Algunos dirán que hemos visto cosas mucho peores en Abu Ghraib, en Guantánamo o en donde quiera que se encuentren los zulos en los que los supuestos guerreros mesianicos de Hamás o Al Qaeda esconden a aquellos de sus enemigos que caen en sus manos. Y no les faltará razón. Yo no sólo diría eso. Diré que no es lo peor de lo que nos queda por ver. Y me temo que tampoco me faltará razón.
De repente, una soldado israelí de nombre Eden Abargil, licenciada ya y con morriña y añoranza -por lo que se ve- de sus tiempos de caqui y adrenalina, cuelga unas fotos en Facebook- curioso invento, por cierto-. En ellas se la ve sonreir en actitud desafiante -sino displicente- mientras custodia a unos hombres atados con bridas de plástico y con los ojos vendados y, por supuesto, nos saltan las alarmas sobre los derechos humanos, sobre la dignidad de las personas y sobre todo aquello sobre lo que, en realidad, tendríamos que tener nuestras alarmas disparadas día y noche.
Los hombres son palestinos. Pero eso, tratándose de un militar israelí se omite por obvio.
Las fotos ponen en macha todo el aparato tradicional en estos casos. El gobierno israelí califica de inexcusable la publicación -que no la realización- de las fotografías, la ex soldado las retira de su perfil público, la autoridad palestina protesta por el trato inhumano a los detenidos y por la mentalidad de ocupación que destilan las instantaneas y poco más.
Asuntos mas gordos les aguardan, humillaciones más completas les esperan, desafios mas grandes les llegarán como para desperdiciar demasiada polvora de esta guerra interminable de fanatismos y autojustificaciones en este incidente.
Pero, más allá de las bridas que sujetan las muñecas de los presos, más allá de las telas que cubren sus ojos, más allá de los ultrajes intuidos o explicitados en las instantaneas, hay un dolor, una humillación, una sinrazon mucho más grande en el instante que ha recogido la foto de la polémica:
La sonrisa de Eden
No soy yo de esos del victimismo conduccionista que salva a todos los que son verdugos para convertirlos en víctimas de aquellos que antaño les educaron, les adiestraron o les inculcarón una ideología y otra, una creencia u otra, pero el peor delito que el Estado de Israel ha cometido en ese instante congelado de la vida que ahora nos muestra la red social de turno es Eden Abargil, su creación y su sonrisa.
Porque, por mas que ahora se muestre indignado, ha sido el Estado de Israel el que ha reducido a alguien que, ni por su nombre, ni por su edad, -ni aunque no tuviera ninguna de ambas condiciones-, debería sonreir en esa situación al estadio mental que le permite hacerlo y además enorgullecerse de ello.
Ha sido toda una propaganda de miedo y odio que los halcones que medran con la guerra a costa de su pueblo y del de los demás han diseminado por las calles de Tel Aviv, jerusalem o Haifa, la que ha permitido a una muchacha de apenas veinte años sonreir en un momento que hace pocas decadas a aguerridos guerreros les hubiera provocado varias sesiones de terapia contra el estres postraumático.
Los mismos que ahora rechazan esas fotos -igual que rechazaron las camisetas en las que se instaba a disparar a mujeres embarazadas para matar dos por el precio de uno, literalmente- son los que han hecho que alguien que debería recordar -con esa edad- su viaje de fin de curso o su primer polvo, recuerde su estancia en el ejército, acarrenado cuerdas de presos indefensos como "el mejor momento de su vida".
Son los que han originado que jovenes de 21 años disparen a bocajarro a niños armados con piedras porque han vendido el odio como arma de defender sus posiciones políticas -y en algunos casos mistico religiosas-; son los que han provocado que Eden pueda sonreir allí donde a los demás tan sólo nos acuden lágrimas al rostro.
Eden Abargil es otra de las victimas que muestra esa fotografía, su sonrisa la hace víctima además de verdugo; su orgullo por esa situación la convierte en víctima además de verdugo; el hecho de que mantenga las fotos colgadas en Internet en la zona privada de Facebook que solamente pueden ver sus amigos la hace víctima además de verdugo. Que aún tenga amigos dispuestos a ver esas fotos la transforma en víctima además de verdugo.
Israel destroza el cuerpo de sus enemigos y la mente de sus soldados. Por eso la sonrisa de Eden la convierte en víctima y a Israel en verdugo.
Pero no pasa nada. Los niños y los jóvenes de Hamas también sonrien cuando desfilan y acuden a las calles de Tel Aviv para hacer saltar por los aires cualquier cosa que el odio y la ira de sus líderes sectarios les haya presentado como obstaculo para su acceso al paraiso.
Así que estámos empatados. No podemos ser los primeros en romper esta absurda cadena de odio y de venganza ¿O sí?
2 comentarios:
No creo que se pueda comparar a la gente de Hamas con los infantes del ejercito Israelí. Ante todo Israel es una potencia invasora y Palestina una nación que ha sido invadida y ultrajada. Los territorios ocupados pertenecen al pueblo palestino que lo ha habitado durante los últimos siglos mientras que los israelíes nunca fueron dueños de esas tierras que ahora claman como suyas por la fuerza. Caer en la teoría de los "dos monstruos" y la cadena de odio es una falacia, que no hace sino favorecer a la bestia sionista. Una falacia porque no se contempla el hecho primordial del conflicto: el que los palestinos tiene razón en su lucha y los israelíes no. Es derecho de todo pueblo y de todo induviduo pelear por su tierra, por su gente y por su derecho a ser. Comparar las acciones de Hamas con las del ejercito israelí es equivalente a comparar las operaciones de la resistencia francesa con las de los nazis.
Si lees un poco este blog te darás cuenta que los de "favorecer a la bestia sionista" es algo que queda muy lejos de lo pensado y lo escrito en estas líneas.
El hecho de que Palestina y su pueblo posean la razón histórica en este conflicto no implica que se les tenga que aplicar el todo vale.
Hamás es la autoridad en una parte de Palestina y esa es una elección tomada por el pueblo palestino-aúnque no haya sido una elección acertada, desde mi punto de vista-.
Eso significa que debe comportarse como tal y no seguir secuestrando soldados -por muy invasores que sean- y tratándoles de forma humillante y cometiendo todo tipo de desmanes y purgas contra su propio pueblo.
Te recuerdo que en la última ofensiva israelí, Hamás ejecutó en sus torritorios a más de una cincuentena de personas en juicios sumarios, acusándolos de colaboradores.
Te recuerdo que cuando se hizo con el poder persiguió y deportó a más de seis mil palestinos cuyo único delito era ser militantes o simpatizantes de Al Fatah. Te recuerdo que desencadenó una guerra civil para dividir Palestina y hacerse con el control de una zona.
Me parece simplista -con todo el respeto- justificar a Hamás por el mero hecho de que sean palestinos, de que luchen o digan luchar por Palestina.
Hamás no quiere una Palestina libre, quiere una Palestina suya e islámica. Y está dispuesta a destruirla si no la consigue.
Los palestinos tienen razón en su lucha pero el yihadismo de Hamás no tiene razón en la suya.
Hamás se ha aprovechado de la tradición de la resistencia palestina, encabezada por la OLP, para intentar llevar Palestina a un estado yihadista en el que solamente les sirve su gobierno. Son, básicamente unos arribistas -igual que lo fueron los sionistas que iniciaron este conflicto- que utilizan a la población para sus fines.
Así que, sí. Firmemente creo que el Yihadismo y el sionismo son los dos monstruos que están devorando Palestina. Y el problema del pueblo palestino es que debe librarse de ambos monstruos que le están devorando, uno desde fuera sin razón y otro desde dentro sin control.
Creo que si no podemos ver eso, no podremos jamás ayudar a Palestina a ser un pueblo libre.
¿De verdad crees que si mañana Israel se retira de los territorios ocupados, derriba el muro de la vergüenza y acepta la existencia abierta de un Estado Palestino libre y sin restricciones, Hamás abandonará su yihadismo, renunciara a la implantación de las leyes islámicas en Palestina y se disolverá para siempre?, piensalo.
Hamás - no el pueblo o la resistencia palestina- es tan monstruoso y devora tanto Palestina como lo hace Israel
Comparar a Hamás con la resistencia francesa de la segunda guerra mundial me parece tan desencaminado como comparar a Al Qaeda con los Maquis republicanos. Aunque hayas acertado en la comparación del comportamiento de Israel.
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