miércoles, julio 02, 2014

FAES, un millón por errar con unos y con otros (I)

Los hay que no se cansan de intentar poner velos delante de los ojos de los demás para intentar que no descubran sus miserias, que no sean capaces de tener una imagen general de la realidad, que no les descubran en sus vergüenzas ni les contemplen en la desnudez de sus mentiras.
Y si hay alguien que se empeña en intentarlo una y otra vez es ese gobierno nuestro que reside en Moncloa pero que pernocta continuamente en Génova, 13.
En medio del último velo que nos pretenden extender sobre los ojos,  ese nuevo y debate falsamente político sobre los orígenes del hombre, -en este caso el hombre se llama Pablo Iglesias- nuestro gobierno y sus pensadores asociados nos intentan colar de nuevo lo que realmente les importa, lo suyo, lo que marca toda la línea de su gobierno y su pensamiento político y social.
FAES, esa hermandad de reflexión para el desastre que se dice neocon pero en realidad lo único que hace es crear filosofía económica y social cosida a la medida del Partido Popular, sea necon o no, sea liberl o no, sea lógica o absurda, se ha descolgado de nuevo con el caballo de batalla favorito del PP, con la palanca con la que pretenden mover la piedra de la sociedad moderna y hacerla girar de nuevo varios siglos hacia el pasado, hacia esos viejos y buenos tiempos en los que los ricos y poderosos se sentían a gusto: el mercado laboral.
Y crean diez propuestas de reforma, de mejora, de como se quiera llamar. Diez propuestas que son ridículas y que les dejan completamente al descubierto porque pueden ser rebatidas por cualquiera. Porque son inasumibles te calces la ideología que te calces, te disfraces de Milton Friedman o de Marx, de Pablo Iglesias o de Junker, de neo liberal o de chavista.
Juguemos a ese juego. Un poco de economía para desoxidar nuestros engranjes cerebrales.
1.- Ahondar en la simplificación contractual haciendo converger los costes de todos los contratos en niveles más moderados, incluidos los costes de despido.
Si nos ponemos las blancas barbas del socialismo económico de antaño tendremos que decir que supone una injusticia social, que pone en serio riego el mantenimiento del sistema de pensiones y de la seguridad social porque detrae gran parte de la caja pública el coste de las cotizaciones empresariales y por genera una rotación laboral inasumible que conduce a los trabajadores a la precariedad.
Si nos colocamos las gafas y el escudo de Harvard de los pensadores económicos neo liberales al principio aplaudimos con las orejas ante la propuesta hasta que descubrimos que España está en un nivel de desempleo del 26% y entonces nos echamos las manos a la cabeza porque nos damos cuenta que abaratar ahora el despido y los cotes contractuales nos situaría por encima, muy por encima, de los niveles de paro asumibles por un sistema económico que se basa en el crecimiento y en el consumo para poder sobrevivir. Así que tendríamos que decir algo parecido a: "vale, pero ahora no".
2.- Complementar con ayudas del Estado eventuales reducciones del salario mínimo para favorecer la contratación de colectivos específicos garantizando su nivel de bienestar.
Con la profusa melena encoletada de Pablo Iglesias nos veríamos obligados a protestar airadamente porque nuestro salario mínimo es el menor de nuestro entorno, porque no puede existir nivel de bienestar alguno si se reduce a un mínimo por debajo del nivel de subsistencia y sobre todo porque no se puede exigir al Estado que asuma con dinero de todos, con los impuestos de todos, la parte de los sueldos y salarios que las empresas se pretenden ahorrar para mantener un nivel de beneficios que solamente repercute en las cuentas bancarias de sus propietarios y accionistas, aunque ha sido principalmente generada con el trabajo de aquellos a los que no se deja participar en los beneficios.
Pero con la amplia calva de Junker encima de la cabeza tendríamos que preguntarnos a punto de rasgarnos las vestiduras con desesperación ¿Ayudas estatales para pagar sueldos?, ¿nos hemos vuelto locos? ¿desde cuando un sistema de libre competencia permite que un Estado asuma los costes laborales de las empresas? Si no son capaces de mantenerse pagando los salarios que tienen que pagar que se hundan y sean sustituidas por otras mejor gestionadas, más rentables y con más beneficios que sean capaces de generar empleo.
3.- Concentrar un importe sustancial de la prestación por desempleo en los primeros meses de vigencia, sin perjuicio de mantener, o incluso aumentar, el volumen total de la cuantía.
Esta incluso puede parecer bien desde el punto de vista de aquellos que tomen la ideología socialista del Estado del Bienestar como referente. Pero cuando se paran a pensarlo un momento te das cuenta que lo único que significa es que se aleja arbitrariamente de las prestaciones sociales a los colectivos que más dificultades tienen para encontrar empleo en un país en el que el problema no es -por más que se intente vender por parte del gobierno- que los trabajadores no quieran trabajar sino que es que no encuentran un puesto de trabajo con un salario que les garantice el nivel de supervivencia, ya no de bienestar, sino de supervivencia.
Pero si tomas el nuevo liberalismo capitalista como fuente de crítica sería simplemente una perdida estúpida de dinero público. Porque al recibir casi el montante total de la prestación por desempleo en los primeros meses, los trabajadores -que según esta teoría económica son todos pérfidos tramposos que buscan solamente vivir de la sopa boba- pasarían esos meses sin trabajar y luego buscarían trabajo con lo que el Estado habría dejado de ahorrarse todo el dinero que se podía haber ahorrado si alargara más tiempo una prestación de menor cuantía que no permitiera vivir al desempleado y le forzara a aceptar cualquier empleo para poder comer. O sea, sería hacer un pan como unas ostias.
4.- Avanzar en la reducción de los costes generales vinculados a la contratación, con una evaluación de la eficacia de la multitud de bonificaciones actuales.
Volvemos a lo mismo que en la segunda porque en esencia es casi una reiteración del concepto.
Aquellos que defiendan la condición social del Estado se echarán las manos a la cabeza porque supondrá que los colectivos con mayores dificultades tendrán menos posibilidades de acceso a los empleos y aquellos que defienden la condición monetarista del Estado gritarán furiosos porque supone destinar dinero público a fines que solamente suponen garantizar mantener el nivel de beneficios de las empresas privadas y que atentan abiertamente contra la libre competencia laboral y económica: ¡Intervencionismo, anatema completo!
5.- Aumentar la penetración de las Agencias Privadas de Colocación y de las ETTs en la intermediación para activar a los desempleados.
De nuevo la crítica de la ideología del Estado Social es evidente. Introduces un intermediario que solamente precariza las condiciones de trabajo, que no aporta beneficio productivo ninguno al sistema económico y que solamente se alimenta y obtiene beneficios de la situación insostenible del mercado laboral español y encima a costa de los trabajadores, que son los que pagan por sus servicios", no de las empresas, que son las que se benefician de ellos. 
De nuevo colocas un servicio que lo público -El INEM,en este caso- puede hacer de forma neutra y equilibrada en manos de entidades privadas que solo buscan ganar dinero.
Pero para el nuevo liberalismo económico supone que el trabajador tiene que detraer una parte de su salario para pagar a la ETT y ya sabemos lo que eso. De nuevo menos ingresos, de nuevo dinero detraído del consumo y del ahorro, de nuevo estancamiento del crecimiento. De nuevo una losa en el sistema económico que defienden.
Y estas son solamente las primeras cinco medidas. Las cinco posteriores son igual de divertidas y hablaremos de ellas.
Las mires por donde las mires son absurdas. Desde Milton Friedman o Karl Marx, desde Krugman o Keynes, desde la internacional liberal o desde la internacional socialista, son propuestas que solamente buscan beneficiar a un colectivo determinado, no a la economía en su conjunto.
Y encima provienen de una entidad que recibe un millón de euros del Estado por "ayuda al desarrollo". Algo que debería hacer vomitar la misma bilis irritada a los defensores del libre mercado y del Estado Social.

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