Hoy El País publica un producto que está destinado a estudiarse en los anales de la función periodística de nuestro país.
Mas allá del primer párrafo, el reportaje -que ha sido incluido en la sección de Vida & Artes -espero que alguna vez alguien me explique por qué- se convierte en un cúmulo de citas - más o menos manipuladas-y de estadísticas cruzadas, que se supone que tienen que ver con lo aquello de lo que se está hablando.
Pero es ese primer párrafo el que lo coloca en un nuevo estilo periodístico, a caballo entre la telepatía social y la más absoluta de las incoherencias. Es posible que lo único que pase es que Victoria Torres Benaya tiene que rellenar la sección con la sequía informativa que se produce en agosto.
Empecemos
"En este instante, entre 20 y 25 hombres acarician la idea de asesinar a su mujer en España, según explica con toda crudeza el delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, Miguel Lorente."
Resulta que ahora la política y el periodismo se han convertido en un ejercio de telepatía social que nos permite saber lo que piensan en todo momento los futuros asesinos y homicidas. De repente me veo arrojado a la segunda parte -afortundamente no filmada- de Minority Report, ante una pantalla virtual, viendo como Tom Cruise identifica a los criminales antes de que comentan su crimen.
Como es de esperar, nadie sabe de donde se saca Lorente esta estadística. En este ámbito eso no es nuevo. Así que tendremos que recurrir a algunas nociones básicas de estadística. Este descubrimiento, esta revelación, me lleva a plantearme la posibilidad de establecer alguna que otra sencilla regla de tres - de esas que ya no se enseñan en las clases de matématicas por miedo al fracaso escolar-.
La primera es simple: Si de 68 mujeres muertas en 2009 -última cifra oficial- a manos de sus relaciones afectivas se infiere que 20 o 25 hombres piensan cada día en matar a su pareja femenina, ¿qué se deduce del dato de que el pasado año 150 menores murieron a manos de sus progenitores? La matématica telepática -ahora parezco Asimov- es incuestionable y universal. Debe servir para todo
Veamos
25 es a 68
como
X es a 150
Lo que nos da la telépica cifra de 55 progenitores que todos los días dedican algo de su tiempo a elucubrar como matar a sus vástagos (si tenemos en cuenta que, según la estadística, el 70 por ciento de los malos tratos a menores provienen de sus madres, obtenmos la cifra de 38 mujeres que "en este momento" están planeando como enviar a sus hijos a mejor vida) ¿suena absurdo, no?
Podriamos hacer la misma operación aritmetica con los 31 hombres que murieron a manos de sus parejas el pasado año, pero eso no sería moderno, progresista ni igualitario. Así que no lo haremos.
Continuemos
"Son hombres que probablemente se levanten y se acuesten al lado de su pareja pensado "de hoy no pasas", que busquen el modo de sortear las órdenes de alejamiento, planeen cómo acuchillarla, asfixiarla, pegarle un tiro, atropellarla, envenenarla."
Esta afrimación se hace obviando el hecho de que si te acuestas al lado de alguien no tienes orden de alejamiento que eludir -salvo que en este país se dicten órdenes de alejamiento en milímetros y yo no me haya enterado-. Pero eso no es más que el producto de un desaguisado redaccional de quien ha pergeñado este reportaje, basado en la telepatía social del entramado político que lo sustenta.
Lo que realmente obvia esa afirmación es la realidad de que el 82 por ciento de los homicidas condenados por matar a una mujer relacionada afectivamente con ellos, lo son precisamente por eso: por homicidio.
Eso significa que no se incluye la planificación, ni la premeditación. Eso supone que el sempiterno titular de "una mujer asesinada por ..." es falso y no ha experimentado rectificación ninguna. Eso supone que la realidad impide vender la imagen del hombre que desea hacer daño a cualquier precio, que sólo piensa en hacer daño. Y lo piensa, además, porque es machista y hombre. ¿Como se explicaría, según esa premisa, la existencia de malos tratos en las parejas lesbiscas? -¡Uy perdón, se me olvidaba que eso sólo no existe en España sino que ni siquiera puede existir (http://culturalesbiana.blogsome.com/2006/06/12/violencia-entre-parejas-lesbianas/)-.
Y obvia el hecho, que cualquier criminologo -o criminologa si se tercia- mantendría sin ningún tipo de reticencia profesional, de que el disparo de escopeta, el acuchillamiento -con ensañamiento, por cierto-, el atropello y el estrangulamiento son, por regla general, producto de la improvisación -el envenenamiento no, pero ¿quien envenena más a quien?. Corramos un tupido velo sobre el dato, también sobre ese dato-. Son crímenes, pero no son crímenes premeditados. Pero no dejemos que la realidad nos impida construir una frase impactante.
No entremos en el hecho de que, si tanto lo planean, resulta casi inexplicable que a todos los atrapen y que la mayoría de ellos se dejen coger, se entreguen o incluso se suiciden. Conjugar esa realidad con la del frío planificador de un asesinato bordearía el ridículo más espantoso. Así que será mejor dejarlo correr.
Prosigamos
"Incluso algunos suelen decirlo con una chulería pasmosa cuando el telediario da cuenta del cadáver de otra mujer. "Así vas a acabar tú, a donde yo voy se sale, pero a donde vas tú, no" -frase extraída de un caso juzgado-. "
No dudo de que esa frase haya sido extraída de un proceso judicial. Como tampoco la tengo de otras como: "Cuando yo ponga el pie fuera de aquí, tú pondrás los dos dentro de un hoyo" o "Disfruta de que hoy me veas esposado, proque será lo último que verás. Tú y tu familia". Esas también se dijeron en la sala de un tribunal. Esas amenazas también figuran en el expediente de un proceso judicial. La Primera la profirió Pablo Escobar, narcotraficante colombiano, a uno de los informadores, cuando le fue denegada la libertad provisional. La otra es un clásico de Salvatore Maranzano dirigida a su rival mafioso, Charlie, "Lucky" Lucciano, cuando colaboró para su detención.
¿Eran machistas estos individuos? Estoy seguro de que lo eran, pero el concepto no es precisamente muy aplicable cuando los amenazados eran hombres; ¿surgían estas amenazas de un supuesto sentimiento de superioridad sexual sobre sus antagonistas? Por su puesto que no. Surgían del odio. No de cualquier otra cosa.
El odio es el principal generador de violencia. Eso no voy a negarlo. Sería absurdo. Lo que voy a negar hasta la extenuación es que todo odio y toda violencia que parta de un hombre hacia una mujer con la que ha compartido relaciones afectivas se debe al hecho de que él la odia por su condición de mujer y por el machismo intrínseco a su naturaleza masculina.
Me parece tan absurdo como mantener que todo aquel que agrede a alguien de otra raza lo hace por racismo o que todo aquel que se pelea con un extranjero lo hace por xenofobia -claro que, si me pongo a pensarlo, hay muchos que mantienen precisamente eso-. Todo acto de violencia parte del odio y lo que deberíamos plantearnos es por qué un hombre agrede hasta la muerte a alguien a quien dice amar o una mujer decide matar a un hombre a quien dice querer -¡Lo siento!, se me ha vuelto a ir la olla por completo. Eso tampoco existe (http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=563323-.)
Pero eso no lo haremos. Exige demasiadas reflexiones. Exige explicar porque 68 son una cifra inaceptable y porque 31 si lo son.
Nos acercamos al final"Lo peor es que muchas de ellas, tras el proceso de aniquilación total que supone el maltrato, están indefensas y atenazadas por el miedo y no son conscientes del riesgo. No creen, no pueden ni quieren creer, que no es una bravuconería más, que no las están amenazando sino informando".
¡Y vuelta la burra al trigo! A lo mejor, si de verdad nos preocupan las que no pueden defenderse por si mismas, podríamos forzar un proceso de divorcio por cada denuncia de malos tratos y así no tendrían que convivir con sus maltratadores. A lo mejor, podriamos acelerar y forzar las divisiones -divisiones, creo que sabemos el significado de esa palabra- de gananciales de forma inmediata y no treinta años después del divorcio para que no tuvieran que mantener ningún tipo de relación con ellos. A lo mejor, podriamos dejar de dedicar miles de millones en campañas y subvenciones y utilizarlas en casas de acogida gestionadas directamente por el Estado. O incluso en dotaciones judiciales que permitieran investigaciones y condenas rápidas y que no dejen las medidas contra los maltratadores en el limbo de las medidas preventivas y provisionales. A lo mejor, tendriamos que castigar las denuncias falsas de malos tratos para que los tribunales específicos no estuvieran saturados y pudieran presatar la atención necesaria a aquellas que relamente lo necesitan. A lo mejor, deberiamos sancionar -aunque fuera con una multa simbólica- a aquellas mujeres que incumplen voluntariamente las órdenes de alejamiento que pesan sobre sus maltratadores y dejan que se metan en su casa, en su vida y en su cama.
A lo mejor deberíamos responsabilizar a esas mujeres de su propia supervivencia en lugar de tratarlas y referirnos a ellas como seres incapaces de valerse por si mismos. Y, a lo mejor, si todo eso no funciona, deberiamos reconocer que la vuelta recurrente al maltrato es una enfermedad mental que las pone en riesgo y tratar de curarlas. Sin prejucios, sin complejos. Sin excusas.
Y concluyamos
"Ellos no están locos, no es el alcohol ni las drogas ni el estrés, no son crímenes pasionales. Es violencia de género".
Por fin llegamos al meollo del asunto. Siempre es el mismo meollo y siempre es el mismo asunto.
Benayas, que ya se está quedando sin espacio en el Ares por lo que se vé para el primer parrafo, borra de un plumazo los móviles del 94 por ciento de los homicidios no relacionados con el crimen organizado que se producen en nuestro país.
Por pura lógica estadística básica, debería considerarse que, si entre los homicidios de personas que no estan relacionadas afectivamente, los principales motivosde homicidio son la locura -en cualquiera de sus formas, desde la paranoia hasta la oligofrenia, pasando por la psicopatía mas completa-, las drogas o el alcoholismo, en los delítos dentro del entorno afectivo tendrían que tener un porcentaje cuando menos relevante.
Pero no. Según la mentalista autora de este ejercicio de telepatía social, no puede ser así. No matan por lo que matan todos los demás y las demás -El pasado año 15 mujeres fueron condenadas a distintas penas de cárcel por asesinar a sus parejas y en todos esos casos se recurrió al móvil pasional, menos en uno que se explicó por el económico, desde la defensa y la acusación-. Ellos matan porque son machistas. Matan porque son hombres. Y ya está. Sólo matan porque consideran inferiores a las mujeres. Todo lo demás no es relevante. No puede serlo.
Para el aumento de los delitos y los crímenes en este país si vale la justificación de la crisis (http://www.elpais.com/articulo/espana/Divar/alerta/previsible/aumento/criminalidad/crisis/economica/elpepuesp/20090316elpepunac_9/Tes).
Pero para el supuesto aumento de los que se producen dentro del ambito afectivo no -se han producido dos homicidios más que el año anterior en el mismo periodo de tiempo, 33. Los nueve que elevan supuestamente la estadística a 42 se han cometido en Julio. Otra forma más de manipulación- Para esos la única explicación es que los hombres españoles son mas machistas cada vez.
Tiene que ser así porque si no es así tendría que cambiar el titular y entonces sería menos llamativo su reportaje de Vida & Artes. ¿Por qué seguimos empeñados en matarnos entre nosotros cuando se supone que nos amamos? No. eso sería demasiado largo y además no deja claro quien es la víctima y quien el verdugo; quien es el muerto y quien la mano asesina. Tampoco deja claro los móviles ni las motivaciones de esas muertes inexplicables y encima nos coloca a todos los lectores en el disparadero de la duda. Eso no vale de titular. Es demasiado parecido a la realidad.
Espero que sea por eso. Porque si es por cualquiera de los otros motivos que ya me he cansado de repetir, las mujeres y los hombres de este país empezamos a tener un serio problema con nuestros políticos de cualquier signo y nuestros medios de comunicación.
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