Después de unos cuantos días mirando hacia dentro hagamos caso al imperturbable Sr. Lobo de Pulp Fiction y dejemos de comernos las pollas.
Claro, que cuando se mira hacia el exterior las cosas tampoco mejoran mucho. Más allá de costaleros indignados por la lluvia pascual -de todos es sabido que eso es culpa de un gobierno laico y con Franco no pasaba- hoy, primer día no pascual después de la Semana Santa, nos desayunamos con la noticia claramente beatífica de que la Comunidad de Madrid le ha regalado dos pisos del IVIMA a los familiares de uno de los fallecidos en el atentado de ETA en la T-4 de Barajas.
Ciertamente puede parecer que es lo que se debería hacer, pero la pregunta que se le antoja a alguien como yo es la siguiente ¿Habrían recibido dos viviendas regaladas los familiares de Diego Armando Estacio si no se hubiera quedado dormido en su coche mientras los servicios de seguridad de Barajas llamaban a la evacuación?
La respuesta es obviamente no. Si fuera un inmigrante más no serviría para hacer campaña antiterrorista -la única quesabehacer el PP-; no serviría para que el Partido Popular pudiera mandar el mensaje "nosotros sí nos ocupamos de la víctimas". Si Estacio hubiera muerto en un accidente de obra, en un accidente de tráfico o en una rellerta entre bandas latinas su familia no hubiera importado nada. No hubiera servido para hacerse la foto.
Y lo que más me llama la atención de todo esto es que la familia de Estacio necesita no una sino dos viviendas para alojarse.
En una de las casas del barrio madrileño de La Ventilla -que ahí es donde se las han entregado- vivirán su madre, su abuela, un tío, seis hermanos y tres niños de los que se desconoce la filiación pero que no son hijos del fallecido. Y en la otra los demás. Otros siete.
¿Dónde vivía esa gente hasta entonces? ¿Todos dependían económicamente de un joven de 19 años que realizaba trabajos esporádicos? ¿La muerte de su familiar les ha dejado a todos en la indigencia?
Una vez más la respuesta a todas esas preguntas es no. Muchos de los que ahora viven en las casas del IVIMA residían fuera de Madrid e incluso fuera de España, concretamente en Ecuador y en Italia. ¿Por qué, una vez terminadas las exequias y el traslado del cuerpo a Ecuador, no se han quedado allí o han vuelto a los países en los cuales es de suponer que se estaban ganando el sustento? ¿Cuantos tíos, primos, hermanos, abuelas o padres de víctimas del terrorismo de ETA o del atentado del 11-M de nacionalidad española o de cualquier otra han recibido viviendas para quese trasladen a residir en España desde sus lugares de origen?
La Comunidad de Madrid otorgó un plazo máximo de diez días a los familiares de las víctimas del 11-M que residían fuera de Madrid para identificar los cadáveres y solventar todos los trámites de sus entierros. Después de ese tiempo tendrían que sufregarse elllos mismos la estancia en Madrid ¿Por qué esa diferencia?
Es evidente que lo que busca el gobierno madrileño es un efecto electoral y propagandístico y, hasta cierto punto, es aceptable. Los políticos están para salir en la foto pese a que ello pueda resultar indignante para todos aquellos que esperan pacientemente, convocatoria tras convocatoria, una vivienda de protección oficial sin conseguirla. Cualquier político decide cual es su estrategia de captación de votos y todos sabemos que para el PP la única cosecha de sufragios que importa es la que proviene del terrorismo. Allá ellos.
Según los portavoces de ese pseudogobierno que Espe ejecuta en Madrid -entre el control riguroso y casi ridículo de los medios de comunicación y las visitas periódicas a las tiendas de Chanel del Barrio de Salamanca-, la normativa que regula las adjudicaciones de viviendas públicas del IVIMA, cuenta con un sistema de adjudicación de viviendas públicas para casos de emergencia social, previsto para acontecimientos extraordinarios como derrumbamientos, catástrofes naturales o actos de terrorismo que requieran la intervención pública inmediata.
Eso es lo que ha servido para otrogar las viviendas a la familia de Estacio. ¡Bravo por ellos! Por fín hacen algo legal.
Pero no dicen que esa normativa fue aprobada hace menos de un año por ellos mismos y que no se ha incluido dentro de ella a más de 36 personas que han perdido sus viviendas por exlosiones de gas -ciertamente desastrosas- en varias localidades de la provincia; que tampoco ha sido utilizada para facilitar viviendas a víctimas de incendios, de edificios declarados en ruinas, de accidentes masivos de tráfico y mucho menos a clanes enteros. Porque la normativa específica que esa concesión se realizara al núcleo familiar que residia en la vivienda siniestrada.
Dejadme que lo repita: en la vivienda siniestrada. No en Italia, no en Eucador, No en Jaen, no en Barcelona. En la vivienda siniestrada. Y queda claro que Diego Armando Estacio no vivía en la T-4, unico inmueble siniestrado en el atentado de ETA. Estacio buscaba piso para irse a vivir con su novia de 21 años, Verónica Arequipa, que, por cierto no está entre los que han entrado en las casas del IVIMA. Si no pasas por la vicaría no formas parte de la familia de nadie ¡Que Madrid es una comunidad del PP!
Dignidad
Pero más allá de los tejemanejes políticos del PP y de su intento de marcarse un punto está algo que se llama dignidad, algo que todo el mundo debe ejercer y tener.
¿Por qué el clan familiar de Carlos Alonso Palate, seguramente tan numeroso como el de Estacio, no ha recibido también sus viviendas? Por una sencilla razón. Han tenido la dignidad de no pedirlas.
No se han acercado desde todos los puntos del globo, arremolinándose en torno al cadáver de su familiar a ver qué caía. No han abandonado trabajos y residencias en otras partes del mundo para llegar a España a reclamar viviendas dignas para poder soportar su dolor. La familia de Palaté ha cogido los 240.000 euros de su indemnización legal y, pese a su dolor, han seguido con sus vidas. Claro que también se han negado a encabezar manifestaciones contra el terrorismo organizadas por las asociaciones vinculadas al PP que todos conocemos.
En esto del terrorismo todo el mundo está con la dignidad de las víctimas y puedo estar de acuerdo. Pero cuestiono la dignidad de cualquiera que se apelotone en torno a un muerto exigiendo dinero; cuestiono la dignidad de cualquiera que, como hijos pródigos alrededor del lecho de un padre moribundo al que odian, se acerquen en busca de la fortuna que la desgracia de otro puede acarrearles; cuestiono la dignidad de abuelas, madres, hermanos que vienen a un entierro, arrastrando a sus hijos a un país extraño, y se aprovechan de una desgracia para lograr un futuro que no han sido capaces de labrarse por si mismos.
Solidaridad con las víctimas, de acuerdo. Pero la dignidad es algo que se debe demostrar. Nadie te la presupone por muy víctima que seas. A cada uno lo suyo.
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