Existe una vieja cita, como otras tantas puesta en boca de un buen puñado de personas que bien podrían haberla dicho, pero que no se sabe con seguridad si la dijeron, que reza así: "El periodista es aquel que se despierta cada día deseando que no pase nada que no haya pasado ya".
Pues bien, en esto de la venta por partes de la sanidad pública que ha comenzado el Gobierno que nos echamos encima en los últimos comicios y que su división de proyectos avanzados, en forma de gobierno autonómico de Madrid, está realizando de forma inmisericorde y sistemática, la cita nos viene al pelo.
Cada día sale a colación un nuevo dato, una nueva jugada nepotista, un nuevo informe o una nueva declaración que demuestra que lo que el Gobierno -ya sea madrileño, valenciano, castellano manchego o español en general- quiere que ocurra, ha ocurrido ya. Como muestra un botón
De repente se sabe que Sanidad, la misma Sanidad que no tiene dinero para pagar a los centros de dependientes, la misma consejería que pretende prejubilar a cientos de facultativos para ahorrarse sus nóminas, aumentó sus partidas presupuestarias en ni más ni menos que 345 millones de euros.
Uno diría que por fin han decidido gastarse el dinero en la salud de los madrileños, pero va a ser que no. Porque ese aumento presupuestario no fue al pago de las medicinas recetadas, a la atención primaria ni a ningún otro elemento asistencial. Fue al pago de conciertos con clínicas privadas y centros de gestión privada.
Lo que quieren que pase, es decir, que la gestión privada de los hospitales sea la parte del león de la sanidad pública, está pasando ya. Y lo que nosotros sabíamos que pasaría, que será más cara que la gestión directa, también está pasando ya.
¿Vemos ahora porque es bueno que "no pase nada que no haya pasado ya"? Es una cuestión de referencias.
Así que las cuentas de Sermas, la entidad que se encarga de la gestión de los hospitales y los centros de Salud se desviaron 345 millones en un solo ejercicio (2012). Y además lo hicieron porque la partida de gastos en la gestión sanitaria concertada con clínicas privadas -y hospitales de gestión privada- se incrementó más de un 50 por ciento. Resulta cuando menos curiosos que nada haya hecho nada, en plenos recortes desmedidos e inmisericordes, para ajustar ese cargo al erario público.
Dicen que es por la puesta en marcha del hospital Rey Juan Carlos de Móstoles pero lo que no dicen es que esa puesta en marcha ha supuesto apenas unos 70 millones de euros y que el resto se debe al pago de deuda acumulada de los diferentes centros privados concertados y de los hospitales de gestión privada de la red.
Así que ya no necesitamos los informes de los profesionales sanitarios -aunque los hicieron-, ya no necesitamos los informes independientes de los expertos en gestión hospitalaria -aunque también están presentados-. La privatización de la sanidad madrileña ya existe y ya nos da la razón. El futuro es presente.
Lasquetty y su privatización de seis hospitales y varias decenas de centros de salud nos prometen cien millones de ahorro al año, mientras ese modelo de gestión ya nos está costando 345 millones más de lo previsto en un solo ejercicio; Sanidad nos promete transparencia y claridad a la hora de la gestión mientras ahora ya se niega a dar los datos económicos de Serma a la oposición, los profesionales y la ciudadanía para que sepamos en quien o en qué se han gastado ese dinero.
Y así con todo. Recortan en gastos de limpieza en los hospitales públicos, en personal, en comida mientras aumentan partidas destinadas a cubrir los agujeros que la gestión privada ha creado en los balances de los hospitales ya privatizados.
Y no solo en Madrid, sino en Valencia, en Catalunya, en Baleares. En todos los lugares donde se aplica este intento de convertir la sanidad pública en un negocio rentable para unos pocos y peligroso para todos los demás.
La Sindicatura de Compras de la Comunitat Valenciana presenta un informe en el que asegura que las resonancias magnéticas son más baratas dentro del sistema de gestión directa que "externalizadas". Un negocio de 21.000 millones de euros que manejan desde 2008 las empresas de personas afines a Zaplana e incluso miembros del PP y que ha hecho gastarse al erario levantino 16 millones de euros más de los necesarios cada año; En Catalunya no hay día que no se descubra que algún cargo cobró o recibió cualquier cosa a cambio de una concesión, una externalización o cualquier otro chanchullo sanitario; la Santa Cospedal y su consorte, Lamela, Beccaria, y un largo etcétera de nombres y apellidos, colocados en la sanidad privada de repente, por la tremenda nos lo dicen a gritos.
Ya no tenemos que esperar a ver qué hacen con la gestión privada de la sanidad. Ya sabemos lo que están haciendo, como la están gestionando y cuales son los objetivos que buscan. Ya sabemos que no es por ahorro, es por negocio nepotista y propio; ya sabemos que no es por necesidad, es por avaricia; ya sabemos que no está pasando nada que no haya pasado ya.
Ya ni siquiera tenemos la excusa del beneficio de la duda para no estar en contra suya. Ni siquiera aquellos que día les votaron.
1 comentario:
el problema es q x lo geneal el votante del PP es obtuso en su voto. es visceral y no se plantea otro voto. asi tenemos PP para rato, y no es q confie en los otros pero desdeluego el robo q estan haciendo de todo lo publico es sangrante... en el caso de la sandad literalmente
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