Nos faltaba uno. En esta danza de manipulaciones y veleidades nepotistas en la que el gobierno madrileño ha transformado la privatización de la sanidad pública, nos quedaba uno de los personajes de la comedia del absurdo que completan el drama.
Si HIMA asume el papel del villano desalmado, pendiente cual tío Gilito tan solo de su montaña de oro y Ribera Salud ejerce por voluntad propia de eterno fracasado, de primogénito melifluo y vanidoso, incapaz de mantener lo que papá Estado le regala y que acude a exigir más cuando ha dilapidado lo otorgado, aún os quedaba el personaje que no puede faltar en este drama, -en cualquier drama, de hecho-, el de oscuro y escurridizo sicario que lleva la muerte por encargo allá donde le llaman.
Señoras y señores, con un ustedes, en el tercer acto de este drama que amenaza con robarnos la salud para colocarla en las cuentas corrientes suizas de otras gentes, Sanitas.
O, para ser más exactos, BUPA.
La tercera adjudicataria de los hospitales privatizados, concretamente en del Henares, es en España Sanitas, pero en realidad es una parte del conglomerado del negocio sanitario británico llamada BUPA.
Hasta los medios de comunicación más críticos con la privatización nepotista e ilógica de la sanidad madrileña consideran a esta la empresa más seria, más fiable, de todas aquellas que han competido por quedarse con los beneficios de restringirnos la sanidad y robarnos la salud.
Para empezar los chicos de BUPA parecen no tener pudor en reconocer que saben más de lo que deberían, que lo suyo con el Hospital del Henares no es del todo limpio. Dan por sentada la adjudicación, incluyen al hospital dentro de los de su propiedad y gestión cuando ni siquiera se han adjudicado, cuando ni siquiera se han resuelto la mitad de los contenciosos judiciales que están pendientes.
Luego se retractan, matizan, argumentan y piden disculpas pero el hecho es que igual que sabían que nadie más iba a concurrir a la oferta por su hospital, igual que sabían que se iba a rebajar el aval necesario para obtener la concesión de 200 a 28 millones de euros, igual que sabían todas esas cosas, saben que al final se les otorgará el Hospital del Henares para que hagan y deshagan a su antojo.
Como hiciera HIMA o Ribera Salud, sus mandamases hablan de triunfo, hablan de éxito antes de que este se produzca porque sus amigos, socios y aliados en los despachos del gobierno madrileño les han asegurado, a despecho del deseo de la sociedad, a despecho de la opinión de todo el colectivo sanitario, que eso se producirá. Para eso esta Fernández Lasquetty. Esa es su trabajo. Esa es su función. Defender los intereses de los escogidos en contra de los de todos los demás. En primer lugar de sus ciudadanos.
Pero ese cariz nepotista es solamente un matiz, un a pincelada difusa y de relleno en la verdadera historia del tercero en discordia en esto del negocio de la sanidad madrileña.
¿es este el único pecado social de BUPA?, ¿es esto lo único que sería motivo para poner en entredicho su idoneidad para la concesión?
Pues va a ser que no.
"Una nueva ola de clientes del Reino Unido ha abandonado Bupa, en la última señal de que los altos costos están impulsando a los pacientes a dar la espalda al sector privado".
La frase no es mía -claro, de ahí el entrecomillado-, no es de un político español, no es ni siquiera de un informe de alguien a quien se pueda achacar un intento sórdido de oponerse a la sagrada voluntad de Lasquetty y su gobierno y por tanto acusable de antisistema y antidemocrático.
La cita es del Financial Times, cuya dirección está ideológicamente a la derecha de los Minute Men y que no es precisamente un medio antisistema, ácrata y anticapitalista radical.
De modo que Lasquetty y sus chicos le conceden -cambiando los pliegos de condiciones a última hora y posiblemente a través de acciones aún más cuestionables- la gestión de un hospital a una compañía cuya matriz británica está sufriendo un éxodo de clientes porque no hace otra cosa que subir los precios de sus servicios sanitarios. Como está perdiendo la batalla en el mercado británico se expande a España donde es el propio Estado -en este caso a través de un gobierno autonómico- el que le garantiza la afluencia de ingresos constantes.
Es típico del capitalismo, cuando tu incapacidad o avaricia te impiden competir en situación de igualdad en un país desarrollado te buscas una república bananera, te metes al gobierno en el bolsillo -normalmente con suculentas mordidas- y te conviertes en un monopolio basado en la corrupción y el nepotismo. Lo dicho, un gran clásico.
Pero ahí no acaba la cosa. No es que BUPA pierda clientes porque sus competidores lo hagan mejor y a precios más razonables. Al menos no es solo eso.
"A pesar del escándalo por las muertes evitables en Mid Staffordshire NHS Foundation Trust, la aseguradora médica había perdido 100.000 clientes a finales de la primera mitad, en comparación con el año 2012".
O sea que, como diría el relator clásico del mítico Crimen de Cuenca, no contentos con el cura la emprendieron con el ama.
Lasquetty no tiene bastante con otorgar la salud de los habitantes del Corredor del Henares a una empresa en franco retroceso, incapaz de mantener por calidad y precio a sus clientes de pago -los que dan la auténtica medida de la capacidad de una empresa privada, sea en la sanidad o en cualquier otra cosa- sino que además pasa por alto el hecho de que se encuentra involucrada en un escándalo de desatención y falta de profesionalidad que originó muertes de pacientes en un hospital gestionado -al menos parcialmente- por ellos en el Reino Unido.
No solo nos ponen en manos de inútiles sino que también nos arrojan en las zarpas de negligentes que se sitúan al borde de lo criminal. No solamente nos convierten en los sustitutos obligados sin voz ni voto de los 120.000 pacientes que ha perdido BUPA por su escasa credibilidad en la Pérfida Albión, sino que además nos ponen en manos de quienes ya han demostrado que son capaces de permitir muertes con tal de cuadrar cifras de gastos e ingresos. Y además como gestores de un hospital público.
¿De verdad quieren hacernos creer que eso no hay que valorar todo eso a la hora de conceder la gestión de un hospital?, ¿de verdad cree Lasquetty y su corte nepotista que vamos a creernos que esta privatización responde a otro criterio que lo que reciba o recibirá de empresas denostadas en su propio ámbito de negocio que han visto en él la única forma de asegurar sus ganancias?
Pero, para rematar la faena, el Financial Times no solamente nos muestra lo que ha hecho y hace BUPA, sino que también se disfraza de oráculo y nos muestra lo que está dispuesta a hacer si las cosas van mal.
"Estas pérdidas (de pacientes) se suman a una caída de 142.000 en el mismo periodo de hace un año (...) Pero Bupa ha adoptado una línea más dura en el pago de las reclamaciones - una ofensiva que ha molestado a algunos médicos - ayudar a mantener las ganancias subyacentes del Reino Unido y subirlas a 59 millones de libras".
O sea que los buenos chicos de BUPA -que ya se saben adjudicatarios, aunque nadie lo haya dicho- cuando pintan bastos, cuando pierden 140.000 clientes un año y 120.000 al siguiente por culpa de sus precios y sus negligencias lo que hacen es apretar las clavijas a los que les quedan. Negarles sus derechos, cerrarles prestaciones, dificultarles o impedirles reclamaciones y así consiguen mantener sus ganancias.
Y además en contra de la opinión de sus médicos. Debe ser que la vocación sanitaria y el juramento hipocrático con eso de que te obligan a salvar la vida a las personas te transforman en un pérfido radical antisistema profundamente antidemocrático.
Y por si alguien cree que esto es una interpretación viciada, sesgada y parcial de un artículo "inocuo" del Financial Times, llega como colofón la declaración postrera de Stuart Fletcher -que nombre más británico, por dios-, Director Ejecutivo de BUPA
"(...) la tasa del éxodo cliente se ha reducido del 5 por ciento de hace un año al 3 por ciento, y tengo la esperanza de los números se estabilizaran en la segunda mitad del año (...) La gente sigue mirando sus carteras (...) como la gente está más desanimada -por el escándalo del hospital del NHS- creo que van a seguir cambiando (...) Sin embargo en todo el grupo, las ventas aumentaron un 8 por ciento a 4.5 millones de libras, la expansión en el extranjero compensó la caída de los clientes en el Reino Unido".
Y ahí está el quid de la cuestión. Como BUPA no tiene ni ética ni capacidad para mantener sus clientes en el Reino Unido, allí donde se los tiene que ganar, es mucho mejor venirse aquí donde un gobierno se los regala, haciendo caso caso omiso de su responsabilidad, sin tener en cuenta los datos ni los problemas que esa empresa ya ha generado en su país matriz.
Y así se completa del triduo de HIMA, buscada hasta debajo de las piedras por el departamento del Tesoro Estadounidense por evasión de impuestos y pagos en negro, Ribera Salud, empleadora impenitente de familiares de políticos -y de los propios políticos- y autora del mayor fiasco sanitario de España y BUPA, perdedora de clientes y posible negligente criminal, como las tres mejores opciones para gestionar la vida y la salud de los madrileños.
Un curioso trío para el desastre. Poker si se tiene en cuenta al que reparte las cartas, Francisco Javier Fernández Lasquetty. Pero, claro, hacen falta cuatro para portar un catafalco al cementerio.
Se dice que también quiere privatizar los cementerios. No es de extrañar. Así controlaría todos los sectores del negocio de la muerte de madrileños.
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