Decía Sun Tzu que lo peor que puede ocurrir tras una victoria en una batalla es que los mensajeros encargados de comunicarla a la retaguardia se olviden, por aquello de la alegría y el ardor guerrero que acarrea la victoria, de recordar a todos que tienen que acudir al frente para mantener las posiciones recién conquistadas -bueno el estratega chino utiliza aproximadamente doce paginas para decirlo pero podemos tirar con ese resumen, que no están las cosas para perder el tiempo-.
No es que los pacientes, profesionales y ciudadanos en general -esos que ni dispensamos ni necesitamos, de momento, atención sanitaria- hayamos bajado la guardia en la guerra en la que la tozudez, falta de criterio y defensa de los intereses propios de la corte moncloita han convertido el sostenimiento de los servicios sanitarios públicos universales en este país, pero las palabras del estratega chino de allende los tiempos vienen a darnos un revolcón necesario.
Escocidos por la derrota que la población, las alcaldías -incluso algunas propias- y la judicatura han infligido a la santa patrona del recorte, María Dolores de Cospedal con sus urgencias rurales, los adalides de la gestión privada de lo público de los beneficios para socios y familiares en detrimento de la calidad de la atención sanitaria están dispuestos a seguir en lo suyo.
No cabía esperar que hicieran caso a la lógica democrática a las primeras de cambio. No serían políticos si así fuera.
El gobierno de Castilla León se prepara para una ofensiva en toda regla de los ciudadanos y los tribunales para recuperar las urgencias rurales que les cerraron y quitaron ya hace tiempo mientras que Monago hace cuentas en Extremadura y pide -a la vejez viruelas- informes sobre la necesidad de las urgencias que pretendía cerrar de la misma manera que lo había hecho su colega Cospedal en la Mancha.
Pero el poder vive de las victorias y los que ahora lo ejercen necesitan algunas, aunque sean pírricas para seguir manteniendo su resolución en una privatización de la gestión que solamente les beneficia a ellos y a sus adláteres económicos e ideológicos.
Así que en Madrid -después de otra sonora derrota en el Hospital de La Princesa y una suerte de escaramuzas con derrotas parciales en los centros de salud, el fiasco informático del copago por tramos y de la atención a los inmigrantes, los paladines de la causa del recorte y el beneficio propio se concentran en la privatización de los servicios no sanitarios de los hospitales madrileños..
Ya lo han hecho en Tajo, Henares, Sureste, Infanta Sofía, Infanta Leonor e Infanta Cristina y hoy se suma el Puerta de Hierro.
Y parece que eso es menos importante, menos peligroso, menos digno de nuestros esfuerzos en una lucha que nos obliga a acudir a tantas brechas para cerrarlas que los shakesperianos guerreros del bueno de Enrique en Hafleur considerarían su mítico !a la brecha, una vez más! como unas vacaciones campestres si observaran en todos los frentes en los que nos obligan a nosotros a luchar.
Pero no es así. No lo es porque no está claro quienes harán el trabajo, quienes estarán bajo la nueva responsabilidad privada de esos servicios no sanitarios.
Bueno no es que no esté claro. es que no lo quieren decir.
El Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda dejará de contar a partir de hoy con 220 empleados fijos que pasarán a otros centros públicos. Es decir, esos ya no estarán. No perderán su puesto pero el hospital los perderá a ellos.
Y puede que no sean cirujanos, que no sean enfermeras, ni facultativos; puede que no tengan ni idea de lo que es una enfermedad auto inmune -yo tampoco, por más capítulos de House que veo- , pero son esenciales para hospital.
Son esenciales por la propia naturaleza del centro en el que hacen la comida y en el que limpian -entre otras cosas- son esenciales porque la higiene y la limpieza son fundamentales en un entorno en el que los ingresados están en muchos casos en el límite mismo de su capacidad de resistencia y de defensa contra las infecciones.
Son fundamentales porque la alimentación en un hospital no es un rito cotidiano y necesario pero secundario a la postre como lo puede ser en un colegio o en una penitenciaría. Porque muchos de los pacientes dependen de su dieta para mejorar, para curarse, para no recaer o incluso para no morir.
Toda la experiencia acumulada por esos empleados que llevan años sabiendo como limpiar un hospital o como alimentar a un enfermo se irá con ellos por las puertas de hierro del hospital de Mahadahonda. Y luego están los interinos. Otros ciento ochenta trabajadores del hospital.
El Consejero de la presidencia de la Comunidad de Madrid, es señor victoria -ese que llama nazis a los manifestantes por twitter pero luego calla cuando se descubre que la policía nacional contrata a un nazi de verdad en su Comunidad Autónoma- dice que aún no está claro si seguirán.
¿De verdad cree que nos lo vamos a creer? El ahorro, el recorte en el gasto público y el beneficio de la concesionaria privada, son los objetivos primordiales de todos estos movimientos, ¿qué ahorro habría si se mantuviera a esos interinos teniendo que mantenerles sueldos y condiciones de trabajo? Sabemos la respuesta.
Así que esos profesionales esenciales aunque no sanitarios serán sustituidos por otras gentes que no solamente no contarán con su experiencia sino que además ganaran menos dinero y tendrán peores condiciones de trabajo.
Porque después cuando las cuentas de beneficios no le salgan a la empresa concesionaria, cuando el ahorro no le salga a la consejería y recorte el montante total del pago por la concesión -que ocurrirá porque las cuentas están mal hechas desde el principio solamente para justificar una decisión que ya estaba tomada por ideología-, llegará la bajada en la calidad de la comida, llegará el recorte en los salarios o los despidos para contratar a personal todavía más barato.
No es un ejercicio de visionaria profética apocalíptica. Es simplemente el resultado de girar el cuello hacia la Educación valenciana, castellano manchega y de los ayuntamientos andaluces del Partido Popular.
Colegios sin limpiar, acumulaciones de basura que obligan a cerrar las aulas en Jerez de la Frontera, huelgas de personal de limpieza o de cuidadores de comedores que llevan varios meses sin cobrar, comida podrida en los platos de los alumnos de los colegios valencianos.
Y eso ya es grave en un colegio, es demoledor en la Educación. Pero será trágico en la Sanidad.
De modo que no creamos ni por un momento que lo que ocurre hoy en el hospital Puerta de Hierro de Madrid es una derrota menor.
La suciedad y la mala alimentación han matado a mas gente a lo largo de la historia que el cáncer o el sida. Aunque nosotros ya no nos acordemos de ellos, gracias a la sanidad universal que disfrutamos y que ahora, mucho tiempo, esfuerzos y luchas después, quieren arrebatarnos.
Pero no nos conviene olvidarlo. Igual que no deberíamos olvidar aquello que dijera el sabio de la estrategia oriental sobre que la mejor manera de derrotar a un enemigo es atacar sus lineas de intendencia.
Y la Sanidad Universal es su enemigo. De eso no han dejado la más mínima duda.
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