y claramente expuesto el mundo en el que vive a costa de todos nosotros la mayor parte de la casta política dictatorial y corrupta que nos gobierna.
Gracias por pensar y transmitirlo.
Salud
Para el primer anónimo:
A Kennedy le mataron una serie de intereses creados contra los que se oponía. No creo que ese sea el caso.
Y me gustaría que marcara en qué parte de la entrada se justifica el acto de la asesina.
A estas alturas del partido, refugiarse en la teoría del "loco solitario" lo que hace es justificar las acciones de todo el aparato -en el que se incluían asesina y asesinada- que con su forma de hacer política y de beneficiarse de ella ha originado este desenlace.
Está usted en su derecho de que le de asco el artículo. A mi solamente me da pena la incapacidad de pensamiento autónomo.
Explicar no es sinónimo de justificar. Deberíamos tener eso claro de una vez.
Totalmente de acuerdo, y muy bien explicado. Solo los fanáticos acérrimos serán incapaces de comprenderlo.
Un aplauso para la totalidad del artículo, hasta la última coma.
Interesante reflexión y bien argumentada
Lo suscribo. El ministro no investiga los abusos de poder, de los que en Laciana tenemos amplia experiencia.
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